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Una cuestión nuclear

Por Inés Hayes

Fuente: Revista Acción

La privatización de empresas públicas pondría en peligro proyectos y desarrollos tecnológicos fundamentales para el país, asegura el físico e investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica.

El proyecto de Ley Bases, que habilita la posible privatización de cuatro empresas públicas, entre las que se encuentran Energía Argentina Sociedad Anónima (ENARSA), tiene media sanción de Diputados. Si la ley se aprueba en Senadores, ENARSA sería privatizada enteramente y Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NASA), en un 49%.

«Ni Thatcher se atrevió a privatizar una central nuclear», dice en diálogo con Acción el físico e investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Rodolfo Kempf. Además, otras cinco quedaron sujetas a concesión y Nasa y Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) podrían ser parcialmente vendidas al sector privado.
Energía Argentina S.A. es una empresa que busca: consolidar la posición en el mercado de gas natural, potenciar la generación de energía eléctrica y de la obra pública nacional; al mismo tiempo que promueve y desarrolla fuentes de energía renovable. La estructura de la compañía está compuesta por Enarsa Servicios, Enarsa Patagonia S.A., Vientos de la Patagonia, Citelec S.A., Transener, Transba y Parque Eólico Arauco.

Rodolfo Kempf es, además, especialista en combustibles nucleares, Secretario de Relaciones Institucionales de la CTA Autónoma, Coordinador de Transición Energética en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Industria (CNTI-CTA Autónoma), Doctor en Ciencia de los Materiales de la UNSAM y Docente Universitario de la UBA y la UNDAV.

–¿Qué importancia tiene hoy la energía nuclear?

–La energía nuclear implica una planificación energética. Ahora hay un reverdecer de la energía nuclear en las cumbres ambientales. Estuve en la última, en Dubai, y allí 20 países estuvieron hablando de cómo ampliar la matriz energética mundial en lo nuclear.

–¿Tiene que ver con garantizar la soberanía?

–Sí, implica un aspecto soberano, porque lo tecnológico es lo que nosotros hemos manejado con más de 50 años de energía nuclear en Argentina. Tenemos laboratorios, institutos y todo el entramado con el sistema universitario de Ciencia y Técnica. Si se aprueba la Ley Bases en el Senado golpea todo, se privatizaría enteramente ENARSA y el 49% de NASA; es algo que no se atrevió ni Thatcher, por ejemplo.

–¿Qué implica eso para la sociedad?

–El andamiaje legal de la década del ’90 y la reforma de la Constitución del ’94 estuvieron pensadas para poder privatizar la Central Nuclear; nunca se llegó a hacerlo porque no daba el costo, porque requiere mucho conocimiento sobre cómo operar una central térmica. Hoy en día tampoco está claro qué privado aceptaría el 49% controlado por el Estado: ningún país en el mundo tiene privatizada su energía nuclear. De 450 centrales nucleares que hay en el mundo, los chinos tienen 55 y van a construir 150 más. Hay ofertas de empresarios de Estados Unidos que quieren meterse en la energía nuclear, pero con poco éxito técnico; sin ir más lejos, Bill Gates y Warren Buffett se cuentan entre ellos. El proyecto de privatizar el 49% de NASA y la totalidad de ENARSA estuvo antecedido por la ruptura del acuerdo con China, lo que implicó congelar absolutamente el acuerdo con la Central Nuclear china, lo que provoca el desfinanciamiento al proyecto de reactor de diseño nacional Carem que es central para la Argentina en reactores modulares. La energía nuclear en Argentina aporta el 8% de la matriz energética y hay planes para que se pueda incrementar, uno era el acuerdo con China. La privatización puede ir a una parálisis del área.

–¿Cómo están ustedes como trabajadores?

–Hay 2.300 obras públicas paralizadas, entre ellas la de Zárate. En el área hay angustia por el conjunto de la situación que sufre en general la clase trabajadora. En particular, nosotros no hemos tenido despidos, hemos sorteado esa situación, pero en realidad nos faltan trabajadores para cumplir el conjunto de las tareas. Estamos en alerta permanente por las amenazas de parte del Presidente mismo y la situación de una supuesta privatización.

–¿Cuál fue el contexto mundial en el que nació la Comisión Nacional de Energía Atómica?

