El Martes 23/7 se retoman las reuniones de comisión de informe sobre la Caja en la legislatura. Irán a exponer sus visiones algunos sindicatos afectados como SIPRUS y CTAA, y también meterán la cola la Fundación Libertad, y las Bolsas de Comercio de Rosario y Santa Fe.
¿Qué tienen para decir de la caja de Jubilaciones de las trabajadoras y trabajadores del Estado Santafesino los férreos defensores de la propiedad privada? ¿Qué tienen para aportar a este debate quienes defienden los intereses de los monopolios extranjeros y los terratenientes que se creen dueños de nuestras riquezas? ¿Acaso también quieren apropiarse de las decisiones que se tomen sobre los destinos de la Caja que es de los trabajadores?
Indigna.
¿Qué está pasando?
El Gobierno de la Provincia puso sobre la mesa el debate sobre el sistema previsional de la Provincia, en el marco de las discusiones nacionales que se dan alrededor de este tema y sobre la base de la pérdida de sustentabilidad que muestra hoy la Caja de Jubilaciones de los trabajadores y trabajadoras de Santa Fe.
Los recortes del Gobierno nacional a las provincias y la baja de los salarios de los y las agentes estatales hacen a lo esencial de esta falta de sustentabilidad.
El Frente “Unidos” que gobierna y dirige ambas Cámaras de la legislatura propone una modificación del sistema jubilatorio que pone en riesgo derechos ganados por los trabajadores y trabajadoras santafesinas, con el blanco en las mujeres.
Las modificaciones que suenan con más fuerzas –no las únicas- son la extensión de la edad jubilatoria y la igualdad de edad entre varones y mujeres para jubilarnos. Si esto avanza se da por tierra la única Ley que reconoció el trabajo no remunerado de las mujeres en nuestras vidas.
Por Ley se conformó una Comisión que emitirá un informe sobre la situación de la Caja. Si bien no es vinculante, su creación es la previa al debate del proyecto de Ley de modificación del sistema previsonal que meterá el Ejecutivo el 15 de Agosto, aparentemente.
Se trata de una comisión legislativa con 17 funcionarios oficialistas, 3 opositores y 4 sindicatos. Nuestro bloque de Diputados del Frente Amplio por la Soberanía se opuso consecuentemente a su creación por la composición, con la necesidad de ratificar que los dueños de la Caja son los trabajadores y trabajadoras de Santa Fe. Ésta se viene reuniendo y escuchando a todo el que quiera decir algo, por ejemplo a las Bolsas de Comercio.
Los números
El sistema previsional venía en sostenido y creciente déficits, pero se desequilibra abruptamente con el cambio de gobierno en la Nación ante la suspensión de recursos vía coparticipación federal y transferencias a las arcas de la provincia.
Milei ya anunció en campaña su intención de “volver a aplicar las AFJP” y fiel a su política de destrucción, desde que asumió no envió un solo peso de la deuda de Nación a las Cajas Provinciales. Somos provincia acreedora de esos fondos desde la firma del acuerdo entre la Nación y las provincias el año 1999, denominado “Compromiso Federal” que, entre otras cosas, obligó al gobierno federal a cubrir los déficits de los sistemas previsionales de las provincias que no transfirieron sus recursos (recordemos que 11 jurisdicciones entre 1994-97 transfirieron sus cajas provinciales a Nación).
Se suman los ajustes del Gobierno Nacional en otras áreas como obras públicas, los fondos de transporte, la caída de planes sociales, etc. forzó a la Provincia a redestinar presupuestos, agravando la situación de la Caja.
El cuadro en materia previsional, fue detallado por el actual secretario de Seguridad Social de Santa Fe, Jorge Boasso:“hoy calculamos que Santa Fe es acreedora de Nación por aproximadamente 800.000 millones de pesos. En lo que va del 2024 la deuda alcanza 172.000 millones de pesos, ya mucho más que todo el 2023. Todo este déficit lo pagan todos los santafesinos”.
