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Por las Escuelas Navales de Aprendices en la recuperación de nuestra “soberanía”

Por Oscar Verón, Capitán Fluvial Dragador (*)

El 26 de octubre de 1898 se creaba la Dirección General de Obras  Hidráulicas, dentro del Ministerio de Obras Públicas (MOP), en la zona ubicada en Dársena Sud del Puerto de Buenos Aires, luego célebremente conocida como Isla Demarchi.

Fue “objetivo” desde los años 90 y los gobiernos siguientes, para concretar allí ávidos planes de “negociados inmobiliarios”: prolongación del barrio de lujo Puerto Madero, el Polo de Medio de Audiovisuales, el barrio Santa María del Sur de la Empresa IRSA. Esto nos impulsó no solo a realizar la carrera como trabajadores, sino a transformarnos en “militantes”, en luchadores, defendiendo los bienes del Estado Nacional.

El 8 de noviembre de 1942 se creó la primera Escuela de Aprendices, que llevaba “la N° 1”, en un predio en Dársena Sud del Puerto de Buenos Aires, hoy conocida como Isla Demarchi. Posteriormente fueron creadas las Escuelas de Aprendices en Corrientes, Paraná, Rosario, Concepción del Uruguay, las cuales fueron “orgullo” en las provincias por su excelente capacitación en los más diversos oficios.

Creadas para que pudiesen acceder los hijos de las familias pobres, dado que incluían desayuno, almuerzo, merienda y un sueldito con aporte jubilatorio, contenían la especialidad de Talleres Navales (soldadura, electricidad, mecánica, carpintería de ribera, tornería,  matricería, y otras) y los cursos para personal embarcado podían ser de Cubierta o Máquinas.

En marzo de 1963, llegaba de la mano de mi viejo a un establecimiento que impresionaba, que abarcaba varios sectores. Con el “cagazo” que tenía no logré retener ningún nombre: ¡era la N° 1!

Mi Padre había descubierto esa Escuela porque había dejado su trabajo de Estibador Portuario, siendo empleado como chofer del Estado en la Universidad de Ingeniería. Mi Madre, “mujer trabajadora”, viajaba cuatro  horas, entre tres y cuatro veces a la semana, a limpiar casas de familias por unas magras monedas, feliz de que sus cuatro hijos varones y su hija pudieran estudiar para que no tuvieran que “burrear” como su Padre.

Acceder a la Escuela ¡era toda una odisea!

A las 8 de la mañana, desde la ribera del barrio de la Boca (frente a lo que era la Ítalo-Argentina), salía una “balsa”. Subir a esta era ingresar a un mundo fantástico. Su planchada tipo portalón, se levantaba cruzando el canal del Riachuelo mediante malacates (guinches), que traccionaban las cadenas lentamente atravesando el agua del canal hasta llegar a la orilla de enfrente. Para nosotros, los “noveles alumnos”, era propio de iniciar una aventura.

El perder la balsa, traía aparejados un par de problemas…

Una llegada tarde significaba una “sanción”. No era excusa que viviese en el Pueblo de Guernica, hoy ciudad de Presidente Perón, ni que me levantara a las 5,30 hs. de la mañana, ni que tomara desde mi casa un colectivo, el tren, y luego otro colectivo hasta la Boca para tomar la balsa. Ahí no quedaba otra que correr 35 cuadras para llegar a la Escuela, lo que no representaba un gran inconveniente ya que siendo joven servía para ejercitar las piernas, pero no salvaba la “llegada tarde”.

La Escuela era parte de un “mundo” en el cual reinaba el trabajo para el desarrollo de la industria naval.

Al primer año 1963 lo dividieron en cuatro grupos de 35 alumnos, por riguroso orden de inicial del apellido. Verón, me tocó 1ero 4ta. No nos conocíamos, así que, siguiendo el orden de las iniciales, me senté con un chico Zaccaro, con quien tengo buenos recuerdos de Compamigos. Los bancos y pupitres, rigurosamente de maderas, guardaban celosamente diversos grabados de alumnos que habían pasado por ellos. Duros, entrado el invierno el frío se hacía sentir. 

