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HISTORIA SOBERANÍA

Juan Manuel de Rosas y la soberanía

Deuda externa, las Malvinas, la salida al mar, y el río Paraná en tiempos de la “restauración”

Por Ezequiel Nant (*)

Hilos infinitos entre nuestro pasado y nuestro presente…

Hay ciertas constantes que perviven en toda la historia de nuestra patria, hay hilos infinitos que comunican el pasado con el presente. Desde cierta perspectiva, si seguimos alguno de esos hilos fundamentales, las centurias se nos presentan como días. Todavía resuenan los cañonazos de Punta Quebracho en el lecho del río Paraná.

Nuestro territorio, nuestra pampa, nuestros ríos, nuestro mar, son constituyentes de nuestra argentinidad, y nos definen.

Somos un país con el 63% de territorio marítimo: sin puerto con salida al mar, nuestras islas Malvinas ocupadas por los ingleses, el río Paraná privatizado, y enormes riquezas enajenadas por los imperialismos.

Nuestro territorio está “taponado”, no es libre. Indio sin idioma, gaucho sin cimarrón, nuestra patria tiene puesto un bozal. Su garganta, nuestro Paraná, tiene atragantado un grito de rebeldía: ¡soberanía!

A lo largo de su devenir, ese grito contenido intenta apoderarse de las almas de los paisanos para poder salir pa’ fuera. Va atando nuditos en los hilos de nuestra historia para recuperarlos y que sirvan a los paisanos que vienen detrás.

La patria es “baguala”, y no reconoce prejuicios para desatar sus “corcoveos”.

El que hoy traemos al cuento es uno de esos nudos. Un gran nudo en el que se encuentran condensadas las tramas en nuestra tierra.

Esta bandera azul y blanca fue desplegada en 1845 en una de las baterías defensivas durante la batalla de la Vuelta de Obligado

Juan Manuel de Rosas…“el sublevado”

 “Me voy sin llevar nada de lo que no es mío” es la frase que dejó escrita el pequeño Juan al partir de su casa.

Su infancia fue un presagio de su destino, una inquebrantable voluntad lo determinó y lo desarraigó muy tempranamente.

Cuentan que, siendo muy pequeño, tras un castigo propiciado por su madre por no querer hacer un mandado, rompió el encierro al que lo habían sometido y se escapó casi desnudo a buscar ropas, asilo, y trabajo, a la casa de sus primos, “los Anchorena”, dejando una breve nota, como un presagio de su destino, donde comunicaba su partida.

El enfrentamiento con su madre, su decisión de emanciparse, no era suya, sino que era uno de esos infinitos hilos que conectan nuestra historia. En él se hacía carne el espíritu de bravura e independencia de los gauchos argentinos que no reconocen patrón ni amo, que se valen de sus propias manos y herramientas para hacerse dueños de su vida.

En Juan Manuel de Rosas, esos hilos se transformarían en fuertes cadenas que jalonarían toda su persona volviéndolo hacia su predestinación, repitiendo su propia sentencia originaria me voy sin llevar nada de lo que no es mío”.

Él, que sabía de vacas y granos, que hubiera podido hacer trascender su propia sangre siguiendo su linaje de acumulación de ganado y territorio. Él, que creció negociando, robando y matando a las comunidades originarias, organizando y mandando a los peones en la producción. Él, que no solo conocía el arte de la violencia sino también el de la persuasión. Él, que podía proyectar su apellido y su poder a lo largo de toda nuestra historia, precursor de la oligarquía terrateniente, se fue sin llevar nada, desnudo, por la patria.

Ese desarraigo que lo persiguió toda su vida tampoco era suyo, era el desarraigo del paisano argentino. El de los mismos indios despojados, el de los gauchos devenidos en siervos de la tierra, el desarraigo de la misma patria “sanmartiniana” que sufría la fragmentación y ocupación de su territorio por parte de los imperios europeos. El de una revolución “inconclusa” en la cual, dependientes de Inglaterra, nunca se repartió la tierra ni se desarrolló la industria.