Esto sumado a la quita de otros fondos como el FONID (parte del salario docente), el plan “licuadora y motosierra” al que el Gobierno provncial se sube con blanco particular en la docencia santafesina, la caída de los salarios de los y las estatales, y el aumento de sumas no remunerables ni bonificables van vaciando los fondos de la Caja.
Por otro lado, si bien no hay un aumento significativo en la cantidad de jubilaciones por año, la longevidad que hemos alcanzado hace a un aumento de la relación de beneficiarios respecto a aportantes.
“En el año 2023 la cantidad de aportantes a la Caja de Jubilaciones alcanzó la cantidad de 208.240 personas, en tanto que los pasivos en el mismo año son 99.356 personas, alcanzando la “tasa de sostenimiento” el 2,10 (2 aportantes por cada beneficiario). Según la información suministrada, entre 2013 y 2023, los aportantes aumentaron un 16% en tanto los beneficiarios aumentaron un 35% (…) “. (Informe Fabián Palo Oliver y Adrián Massino).
Este es un tema de debate en el mundo entero, que requiere también estudiar las particularidades de nuestra Caja para encontrar las propuestas que den salida a una jubilación digna para todos y todas, sin perder los derechos conquistados.
Hay salida
Con la necesidad de aportar al debate para una salida a favor de los jubilados y jubiladas de hoy y del futuro en la Provincia, nos animamos a pensar en propuestas para este momento:
Fortalecer la lucha en la exigencia al Gobierno Nacional de lo que nos debe a Santa Fe y los aumentos de salarios en blanco a la Provincia.
Ir por la progresividad de los aportes. Discutir un nuevo sistema tributario que permita la equidad y la justicia, donde los que más tienen paguen más que los que menos tienen.
Si se hace un promedio de la jubilación de cada uno de los sectores que tiene la Caja de Jubilaciones de Santa Fe, el Poder Judicial tiene el haber más alto con $3.650.505 y le sigue el Poder Legislativo con $3.324.381. En el fondo de la tabla se encuentra la Administración Central $638.856 y un poco más arriba está “municipios y comunas” con $694.613. Esta desigualdad demuestra la necesidad de contar con una progresividad en los aportes.
Crear un fondo de garantías al Sistema Previsional. Tomando los ejemplos de otros sistemas previsionales que lo tienen.
En Santa Fe este fondo podría crearse con aportes de sectores económicos que han obtenido rentas extraordinarias la última década y su contribución impositiva ha disminuido considerablemente.
A modo de ejemplo, el sector agroexportador proponemos que pague IIBB sobre la facturación total. Hablamos de gravar a las 20 empresas que facturaron el 2023 por $ 6 billones (un presupuesto y medio provincial). Si les cobramos un 5% de IIBB a 20 empresas agroexportadoras, la provincia obtendría $350 mil millones.
También aumentar progresivamente el Inmobiliario Rural (hoy representa un 3,5% de los ingresos a la recaudación provincial, hace 30 años representaba el 30%).
Generar los espacios de encuentro y discusiónpara que los trabajadores y trabajadoras de la Provincia protagonicen este debate y ejerzamos nuestra soberanía sobre la Caja que nos pertenece.
(*) Mercedes Meier, secretaria del bloque del Frente Amplio por la Soberanía en la Legislatura Provincial, y presidenta del Partido del Trabajo y del Pueblo de Santa Fe
La felicidad, para esta mujer argentina, doblemente oprimida en un país dependiente, se parece mucho a un acampe celeste y blanco a la orilla del río Paraná… La felicidad, en épocas de virtualidad, ajuste y violencia feroz, seguramente se encuentra en esos momentos en que un paso nos acerca a recuperar lo nuestro, y me atraviesa el cuerpo…
Esta nota está basada en la intervención hecha en una charla sobre “Mujeres y Soberanía”, en un campamento que realizaron las compañeras de la Campaña por la Emergencia de Villa Gobernador Gálvez. Hoy, elijo escribir con la misma simplicidad y cercanía de esa ronda de jóvenes mujeres. Así construimos nosotras, en ronda, con mate y alegría, para llegar desde la primera hasta la última, porque a esta lucha no le sobra ninguna.