Desfilaron profesores varones, matemáticas, historia (la oficial), castellano, dibujo lineal, reglamentación y organización del taller, practica taller. En los años siguientes se agregaron materias como tecnología, nomenclatura naval. Cuando en 3er año elegí seguir “curso cubierta”, aparecieron legislación marítima, maniobras, navegación, natación y remo, prácticas abordo, topografía. En 4to año nos incorporaron hidrografía, cartografía, arquitectura naval, meteorología.

El comedor escolar era el mismo que utilizaban los trabajadores del Ministerio. El primer turno era el nuestro, unos 300 alumnos, contabilizando todos los años. Los de 4to año hacían el triste papel de “controladores”; era un jolgorio, como los recreos. Lo ideal nunca existió: las cargadas, la discriminación, el bullying, fueron un lugar común. Por venir de lejos, era el indio y “¿cómo están las tolderías?”, era una constante.

Las prácticas en el taller de la Escuela determinaron mi carrera. Limar, tornear, desarmar un motor, carpintería, no era lo mío. Cuando me interioricé de que era el “capitán” quien mandaba en un barco, no dudé: era mi profesión. 

Las prácticas se realizaban a bordo de las Embarcaciones del Ministerio y los talleres, acorde con la especialidad que opcionaran los alumnos, donde se contabilizaban más de 10.000 trabajadores. Aprendíamos de los que operaban en el sector de fundición que, a puro fuego y fragua, creaban hélices, anclas, cadenas, tracas, varengas, trancaniles, entre tantos elementos que se generan en la industria naval. Soldadores a quienes su protección les daba aspecto de astronautas, unían y devastaban materiales generando vida. Así la electrónica naval, matriceros, carpinteros (lindo oficio).

Los Embarcados subíamos a distintos buques, remolcadores, lanchas batimétricas, balizadores, dragas. Los de máquinas a su sector, en mi caso a practicar con las cartas náuticas, el compás (la rosa de los vientos, dicho en romance), sacar rumbos y azimuts, timonear, manejar la sonda ecógrafo y la de mano, a leer sus marcas, a maniobrar para zarpar una boya averiada, a mantener los canales de navegación, a tener presente la comunicación radial y de señales internacionales.

Lo que llamó mi atención fue que de 125 alumnos que habíamos empezado, en mi último año (1967) contando los de máquinas, cubiertas y taller, no llegábamos a 40, con algunos que repetían.

A los 18 años ingresamos al Estado nacional en planta permanente, muchos se iban a trabajar en la actividad privada, su capacitación era muy reconocida en los Astilleros que poblaban las riberas, como Astillero Alianza (construyó la Draga 256-C Capitán Núñez), Astilleros Mestrina, construyeron la Draga 32-C, 33-C y 34-C), como así también varios Talleres navales. La escuela les dotaba de herramientas en el conocimiento, para emprender una vida “digna”.

Para los egresados de Embarcados de Cubierta, era difícil conseguir conchabo, se volvía indispensable la experiencia para darte el comando de un buque. Mi egreso fue como Patrón menor sin cargo. Previo exámenes, psicofísicos, teóricos técnicos, tiempo de singladuras, pasé al de Patrón de 3era, así al de 2da, al de 1era, y con 29 años llegué a Capitán.

En los años 90, el menemismo ayudó a lavarle la cara a la dictadura. Primero hizo desaparecer las Escuelas de Aprendices, las transformó en Escuela exclusiva de Embarcados, luego las puso en manos de la Armada con el nombre Escuela Nacional de Cabotaje. Después siguió degradándola, la cambió a Escuela Nacional Fluvial, lo que significaba que los egresados navegaban exclusivamente en los ríos, siendo que antes era entre cabos por todo el mar argentino. El peor y “asesino” golpe fue trasladarla a la Escuela Mecánica de la Armada: los milicos estimaron que, llevando las escuelas a ese lugar, lavarían la cara de ese sitio de “exterminio”. Con Néstor Kirchner se logró revertir esa decisión y la Escuela volvió a funcionar en la Isla Demarchi.

