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NARCOTRAFICO SOBERANÍA

Rosario en llamas. La ofensiva narco

Por Horacio Tabares (*)

Es la sangre que viene, que vendrá
Por tejados y azoteas, por todas partes
Para quemar la clorofila de las mujeres       
rubias
y estrellarse en una aurora de tabaco y
amarillo

Los negros. Poeta en Nueva York

Federico Garcia Lorca

Una mirada a las puertas del infierno

Los últimos episodios criminales en nuestra ciudad – fusilamiento al azar de laburantes – marcan una nueva etapa en la escalada narco.

Horror previsible, pues al no desarticularse la arquitectura narco, un espectacular operativo tipo Bukele, desencadenó una sangrienta reacción donde las víctimas terminan siendo la población indefensa. Cuando el blanco puede ser cualquiera, la sensación de indefensión y de estar a merced desencadena  componentes persecutorios que erosionan los dispositivos de auto preservación de la gente.

Decimos previsibles, porque a poco que se estudie el fenómeno narco en países como México, Colombia, Ecuador y Brasil, entre otros, se sabe del crecimiento exponencial de estas pandillas –traccionado por la fenomenal renta criminal que generan- si no se apuntan a las razones profundas en las que se asienta el fenómeno narco.

Prestigiados periodistas y estudiosos como Germán de los Santos y Carlos Del Frade nos han advertido acerca de los vínculos perversos y corruptos del narco con sectores de las fuerzas de seguridad, de la política, de la justicia y particularmente de las corporaciones financieras y bancarias.[1]

Son el poder que anida a la sombra y que con tanto verismo ha estudiado la periodista mexicana Anabel Hernández en su libro “El señor del narco”, donde desnuda la trama siniestra que une las actividades narcos con sectores del poder, que reciben una tajada sustanciosa de la renta criminal que produce el negocio de la droga.

Según investigaciones de la citada periodista en México han estado comprometidos con el narco nada menos que tres presidentes.

A destacar el papel esencial que le destina la periodista en el crecimiento de los carteles narcos a Agencias de Inteligencia  yankys como la CIA  y la DEA.[2] Documentación fehaciente demuestra que las potencias imperiales han utilizado y continúan utilizando a las agencias narco para sus objetivos expansionistas y neocolonialistas, como el caso del Opio en China y el affaire Iran Contras

Tema este que merece especial atención, habida cuenta de las relaciones carnales que ha establecido el gobierno de Milei con los EE.UU. Hay esta el acuerdo firmado recientemente con la administración yanky por el cual se entrega el control de la Hidrovía Paraná – Paraguay al Ejército de los EE.UU. Por cierto un acto indignante de subordinación de nuestra soberanía a una potencia extranjera.

Como vemos dada las relaciones espurias que la administración nacional mantiene con diversas instancias comprometidas con el narco,  en particular con las corporaciones financieras y bancarias – hoy principales beneficiarios de las políticas de ajuste – sus propuestas son nubes de humo que ocultan otras intenciones. Lo que es cierto es que con militarizar las humildes y castigadas barriadas rosarinas no se va a eliminar el fenómeno narco, aunque sí se instalará un cerco represivo para impedir cualquier protesta popular.

Sobre los antecedentes del monstruo. Lo que Javier oculta

También es bueno refrescar la memoria sobre algunas circunstancias que ocurrieron en la región y que contribuyeron a gestar al monstruo que hoy sufrimos.

Decimos el papel que tuvieron algunos generales genocidas de la dictadura – esa a la cual miran embelesados algunos personajes del actual gobierno – como por ej. Galtieri que estando al frente de la Segunda Región Militar, mantenía acuerdos con los generales bolivianos cocaleros que  dieron el golpe en esa época.

Mientras que Galtieri recibía merca boliviana, el Cte. Feced disciplinaba en la tortura, el curro del juego ilegal y la prostitución a un sector de la fuerza, que cuando descubrió la rentabilidad de la droga se volcó vorazmente a ese rubro.