Estas líneas no pretenden dar respuestas, ni certezas. La intención es abrir debates, plantear preguntas que puedan ayudarnos a pensar colectivamente posibles caminos para seguir avanzando.
El movimiento de mujeres y feminismos en Argentina
Largo y empinado es el camino que estamos recorriendo. Un camino transgeneracional, en el que nos vamos pasando las banderas, los pañuelos, los debates y la posta. Pequeños y grandes avances nos trajeron hasta aquí, un momento en que nos sentimos orgullosas de lo conquistado y en el cual nos preguntamos hacia qué dirección seguir caminando para avanzar, porque sabemos que aún nos queda mucho por conquistar.
En Argentina tenemos un movimiento de mujeres y un feminismo que es faro para el mundo, principalmente para Latinoamérica, que en los últimos siete años dio pasos agigantados. Es posible que una parte de quienes leen no recuerden ese primer #NiUnaMenos, que se dio en Argentina. Tal vez eran muy jóvenes para recordar cómo era nuestro país y el feminismo antes de este gran estallido. Me parece importante comenzar por recordar cuál era la situación antes de ese 3 de Junio del 2015.
Por aquellas épocas, en los medios de comunicación se hablaba con total naturalidad de por qué “a veces era necesario pegarle a una mujer”, a los femicidios se les llamaba crímenes pasionales, se justificaban las violaciones y los femicidios con las actitudes y los gustos de las víctimas. Sabemos que todo esto sigue ocurriendo , pero en ese momento era lo común y no llamaba la atención, aparentaba ser lo “normal”, pasaba tal vez desapercibido para la mayoría . Las movilizaciones en las fechas importantes del calendario feminista, como el 8M y el 25N, en ciudades como Rosario, eran grandes cuando movilizaban 1.000 o 2.000 personas. Se hacía muy difícil decir públicamente que adheriamos a la legalizacion del aborto, y mas impensado aun llevar el pañuelo verde a todas partes, poder hablar de lo que nos pasa a las mujeres y en muchas ocasiones nos trataban de “locas”.
Pero esas locas, que durante décadas se juntaron en los entonces llamados Encuentros Nacionales de Mujeres, insistieron, y en un proceso fueron creciendo cualitativa y cuantitativamente. Se fueron enriqueciendo y teniendo grandes avances para la época que hoy damos por sentado, y fueron siendo miles que lograron ganarse a millones. Millones, principalmente jóvenes, que protagonizan con muchísima garra, con muchísimo entusiasmo y con las fuerzas necesarias ¡para cambiarlo todo!
¿Por qué empezar aquí?
Porque considero importante poder pensar que, a veces, esos cambios que necesitamos dar llevan tiempo, son “procesos”. Digo esto en una época en que todo parece que “tiene que ser ya”, en que todo parece que debe darse de inmediato. Es importante que podamos pensar que cuando algo es justo, es justo insistir, es justo perseverar. Lo cuento, por haber sido testigo de ese cambio, por haber visto cómo ese grupo de locas, que insistió e insistió, logró crecer y ser miles, que convencieron a millones, transformando ideas muy arraigadas en nuestra sociedad.
Por supuesto que no todo está resuelto, por supuesto que nos falta mucho, por supuesto que no somos todas feministas y por supuesto que no es igual en cada barrio, en cada ciudad y en cada provincia. Por supuesto que lo ganado tiene más que ver con una condena social que con el hecho de que el machismo, la desigualdad, los femicidios y la violencia contra las mujeres hayan terminado, ¡pero el cambio fue grande! Alcanza con ver un archivo televisivo para sentir que están hablando de otro siglo, no de otra década, antes del 2015.