–La CNEA nació en 1950. El primer reactor que entrega energía en el mundo se creó en lo que era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y Perón constituyó la CNEA un par de años después, es decir, fue una institución de vanguardia en ese momento, si bien no se creó una Central Nuclear de potencia –de potencia decimos nosotros cuando entrega energía eléctrica–. La primera reacción nuclear ocurre con un conjunto de científicos humanistas, socialistas, entre los que estaban Enrico Fermi y Marie Curie. En concreto Enrico Fermi tuvo que emigrar por el fascismo a Estados Unidos. En un estadio de fútbol americano en Chicago se da la primera reacción nuclear. Eso fue en la década del ’30 y en el ’50 Perón fundó la CNEA. Argentina, junto con Brasil y con Sudáfrica son los únicos tres países que tienen centrales nucleares que entregan energía eléctrica.

–¿Cómo se fue desplegando la tecnología nuclear años más tarde?

–Luego vino la época desarrollista y la Cepal, con Jorge Sábato, y después la creación de Atucha I y Atucha II. Más tarde, Argentina toma el ejemplo de la India y se da un debate para avanzar en la central nuclear que ahora está en Embalse Río Tercero; eso nos da más autonomía en el ciclo combustible, es decir, en cuanto al concepto de autonomía tecnológica.

Foto: Juan Quiles/3 Estudio

–¿Qué ocurrió con todos esos desarrollos durante la última dictadura?

–Durante la dictadura del ’76 desaparecieron 22 compañeros. Su lucha era por maximizar la autonomía en el ciclo de combustible. Hubo distintas variantes tecnológicas en las que lucharon y tal vez el proyecto de Embalse fue un ejemplo de cómo funcionaba uno de los mejores rendimientos del mundo y la copia, lo que iba a ser como el de la India, quedó trunca.

–Ya entrada la democracia, ¿qué momentos pueden destacarse?

–En el segundo período de la presidencia de Cristina Kirchner tuvo lugar un debate acerca de la autonomía y el rechazo de la compra llave en mano: la idea era maximizar la provisión de componentes y sistemas a nivel nacional. Fue en ese entonces que nació lo que se conoce como un ecosistema de empresas metalmecánicas de sistemas de robótica como el INVAP, que surgió ligado a Corea en relación con el proyecto de enriquecimiento de uranio que, para que se entienda, es como si a la nafta se le incrementara el octanaje.

–En INVAP también se han realizado otros desarrollos, como el Arsat. ¿Cuál es la importancia para el país?

–INVAP es una empresa argentina de alta tecnología aplicada al diseño, la integración y la construcción de plantas, equipamientos y dispositivos en áreas complejas como la energía nuclear, la tecnología espacial, industrial, médica, ambiental y de telecomunicaciones. Sus instalaciones principales se encuentran en la Ciudad de San Carlos de Bariloche, e integra el polo científico ubicado en esta región patagónica junto con el Instituto Balseiro y el Centro Atómico Bariloche. Sus proyectos de exportación a nivel mundial le valieron gran prestigio, y es una corporación tecnológica única en su tipo en toda América Latina. Todo esto es fundamental para la soberanía de un país.

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ENERGÍA SOBERANÍA ENERGÉTICA

Cortaste toda la luz: Una historia de cortocircuitos, déficit y Caputo’s

En la noche del jueves 7 de marzo se dio un corte de energía que afectó al centro-norte de la provincia de Santa Fe y la ciudad de Paraná. Este hecho nos sirve de excusa para hablar sobre la situación del sector energético argentino. Vamos a hablar de ajuste, de energía y de cómo Caputo está de un lado, del otro, arriba, abajo y al costado del mostrador.

Fuente: www.logicadelpueblo.com.ar

Estimadxs, la nota es extensa, por eso voy a resumir la introducción para que quien quiera pueda obviarlo o usarlo de consulta y seguir con “cortocircuitos”: La energía se produce, se transporta y se distribuye en los hogares y fábricas. Pero no se pagan entre empresas, sino que el dinero que se le cobra a los usuarios va a una empresa que se llama CAMMESA y es esta la que le paga a las empresas que producen y transportan la energía a un precio plano: 500 dólares por GW/h.

A su vez, el Estado le da a CAMMESA dinero del Tesoro Nacional para cubrir subsidios, es decir esa parte del costo de la energía que los usuarios no pagamos, pero si cobran las empresas productoras y transportista de energía. Caputto ordenó no girar ese dinero a CAMMESA.

