La esquina más peligrosa, la más oscura de Rosario “está de cumple”.
Como no podía ser de otra manera, Javier Milei suspendió su viaje a México para asistir al acto por el 140 aniversario de la entidad bursátil en Rosario prevista para el viernes 23 de agosto. Parece ser que vendría acompañado por el ministro Caputo, el hombre capaz de cometer el delito de mandar a domicilio ¡nuestras reservas de oro a Londres! No son “vendepatria”… ¡son regalapatria!
Hace unos días, se publicó una nota brillante: “San Martín, Milei y la patria”, del sociólogo Facundo Guerra, que sintetiza las ideas fundamentales del actual presidente, cuya lectura completa recomendamos. A continuación reproducimos algunos de sus párrafos:
“La idea de libertad. Milei pregona un liberalismo estrecho, centrado en la libertad individual: la libertad de mercado, de vender y comprar, incluso hasta los propios órganos del cuerpo. Es el individualismo más extremo. Por el contrario, San Martín aborda el concepto de libertad de manera diferente. Su famosa frase, ‘Seamos libres, lo demás no importa nada’’, refleja una visión de la libertad no como un asunto individual, sino colectivo.”
“Soberanía o dependencia. Para el presidente, las potencias imperialistas y sus monopolios son el horizonte y modelo a seguir. Milei promueve la subordinación más directa al capital internacional. Según él, cuanto más subordinado esté el país, mayores beneficios obtendrá. Sus leyes y reformas implican una profunda declinación de nuestra soberanía.”
“Élite o mayorías. Para Milei, la ‘gente de bien’ son los generadores de ganancia. Explotar, saquear para generar plata, no importa cómo sino cuánto. ‘Elon Musk es un tipo genial. Qué importa si gana más plata’, sostuvo. Según él, las mayorías son aquellas que no se adaptan, los que no quieren trabajar 12 horas. No es casualidad que sus modelos sean Roca y Sarmiento, y que busque configurar una nueva versión de ‘civilización o barbarie’.”
“Industria y liberalismo. La Ley de Bases y el Pacto de Mayo implican una profunda entrega nacional: apertura externa indiscriminada a los productos extranjeros, beneficios y facilidades extraordinarias para que los monopolios saquen nuestras riquezas. Es una política orientada a la destrucción de la producción nacional.”
“Sistema impositivo. Milei redujo los impuestos para los grandes monopolios y los bienes personales, mientras reintrodujo el impuesto a las ganancias para los trabajadores y aplicó un brutal aumento impositivo sobre la población en general. De tal forma que un trabajador minero paga impuestos a las ganancias, pero la minera no.”
La Bolsa de Comercio de Rosario y su trascendencia en la vida de los argentinos y argentinas
¿Quiénes le roban al pueblo argentino la soberanía sobre sus riquezas?
Si partimos del principio de la necesidad de “conocer para defender”, nadie puede tener plena conciencia de cambiar algo o modificarlo si no lo conoce. Como dijo Don Ata: “… para el que mira sin ver…la tierra es tierra nomás…”
¿Qué importancia tiene en la vida cotidiana de los argentinos y argentinas esta institución que nos resuena tan “indescifrable” y cuyas funciones en general desconocemos?
¿Por qué si su función es tan relevante en nuestra vida cotidiana permanece “oculta” para las grandes mayorías?
Hoy, la BCR es una entidad que nuclea a los más privilegiados del mundo por el crecimiento exponencial de los precios internacionales del trigo, maíz, soja (que a pesar de la caída momentánea de su precio sigue siendo extraordinario), girasol, aceite, harinas y subproductos; del valor de la tierra; de la renta, los alquileres de los campos; del sector financiero; exportadores; por un lado.
Por otro lado, son los mismos que se han transformado en los grandes importadores de la inflación, “el peor de los impuestos”, que hace crecer la pobreza, rebaja los salarios, achica el mercado y el consumo internos. La baja de la inflación que tuvimos en estos días, no es más que “la paz de los cementerios”
En forma permanente repiten “hay que producir más para resolver los grandes problemas de Argentina”. Pero en este país producimos proteínas para 400 millones de habitantes. ¡Somos 45 millones y la gente tiene hambre!
Los precios son monopólicos de ganancias extraordinarias, en un país dependiente, que nada tienen que ver con los costos.
La ley fundamental económica del capitalismo monopolista es la fijación de precios que persigue como fin la obtención de altas ganancias monopólicas que exceden considerablemente la ganancia media. La obtención de estas altas ganancias monopólicas responde a la esencia del imperialismo y se asegura mediante un inusitado reforzamiento de la explotación de los trabajadores y el despojo de amplios sectores del campesinado, la industria, el comercio, etc. Y un avasallamiento y saqueo sistemático de los pueblos de los países dependientes como el nuestro, traducidos en distintos mecanismos de tributos, a través del trabajo del pueblo argentino.
