Por Feliciano Ramos (*)
Como si fuera poco para el pueblo argentino tener que pagar (con sus impuestos) por más de 30 años (desde la década del 90 hasta la fecha) sumas multimillonarias en dólares por el dragado extranjero de la empresa belga Jan de Nul para que las terminales portuarias multinacionales extranjeras puedan seguir haciendo fortuna con las exportaciones de nuestro país, ahora quieren hacer una licitación internacional de dragado por 30 años.
Se habla de dragar el río Paraná desde Timbúes (Km. 470) aguas abajo de 34 pies a 42 pies, o sea 12,81 metros. Pero atención, no se vaya a creer que se mide desde el pelo de agua sino 12,81 metros desde el cero hacia abajo. ¿Y qué es el cero? El cero es un promedio de las bajantes históricas más bajas que tuvo el río Paraná. Para que se entienda 12,81 metros para abajo desde la altura del río Paraná en las bajantes históricas más bajas, ese es el “cero”. Imaginase la cantidad de material de dragado sin destino cierto, millones de metros cúbicos de arena, barro, limo, removidos y dragados para luego dejarlo y que el río se encargue de acomodarlo cómo y donde pueda. ¡Pobre río Paraná, ya lleva más de 30 años de daños por un mal dragado! De desprecio al mismo río, de explotación descontrolada, ¿se aguantara 30 años más de sobre dragado? Más aún con las bajantes que se sufren ¿quién defenderá nuestro río? Si no lo hacemos nosotros no esperemos que lo hagan los gobiernos y menos aún los extranjeros que lo explotan, pues para ellos solo es un medio para seguir haciendo dinero.
Por otro lado, es raro hacer una licitación internacional donde el monto del contrato es por lo menos incierto. Dicen: pero les pagan con el peaje que hoy cobra el Estado, es contradictorio, además el peaje corresponde al país que exporta y por la ley internacional de reserva de carga hay un 50 % que es netamente carga del país que exporta. El peaje que cobra hoy el país es por el dragado y señalización que desde 126 años vino haciendo la Dirección Nacional de Vías Navegables y por el dragado desde los 90 también. Además, el peaje que hoy cobra el Estado son apenas la migajas de la gran torta que son las exportaciones en manos de terminales portuarias extranjeras que nada aportan al país y se la llevan toda. El modus operandi: autocompra, triangulación y contrabando.
Ningún gobierno puede hacer solo una licitación por 30 años siendo que su mandato llega apenas a 4 años, claramente sobrepasa el tiempo de mandato por esto se debería debatir y consensuar con la oposición y demás fuerzas políticas, porque aunque no parezca estamos en democracia.
El daño del río Paraná ya está, es una realidad y es peligroso, más aún en bajante, profundizar de acuerdo a los intereses comerciales de los extranjeros y más por 30 años sin tener en cuenta un estudio serio y completo ambiental, las provincias y sus respectivas poblaciones que serán las perjudicadas por tan insensato daño. No se tienen en cuenta las provincias por donde pasa el río, las despojaron de su derecho natural de decidir sobre sus ríos.
La decisión de cuál será la profundidad de dragado y ancho del canal debe surgir de un estudio integral del estado y el daño producido al río Paraná, y de un estudio ambiental hecho por las universidades de cada provincia ribereña y no de los puertos extranjeros, bolsa de comercio, ni dragadoras extranjeras. Es una atrocidad darle la opción de profundidad a la dragadora y puertos extranjeros
Hoy todo esto se hace más peligroso aún, con la decisión de querer dragar los pasos de piedra del río Paraguay, estos pasos de piedra hacen de diques naturales de contención del río y así como un dragado a 42 pies en el Paraná inferior acelera el drenaje de las aguas el dragado de pasos de piedras lo acelera aún más, se debe tener mucho cuidado en no destruir aún más estos ríos.
La decisión debe ser de toda la clase política y de todas las provincias, si no esta licitación está viciada y no tiene validez, más aún cuando por decreto se derogó el Ente de Control y Gestión creado por ley.
Es curioso este hecho, en un gobierno que suspendió todas las obras públicas, como ser reparaciones de rutas y otras de diversas índole que son necesarias y benefician a la población, todo para que le cierren las cuentas, pero lo que no hizo por la población lo hace por los puertos extranjeros que hoy se quedan con el multimillonario negocio de las exportaciones argentinas.
Ya está probado a través de más de 30 años, desde la década del 90 hasta hoy, que con el dragado y las terminales portuarias en manos extranjeras se multiplican: los desmontes, las cosechas y la pobreza.
(*) Feliciano RAMOS – Capitán Fluvial Dragador (Integrante del Foro por la Recuperación del Paraná).