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RIO PARANÁ SOBERANÍA

Del “regalapatria” de Milei al legado patriótico de Arturo Jauretche

Por Luciano Orellano

Retroceso y claudicación nacional

Camino al 20 de Noviembre: “Día de la Soberanía Nacional”, Milei marcha ¡a la reprivatización de nuestro río Paraná!

¡Así es!

Las aves de rapiña están de fiesta: los exportadores, armadores, la rosca de la Bolsa de Comercio, los muchachos de la Fundación Libertad, ¡y vienen por todo con nuevas claudicaciones y saqueos!

El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, anunció que antes de fin de año el gobierno nacional licitará la “mal llamada hidrovía” Paraná-Paraguay.

Además de considerar que es un tema de “carácter estratégico”, la Casa Rosada modificó el contrato de concesión con beneficios a las cerealeras del Gran Rosario, excluyendo el dragado de Timbúes a Santa Fe. Es decir, nada más alejado del interés de un modelo productivo de desarrollo del litoral profundo.

Estos anuncios están presididos de la disolución del Ente Nacional de Control y Gestión de la Vía Navegable y enmarcados en el DNU 699/24, junto con la declaración de “servicio público” de todas las actividades de dragado, mantenimiento, señalización, balizamiento y control hidrológico de las vías navegables de jurisdicción nacional, borrando de un plumazo un paso que habíamos logrado en la democratización y el federalismo, que significaba una reivindicación histórica del litoral profundo y las provincias del interior, que era ni más ni menos que constituir un gobierno sobre la cuenca (mucho más que el Paraná), representado por siete provincias y el Estado Nacional que nos hubiera permitido después de treinta años poder tener un proyecto de planificación integral de desarrollo, productivo, de mercado interno, de industria nacional, etc., de carácter estratégico a corto, mediano y largo plazo, orientado a tener el control sobre el río, la recuperación de los puertos, su trazo, su dragado y balizamiento.

Sobre las ideas de “libertad”

El presidente Milei vocifera en forma constante la idea de “libertad” y pregona un liberalismo estrecho, centrado en la libertad individual: la libertad de mercado, de vender y comprar, incluso hasta los propios órganos del cuerpo. Es el individualismo más extremo y el antihumanismo al palo.

Para traer un ejemplo clarificador sobre la idea de “libertad”, cabe citar a nuestro General San Martín, que lo aborda de modo diametralmente opuesto. Su famosa frase “Seamos libres, lo demás no importa nada”, refleja una visión de libertad no como un asunto individual sino “colectivo”. Para el Libertador, la libertad significaba liberarse del dominio español. En este sentido, la libertad es un llamado a la independencia y a la emancipación.

Respecto de “soberanía o dependencia”, para Javier Milei las potencias imperialistas y sus monopolios son el horizonte y el modelo a seguir. Promueve la subordinación más directa al capital internacional. Según él, cuanto más subordinado esté el país, mayores beneficios obtendrá. Sus leyes y reformas implican una profunda, violenta y agresiva declinación de nuestra soberanía.

Las gravísimas consecuencias de la entrega, la extranjerización y el saqueo que sufre nuestra Patria, como el feroz ajuste y pérdida de derechos para el pueblo que avanzan al galope de la mano de este gobierno y sus socios de afuera y de adentro, exigen una contundente denuncia, un adecuado diagnóstico y las propuestas necesarias y urgentes para defender y recuperar lo nuestro, enamorando a las grandes mayorías para lograr la felicidad del pueblo argentino.

¡Nos convocamos!

A 179 años de la Gesta de Obligado en la Guerra del Paraná y con el legado patriótico de Arturo Jauretche, Rosario se vestirá de celeste y blanco en un “banderazo” este 20 de Noviembre, con cita en la “Plaza 25 de Mayo” a las 17 hs. para reafirmar:

 “Todos por la Soberanía. La Patria no se vende, se defiende”

“Unidad nacional por la soberanía y la justicia social”

“Las Malvinas son nuestras, el Paraná también”

 

Arturo Jauretche:

“LA LIBRE NAVEGACIÓN DE LOS RÍOS” (*)

“Esta es una zoncera por inversión del concepto que complementa y concurre a la política de reducción del espacio.

Funciona como si se asentara en los libros colocando en el Debe lo que corresponde al Haber, y en el Haber lo que es del Debe.

Es la primera zoncera que descubrí en las entretelas de mi pensamiento y con ello quiero demostrar una vez más que ‘anoche ío sonno pittore’, es decir zonzo, por lo que me las sigo buscando mientras lo invito a usted a la misma tarea.