No solo expropian a los trabajadores, sino también a las Pymes de capitales nacionales a las que sí les rige la ley de los costos y la tasa de ganancia media, cerrando por miles (cerraron 10.000 Pymes y se perdieron más de 250.000 empleos en el sector privado desde la asunción del gobierno de Javier Milei). Esto en un país en donde reina el monopolio de la tierra, del comercio, de la banca.
Está presidida actualmente por Miguel Simioni (que vino a lavarle la cara a la entidad después del nefasto Alberto Padoán), junto a referentes provenientes históricamente del sector financiero especulativo y de las cámaras que agrupan a las agroexportadoras.
La BCR es una entidad que (además de las múltiples funciones que tiene) es un eje económico, financiero, parasitario, que cristaliza la renta terrateniente (que en el 2024 fue de 7.000 millones de dólares, siendo la tierra, en lo fundamental, un bien especulativo que todos tenemos que pagar en los precios de los alimentos). Esta entidad está directamente asociada a la “timba financiera”. Es el órgano, no el único, más importante que tienen la oligarquía, el imperialismo, y la burguesía intermediaria en la ciudad. Y como si esto fuera poco, es una usina ideológica que se nos presenta permanentemente como productivista, desarrollista, para sostener un modelo por el que todos los años batimos los récords de crecimiento, desarrollo, innovación, inversión, exportación, pero que lejos de igualar, desiguala: ¡cosechas récord y pobreza récord! El hambre es un crimen: 50% de pobres en la ciudad de Rosario expresan “las delicias del exitoso modelo que tanto pregonan”.
Los rosarinos somos testigos de cómo funcionarios de todos los niveles, repiten como “loros” y obscenamente las “bondades” del modelo y rinden exámenes frente a las autoridades de la BCR.
Cabe recordar sobre esta entidad, que los argentinos y santafesinos sabemos que fue a través de esta institución, que su ex presidente Alberto Padoán, de la empresa Vicentín (asociada a la anglo-suiza Glencore, hoy llamada Viterra) cometió la mayor estafa a los argentinos y a los chacareros, a través del Banco Nación: una “impune” estafa millonaria.
Son quienes, también, buscan profundizar para Argentina un modelo con una economía agroexportadora, subordinada, dependiente, y de extrema especialización, y una integración al mercado mundial de carácter unilateral. Todo se reduce, en lo fundamental, a la extracción de productos primarios y a un escaso desarrollo industrial, solo con la excepción de aquello que necesita tomar lo mejor de la ciencia (genética animal y vegetal, semilla, fertilizante, químicos, agroquímicos, siembra directa, etc.), pero que entierra toda posibilidad de un desarrollo nacional industrial, autónomo, independiente, con centro en el mercado interno.
El Estado ha delegado, en lo fundamental, la posesión y organización de la riqueza en nuestro país, la producción y su distribución, la planificación de la economía real, y los trazos estratégicos, que están hoy en manos del sector privado, principalmente extranjero. Basta visitar la página oficial de la BCR para corroborar esto.
Tienen una palanca fundamental para influir sobre la soberanía monetaria, teniendo en cuenta que uno de cada tres dólares que entra al país viene a Rosario y pasa por sus manos. Suben y bajan el dólar cuando quieren y devalúan nuestra moneda.
Es imposible eludir su intermediación en el blanqueo y lavado de dinero, si tenemos en cuenta que un tercio de la cosecha se comercializa en negro.
En la Bolsa de Comercio conviven distintos sectores.
Si bien en la BCR se expresa en lo fundamental lo que hemos dicho, en forma hegemónica, esto de ninguna manera niega que conviven distintos sectores de la pequeña y mediana empresa y del comercio, profesionales e intelectuales, no reaccionarios, que nada tienen que ver con los Padoán y lo que hemos descripto.
A través de ellos, los dueños del río Paraná controlan todos los eslabones. Controlan puertos, comercio, trazos, y la mal llamada hidrovía, entre tantas funciones. Para hacer una mención y dar un ejemplo: en el famoso proceso licitatorio de la mal llamada hidrovía, en su momento, el Estado le delegó a la BCR la conformación del pliego para la licitación.
Si estos pivilegiados “dueños de todo”, que se ubican siempre como los “salvadores” a quienes deberíamos rendirles “pleitesía” porque son quienes, según dicen ellos, “nos dan trabajo”: ¿Por qué crece tanto la desocupación en Argentina? ¿Por qué no se resuelve por los años de los años la desocupación estructural que padecemos? ¿Para quiénes son entonces las extraordinarias ganancias?
Cabe preguntarse: ¿quién gobierna este país, esta provincia y esta ciudad?; ¿cómo es la articulación entre el poder formal y el poder real?
Como conclusión final, ante la próxima visita a la “fiesta del cumpleaños 140 de la BCR” del presidente Javier Milei y su ministro Caputo, entre otros:
¡Nada que festejar! ¡Todo por repudiar!