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DD.HH. ENSAYO MEMORIA

24 de Marzo: “Reflexiones ‘en voz alta’ y ¡a viva voz!”

Por Adriana Lynch (*)

Nos encontramos en una fecha de trágica significación para la historia argentina, que a la par nos trae y actualiza una continua, valiente y prolongada historia de reclamos, luchas, derechos conquistados y cuentas “siempre pendientes” por los años de los años, que cobran profunda vigencia en los tiempos actuales. 

Un nuevo aniversario de la feroz dictadura cívico-militar impuesta a “sangre y fuego” aquel 24 de Marzo de 1976 nos convoca a desplegar, con toda fuerza, los argumentos más profundos guardados en la sangre y en la memoria, mucho más en momentos en los cuales recrudecen “defensas a ultranza” desde sectores que habitan nuestro suelo y pretenden “dar vuelta la historia”. Sectores que, más que “negacionismo”, hacen “apología” de aquellos años.

La dictadura militar que instaló la “noche larga” que padecimos, vino a imponer un modelo económico de entrega y subordinación de los resortes estratégicos de nuestro país a total beneficio de los imperialismos y sus socios nativos. Un plan económico de saqueo, con toda pérdida de derechos para el conjunto del pueblo argentino en los más amplios sentidos.

Para hacer pasar sus “planes” impusieron “el terror y la represión” pretendiendo acallar las voces y aplastar la resistencia y las luchas populares que siempre recorrieron nuestra Patria, instalando un manto de impunidad y encubrimiento para sus acciones.

Descabezando al movimiento obrero; desapareciendo y encarcelando personas, ¡fueron 30.000!; apropiándose de niños; robando descaradamente pertenencias de sus víctimas; torturando; persiguiendo física e ideológicamente al pueblo argentino de modo sistemático y trayendo inimaginables padecimientos… ¡arrasaron con las legítimas “libertades democráticas” y toda vigencia de los “derechos humanos” fue devastada!       

Acostumbraron nuestra mirada, a través del miedo, a un paisaje “habitual” represivo. Fueron años en los cuales cualquier imprevista parada en la vía pública por “averiguación de antecedentes” podía terminar en “detención”, controlando además la “libre circulación” y promoviendo el terror en forma permanente para conquistar sus planes. Muchas calles fueron cerradas y valladas por las fuerzas de seguridad a lo largo de los siete años que duró la dictadura. Calles por las cuales solo podías pasar caminando, corriendo los riesgos de cualquier imprevista consecuencia represiva por simple decisión de los “dictadores mandantes” y de sus “subordinados”. 

En este intento de “reflexionar en voz alta”, aparece inmensa en la memoria y se agiganta y actualiza “a viva voz” la figura de quienes salieron a “puro coraje y valentía” a enfrentar a la dictadura fascista en aquellos tremendos tiempos de oscuridad: ¡Nuestras queridas e inmensas Madres de Plaza de Mayo!

Las “madres de la plaza”, a quienes hoy seguimos abrazando, fueron punta de lanza de la búsqueda de sus hijos e hijas, ¡y de los de todos y todas!,  alumbrando el camino: ¡Vaya para ellas el  eterno agradecimiento y el “nunca suficiente” reconocimiento que les debe el pueblo argentino!

“Dicen que… se plantaron en ronda… en una plaza…
Dicen que… se las veía valientes ante el peligro…
Que las llamaron “locas” por bailar solas…
Y que ellas bailaban… cuerpeando al miedo…
Dicen que hacían conjuros… con sus pañuelos…
Que en 30.000 rincones… fueron buscando…
Que de tanto buscar… fueron buscadas…
Dicen que en esta Patria… tan dolorida… hubo historias de madres… que por sus hijos ¡fueron paridas!”

 

La apropiación y difusión de nuestra historia cobra hoy plena vigencia. Y también “nuestras cuentas pendientes”.

 A la luz de los hechos, en la Argentina actual sufrimos las tremendas consecuencias de los graves “huecos y vacíos” de la expropiación de nuestra  historia, del legado de nuestras mejores y heroicas tradiciones de lucha, de nuestra identidad, de nuestra cultura,  y de lo que “supimos y sabemos construir”. Debemos difundirla y continuarla con particular fuerza,  porque el camino de restituir las verdades históricas y correr el velo a las infamias del presente es de “necesidad y urgencia”.

