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ENERGÍA SOBERANÍA ENERGÉTICA

Un plan nuclear neocolonial

por Rodolfo Kempf (*)

Fuente: www.ctaa.org.ar

El término «real» en el titulo del artículo de AgendAR del 6 de enero insinúa que el plan nuclear de Milei es humo, espuma. Ojalá lo fuera.

El plan nuclear de Milei es real. Propone privatizar el 49 por ciento de NASA y ya hubo reuniones con Westinghouse.

Quiere también privatizar la producción de uranio, Mendoza se encaminó a ello y ya hay 9 ofertas para la operación privada de la mina de Sierra Pintada, en San Rafael, cerrada “por motivos ambientales”.

La alianza de Eduardo Eurnekian con mineras canadienses se cita en el Financial Times. Piensan exportar nuestro uranio, y lo que quede, nos lo venden.

El gobierno quiere ocupar el sitio de las Atuchas 1 y 2, en Lima, provincia de Buenos Aires, para un reactor de uranio enriquecido y agua común a presión. Es un engendro copiado, y se llama ACR300.

Con esta ocupación de un terreno licenciado por la Autoridad Regulatoria Nuclear (y sólo hay dos sitios habilitados en todo el país), queda fuera de juego la construcción de la central nuclear Hualong-1, de 1200 MW y con financiación china.

Peor aún, se queda sin lugar el acuerdo original de 2014 entre Nucleoeléctrica Argentina y la China National Nuclear Corporation por otra central 70% argentina, una de uranio natural y tubos de presión. Esa se muere por olvido.

Una central de ese tipo, parecidísima a Embalse, estaría mucho más alineada con la historia nuclear argentina. Por definición, una central de uranio natural como las dos Atuchas o Embalse, resulta a prueba de boicots de abastecimiento de combustible

El uranio natural abunda, aunque no mucho, en nuestra geología. El enriquecido es un producto artificial, y aunque es una tecnología que conocemos, no la tenemos a escala industrial. Así las cosas, al primer encontronazo diplomático, los EEUU o China o quien sea nos apagan una central, y si es de 1200 MW, equivale a media provincia de Córdoba.

Créase o no, con apenas dos centrales medianas y una chica, todas de uranio natural disponible en el país, se genera el 10% del consumo eléctrico nacional, y con electricidad de alta calidad, disponible 24×7 todo el año.

Se privatiza la Planta Industrial de Elementos Combustibles para Reactores (PIECRI), cuando estos reactores son la exportación tecnológica más importante de la Argentina, y la única exportación de tecnología nuclear producida por un país del Hemisferio Sur, la Argentina.

Se privatiza IMPSA, llamada Pescarmona durante todo un siglo antes de que se fundiera, empresa metalúrgica de forja que rescató el Banco Nación. En el taller de IMPSA quedó arrumbado y sin terminar el recipiente de presión del prototipo de la central nuclear compacta CAREM, nuestra segunda mayor posible exportación de tecnología nacional.

El CAREM está puntuado en cuarto lugar entre 65 proyectos en el ranking multiaxial de la Nuclear Energy Agency, muchos de ellos copiados del CAREM. Pero el Dr. Germán Guido Lavalle, nuevo presidente de la CNEA, lo declaró invendible. Es un diagnóstico expedido por una funeraria, los médicos lo encuentran bastante robusto.

Se deja fuera de juego la puesta en marcha de la Planta Industrial de Agua Pesada de Neuquén, la PIAP, cerrada por Mauricio Macri en 2017 cuando estaba recién reparada y a punto de empezar a fabricar la primera carga de Atucha III a uranio natural. Dicho nuevamente, la decisión a favor del uranio enriquecido nos deja a merced de los dueños del mercado internacional, un oligopolio perfecto.

Se mantiene a ritmo muy lento el reactor RA-10 de Ezeiza, multipropósito, apto para investigación en ciencia de materiales, pero muy orientado a producción de radioisótopos médicos, industriales y silicio irradiado para microelectrónica. Es una obra que terminada costaría U$ 400 millones, pagados casi íntegramente, y con un avance mayor del 90%. Terminada y en línea, en un año, podría vender U$ 100 millones. Para empezar.

Se mantienen salarios bajísimos, mientras las empresas nucleares canadienses y estadounidenses bajan a llevarse camionadas de cuadros jóvenes desde nuestros institutos y laboratorios.

En fin, éste es un plan de privatización, extranjerización,  desarticulación y descalificación  del sector nuclear. Pero un plan real al fin. Ataca no sólo las instalaciones, sino la base educativa, los recursos humanos.

AgendAR comete un error al creer con liviandad que esto se cura solo. Si acaso se cura, dejará discapacidades brutales.

El plan nuclear no se enfrenta solamente desde el sector . Se enfrenta con el conjunto del bloque popular. En este sentido la palabra real se podría pensar como «ensueño». Es decir hay una persistencia de añorar que Milei no es real. Bueno, basta de ilusiones, prepararse para la lucha

El texto es en respuesta al artículo publicado por AgendAR (https://agendarweb.com.ar/2025/01/06/por-un-programa-nuclear-argentino-minimo-y-real/), al cual de todos modos desde la Central se suscribe en su enfoque general.

(*) Físico de la UBA, Coordinador de Transición Energética en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Industria CNTI, investigador de la CNEA, especialista en Combustibles Nucleares y residuos radiactivos. Miembro de la Comisión Ejecutiva Nacional de la CTA.

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CAMBIO CLIMÁTICO

Cambio Climático: Retirada de Milei en la COP29 de Bakú

¿Cómo nos preparamos los pueblos hacia la cumbre ambiental del Amazonas?

