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Lucio Mansilla: guardián del Paraná

Pinceladas de una vida al servicio de la independencia y la soberanía nacional (4/3/1792 – 10/4/1871)

Según la mayoría de las fuentes Lucio Norberto Mansilla nació el 4 de marzo de 1792. A 230 años de su nacimiento, la primera pregunta que nos atraviesa es: ¿conocemos a Lucio N Mansilla? Seguramente algunos responderán afirmativamente; muchos dirán no conocerlo; y otros quizás lo confundan con su hijo Lucio V. Mansilla (autor del libro Una excursión a los indios ranqueles)…

Entonces, nos repreguntamos: ¿Quién fue Lucio N. Mansilla?, ¿vale la pena conocerlo? Inmediatamente cabe interrogarnos sobre “¿por qué?” a lo largo de nuestra historia él y tantos otros  y otras han sido la mayoría de las veces borrados, o solo tomados muy superficialmente, ninguneados, invisibilizados.

Borrados de nuestras aulas, de nuestros actos escolares, de los manuales de estudio…¿Por qué es tan necesario desterrar deliberadamente a hombres y mujeres que, como Mansilla, entregaron su vida a la lucha por la liberación y la soberanía nacional?

En la ciudad de Ramallo, no hace mucho tiempo, han colocado un busto de nuestro héroe, el “Guardián del Paraná”. Gente de la localidad nos contó que en realidad eso no fue más que una utilización de su silueta para correr el sitio histórico de “El tonelero”, lugar donde Mansilla combatió, y que intentaban entregarlo al PTP Group, grupo que operaba junto al Gazprombank de Rusia para la instalación de un puerto multipropósito. Esto no sucedió gracias a la lucha de la comunidad de Ramallo. Hoy, ese busto se pierde en los yuyales y en la desidia a la que lo someten los mismos oportunistas que lo utilizaron.

En nuestra provincia de Santa Fe tuvimos una lamentable experiencia similar, pero con un final a favor de la empresa Cargill (EE.UU), que nos robó y trasladó dos kilómetros el sitio histórico de Punta Quebracho, otra de las batallas en la Guerra del Paraná que también tuvo como protagonista a Lucio Mansilla. Este lugar, trasladado a dos kilómetros del original, fue abandonado por el Estado largo tiempo y  hoy, gracias a la lucha del pueblo, se encuentra en mejores condiciones y nos recibe desde hace muchos años cada 20 de noviembre para “plantar bandera”.

Sitio Histórico – Localización actual.

Entonces, vale volver a cuestionarse… ¿Por qué quieren enterrar y ocultarle al pueblo argentino figuras como la de Lucio Norberto Mansilla? ¿Cuál es el objetivo de ese ocultamiento?

Quienes amamos a nuestra patria y la queremos libre y soberana tenemos que correr el velo de la historia que las clases dominantes  han tratado de imponernos por más de 200 años. Y es por eso, porque amamos a nuestra patria y la queremos defender del colonialismo y la entrega, por lo que se hace más necesario que nunca que podamos conocer el legado, esa tarea inconclusa que nos deja Lucio Norberto Mansilla.

Tan solo una pequeña recorrida por los distintos momentos que marcaron su vida alumbrará la nuestra, y nos llevará a pensar que ¡sí vale la pena luchar por la felicidad de nuestro pueblo! Esa recorrida nos guiará tanto a nuevos interrogantes como a certezas, a entender que para que nuestro pueblo sea feliz necesita ser dueño de su libertad, necesita controlar sus ríos y defenderlos de la rapiña de los imperialistas, necesita controlar sus puertos, su producción y su comercio. Y necesita que florezcan nuevos sueños que nos hablen de trabajo y prosperidad para las grandes mayorías argentinas.

Recordarlo y recorrer la vida del aguerrido “Guardián del Paraná” es dar un paseo por los principales hechos del siglo XIX que marcaron nuestras luchas heroicas por la independencia y la soberanía nacional.