Repasar nuestra historia, nos permite no solo revalorar nuestras conquistas, sino también debilitar el escepticismo que todos los días nos pretenden instalar, porque demostramos que es necesario y se puede transformar la realidad y porque quienes fuimos parte de ese proceso sabemos que las mujeres con unidad, con una línea justa y un objetivo claro, podemos transformar lo que deba ser transformado.
Sobre la palabra negada: “Soberanía”
Hace un tiempo, poco más de dos años, se abrió en la sociedad argentina un debate y se recuperó una palabra.
El debate comenzó con cuál sería el destino de nuestro río Paraná, qué se iba a hacer con nuestro río cuando, en 2021, se venció la concesión menemista, que las mayorías desconocían.
Ese mismo río al que íbamos todos los días, en el que veíamos pasar los barcos, hacía décadas que estaba en manos extranjeras y privadas. Ese contrato entreguista se terminó, y se puso en debate si volver a concesionar o si debía volver a manos argentinas y del Estado, como lo era antes de que Menem entregara nuestros recursos por casi treinta años. Se abrió entonces la posibilidad de visualizar lo mucho que desconocemos las mayorías sobre cuestiones fundamentales para nuestra independencia, y se volvió a poner en la agenda la palabra ”soberanía”. La misma palabra por la que nuestras patriotas y nuestros patriotas dieron su vida en la lucha por la primera independencia, y que desde aquellos años hasta aquí existen sectores que trabajan para borrarla de la memoria colectiva, encontrando la resistencia histórica popular, que tuvo momentos de mayor efervescencia y desarrollo en proyectos de recuperación soberana de nuestra Patria, particularmente durante el primer peronismo, con la recuperación del comercio exterior, con la creación del IAPI y la Junta Nacional de Granos, con los principios y el espíritu de la Constitución de 1949, entre otros.
Trabajan para que olvidemos las heroicas gestas patrióticas que hemos hecho para lograr esa independencia, como la batalla de Punta Quebracho o la de la Vuelta Obligado. Trabajan para que se olviden los nombres de esas mujeres que protagonizaron esas batallas por la liberación, como fueron Petrona Simonino, Encarnación Escurra, Juana Azurduy, Macacha Güemes y María Remedios del Valle… Trabajan para el olvido y el desconocimiento, desde el día de la primera independencia, para evitar que las mayorías tomemos en nuestras manos la pelea por una segunda y definitiva Independencia.
Desde que comencé a ser parte de este debate, me encontré con que muchas de las, les y los jóvenes no conocen el significado de la palabra soberanía, y muchos lo admiten con vergüenza, pero de ningún modo se trata de un desinterés o desamor por la patria, sino de lo profundos que fueron ese olvido y ese desconocimiento “planificados” desde las usinas ideológicas de los intereses de los imperialismos y sus socios nativos, dueños de todo.
¡Les preocupa la memoria, y el conocimiento! Si no conocemos aquello que nos quitaron, no podemos pensar en recuperarlo. Si no conocemos el inmenso valor de lo que tenemos, no podemos ocuparnos de que nos lo estén saqueando, aunque esa falta condicione día a día la vida de las argentinas y los argentinos, y sean la causa de enormes sufrimientos.
Invierten muchísimo dinero, muchísimo tiempo y muchísima gente en trabajar como sus personeros para generar “ideas” que nos hagan creer que las y los argentinos “no sabemos”, que “el problema de Argentina son los argentinos y necesitamos que venga gente de afuera a invertir, porque acá no podemos”.
Les preocupa la “memoria” porque conocer la “historia” nos permite saber que esto no siempre fue así, que no tiene por qué ser así, que sí podemos, que hicimos hazañas impresionantes ¡y que podemos volver a hacerlas!