Reflotan hoy, amenazantes,  los ecos de quienes impulsaron, sostuvieron y dirigieron aquella dictadura instalada el 24 de Marzo de 1976. Exaltan las figuras de nefastos personajes como Julio A. Roca, el “hacedor de la campaña del desierto”, entre otros, ubicándolos como “próceres nacionales”.

Con no poca sorpresa, con mucho dolor, indignación y bronca vemos cómo bajo el gobierno de Milei, Villarruel, Bullrich, y todo su séquito, que lo hacen en estos tiempos “amparados en el voto” y desplegando “exultantes” protocolos represivos, reflotan la degradación y  el desprecio que históricamente incentivó la oligarquía argentina y sus socios nativos, fomentado además el odio aún entre quienes nacieron en una misma clase, y hasta portando el mismo color de piel. Mirando y admirando siempre a “lo extranjero” y a los poderes y poderosos del mundo, degradan y desprecian a los pobres, señalándolos además como “culpables de su propia pobreza”; a los desposeídos; a las mujeres; atacando a la educación pública y a “todo lo público”; al conjunto de las trabajadoras y trabajadores y sus legítimos derechos, como al “trabajo argentino”; al trabajo en las escuelas y a las comunidades de sus barrios… Y lo hacen desde la repugnante definición de que se debe gobernar en favor de “la gente de bien”, siendo por supuesto ellos los “primeros en la lista” y arrogándose el derecho de ser quienes “designan y cualifican” a los pobladores de este suelo y “hasta más allá de las fronteras”. Justifican así, moldeando una base ideológica, sus planes de saqueo y entrega de Argentina, con deliberados posicionamientos internacionales en ese mismo sentido. El objetivo, además de sus profundas convicciones, es incentivar la ideología necesaria para hacer pasar sus planes políticos y económicos de un modelo de país al servicio, cada vez más directamente, de esos poderes de adentro y de afuera, para los poderosos del mundo y de nuestra Patria.    

En este contexto, nos encontramos hoy desde “la voz oficial”, plagados de mentiras, ocultamientos intencionales, no pocos ninguneos, silenciamientos, deformaciones, difamaciones y distorsiones tendenciosas que se desvelan en moldear matrices de conocimiento  con ideologías “colonizadoras” al servicio del sometimiento, de la dominación,  de los ganadores y apropiadores de siempre, aunque no siempre hayan ganado…

Se degrada a las grandes mayorías argentinas “desde nuestras raíces”, pretendiendo ubicar en el imaginario social,  para cualquier “hija e hijo de vecino”, una distancia enorme a la hora de pensar y de tomar la decisión de popularizar y protagonizar la historia en nuestras manos y convertirnos en “hacedores y hacedoras” en nuestras vidas cotidianas para forjar el destino común que necesitamos las grandes mayorías argentinas. Convierten víctimas en victimarios, y pretenden borrar de un plumazo todo derecho “que supimos conseguir” en años de reclamos y luchas, como de todos los derechos que necesitamos y aspiramos conquistar.

La ideología y la cultura, cargadas de historia, signan nuestro presente y configuran destinos: de pérdida de derechos, dominación, sometimiento y colonización  o de defensa y conquista de derechos, soberanía y liberación para los pueblos. 

La apropiación y difusión de las verdades de nuestra historia y del protagonismo necesario en el presente, como “nuestras cuentas pendientes” y nuestros reclamos actuales, guardan siempre plena vigencia.  Tenemos un desafío enorme en esta cita histórica, en las aulas como en las calles, portando siempre nuestras banderas por “¡Memoria, Verdad y Justicia!”.

 

(*) Agrupación docente “La Mariano Moreno”

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ENSAYO HISTORIA

20 de Febrero, aniversario de la batalla de Salta. Belgrano militar.

Por Sergio Juan Coppoli (*)

La batalla de Salta, es una de las grandes batallas de la guerra de independencia. Una de las grandes victorias militares del General Manuel Belgrano, a quien habitualmente nos lo presentan como abogado y militar improvisado. Se desprecia su estudio perseverante de temas militares y se deja casi de lado al Belgrano economista, ya que a la historia oficial no le hacen gracia los proyectos de Belgrano, algunos con plena vigencia, en este aspecto: desarrollo de industria propia, creación de una marina mercante propia y una fuerte industria naval.

En este breve y provisorio ensayo, discuto ese concepto de militar improvisado. Discusión necesaria porque no se tomó en cuenta la opinión más que autorizada de San Martín que lo consideraba lo mejor que teníamos y sus palabras quedaron casi en el olvido.

