Por Denis Vilardo (*)
El 25 de mayo de 1810 como acontecimiento histórico condensa la discusión sobre hasta qué punto fue una revolución, las imágenes de una plaza sin la presencia de masas enfurecidas, quizás también las ausencias de medidas de rupturas profundas con el orden anterior pongan el manto de la duda. Lo que no admite ninguna duda que el movimiento de mayo tuvo una contraofensiva que no se puede definir como otra cosa que no sea una contrarrevolución.
El único cabildo de lo que actualmente es territorio nacional de declararse en contra de la primera junta patria fue el de Córdoba: el entonces gobernador Juan Gutiérrez de la Concha, decidió que mientras en Buenos Aires siga gobernando la Junta, su lealtad se subordine al Virrey del Perú. No pareciera una casualidad que haya sido elegido ese lugar para sellar un pacto que pretende sumir a la argentina en el sendero del coloniaje del siglo XXI
El plan de la contrarrevolución no se agotaba en córdoba, Paraguay y el alto Perú formaban parte de la oposición a la nueva junta y Montevideo lugar donde se refugiaron los protagonistas del viejo orden había decidido bloquear el puerto de Buenos Aires. Lo que vino después fueron batallas para consolidar el orden naciente, para nuestra soberanía las más decisiva se dieron en el agua entre la cuales se destacan: la batalla de Montevideo, la de monte Santiago, la de punta quebracho y la de obligado con la cual cada 20 de noviembre conmemoramos el día de nuestra Soberanía.
Mientras que consolidar nuestra soberanía demando heroicas batallas navales, en los años 90 por acto propio los argentinos fuimos expulsados del agua. La entrega del complejo que conforman las vías navegables, los puertos, la Marina Mercante y la industria naval significo un enorme retroceso cuyo último capítulo fue entregar 14 metros de profundidad al canal de acceso al puerto de Montevideo.
El recorrido de la entrega tiene otros capítulos que merecen ser nombrados por la importancia que revisten y al mismo tiempo porque son una pista para las necesarias batallas por nuestra soberanía en el siglo XXI.
El primer acto de gobierno de Mauricio Macri fue cruzar a Montevideo con la firma de la derogación de la resolución 1108 que no permitía que la carga embarcada en un puerto argentino, salga al océano por un puerto de otro país. Así se permitió que la plataforma de embarque de todas las riquezas de la cuenca del plata se instalaran en nueva Palmira y en Montevideo.
A la derogación de la 1108 le sucedió el decreto 949 del gobierno de Alberto Fernández que además de licitar el dragado de la Vía troncal de Navegación en los mismos términos que en los años 90, deja escrito por primera vez que la salida al océano va ser por el canal de punta indio frente al puerto de Montevideo. Recapitulando fueron dos pasos de un mismo camino, el primero permitió que la carga argentina sea embarca en un puerto extranjero y el segundo consolida que la vía de salida por el canal que lleva al puerto de Montevideo.
Si el 949 no se concreto fue porque decenas de organizaciones sindicales, sociales, profesionales, políticas abrazaron la causa del canal magdalena para tener una salida al mar soberano, que permita unir nuestros puertos fluviales, con nuestros marítimos como primer punto de la vuelta al agua de los argentinos.
Con la llegada al poder del gobierno de la libertad avanza no solo se desestima la construcción del canal magdalena y se retoma la matriz del 949 sino que se entrega a Montevideo un canal de acceso a 14 metros estableciendo que el puerto director de todo nuestro comercio exterior se emplaza fuera de nuestro país. si la derogación de la 1108 significo que la puerta de salida de nuestras exportaciones se hace en puertos extranjeros, ceder los 14 metros significa que la puerta de entrada de nuestras importaciones va ser el puerto de Montevideo. Dicho de otra forma, los grandes barcos van a dejar los contenedores en Uruguay y toda la estructura portuaria argentina va quedar subsumida con puertos secundarios.
De suyo que se avizoran nuevas batallas por nuestra soberanía: ¡la vuelta de los argentinos al Agua demanda la construcción del canal Magdalena y un puerto con 14 metros de profundidad en el estuario del Rio de la Plata!
(*) Trabajador de Astillero Rio Santiago, Sec. de Interior de ATE Ensenada