Mientras tanto los fracasos de las políticas públicas ejecutadas desde el 80 en  adelante, fueron creando el caldo de cultivo de generaciones que crecieron en el despojo de los poderes económicos y las privaciones que obturan cualquier esperanza. Que quedaron fuera del mundo del trabajo y no se incorporaron a los destacamentos del proletariado.

Situaciones que agudizaron políticas de ajuste, privatización y congelamiento salarial de Menem, Cavallo y tantos economista discípulos de Milton Fridman.

Los gobiernos posteriores no dieron respuestas adecuadas, y algunos como el macrismo profundizaron el rumbo neoliberal, lideradas por el Toto Caputo, experto en manejar cajas negras y fondos de inversión off shore, dejando a la población a la intemperie material y simbólica.

Así es que llegamos a un proceso inflacionario que no baja de los dos dígitos, un nivel de pobreza del 60, y 10 de indigencia.

Como hemos demostrado en nuestros trabajos esta situación de miseria y hambre aumenta los niveles de vulnerabilidad de la población, siendo esta uno de los elementos que inciden en el crecimiento de los consumos. Cuestión que debería aprender nuestra inefable Patricia – esa especie degradada de John Wayne en chancletas – que una juventud que crece amasada en el barro de la indigencia, el desvalimiento y la desesperanza configura la colonia donde recluta el narco la tropa de pibes tira tiros.

Pero para que crezcan los consumos es imprescindible la expansión del narco – a la sombra de los que brindan cobertura – y se cierran aquí las causas que han gestado el actual infierno.

Porque el narco es una institución del mundo capitalista, y se mueve con sus lógicas. Si en el mundo capitalista los carteles empresariales desatan guerras por conquistas del mercado, porque el narco debía privarse de la violencia criminal para sostener su expansión

Una propuesta para comenzar a resolver

Hace más de un año elaboramos con el compañero Luciano Orellano – Foro por la recuperación del Paraná– una propuesta para el abordaje de la cuestión narco. La reproducimos pues tiene plena vigencia:

Es posible derrotar al narco y sus socios corruptos, con la fuerza que brota de la unidad de todos los sectores de la sociedad que aspiran y están interesados en un país libre y soberano.

Para avanzar en este camino proponemos:

Generar en cada barrio, en cada localidad, Foros donde concurran todos los sectores gremiales, políticos y sociales de la comunidad, para proponer y realizar actividades que frenen al narco y lo pongan en retirada.

El narco son pequeños grupos que asientan su fuerza en la recaudación criminal, en el arsenal del tráfico de armas y los vínculos corruptos con el poder. Pero son odiados por la mayoría de la población. Ciudadanos que se encuentran hoy desvinculados, escépticos y atemorizados.

Hay que brindar instrumentos (teóricos y prácticos) para revertir la situación, concientizar a la población de sus fortalezas, para aislar al narco, disputando la voluntad de pibes cooptados para que le sirvan (soldaditos, y conchabados para atender kioscos).

Es necesario activar las capacidades de protagonismo de la gente, fomentando dispositivos de democracia directa, con capacidad de interpelación a los comisarios a cargo de cada comisaría, para que den cuenta de sus actividades contra el delito.

Agregamos que hay que tener presente la experiencia de los pobladores del barrio Los Pumitas, que frente a la insolencia de los asesinos del pibe Máximo hicieron tronar el escarmiento, tirando abajo los reductos narcos del lugar. Por cierto que el narco contragolpeó haciendo valer la fuerza de sus relaciones con el poder. Pero algo quedó grabado en la gente. El narco no es invencible, y cuando la unidad de los de abajo se concreta se transforma en fuerza incontenible que barre con los explotadores.

Esto mismo debe replicarse a nivel de concejales, intendentes, diputados, senadores y gobernadores. Todos los niveles dirigenciales de la República deberán estar al servicio de estos esfuerzos.

Hay que sembrar el tejido social de Preventores Comunitarios, y de estrategias preventivas para formar masa crítica en cada lugar. Esto deberá ir acompañado con un aumento considerable de dispositivos clínicos terapéuticos para tratar personas con trastornos por consumos.