Por Rodolfo Kempf (*)

Culminó la semana pasada en Bakú, Azerbaiyán, la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 29), donde el gobierno de Milei decidió retirar la delegación oficial del trabajo en comisiones, coherente con sus papelones en el G20.

¿Qué se discute y negocia en las cumbres ambientales?

Desde la Cumbre de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en Río de Janeiro, en 1992, comenzaron a realizarse las COPs, donde los Estados miembro toman decisiones respecto del cambio climático. En estas conferencias también participan organizaciones no gubernamentales como observadoras (incluyendo sindicatos). Asimismo, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) elabora informes que aportan al trabajo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

El último comunicado de prensa del “Reporte especial de cambio climático”, producido por el IPCC, postula que “muchos de los cambios observados en el clima no tienen precedentes en miles, sino en cientos de miles de años, y algunos de los cambios que ya se están produciendo, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios”. Estos actores de la agenda de cambio climático –el IPCC y las COPs- evidencian la consolidación de la cuestión ambiental como un andarivel de la política dentro del sistema internacional, desde hace ya largos años. Las nociones que se promueven son fundamentalmente las de “economía verde” y “desarrollo sostenible o sustentable”, que constituyen las premisas sobre las cuales se organiza todo un andamiaje conceptual acerca del cambio climático, al cual podríamos denominar ecocapitalismo.

Desde la Cumbre de Río, del 1992, el sistema internacional vigente instó a los Estados a acogerse a sus directrices, independientemente de su fuerza, es decir, sin diferenciar su industrialización, su generación histórica de gases de efecto invernadero. El enfoque latinoamericano fue el de articular una política sobre el principio de las “Responsabilidades Comunes pero Diferenciadas y Capacidades Respectivas”. de forma que se asuma un compromiso activo en estos foros para garantizar el bienestar de las generaciones presentes y futuras, pero teniendo en cuenta la posición de los países oprimidos. En Argentina, esto se señala en la Ley Nacional de Ambiente (Ley 25675).

La retirada de Milei de la COP29 tiene varias implicancias. En primer lugar, constituye una clara violación a la Ley de Presupuestos Mínimos de Adaptación y Mitigación al de Cambio Climático (Ley Nacional 27520/19) y fundamentalmente, a los postulados de protección ambiental dispuestos por el Art. 41 de la Constitución Nacional. Además, en la COP29, el centro del debate giró alrededor del financiamiento climático. Esto, por ejemplo ayuda para lidiar con los impactos del clima extremo y apoyar la transición energética justa.

La retirada del gobierno de Milei de la COP29 se da en la antesala de que se despliegue la política de Trump internacionalmente, donde orbitan también las COPs. Es decir, de la ofensiva abierta del fascismo del siglo XXI que expresa tendencialmente el cierre del ciclo constituido posterior a la Segunda Guerra Mundial con los acuerdos de Bretton Woods, entre ellos las instituciones que habitan en la ONU. En este sentido, hay que señalar la batalla política que se llevará adelante en la futura cumbre ambiental en la Amazonia, pulmón del planeta y batalla de sentidos entre Lula y Bolsonaro, en Brasil.

rumbo a la COP30

La COP30 del año entrante se llevará adelante en la ciudad de Belem, Nordeste de Brasil, donde Lula viene coordinando con los países limítrofes que convergen en la amazonía, principalmente, el eje Lula con el presidente colombiano, Petro. Es decir, que la ausencia del gobierno de Milei no solo debilita la cooperación internacional necesaria para cumplir con el Acuerdo de París y reduce la capacidad de Argentina de negociar con otros países de la región, para acceder a financiamiento destinado a mitigar y adaptarse al cambio climático, sino que principalmente es una forma de darle la espalda al eje que enfrenta al “fascismo del siglo XXI” en Nuestra América.

Si se cierran varios ciclos, también se abren nuevos desafíos urgentes para los pueblos del Sur

En Belem el bloque regional enfrenta al fascismo del siglo XXI, quien le da la espalada a la ciencia para abordar los desafíos sociales y ambientales. Si la naturaleza es un campo de batalla, allí también se desarrolla la lucha de clases. La pregunta es qué rol y con qué orientación política intervenimos desde las fuerzas revolucionarias y los pueblos del Sur.

En este contexto, la sugerencia de algunos grupos ecologistas y de justicia climática de que sólo tenemos que “mantener el petróleo en el suelo” y sustituir la energía fósil por energías renovables, es claramente inviable. Este pensamiento a menudo asume que las energías renovables modernas -principalmente la eólica, la solar y el almacenamiento en baterías- son, o pronto serán, capaces de proporcionar una alternativa adecuada a los combustibles fósiles que se utilizan actualmente en el sector eléctrico, la industria, el transporte, la edificación y la construcción, la alimentación y la agricultura, y otros sectores económicos.

Este no es el caso, y la responsabilidad de la ausencia de una alternativa viable recae en los defensores de las políticas que han socavado las empresas públicas y los enfoques de bienes públicos de las tecnologías, la gestión y la planificación energéticas. La solución no radica (exclusivamente) en el cambio tecnológico hacia la generación, sino en que los pueblos podamos tomar el control de la energía, el transporte y la producción en nuestras manos.

(*) Rodolfo Kempf. Físico e Investigador del CNEA. Integrante de la Comisión Directiva Nacional de ATE, Comisión Nacional de Energía Atómica. Secretario de Relaciones Institucionales de la CTA Autónoma, Coordinador de Transición Energética en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Industria (CNTI-CTA Autónoma), Doctor en Ciencia de los Materiales de la UNSAM y Docente Universitario de la UBA y la UNDAV.

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