Es para destacar que los egresados de Cubierta de esta Escuela, que llegaron a Capitanes, han sido y son los mejores Baqueanos y Prácticos de Ríos, altamente reconocidos por su pericia para navegar y maniobrar en los más diversos puertos, con los buques tipo Panamax y similares.

Hoy la Escuela Nacional Fluvial, depende exclusivamente de la Armada Argentina, decisión errónea porque la Armada “EDUCA” civiles. Ha dejado de ser para los chicos y chicas de las familias pobres, ahora les exigen tener el secundario. O sea, ser Capitán o Jefe de Máquinas Navales, pasó a integrar el grupo de títulos privilegiados para la elite.

Han distorsionado totalmente el origen de su creación.

¡Tenemos la obligación moral de rescatar su esencia!

(*) Oscar Verón. Capitán Fluvial Dragador. Miembro de la Mesa Coordinadora por la defensa de la Soberanía Nacional sobre el río Paraná y el Canal Magdalena. Delegado Gral. ATE Vías Navegables. CTA-A

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Repudiamos totalmente el “regalo” y desalojo del predio de la DNVN Paraná

Por Feliciano Ramos (*)

El predio del Estado Nacional de la Dirección Nacional de Vías Navegables de la   ciudad de Paraná (Entre Ríos) ha sido “regalado” al municipio de esa ciudad.

En un principio, las autoridades de dicha ciudad mostraron su verdadero interés de  convertirlo en otro “Puerto Madero”… Ahora dicen que van a convertirlo en un “paseo”,  etc.

Poco importan los fines, lo que importa es el hecho.

El hecho es que esto fue votado y aprobado en el Congreso Nacional, con media sanción  en Diputados, sin tomar en cuenta que es un predio dedicado a la producción, al trabajo,  un predio donde hay trabajadores que concurren a sus oficinas, talleres y embarcaciones.  Y donde hay familias enteras que dependen de esos trabajadores.

Por eso yo pregunto: ¿cada diputado o senador tuvo en cuenta todo esto a la hora de  votar?

El hecho, bastante común lamentablemente en el poder político, de andar cediendo  “gratuitamente” predios de la nación (o sea del todo el pueblo argentino) a las ciudades  y ellas a privados, ha dado y seguirá dando olor nauseabundo, porque todos terminan en  construcciones inmobiliarias tipo “Puerto Madero”. Ningún trabajador, ni persona de  clase media, puede adquirir ni mantener esos pisos que valen millones en dólares.   Despojan a los trabajadores y sus familias de un predio “por y para los ricos”, y si no se  va a hacer ningún emprendimiento ¿por qué no dejarlo?, ¿por qué no reactivarlo?  ¡Claro!,  de eso no se ocupa el honorable Congreso.

¡Este es un hecho aberrante que repudiamos absolutamente! Lástima que sea el  Congreso el que despoje a sus trabajadores de su lugar, de su herramienta de trabajo.  Todos los argentinos y argentinas debemos seguir atentamente lo que se vota y decreta,    cuando estamos distraídos por el Mundial, como fue por ejemplo en el año 2020: ante  “la muerte de un ídolo + población distraída = Decreto 949”.

Debemos estar alertas de estas maniobras que enajenan una propiedad que es “de todos  los argentinos y argentinas”. Ellos no son dueños de esas propiedades ¡sino el pueblo!, y  el pueblo argentino no los votó para que “regalen” predios, sino para que protejan los  intereses de la nación, ¡que son los del pueblo!