También hay que honrar la deuda social con el pueblo, generando trabajo estable y adecuadamente remunerado, con acceso a la vivienda, salud y educación para todos.

Hoy más que nunca, la palabra “soberanía” retoma enorme significación como camino, para recuperar el control, gestión y administración en manos argentinas de nuestros resortes estratégicos.

Soñamos con volver a ser la Rosario ferro-portuaria, industrial, científica, de pleno empleo, de industria nacional, con salarios dignos, un fuerte consumo y mercado interno. Es decir, una ciudad más igualitaria, más justa.

Retomemos los ejemplos de los fundadores de la Patria, como San Martín, Belgrano, Castelli y tantos otros, como nuestras Madres de Plaza de Mayo, que no se amedrentaron  frente al enemigo y se asentaron en la fortaleza de las convicciones y de la unidad popular, para triunfar.

(*) Experto en drogas.


[1]German de los Santos – Hugo Alconada Mont – Droga, dinero y muerte. La Nación. Bs.As. 30 -10 –

   Del Frade, Carlos. Balaceras, Narcotráfico y Política. Editor Causa. Rosario. 

[2]Hernández, Anabel. Los señores del narco. Random House Mondenori Editores. Mexico D.F.

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DEBATES

Crónicas del desamparo: muerte, dolor y pueblada en un barrio rosarino.

Por Horacio Tabares (*)

A propósito del asesinato del niño Máximo Jerez

Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza

¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora? 

Otro busca en el fango huesos, cáscaras 

¿Cómo escribir, después del infinito? 

fragmento de “Un hombre pasa con un pan al hombro ” de César Vallejo

El 5 de marzo a la 1,30 hs. mientras festeja un cumpleaños con amiguitos, en la puerta de su casa, cae acribillado por pistolas asesinas el pequeño Maximo. Caen con el otros tres niños, uno de los cuales pelea por su vida en un hospital de Rosario.

Máximo, pibe la comunidad quom, jugaba al futbol en el club de su barrio “Los Pumitas”, y recorría diariamente esas calles atestadas de perros cerriles y zanjas a cielo abierto. Hijo de laburantes, se fue forjando entre esa gente donde la miseria es moneda corriente, y las doñas se prestan el pan o el huevo que engorda un magro almuerzo. Por las tardes, a la salida de la escuela, picadito en el potrero de la esquina, donde alcanza a despuntar con la zurda.

Asi vivía Maxi, entre casitas a medio construir – nos faltó para más ladrillos y antes hay poner algo en la mesa – con sus amigos sentados en las noches veraniegas – adentro el calor es infernal – y soñando pegarla en el futbol mayor, o en algún conchabo digno que aporte para la casa. Nada más que sueños de un pibe de un barrio que bordea al arroyo Ludueña.

También conviviendo con el transero y el kiosco, donde al caer las luces de la tarde merodean autos – algunos de alta gama – buscando aprovisionar su cuota de locura en polvo. Adonde periódicamente el alcahuete de algún comisario o de otro personaje, pasa a recoger el sobre para su patrón.

Hasta que una noche esas callecitas del barrio se transformaron en una locura de metralla, de sangre y muerte. Cayo Maxi, destrozado su pecho por la balacera insensata, y con el otros 3 pequeños más, que sobrevivieron, pero continúan internados en observación.

Esta viñeta de barrio pobre no es más que una estampa que se repite machaconamente en territorios rosarinos. Maxi – y lo decimos con un dolor que nos parte el corazón – no es el único pibe o piba inocente que encuentra la noche ejecutado siniestramente. Los informes – duros y sin el menor rastro de emoción – nos dicen que el año pasado perecieron 28 pibas/es, de 0 a 18 años, en nuestras calles. Cachorros que un día fueron titulares de los medios, y de los cuales nadie se acuerda. Rostros perdidos en la noche de los tiempos, pero que dejan una familia y una comunidad lacerada por la ignominia.