Las mismas cadenas que lo determinaban en su rumbo, son las que bloquearon el paso por nuestro río en la “guerra del Paraná”.

La Guerra del Paraná 1845 – 1849

Francia e Inglaterra, las dos superpotencias, con las naves más avanzadas y poderosas del mundo, acorazados a vapor y armados con los mejores cañones, pretendían consolidar la libre navegabilidad de los ríos interiores. Lograron una victoria militar en la Vuelta de Obligado, rompiendo las cadenas que bloqueaban el paso. Pero una infinita cadena unió a todo el sur.

Uruguay, Paraguay, Bolivia, todas las provincias se unieron bajo la bandera de la “soberanía” y lo que el enemigo había logrado en la batalla de la Vuelta de Obligado, lo perdió política y económicamente y en decenas de emboscadas tendidas por los gauchos argentinos, hasta por fin caer rendido en la batalla de Punta Quebracho frente a los cañones del general Lucio Norberto Mansilla. Un bloqueo comercial implícito y cientos de escaramuzas de los paisanos a lo largo de nuestro río hicieron retroceder a los invasores y reconocer nuestra soberanía sobre el Paraná.

Retrato de Lucio Norberto Mansilla. Pintura al oleo ejecutada por Juan Goulú, a mediados del siglo XIX

Juan Manuel de Rosas ya había enfrentado las provocaciones del imperio francés, que pergeñó la ocupación de Jujuy y Salta por parte de Bolivia y simultáneamente bloqueó el puerto de Buenos Aires. Había enfrentado las provocaciones de portugueses, ingleses y franceses, bloqueando el puerto de Uruguay. El plan de las potencias era seguir partiendo el antiguo virreinato apoyados en las corrientes afines tanto de unitarios como de federales, dividir Corrientes y Entre Ríos (creando la república de la Mesopotamia), el NOA, y el sur a través de las islas Malvinas. Empujado por la determinación de su carácter, chocó una y otra vez al no querer arrodillarse ante nadie. Quedó revelado ante sus ojos que los imperios tenían un plan muy definido de antemano para todo el continente y que lo que no conseguían por la sumisión de los gobiernos locales lo harían por la fuerza de las armas “a cañonazos limpios” desde sus barcos acorazados.

En su tenacidad, se negó a pagar la “deuda externa” ya fraudulenta con la Baring Brothers mientras tenga que enfrentar una deuda interna y puso como condición el resarcimiento por la ocupación de las Malvinas.

Retrato de Juan Manuel de Rosas con la bandera de la Confederación Argentina

La batalla de Caseros

“¡Al arma, argentinos, cartucho al cañón! /que Brasil regenta la negra traición. / Por la callejuela, / por el callejón, que a Urquiza compraron / por un patacón, / el sable a la mano, al brazo el fusil, sangre quiere Urquiza, balas el Brasil.” Así “La división de Aquino” se preparaba para la batalla de Caseros, una tragedia histórica que dio riendas sueltas a los imperios y selló la alianza y subordinación de la clase terrateniente.

Su tragedia no fue suya, fue de la misma patria que sufrió la ocupación del imperio portugués desde su colonia (Brasil), las tropas portuguesas llegaron hasta la ciudad de Buenos Aires. Quedó sellado el plan de los ingleses de separar Uruguay de las Provincias Unidas. Se perdió nuevamente la soberanía sobre nuestro río Paraná y comenzó la época en la que se definió la fisonomía de un Estado Nacional subordinado a las potencias extranjeras.

La oligarquía ganadera de Buenos Aires, que Juan Manuel de Rosas representaba, los comerciantes criollos, sus aliados, recibieron una lección que les dejaría una marca indeleble. Y una advertencia… sea quien sea quien defienda a la patria lo puede perder todo, no hay clemencia. Si tenés vacas perdés las vacas, si tenés tierras perdés tierras, si tenés historia te borran de la historia. Sus mejores aliados huían de su lado y se cobijaban bajo el ala de sus enemigos.