En la escuela primaria no era de los peores alumnos y contaba con cierta facilidad de palabra, motivos por los que frecuentemente fui orador de los festejos patrios. En uno de esos había bajado ya de la tarima, pero no de la vanidad provocada por los aplausos y felicitaciones, cuando mi satisfacción empezó a ser corroída por un gusanillo.

Entre las muchas glorias argentinas que había enumerado estaba esta de la libre navegación de los ríos, y en ella empezó a comer el tal gusanito.

El muy canalla –tal lo creí entonces- me planteó su interrogante, tal vez aprovechando lo vermiforme del signo:

– ‘¿De quién libertamos los ríos?’.

Y en seguida, como yo quedaba perplejo, agregó la respuesta:

– ‘De nosotros mismos. ¡Je, je, je’ –agregó burlonamente.

– ‘¿De manera que los ríos los libertamos de nuestro propio dominio?’ –pensé yo de inmediato, ya puesto en el disparadero por el gusano. Y continué-: ‘Pero entonces, si no eran ajenos sino nuestros, y los libertamos nosotros mismos, ¿se trata sencillamente de que los perdimos?’.

Busqué entonces algunos datos y resultó que era así: la libertad de los ríos nos había sido impuesta después de una larga lucha en la que intervinieron Francia, Inglaterra y el Imperio de los Braganzas. Y en lo que no se había podido imponer por las armas en Obligado, en Martín García, en Tonelero, por los imperios más poderosos de la tierra, fue concedido –como parte del precio por la ayuda extranjera- por los libertadores argentinos que aliados con el Brasil vencieron en el campo de Caseros y en los tratados subsiguientes.

Entonces me pregunté qué habrían hecho los norteamericanos si alguien les hubiera impuesto liberar el Mississipi. Y los ingleses de haberle ocurrido eso con el Támesis. O los alemanes en el caso con el Elba. O los franceses con el Ródano. Y ahora pienso en Egipto con el Nilo, y así, hasta no acabar.

Se me ocurre que hablarían de la pérdida del dominio de sus ríos y que lógicamente en lugar, como nosotros, de convertir en triunfo esa liberación y darse corte con ella, habríanse dolido de esa derrota y hecho bandera del deber patriótico de retomar su dominio.

Los mismos brasileños que tanto hicieron por la ‘libertad’ de nuestros ríos, tienen una tesis distinta cuando se trata de los ríos de ellos, aun cuando esos ríos sean el acceso marítimo a otros países. En el caso del Amazonas, sostienen la tesis inversa a la que sostuvieron en el Plata y mantienen celosamente su dominio porque entienden que ‘su navegación es cosa que rige el que controla su cauce inferior’.

Y esto no significa obstaculizar la navegación de los que están en el curso superior. Pero se trata de conceder a los que están en el curso superior ventajas lógicas, convenidas, producto del acuerdo entre los ribereños, cosa muy distinta a la renuncia de la soberanía como en el caso de la proclamada libre navegación, ‘urbi et orbi’, que es la pérdida del dominio de cada uno en la parte que corresponde. Con lo que se ve que la mentida ‘libertad’ que significa nuestra pérdida no es siquiera la determinada por el común uso y vecindad, sino una disposición en beneficio de las banderas imperiales ultramarinas y en perjuicio de la formación de una propia creación náutica.

También para eso se impuso al Paraguay la libre navegación después de la guerra de la Triple Alianza, porque todo es un complemento del pensamiento de los Apóstoles de Manchester que Mitre ejecutaba como instrumento de la política de los Braganza, a su vez instrumento de otra política, pero sacando ventajas propias. Y ainda mais. Pero aquí entra a jugar otra zoncera que se verá más adelante.

La-libre-navegación de los ríos fue una derrota argentina que nos presentan… ¡como una victoria! Y encima nos enseñan a babearnos de satisfacción y darnos corte, como vencedores, allí, justamente donde fuimos derrotados.

¿Comprenderéis ahora por qué se oculta la Vuelta de Obligado donde, a pesar de la derrota impusimos nuestra soberanía sobre los ríos, y se celebra, en cambio, Caseros, donde dicen fuimos vencedores, y la perdimos?

¿Será porque la victoria no da derechos?

Pero ésta es la zoncera que sigue…” 

(*) “Manual de zonceras argentinas”

 

Luciano Orellano, integrante del Foro por la Recuperación del Paraná y Encuentro Federal por la Soberanía

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