Aproximación a algunos conceptos y definiciones necesarias
Soberanía es que un país pueda poseer lo suyo, para decidir por lo propio. Por ejemplo: su recursos naturales, su territorio (Malvinas, Lago escondido, etc), su producción (qué, cómo y para quiénes se produce), su política, su moneda y su economía, etc.
Imperialismos son aquellos países que mediante todo tipo de formas de dominación, sea la guerra, la economía, oprimen a otros países, subordinándolos para saquear sus recursos y sus trabajos.
Un país dependiente es un país como el nuestro, que está bajo la dominación de esos imperialismos, perdiendo su soberanía, sin poder de decisión para planificar y decidir qué hacer, cómo y para quiénes.
A los países dependientes, desde el orden dominante mundial, se les asigna un “rol” a cumplir, en función de los intereses y las necesidades de los imperialismos. En nuestro caso, el rol asignado es el de “proveedor” de materias primas. En Argentina se producen alimentos para 400 millones de personas, es decir que cada argentina y argentino podría comer casi diez años con lo que se produce en un año. Sin embargo, comemos mal, salteado, tenemos grandes índices de desnutrición y malnutrición, e inclusive hay pibes ¡que se nos mueren de hambre!.
A este gran saqueo planificado de los imperialismos, lo posibilitan sus socios internos, que son aquellos argentinos y argentinas (terratenientes, socios de los monopolios imperialistas y sus expresiones en los sectores políticos) que trabajan constantemente para garantizar y esconder la entrega. Esos socios internos, entre otras cosas, garantizan que existan lo que llamamos usinas formadoras de pensamiento. Usinas que trabajan día y noche, principalmente a través de los medios de comunicación y de los planes educativos, para distorsionar a su favor todo hecho de la historia o de la actualidad, y formar e instalar ideas de que “no se puede” , “no sabemos”, “no podemos”, para instalar la idea de que quienes nos vienen a saquear, son “nuestros salvadores “ y nosotras y nosotros somos en tal caso “responsables del robo” por falta de méritos. De este tipo de ideas las mujeres sabemos muchísimo, porque este mismo tipo de ideas son las que desde siempre justificaron la violencia y la desigualdad contra las mujeres.
¿Cómo y para qué nos someten los imperialismos?
Los imperialismos someten a otras naciones por una necesidad de la lógica del mismo capitalismo, la de acumular riquezas. Cuando se llega a un grado de concentración tal, para seguir creciendo y acumulando, desde esta lógica, se ven obligados, para seguir obteniendo beneficios, a una nueva disputa del mundo. Hay dos grandes formas en que lo hacen: mediante la guerra y el poderío económico.
La guerra, como la que hoy se está dando en Ucrania, con la invasión rusa. Donde Rusia, por un lado, y Estados Unidos y la OTAN, por el otro, se disputan un nuevo reparto del mundo. O como aquella donde impusieron que hoy Argentina tenga parte de su territorio invadido por los ingleses en nuestras Islas Malvinas.
Y el poderío económico, que toma diferentes formas. Una de ellas es el “préstamo”. Grandes préstamos económicos, imposibles de pagar, con intereses usurarios, provocando un estrangulamiento por el cual, y a cambio, imponen las condiciones de lo que puede o no hacer el país endeudado, durante el tiempo en que mantiene la deuda.
En Argentina, el nuevo acuerdo que se hizo con el FMI en el 2022, entre sus cláusulas exige todo tipo de recortes que involucran los presupuestos que deberían beneficiar a las argentinas y los argentinos, como la educación, la salud, las ayudas sociales, jubilaciones y pensiones, etc. Y tiene cláusulas generadoras de inflación. La deuda es una efectiva manera de saquear nuestros recursos y los bolsillos del pueblo. Los presupuestos vigentes, los sueldos siempre a la baja, las ayudas sociales, los presupuestos para la prevención de la violencia contra las mujeres, etc., cada vez valen menos. Se recortan los presupuestos para las argentinas y los argentinos. Toda la economía argentina se condiciona al pago de la deuda.