Más allá de Rosas: La herencia de la soberanía

Se cerraba así una etapa que se había inaugurado con el rechazo de las invasiones inglesas y con el debilitamiento europeo producto de las guerras napoleónicas que tuvo su máxima expresión con la liberación de nuestros pueblos del dominio colonial. Así se apagaba uno de los fuegos de una generación de indomables como San Martín, Belgrano, y tantos otros.

El sable corvo, una de las armas emblemáticas de San Martín, fue entregado a Rosas en 1848 “Te entrego mi sable, confiando en que sabrás usarlo para la defensa de la patria”, José de San Martín.

Sin embargo, la tenacidad, las ansias de independencia no se desterraron con Rosas, porque en definitiva no eran patrimonio suyo, sino que es el patrimonio del pueblo argentino.  A veces olvidado, a veces oculto, pero ahí está…

Con el nuevo debilitamiento de las potencias imperiales, producto de las guerras, entrando el siglo XX, hombres como el general Mosconi encontraron una brecha para abrir un nuevo camino independentista e inauguraron una nueva etapa que coronaría en el gobierno peronista del 1945, donde la palabra soberanía volvió a resplandecer. Pero esa… es otra historia.

Nosotros tenemos el deber de encender nuevamente ese fuego, que está en nuestra esencia. La soberanía sobre el río Paraná, nuestra salida al mar y la recuperación de las Islas Malvinas, la reforma agraria, la industrialización del país y el control de los recursos naturales estratégicos. La lucha por la soberanía “crece desde el pie” como la musiquita que se pega a nuestros oídos.

Referencias:

  • Horacio E. Gilverti, Historia económica de la ganadería, Buenos Aires, Rigal, 1954.
  • Montoya, A., Historia de los saladeros argentinos. Buenos Aires, El Coloquio, 1970.
  • Los Oligarcas Juan J. Sebreli – La Historia Popular, Tomo 15 – Vidas y Milagros de Nuestro Pueblo.
  • http://www.trascarton. com.ar/aniversarios/los-saladeros-del-rio-de-la-plata
  • Mansilla, Lucio V. Mis Memorias: Infancia, Adolescencia . París: H. Garnier, 1913.
  • Gálvez, Manuel. “Vida de Juan Manuel de Rosas”. Buenos Aires: Editorial Tor, 1940.
  • Otto Vargas, “Sobre el modo de producción dominante en el Virreinato del Río de la Plata”, EA, 1983.
  • https://www.lanacion.com.ar/politica/murio-el-ex-embajador-manuel-de-anchorena-nid706828/

La imagen de portada pertenece a Damián Monti Falicoff. Dibujo parte del archivo “Ejercicios de soberanía (2018)”

(*) Ezequiel Nant, miembro del Foro por la Recuperación del Paraná

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FERROCARRILES

Sobre la privatización del Belgrano Cargas

Reproducimos comunicado de la Red por la Recuperación y Desarrollo de los Ferrocarriles.

Mienten para vendernos, tergiversan para entregarnos.

Hoy el gobierno de Milei y sus laderos anunciaron la privatización de Belgrano Cargas y Logística S.A tal como figura en la ley Bases.

De boca de Adorni y con un comunicado oficial plagado de falacias, dicen que es deficitario, que representó un gasto de 112 millones de dólares en 2023, que opera 7.600 km de vías, que las distancias medias que recorre son de 500 km y que el tonelaje movilizado es el mismo hace 15 años. Mienten de manera descarada.