Nació en Buenos Aires en 1792. Su padre Andrés Ximénez de Mansilla, de origen español, fue uno de los más valerosos defensores de Buenos Aires durante las invasiones inglesas, perdiendo la vida en 1807 durante la segunda incursión.

Invasiones Inglesas.

Lucio también marcado a fuego frente a la invasión imperial y con tan solo 14 años fue partícipe, como muchos otros, de la gesta de la Defensa de la ciudad contra el colonialismo inglés. Formó parte del Tercio de Gallegos. Luchó en Miserere y en los combates callejeros del 5 y 6 de julio en 1807. Un dato interesante, a tener en cuenta, Mansilla fue el ingresante más joven y graduado de la escuela de Náutica creada por Belgrano.

En 1810, al calor de los sucesos de la Revolución de Mayo, no dudó en escuchar el llamado de la patria naciente: «…al grito de Libertad, ceñí la espada, abandonando el halagüeño porvenir, y la posición social obtenida, y me puse al servicio de mi patria.»

En 1812 luchó como teniente junto a Artigas contra los portugueses. Participó del sitio de Montevideo bajo órdenes de Rondeau. En 1813, durante el ataque a la fortaleza de «El Quilombo» a orillas del río Yaguarón, una bala de fusil lo atravesó hiriéndolo de gravedad. Fue recomendado por el Gobierno por su valor y publicado en la Gazeta su heroísmo. Por sus acciones durante el sitio fue reconocido por el gobierno con un escudo de plata y la condición de «Benemérito a la Patria en grado heroico».

Más adelante, un nuevo desafío determinaría los días de Mansilla. No alcanzaba solo con la liberación de nuestra patria chica, había que ir por la “patria grande”. Para resguardar lo conseguido, la lucha por la emancipación debía ser continental, por lo que se sumó al llamamiento del General San Martin: fue constructor del Ejercito de los Andes y cruzó la cordillera, combatió en Chacabuco y Maipú, obteniendo honores y la «Legión de Chile».

Cruce de los Andes.

Desde el año 1845 hasta 1851 inclusive, año de la última batalla de El Tonelero, su territorio de combate será a partir de ahora el río Paraná. El 20 de noviembre 1845, frente a la invasión de la flota anglo-francesa de nuestro querido río, en lo que conocemos como la batalla de la Vuelta de Obligado, Mansilla vuelve a demostrar en combate su incondicional compromiso con la patria:«¡Vedlos, camaradas, allí los tenéis! Considerad el tamaño del insulto que vienen haciendo a la soberanía de nuestra Patria, al navegar las aguas de un río que corre por el territorio de nuestra República, sin más título que la fuerza con que se creen poderosos. ¡Pero se engañan esos miserables, aquí no lo serán! Tremole el pabellón azul y blanco y muramos todos antes que verlo bajar de donde flamea».

Recorrida junto a Luciano Orellano en el Sitio histórico El Tonelero.

A pesar de las graves heridas sufridas, sigue firme en el combate. El 4 de junio de 1846, en Punta Quebracho, bajo la arenga “Viva la soberana independencia argentina” el fuego se abrió y luego de algunas horas la derrota alcanzaba al enemigo: la flota imperial más poderosa del mundo. Esta es una de nuestras grandes glorias que nos ocultan, porque parece que está “prohibido” conocerlas en un país como el nuestro, dependiente, oprimido por los imperialismos y terratenientes, con la pretensión de enterrar sus enseñanzas: que el pueblo unido y dispuesto a luchar, puede enfrentar y ganarle a los imperialismos más poderosos. Que vale la pena pelear por nuestra soberanía y que se puede ganar.

Hasta aquí, algunas pinceladas de la vida de uno de los imprescindibles.

Este patriota,“Guardián del Paraná”,  no es para nosotros una figura muerta y enterrada. Entendemos que sin dudas Mansilla ha sido ocultado con el claro propósito de que no conozcamos su historia, que es conocer la nuestra, la de un pueblo que a lo largo de ella ha luchado contra la dependencia. Hoy más que nunca es necesario apropiarnos de su historia y su legado, como de todos y todas los que lucharon por nuestra soberanía en este suelo.