Tras la victoria en la batalla de Tucumán, donde tuvieron rol protagónico paisanos armados precariamente, Belgrano en poco tiempo reorganiza el ejército, le da disciplina militar y parte hacia el norte, hacia Salta, tratando de que el avance sea lo más rápido e inadvertido posible.

Cuadro: Batalla de Tucumán, de Francisco Fortuny

Pio Tristán, el General en jefe del Ejército realista del Alto Perú, comete varios errores. El principal es subestimar a su rival. Está seguro que el único acceso a Salta es el Portezuelo, al este de la ciudad. En consecuencia, se ocupa en fortificar y hacer inexpugnable esa entrada. Tenía órdenes de guarnecer el fuerte de Cobos a pocas leguas de Salta pero no lo hace. Tristán está seguro que el ejército patriota no puede avanzar en temporada de deshielo y  lluvias, con ríos desbordados y precarios caminos  hechos lodazales.

Plano de la Batalla de Salta

Se equivoca. El ejército, conducido por Belgrano, avanza pese a todo, supera el río Pasaje (por algo lleva este nombre) gracias a  viejos conocimientos de Belgrano por su actividad en el Consulado y por la acción efectiva de baqueanos que conocen el río y la zona. Toma la desguarnecida Cobos y sabiamente, escucha a quienes conocen la zona. José Apolinario “el Chocolate” Saravia, le informa de un sendero que cruza los cerros y lleva al norte de la ciudad de Salta.

Una avanzada del ejército establece escaramuzas en el Portezuelo para engañar a los realistas. Mientras tanto, por la noche, en medio de la lluvia y por senderos de cabras, el ejército con todo su armamento, esquiva el Portezuelo y se le aparece a Tristán por el norte, por donde no lo esperaba: “¡Ni que fueran pájaros!” dicen que exclamó. Esa situación, impidió a Tristán recibir refuerzos y le cortó la retirada.

Tras la victoria, quedó rendido ante las armas de la patria todo el ejército realista. Un hecho casi inédito en nuestras guerras de independencia. Belgrano hace sepultar juntos a los caídos, rindiendo homenaje a vencedores y vencidos y, contra la opinión de sus oficiales o la mayoría de ellos, deja a los prisioneros con vida y libres,a cambió de jurar no volver a tomar armas contra la patria. Y no solo eso, acepta la invitación a cenar de Tristán en la casa donde se alojaba. Muchos dicen que fue un gran error de Belgrano, ya que un obispo los liberó de su juramento. Es cierto que muchos de los vencidos volvieron a combatir para el rey, pero la mayoría de ellos se mantuvieron fieles a su juramento.

Tras la rendición, Tristán pretendió entregar a Belgrano su espada, tal como se acostumbraba, pero el jefe patriota se lo impidió, y en presencia de todos, lo abrazó. La promesa de no volver a luchar contra la Patria fue suficiente para Belgrano, quien dejó ir a su enemigo, en contra del consejo de sus oficiales y de su gobierno.

Rendición del Gral. Pío Tristán

Frente a las críticas que esa decisión suscitó, en una carta enviada a Feliciano Chiclana, el general afirmó:

“Siempre se divierten los que están lejos de las balas, y no ven la sangre de sus hermanos, ni oyen los clamores de los infelices heridos; también son esos los más a propósito para criticar las determinaciones de los jefes: por fortuna, dan conmigo que me río de todo, y que hago lo que me dictan la razón, la justicia, y la prudencia, y no busco glorias sino la unión de los americanos y la prosperidad de la Patria”.

Pero vamos a lo principal: Belgrano mostró su generosidad, no su ingenuidad y mostró su notable visión política. Las tropas realistas avanzaban castigando la rebelión, fusilando, incendiando, torturando y vejando. Belgrano muestra a los pueblos de América que la actitud de las fuerzas patriotas es bien distinta.  Dejó claro con estas actitudes y en cartas a Tristán y Goyeneche, su determinación de luchar por la independencia de estas tierras y su ánimo pacificador entre americanos. Mostró además su disposición a ganar simpatías para la causa independentista. Recordemos, que en este período de las guerras de independencia, la inmensa mayoría de los integrantes de las tropas del rey eran americanos, como el propio Saturnino Castro, Tristán y el mismo Goyeneche.