Otro modo, son las famosas “inversiones extranjeras”, que no vienen a Argentina por mera buena voluntad, a salvarnos de la desocupación como pretenden hacernos creer, y muchas no vienen solo por intereses comerciales. También ponen condiciones para venir y se asientan en puntos estratégicos para nuestra soberanía. Puntos estratégicos con respecto a nuestros recursos naturales, al control del comercio exterior, a la seguridad nacional o en posibles conflictos bélicos. En nuestra región, algunos lugares cumplen con todos esos factores, como el río Paraná y los puertos de la zona de gran Rosario.
Las mujeres y la soberanía
Cuando se abre este debate sobre la soberanía, algunas feministas nos empezamos a preguntar qué tiene que ver esto de la soberanía, o su ausencia, con los problemas que sufrimos las mujeres. Frente a todo el trabajo que realizan desde estas usinas ideológicas para que “desconozcamos”, por supuesto que es muy difícil que se vea la relación con los problemas que tenemos todos los días como pueblo en general y como mujeres en particular. Por el contrario, parece algo muy lejano vincular lo uno con lo otro. Nunca falta quien dice: “Todo bien con la soberanía, ¡pero yo necesito llegar a fin de mes!”. Este recorrido, tuvo la intención de permitirnos visualizar cómo todos los grandes problemas que tenemos en Argentina son causados por la falta de la soberanía o son profundizados por su falta. Y, por supuesto, lo que nos sucede a las mujeres no es la excepción.
En un contexto en el cual después de un avance ininterrumpido del feminismo, parece haberse alcanzado una meseta, y en el que a pesar de haber ganado grandes batallas ideológicas y legislativas, hoy no aparece claro el objetivo común que nos unifique y encauce esa rebelión revolucionaria de millones de jóvenes. Situación que utilizan los sectores de derecha, para intentar arremeter contra los derechos y avances conquistados.
Mercedes Meier dice: “Argentina es mujer, no solamente por su nombre sino por su condición de oprimida…” Porque le dicen que no puede, porque le dicen que no sabe, porque le dicen que no sirve, porque le bajan la autoestima para que soporte lo que no se debe soportar y si no se deja someter “viene el sopapo”. Pero Argentina también es mujer por su capacidad de rebeldía, por esa fuerza inagotable que tiene y que le sale de las tripas, para volver a levantarse de ese golpe y decir NO y decir BASTA y cambiar lo que deba ser cambiado.
Podemos pensar en dos ejemplos de cómo se relacionan y profundizan las problemáticas que tenemos las mujeres en Argentina con la pérdida de soberanía.
El primero, es que en muchas ocasiones, quienes acompañamos a mujeres a salir de situaciones de violencia, nos encontramos con que esa mujer nos dice que no se puede ir porque si no, no tiene para comer. En este país, proveedor mundial de alimentos, el acceso a la comida y al trabajo es casi un privilegio, y las mujeres, por la desigualdad de género y nuestro rol en la crianza de los hijos e hijas, lo sufrimos profundamente. En muchos casos, dependemos económicamente y cuando tenemos trabajo cobramos un 27% menos que los varones. Pero en este país oprimido el 40% de los varones trabaja en negro y de los que trabajan en blanco, el 80% lo hace por un sueldo que está por debajo de la línea de pobreza. ¡Qué jodido ser mujer y sufrir esa desigualdad de ganar un 27% menos que un varón, cuando esos varones ganan un sueldo que tampoco les permite llegar a fin de mes! Además, esa mujer no puede pedir ayuda a políticas públicas del Estado, cuando el Estado está recortando presupuestos para poder garantizar los pagos al FMI.