Llenando marchas con carteles que reflejan rostros de niños y aullando justicia. Porque atrás de la mano que apretó el sórdido gatillo palpita un oscuro mundo de los más sórdidos intereses. De alianzas espurias con sectores del Estado, si de ese Estado al cual se le exige protección, cuando la mas de las veces tenemos que protegernos de el.

Estalla la pueblada

El lunes 6 de marzo, después de velar el cuerpito de Maxi en su club, el del barrio, la gente destilaba odio e indignación. Salvo algunos compas de organizaciones sociales, ningún funcionario, ningún político de los partidos tradicionales se acercó a traer una palabra. Claro, en esta época las internas absorben sus afanes, y la gente, sus dramas cotidianos, sus dolores pequeños o enormes como este, que esperen.

El transa, presunto asesino de Maxi, tampoco podía perder ganancias de su sórdido negocio y, como siempre, abrió sus puertas.

Entonces un vendaval de furia largamente contenida atravesó las callecitas del barrio. Lo que empezó prendiendo fuego a la moto del transa se transformó en un torbellino que arraso ese bunker, tan odiado como temido. El transa, y sus socios que se abroquelaron en terrazas con sus pistolas, terminaron como marionetas escapando y ocultándose de la oleada vindicatoria que pedía sus cabezas.

Apareció la policía, primero intentando salvar a los transas de los previsibles linchamientos, golpeando a la gente, e hiriendo con balas de gomas. Ya el fuego comenzó a comer la vivienda de los transas, quienes fueron sacados por las fuerzas  policiales, que se alejaron del terreno.

A esa altura, el duende del rosariazo iluminaba y saludaba  a un barrio de pie, que se levantó, en primer lugar pidiendo justicia por el asesinato de Maxi, pero también cansado de la humillación, de la discriminación, del despojo, de la miseria, de la crueldad policial, del oído sellado del político,  de la noticia mentirosa de algún medio.

Todo, absolutamente todo estallo en pedazos. La gente hablo  con los hechos

El pueblo hizo tronar el escarmiento. Primeras aproximaciones.

No sabemos cómo puede continuar esta historia. Es previsible un contragolpe narco. Pero lo que si sabemos es que esta jornada quedara inscripta en la memoria colectiva de la gente, que un día así, hecho por tierra el mito del narco inexpugnable. Mito que alimento la resignación y la desesperanza de muchos, que propagaron inescrupulosamente la teoría que dado que el narco es invencible hay que entregarse y legalizarlo.

Algo de eso planteo el Ministro de Seguridad Anibal Fernandez: “el narco nos ganó el territorio” y entonces….. En esto se asientan corrientes como “Reducción de daño”, cuando una organización afín pregonaba: “repartamos canutos limpios así el riesgo del que fuma paco se reduce”

La gente, la humilde gente de mi pueblo, marco un camino. Se puede derrotar al narco, pero en lucha sin concesiones. Que dirá ahora la inefable Patricia que pretende inundar la ciudad con miles de gendarmes, ejercito incluido. No será que de esta manera espera que la calle no se le desborde? Ya algunos muchachos de los medios, como uno que recorría las calles con Amalia y sus chalecos antibalas de utilería. Muchacho que exhibe una notoria desconexión del aparato fonador con su cerebro.

Es cierto que el enemigo es poderoso, que el narco es parte del Estado de las clases dominantes a las cuales sirve, y que ha establecido una sólida red con sectores de las fuerzas de seguridad, de la política, de institución judicial y de los carteles financieros y bancarios.

Pero no es menos cierto que el lunes 6 de marzo esta alianza siniestra se quebró. No están derrotados ni mucho menos. Pero se demostró que es posible. Corresponde a las organizaciones populares, al movimiento obrero, a profesionales, a políticos y personal del Estado con espíritu patriota, no dejar en soledad a los vecinos de Los pumitas. Tenemos un largo camino que recorrer, que cada día seamos más, y que nunca más un pibe menos por la droga.

                                                           Rosario, 8 de marzo de 2023

(*) Horacio Tabares. Psicólogo. Experto en drogas. Director de Vínculo, Centro Comunitario de Salud Mental.

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