En el marco actual, después de 25 años de entrega de nuestro río, asistimos a una oportunidad histórica que no podemos desaprovechar. Hoy, diversos imperialismos vuelven por nuestro Paraná. Luchamos porque no se lo apropie, nuevamente, ninguna potencia extranjera: ni belgas, ni chinos, ni yanquis, ni daneses… ¡Queremos recuperarlo y tenemos con qué! ¡Queremos nuestro río Paraná en manos de los argentinos y para los argentinos, así como lo quería Lucio Mansilla!

Hoy, su herencia late más viva que nunca, a veces hasta sin conocerlo… Nos llama a ser parte de su tarea, y nos llama a concluirla. Frente a quienes nos dicen que “no podemos”, ¡él nos dice que sí! Nos invita a mirar nuestra costa para ver que frente a la entrega descarada, un sueño de dignidad es posible y es necesario para el conjunto de nuestro pueblo.


Evangelina Codoni. Integrante del Foro por la Recuperación del Río Parara

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La batalla de Punta Quebracho

Notas historiográficas.

La Batalla de Punta Quebracho, un hecho que aun habiendo ocurrido en nuestra región y a la vera de nuestro Río Paraná es, para muchos, desconocido. El Monumento que lo recuerda se encuentra en la localidad de Puerto General San Martín, sin embargo, el sitio histórico original donde ocurriera la Batalla está hoy dentro de la empresa Cargill señalado apenas con una cruz.

El 4 de Junio de 1846 una flota integrada por buques mercantes secundados por buques de guerra llegó a la altura de Punta Quebracho, actual localidad de Puerto General San Martín, Provincia de Santa Fe. En Total sumaban cuarenta las naves y venían, Río abajo incursionando con fines comerciales las costas. Sobre la barranca las baterías al mando del Gral. Lucio N. Mansilla con 17 cañones, 600 infantes y 150 carabineros esperaban el paso del convoy. Mansilla dio la orden de fuego al grito de: “Viva la Soberana Independencia Argentina”. Favorecidos los patriotas por la altura de la barranca, las baterías resultaron inaccesibles para los buques invasores, dos se fueron a pique, otros debieron tirar su carga para aligerarse y en el caos de la huida algunas vararon, el combate duró dos intensas horas. Fue una auténtica derrota para los enemigos. Fue una auténtica victoria para nuestra Soberanía. Ingleses y franceses se convencieron que no podían navegar con impunidad nuestros ríos porque había patriotas decididos a defenderlos. Anoticiado San Martín de la Batalla de Punta Quebracho le escribe a Tomás Guido: “tentado estuve de mandarle a Rosas la espada que contribuyó a defender la independencia americana, por aquel acto de entereza en el cual con cuatro cañones, hizo conocer a la escuadra anglo – francesa que, pocos o muchos, sin contar con elementos, los argentinos saben siempre defender su independencia”.

¿Por qué se produce la Batalla de Punta Quebracho?

El 13 de agosto de 1845 Juan Manuel de Rosas, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires a cargo de la Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina encargó por nota a su cuñado, el general Lucio Mansilla, “constituir cuanto antes en la costa firme del Paraná una batería en el punto más aparente para ofrecer un resistencia simultánea, de modo que la escuadra enemiga no pueda pasar más adelante”.
La escuadra enemiga era una poderosa expedición naval de las principales potencias de entonces, Francia e Inglaterra, que ante la negativa por parte del Gobierno de Rosas de permitirles navegar libremente los ríos de la Confederación decidieron, como dice O´Donnell, “ganar mercados a cañonazos”.
Promediando el S. XIX Inglaterra desarrollaba su pujante industria abriéndose camino para incrementar mercados compradores de sus manufacturas. En ese marco industrial y comercial, navegar el interior Confederal significaba para aquella no solamente llegar a las provincias litoraleñas, amarrando directamente en sus puertos, sino también, y esto es de un interés fundamental, llegar al seno de la América del Sur, remontando el Paraná y el Uruguay: a Bolivia, Paraguay y el sur de Brasil.