La Argentina esta electrificada

El sector energético es necesario entenderlo en partes: generación (ej Atucha), transporte (líneas de alta tensión) y distribución (ej EPE). El Mercado Eléctrico Mayorista de Argentina tiene una capacidad instalada para producir 42.927 MW, provenientes de cerca de 400 centrales de diferentes fuentes (térmica, hidráulica, nuclear y renovables) distribuidas a lo largo y ancho del país. Llega a nuestros hogares mediante 36.656 km de líneas de cables por toda la Argentina, salvo Tierra del Fuego, lo que se conoce como Sistema Argentino de Interconexión (SADI).

Pero para que llegue a los hogares no es que la EPE va a Atucha y le compra energía, sino que existe CAMMESA. Una empresa privada con propósito público hija de la desregulación del menemismo, compuesta por un 80% de privados (asociaciones de empresas de generación, trasmisión, distribución y grandes usuarios) y 20% del Estado Nacional. Es CAMMESA quien controla el SADI y la intermediaria entre recibe el dinero que las empresas de las empresas de generación, de transporte y de distribución de energía.

Las empresas distribuidoras cobran el servicio a los usuarios y pagan a CAMMESA el costo de la energía; CAMMESA les paga a las empresas de generación y de transporte un costo promedio de 500 dólares por megavatitos-hora. Es decir, que impone un precio plano de la energía, más allá de que cada planta generadora tiene un costo específico.

Entonces, la energía tiene un camino lineal: producción> transporte> distribución a usuarios. Pero el camino del dinero que se cobra se sucede de la siguiente manera: las empresas de distribución cobran a usuarios > CAMMESA >empresas productoras y de transporte.

Ahora bien, el Estado implementa subsidios al sistema eléctrico. A esto lo hace restándole un porcentaje a la factura que pagan los usuarios. Es decir, que lo que se cobra a los usuarios por su energía es menos que lo que cuesta producirla. Esta diferencia -entre lo que se cobra a los usuarios y lo que realmente cuesta- es financiado por el Tesoro Nacional.

Cortocircuitos

“Toto” Caputo decidió que, para llegar al superávit fiscal de 413 mil millones, se dejen de girar 11 mil millones del Tesoro Nacional a CAMMESA que permitían el pago de subsidios. Sólo permitió el envio del 80% del dinero correspondiente a diciembre ($396.825 millones) y nada de enero y febrero; lo que sumado a las demoras de los pagos recibidos por las distribuidoras, y a la devaluación del peso; deja a CAMMESA en una situación compleja para el pago a las generadoras y transportadoras de energía.

Tanto generadoras como transportadoras reciben el 100% de sus ingresos de CAMMESA. Entre las transportadoras, se identifican las de alta tensión que llevan desde la generación a las regiones (500 Kv); y la distribución troncal en las regiones. En las primeras, el 100% es gestionado por Transener, que es una compuesta en partes iguales entre Pampa energía (Marcelo Mindlin) y el Estado Nacional. La empresa tuvo problemas para pagar sueldos de marzo y dice que peligra el funcionamiento en abril; es en sus líneas que ocurrió el problema que generó el apagón del jueves.

Las líneas de distribución troncal tienen una controladora por región: Transba (Buenos Aires y AMBA) de Transener -Marcelo Mindlin-; Transnoa (NOA) controlada por sectores Luz y Fuerza asociados al Grupo Tasselli; Transnea (NEA), Transcomahue (Comahue) -gobierno de Río Negro-; Distrocuyo (Cuyo); Transpa (Patagonia), Yacylec(yacireta), Litsa (Litoral) de CECSA. Y las de distribución es diverso en cada provincia o ciudad.

Saca la mano de ahí, carajo: El clan Caputo


Nicolás Caputo es el amigo del alma de Mauricio Macri, con el que -al igual que Carlos Miguens- fueron al Newman. Ahora bien, hace un año se anunció el retiro de Nicolas Caputo de la industria energética. Algo que no sucedió e incluso parece haberse potenciado su presencia en el sector, tanto por las empresas que controla como los vínculos políticos que teje en el gobierno de Milei. La empresa en la que hace pie es Sadesa, junto con Carlos Miguens Bemberg, ex director del holding de Quilmes -quinsa-, y actual director de Holding Miguens Bemberg y la minera Patagonia Gold; Eduardo Escasany, del grupo Galicia; Jorge Bledel del Banco Francés; y Guillermo Reca.