El segundo ejemplo, aparece sencillamente googleando el mapa del aborto legal, y se visualiza un mapa mundial donde se muestra claramente cómo en los paises dependientes el aborto no es legal, a excepción de Argentina donde lo logramos recientemente, a fuerza de decadas de lucha, y aún cuesta garantizarlo. En este contexto, es importante remarcar que Argentina, aunque podría, no tiene una producción de anticonceptivos inyectables nacional, el anticonceptivo más utilizado por los sectores populares. Dependemos de que nos venda la alemana Bayer (única proveedora), que durante el 2022 decidió, arbitrariamente, vendernos un tercio de lo licitado. Por lo tanto, aproximadamente dos millones de personas gestantes quedaron sin acceso a estos. Porque… ¿les sirve a los imperialismos que las mujeres podamos decidir si queremos ser madres, tengamos acceso a la anticoncepción, al aborto legal y a la educación sexual?, ¿o les sirve mucho más tener control sobre nuestros cuerpos y nuestra población, en función a los intereses del momento?
Otra relación, tiene que ver con las ideas que se instalan para someter a nuestro país, en cómo se parecen muchísimo esas ideas con las que se usan para justificar la violencia y la desigualdad que sufrimos las mujeres. Y así también aparece uno de los grandes aportes que podemos hacer para la liberación de Argentina, que es todo ese conocimiento acumulado y que generamos día a día para “desnaturalizar” la violencia patriarcal en la “desnaturalización” de esas ideas que sirven para oprimir a la Patria, y toda la experiencia de lucha, organización y unidad que supimos construir durante estas décadas. Con la claridad de que ganando soberanía nosotras ganaríamos el doble, por nuestra carácter de doblemente oprimidas.
La “ola” que nos falta
A pesar de lo avanzado del feminismo argentino y los grandes logros y la masividad que ha conquistado en las últimas décadas, y tal vez incluso por nuestro carácter de doblemente oprimidas en un país dependiente, muchas veces miramos lo que hace el feminismo Internacional con admiración. Así, seguimos esos caminos que en general tienden a reducir los objetivos a reivindicaciones pura y exclusivamente legislativas, a generar leyes que igualen derechos de varones a mujeres. El problema es que en un país dependiente la igualdad es con un varón que la mayoria de las veces trabaja en negro, doce horas, para cobrar un sueldo que no le permite llevar un plato de comida a la mesa. ¡Esa igualdad no nos alcanza! Necesitamos una igualdad plena y digna para todas, todes y todos, para que, como decía Atahualpa: “nadie escupa sangre para que otro viva mejor”.
Para que nosotras realmente podamos liberarnos y el techo que podamos alcanzar no esté tan bajo, necesitamos destrabar la cuestión soberana. Porque como dice Luciano Orellano, referente de la causa soberana, “la patria no te puede dar lo que no tiene”. En un país soberano se pueden liberar las mujeres, las diversidades, las disidencias, las marrones, los pueblos originarios, pueden dejar de ser pobres las y los pobres, en un país soberano se puede pensar en resolver el hambre, la inflación, el problema ecológico, el problema del trabajo, el problema de la industria…
Falta mucho por decir, por discutir y por investigar. Esta es una invitación a que recorramos ese camino juntas, que es la mejor manera y la única manera que las mujeres conocemos para avanzar. Y que pongamos toda nuestra capacidad y todo lo aprendido durante las últimas décadas, al servicio de la segunda y definitiva independencia. Para que nuestro país sea libre, porque no nos podemos liberar, realmente, en un país que no lo es.
Como decía antes, muchas veces miramos al feminismo internacional, y seguimos sus pasos, el de los feminismos europeos y de Estados Unidos, pero esos feminismos nunca van a poder plantear esta contradicción, porque su países no tienen el mismo carácter. Necesitamos poder ver las particularidades de nuestro país, de un país dependiente. Y si a los avances del feminismo se los mide en “olas”, al feminismo argentino le está faltando una ola : La ola soberana.
(*) Marina Cerquetti, comunicadora, conductora del ciclo de entrevistas Info>Soberana, referente feminista de la ciudad de Rosario e integrante del Foro por la recuperación del a Paraná – Rosario
La foto de portada de la nota fue realizada por Malvina Nichea.