Hoy Trenes Argentinos Carga (con los ramales Belgrano, Urquiza y San Martín) transporta 8.418.271 Toneladas anuales representando el 38% de la carga total movilizada en trenes en 17 provincias y 5 fronteras nacionales. Hace 15 años, en 2008, previo a la estatización de 2013, los 3 ramales solo transportaban 2.144.165 ton. Administra 9100 km de vías con distancia media promedio de 700 km, y reportó ingresos el pasado año por $34.651.140.000 equivalente en dólares a u$115,503,800. Estos datos están expresados claramente en la página oficial del ministerio de economía.

https://www.argentina.gob.ar/transporte/cnrt/estadisticas-ferroviarias

No hay ninguna duda que no solo el Belgrano cargas no es deficitario sino que reviste un negocio fenomenal a los monopolios que se lo queden en detrimento de las economías regionales, los pequeños productores y la soberanía nacional.

Urge impedir esta entrega, este robo al pueblo y a la patria.

Se adjunta documento completo en formato PDF

Link para descargar Documento Red de Recuperación y Desarrollo de los Ferrocarriles

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HISTORIA SOBERANÍA

La “Batalla de San Lorenzo”: Un legado de la historia

Por Luciano Orellano (*)

Dijo el Gral. San Martín:

Cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla”.

Este 3 de febrero, al cumplirse 211 años de la gloriosa “Batalla de San Lorenzo”, y frente a las nuevas amenazas y desafíos que debemos enfrentar en la Argentina que viene, nuestra historia se actualiza con vigorosa vigencia.

Apropiarnos de nuestra historia, volver sobre ella, resignificarla, tomando las valiosas enseñanzas de valentía y heroísmo de aquellos patriotas que nos precedieron, de los mandatos fundacionales de libertad, independencia y soberanía por los que nacimos e hicimos posible “acuñar moneda”, “ser libres de España y de toda otra dominación extranjera”, con la consigna “ni amo viejo ni amo nuevo, ¡ningún amo!”, nos renueva la esperanza de conquistar una Patria justa, libre y soberana para la felicidad del pueblo.

Aquella “Batalla de San Lorenzo”, librada el 3 de febrero de 1813, marcó el heroico inicio de la marcha de José de San Martín enarbolando la bandera de la independencia para “hacer posible lo necesario” y los sueños de “recuperar lo nuestro” para “una nueva y gloriosa nación”.

A poco tiempo de pisar suelo rioplatense, la primera tarea encomendada a quien era en aquel entonces “Teniente Coronel de Caballería”, José de San Martín, fue la de organizar un regimiento. Promediando el mes de diciembre de 1812, esta tarea era cumplida: nacía el Regimiento de Granaderos a Caballo.

En la ciudad de Montevideo, al otro lado del Río de La Plata, luego del estallido de la Revolución de Mayo de 1810, se apostaban las tropas realistas conservando desde allí su cuota de poder.

A comienzos de 1813, el Segundo Triunvirato convocaba a los diputados de las Provincias Unidas del Río de La Plata para sesionar en el marco de la Asamblea General Constituyente y Soberana del Año 1813 con el objetivo de reconocer la soberanía de los pueblos, proclamar la independencia y elaborar una constitución.

Desde el Cabildo de Montevideo ordenaban a las tropas realistas navegar en busca de “abastecimiento”. Subiendo por el Río de La Plata, adentrándose en el Paraná, aquella orden comenzaba a delinear uno de los grandes hitos de nuestra historia independentista.

Se encomendó entonces a los patriotas del Regimiento de Granaderos a Caballo, al mando de San Martín, custodiar y defender de los “saqueadores” las costas del río Paraná (el mismo río por el que hoy “sangra la Argentina” al que algunos en la actualidad “mal llaman hidrovía”), pretendiendo perpetuar su dominio por la fuerza de las armas.

Aquel 3 de Febrero de 1813, nuestro Regimiento de Granaderos a Caballo se apostó a la altura de la localidad de San Lorenzo en el convento de San Carlos, a la espera de los realistas. En esa madrugada se libraría la batalla fundacional, en estas tierras, de José de San Martín.