Este grupo controla la principal distribuidora de energía -Edesur-; y plantas de generación de energía con una potencia instalada por 9.922,8 MW, lo que corresponde al 23,1% de la instalada en el país. A lo que hay que sumarle a diferentes productoras, distribuidoras y operarias de gas natural desde ecogas.

La llegada de Milei hizo desembarcar en la rosada a Luis “toto” Caputo -primo de Nicolas- como ministro de economía; y a un conocido del ambiente energético -por ser parte de las privatizaciones menemistas-, Eduardo Rodríguez Chirillo como secretario de energía. Estos actores potencian las posiciones políticas de Nicolas Caputo dentro del mercado energético. Es así que puso un director de su riñón – Alberto Peña- en la dirección de la represa binacional de Argentina: Yacyretá. Un importante puesto, dado que cuenta con una capacidad instalada de 3200 MW. A lo que hay que sumarle los rumores de que Macri y Nicolas Caputto lidian por la entrada de un secretario de energía propio: Javier Iguacel, quien fue ministro de Energía -degradado a secretario- durante el gobierno de Macri.

Hay un proyecto (?)

El gobierno echó a todo el directorio y desfinanció CAMMESA, lo que genera un estado de crisis entre las generadoras. Esto parece ser el comienzo de un cambio de paradigma en el sistema energético nacional. Hay muchos proyectos barajados, pero parece que el que prima es que CAMMESA deje de ser intermediaria entre empresas de generación, trasmisión, distribución y permita la “autogestión” del sistema.

La autogestión permitiría que la relación sea entre las empresas de diferentes eslabones de la cadena. También promovería la liberación de precios, es decir que no existiría más el precio promedio impuesto hasta hoy de 500 dólares y cada empresa podría imponer el propio. Esto admitiría un encadenamiento intrafirma y precios oligopólicos. Es decir, Caputto al tener el 23,1% de la producción y la principal empresa de distribución, encontraría una posición dominante y podría fijar precios a los demás actores.

Este sistema cambiaría de uno con precio estable para usuarios y de ayudas al consumo mediante el control del Estado; a uno que podría variar según la producción, la temporada, la región y la demanda.

Este sistema es utilizado en países europeos donde se dan situaciones donde se utilizan lavarropas sólo de noche porque el precio de la energía es menor. El proyecto de los Caputo´s rompería la posibilidad de planificación e incentivo a industrias y hogares.
Cabe preguntarse cuál sería un mejor sistema energético para un país con las extensiones, la diversidad y la dependencia que tiene la Argentina; y si entra en esta dicotomía o es necesario superarla. También si vamos a volver a insistir con proyectos de privatización y concentración de los servicios, como sucedió con el sistema ferroviario, que derivó en un desguase y en tres años se llevó la vida de 66 personas sólo en la línea Sarmiento; además de que desfederalizó el servicio. Por último, cabe preguntarse si en un país con tantas necesidades, en un mundo en guerra, vamos a entregar el control de nuestra energía al capital financiero internacional, que es lo que representa el grupo Caputo y cia.

Posdata: ¿Qué pasa con el gas?

Paolo Rocca, Mindlin y Eurnekián son pesos pesados en el mercado del gas natural, el cual también esta controlado por CAMMESA. Luis Caputto decidió que tampoco se desembolse desde el Tesoro Nacional lo necesario para el Plan Gas – de incentivo para la producción-. Este punto puso en jaque la continuidad del ministro de energía Chirillo, quien se cruzó con el Jefe de Gabinete Posse y el Ministro Caputo para que se gire el monto correspondiente.

A esto se le suma que la única gran obra pública que pareciera sostenerse sería el gasoducto norte, por el cual Rocca y Mindlin piensan batallar por ganar la licitación con la misma UTE con la que construyeron el gasoducto Nestor Kirchner. ¿El problema? El proyecto propone ser financiado por CAMMESA, hoy desfinanciada y en proceso de desarticulación.

La tensión pareciera crecer semana a semana en el sector energético. Por lo que creemos pertinente atender en los próximos días a qué sucede con la unidad entre diferentes sectores dentro del gobierno de Milei que planteamos en una editorial previa a su asunción. Ya que algunos actores plantean intereses contrapuestos entre sí, pero no se sabe si eso puede hacer tambalear el acuerdo de intereses coincidentes entre ellos.

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