La insistencia de Inglaterra y Francia, primero diplomática y luego militar, para navegar libremente los ríos interiores obedecía a la necesidad de dos nuevas potencias mundiales que se desarrollaban a expensas de los recursos de antiguas colonias y territorios en los que pretendían una posición de dominio y privilegio.

“El capitalismo tenía ahora a su disposición a todo el mundo, y la expansión del comercio internacional y de la inversión internacional mide el entusiasmo con el que se aprestó a conquistarlo. El comercio mundial entre 1800 y 1840 no se había doblado por completo. Entre 1850 y 1870 aumentó el 260%”.

Las sucesivas presiones diplomáticas, siempre acompañadas de naves de guerra, de Francia e Inglaterra encontraron en el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y representante de las Relaciones Exteriores de la Confederación una defensa firme de la soberanía, dignidad de las provincias y su gente traducida en la férrea negativa a ceder a las presiones externas y sus unitarios socios internos. Los sucesos bélicos que se desatan a partir del año 1845 muestran de qué modo los países “civilizados”, ideales de la aristocracia oligarca local, avanzan comercialmente, pero también muestran, y esto es lo más importante, que un pueblo decidido a no dejarse avasallar puede pelear por lo suyo y ganarle a los poderosos.

La Vuelta de Obligado y la Guerra del Paraná

Sobre la margen derecha del Paraná, a la altura de la actual localidad de Obligado, partido de San Pedro, Provincia de Buenos Aires, allí donde el río hace un recodo y gira, donde además se angosta en 700 metros de cauce aproximadamente el General Lucio Mansilla al mando de 2500 hombres se dispuso a bloquear con audacia y firmeza el paso de las fuerzas extranjeras. El resto de la historia es conocida, las gruesas cadenas, la audacia y la convicción de la defensa patriótica, el ingenio, los recursos, los lanchones alineados bloqueando el paso enemigo. El 20 de Noviembre de 1845 en Vuelta de Obligado la incursión de las potencias logró su cometido, remontó el Río Paraná y siguió hasta alcanzar Asunción pero allí en dónde intentaban “hacer puerto” grupos de gauchos, hombres y mujeres a caballo defendieron la Soberanía impidiéndoles su empresa. A este conjunto de batallas de defensa se lo conoce como “Guerra del Paraná” y se extendió desde Vuelta de Obligado a la victoria definitiva en Punta Quebracho.

Las hostilidades finalizaron con la firma de los tratados por separado en donde se reconocieron todos los puntos requeridos por la Confederación, coronando una contundente victoria armada con una victoria diplomática nacional y el reconocimiento de la soberanía argentina sobre el Paraná, y el saludo del pabellón argentino con 21 cañonazos de la escuadra francesa.

Pensar nuestra Soberanía y luchar por recuperarla

Todo proyecto de Nación se funda sobre la base de una esperanza compartida, por eso su condición se desliza desde el presente hacia el pasado con la mirada en el futuro. Hoy en nuevo Aniversario de la Batalla de Punta Quebracho repasamos los hechos para buscar en ese pasado que nos es común la defensa de la Soberanía, la defensa de nuestros ríos y sus recursos para encontrar el legado que aliente su recuperación. El Río Paraná y sus puertos están desde hace décadas en manos de monopolios extranjeros siendo la presencia misma del imperialismo en nuestro país. Los barcos que lo navegan llevando los millones de toneladas que son producto de nuestra tierra y trabajo de nuestras gentes son, también, extranjeros. El gobierno Argentino prepara una nueva Licitación para los trabajos que esta importantísima vía navegable requiere, una licitación para volver a dejarlo en manos extranjeras. Sin embargo, como lo hicieran los patriotas que lucharon por la Soberanía en la Guerra del Paraná a lo largo de la extensa y próspera Cuenca del Plata se forman Foros por la Recuperación del Paraná, en cada pueblo, en cada ciudad a lo largo de sus costas, poniendo la mirada en el futuro de una Nación justa, libre y definitivamente Soberana.


Erika Gnoatto, Profesora de Historia e Integrante del Foro por la Recuperación del Paraná

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