Las tropas españolas arribaron al puerto de San Lorenzo a bordo de 11 navíos, con 300 hombres entre marinos y soldados que duplicaban largamente en número a los 125 Granaderos y, luego de desembarcar, emprendieron su marcha hacia San Carlos. Allí, imperceptibles, aguardaban nuestros valientes y corajudos patriotas al mando de su “gran jefe”, dispuestos a derrotar a los invasores.

Tal como lo inmortalizó la Marcha de San Lorenzo, cuando “febo” asomaba, en una maniobra estratégica planificada por San Martín, los patriotas abatieron a los invasores en una confrontación que transcurrió en unos pocos minutos.

En palabras de José de San Martín, según “Parte de Combate” posterior a la batalla:

Seguramente el valor e intrepidez de mis granaderos hubieran terminado en este día de un solo golpe las invasiones de los enemigos en las costas del Paraná, si la proximidad de las bajadas no hubiera protegido su fuga, pero me arrojo a pronosticar sin temor que este escarmiento será un principio para que los enemigos no vuelvan a inquietar a estos pacíficos moradores”

En la Argentina de hoy, a 211 de aquellas gestas, está en riesgo nuestra integridad territorial, “saquean” tierras y mares, nuestros recursos, nuestras riquezas, y nuestro trabajo, desplegando una intrincada trama con múltiples mecanismos, leyes y decretos implementados por los imperialismos y los poderosos de “tierra adentro” asociados a ellos, hundiéndonos en la dependencia con la consecuente pérdida de nuestra soberanía: intermediaciones; concentración y extranjerización de la tierra; privatización, entrega y destrucción de nuestra soberanía industrial, comercial, monetaria y bancaria; planificación tributaria nociva; reinado del “capital financiero”; el curro “legalizado” de los paraísos fiscales; los descontroles aduaneros; las triangulaciones; la evasión fiscal y tributaria y la especulación cambiaria; entre otros.

Con inmenso orgullo, hemos protagonizado en unidad y en las calles la masiva e histórica jornada de “Paro y Movilización” del 24 de enero a lo largo y a lo ancho de nuestra Patria, en oposición y repudio al ajuste y entrega del DNU y la Ley Ómnibus del gobierno de Javier Milei, a tan solo 44 días de su asunción. ¡Nunca un gobierno “institucional” se atrevió a tanto en tan poco tiempo! Es, en los hechos, un golpe institucional.

Un gobierno nacional que, habiendo llegado “por el voto en las urnas”, pretende barrer y arrasar vertiginosamente con todos nuestros derechos conquistados en luchas heroicas y con todos los resortes estratégicos de nuestra Soberanía Nacional. Políticas “dictatoriales” amparadas en “el voto”.

Pero el pueblo argentino, a viva voz, estalló en el grito: ¡La Patria no se vende! ¡Se defiende!

¡La Patria está en peligro!

– Con el convencimiento de la necesidad y urgencia de recuperar nuestra plena Soberanía Nacional en todos los terrenos, de “hacer posible lo necesario”.

– Con los legados de nuestros revolucionarios de Mayo y nuestros patriotas de las gestas de la independencia.

– Con el espíritu de la Constitución Nacional de 1949, que expresa y sintetiza en el plano jurídico ideológico las transformaciones de aquel período histórico argentino, reflejado en su artículo 40: a) la economía al servicio del bienestar del pueblo y conforme el principio de la justicia social; b) autorización y legitimidad del Estado como ente monopolizador de la actividad de importación y exportación; c) propiedad imprescriptible e inalienable de la Nación de todos sus recursos naturales (petróleo, gas, carbón, recursos hídricos) y e) servicios públicos estatales y expropiación de aquellos que aún no pertenecen al patrimonio nacional.

Reafirmamos: ¡La Patria no se vende!

– Defendiendo el patrimonio nacional

– Estableciendo la “soberanía popular”

– Garantizando la “independencia argentina”

 

(*) Referente del Foro por la recuperación del Paraná y  Encuentro Federal por la Soberanía.

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