Por otra parte, muchos de los vencidos en Salta, retomaron las armas, pero para el lado de los patriotas. Algunos fueron parte de la insurrección del Cusco a la que dio impulso Belgrano durante su expedición al Alto Perú, un hecho a investigar. Finalmente, Saturnino Castro, uno de los perjuros y vencedor de Belgrano en Vilcapugio, fue fusilado cuando intentó encabezar un alzamiento contra los realistas. La visión política y militar de Belgrano era amplia y profunda.

(*) Sergio Coppoli. Psicólogo. Miembro de Foro por la recuperación del Paraná.

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ENSAYO

Si nuestra “bandera argentina” hablara…

Nací embarrada, por necesidad, ¡y en desobediencia!, un 27 de febrero de 1812, junto a estas mismas orillas de nuestro río Paraná, al que hoy algunos  “mal llaman” hidrovía…

Somos hermanas indisolublemente unidas, la soberanía y yo… Un mismo corazón, una misma causa y razón de existencia…

Pegaditas… fusionadas… siempre a la par la una con la otra… porque somos la misma cara en una misma moneda…

Pero mi indisoluble hermana soberanía, ¡está presa! Entonces, lo venimos estando… mi hermana y yo… porque andamos a la par… somos la misma cara… en una misma moneda…

En busca de su urgente emancipación, que es la nuestra, vaya esta “carta libre a la soberanía presa”:

Desde Punta Quebracho, allá lejos y hace tiempo… Desde tantos rincones del país, acá cerca y hace poco… Desde nuestro río Paraná en su extenso recorrido, desde sus humedales… aquí y ahora… Escenarios de patriotas que argumentan en batallas tu defensa, te escribo esta carta y que llegue a tu celda. Para recordar tus virtudes y darte fortaleza. Para acortar tu prisión, porque tu prisión es la nuestra.

Porque los poderosos decidieron para vos un destino de cárcel. Porque han venido por vos continuos 530 años… Porque vienen por vos, aunque estés presa.

Porque nos sos necesaria, como el aire que oxigena nuestra marcha diaria.

Porque los carceleros te levantan murallas, y disputan tus restos.

Porque te han apropiado y pintado de negro.

Descubiertos a veces sus ojos rapaces y mostrando soberbios sus garras feroces.

Otras veces tapados de elegantes y cultos engaños, con caretas, con trucos y brillantes galeras de magos.

Igual vienen por vos, aunque estés presa…

Quiero nombrarte aquí, soberanía, porque cuando te nombro te vuelvo material y olés a esencia…

Que estás hecha de pampa en la fertilidad de la tierra, y de manos con surcos en infancias obreras; de escondidos metales, minerales secretos, y de los recovecos en montañas gigantes; de riqueza de peces con movimiento de agua; de esencia vegetal, cultivo, cría; de sabios trabajos en climas diversos; de originarios fuertes con cuentas pendientes; de hermanas y hermanos negros esclavizados, ocultados, ¡y rebeldes!; y de abuelos llegados con harapos en barcos.

Que tenés el poder envolvente del fuego.

Que estás hecha de un pueblo que curtido de luchas, graba en sus arrugas tus pedazos de historia, su memoria de años defendiendo este suelo, y esa parte del cielo en que estrellas y luna alumbran las noches cuando nacen los hijos…

Sos la bronca y coraje de este pueblo aguerrido, compañera de vida de nuestras islas cautivas, y vigilante custodia de los hijos ausentes.

Yo te convoco aquí, soberanía, porque no aceptamos tu destino de cárcel… Yo te convoco aquí…

En este rincón de patria resguardado en nosotros, en Argentina sitiada, en mis hermanos valientes.

Y te guardo en el tiempo, y te cuido peleando, y te llevamos en andas por pancarta y tesoro.

Porque sos madre preñada de un futuro de frutos…

Porque tu rostro de trigo llora el pan que nos roban…

Yo te sostengo aquí, soberanía, hasta que pueda lucirte, mutilarte el dolor, y transformar en conquistas las arrugas tempranas de este pueblo.

Porque no aceptamos tu destino de cárcel.

Porque nos desvelamos gestando ese día en que no tengas prisión.

Porque vamos por vos.

Para recuperar tu riqueza robada, y que surjan en nuevos los derechos perdidos.

Y junto a tus defensores nos encuentren las plazas…

Y un reguero de voces nos una en un canto…

Y en un solo grito de libertad, sin perdón ni olvido… nos abrace la historia… ¡para escribir la alegría! 

   

Adriana Lynch. Miembro del Foro por la Recuperación del Paraná.

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