Ya bastante perjudicial y sospechoso es dejar los predios, oficinas, galpones, muelles y  buques de la Dirección Nacional de Vías Navegables sin el más mínimo mantenimiento,  totalmente abandonados, como a sus propios trabajadores, por un lado, y por otro brindarles buques, muelles, galpones, y oficinas, “gratuitamente” a Jan de Nul y Emepa.  Además de “mantenerlos” a estos “privados, ocupas del Estado”, es el mismo Estado el  que les paga y les renueva, o hace nuevas concesiones. A esto no lo hace ningún país  serio.

Ninguna reactivación de la DNVN… ¡Todas son malas para sus trabajadores, lugares de  trabajo, y herramientas!

Ahora, el Congreso pierde su valioso tiempo en “desalojarlos”, luego de cumplir 124  años de existencia laboral en el mismo. Ya lo intentaron con el distrito Corrientes,   donde ¡oh casualidad!, la ciudad quería hacer un emprendimiento inmobiliario como  “Puerto Madero”. Solo la lucha de sus trabajadores, la firme oposición y pelea de ellos y  sus familias, lo impidieron.

Otra vez vuelven a la carga los que quieren destruir, aniquilar, desarmar el potencial  operativo que tiene el país. Lo hicieron con ELMA, Flota Fluvial del Estado, con  Ferrocarriles Argentinos, con Altos Hornos Zapla, toda la siderurgia nacional de acero y  aluminio, con la minería en YCF, etc. etc. Y lo quieren hacer con la Dirección Nacional  de Vías Navegables y con los astilleros como Río Santiago, etc. etc.

¡Todo el poder político en contra de unos trabajadores de la DNVN que trabajan y  sobreviven con el magro sueldo, el abandono y el olvido estatal! Ahora el Congreso les   saca su predio, su lugar de trabajo, su oficina, su galpón, su embarcación, que a duras  penas pueden sostener, muchas veces poniendo plata de sus propios bolsillos para  reparar algo o comprar una correa que se rompió. Porque el Estado, desde hace décadas,   ¡ni un litro de pintura les da para pintar su barco! Después los critican porque están  oxidados,  pero no fueron a la sala de máquinas ni al interior de los buques a ver si  adentro están oxidados…

Si hay buques abandonados es por falta de personal, porque para los escritorios de los  ministerios de Economía, Transporte, etc., ¡sobra gente! Pero para la parte operativa del  Estado, como la DNVN, escasea personal, y mucho. ¿Casualidad? ¡Nooooo! 

Por todas estas acciones a las que nos tiene acostumbrados la política, que más parecen  negociados espurios que decisiones políticas basadas en la conveniencia del pueblo  argentino, no oponemos rotundamente y ¡repudiamos públicamente y totalmente  este despojo!

Como no nos mueve solo la crítica, proponemos que en lugar de enajenar tierras y  herramientas productivas del Estado, aunque estén deliberadamente abandonadas, se  dediquen a legislar para el trabajo y el desarrollo productivo e industrial del país que  generaría mucho empleo, para bajar los niveles de droga y delincuencia en el país, para  iniciar una marina mercante fluvial y de ultramar, para reactivar la Dirección Nacional  de Vías Navegables, y el astillero Río Santiago.

Como ven, hay mucho que hacer por el bien del país. Porque para su mal ya se hizo  bastante. ¡Paren con el daño!

(*) Capitán Fluvial – Integrante del Foro por la Recuperación del Paraná   

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Avanza la entrega del patrimonio público nacional

Por Foro por la Recuperación del Paraná.

Media sanción a una ley que regala un predio estratégico perteneciente al pueblo argentino y  beneficia directa e indirectamente a las multinacionales que nos saquean por el río Paraná.

Hace algunos meses desde el Foro por la recuperación del Paraná venimos alertando sobre el proyecto de ley impulsado por el intendente de la ciudad de Paraná que cede los terrenos de la Dirección de Vías Navegables delegación Paraná Medio (pertenecientes al Estado nacional) al municipio entrerriano.

Como afirmamos en notas anteriores el objetivo de impulsar emprendimientos inmobiliarios y gastronómicos en los terrenos que ocupa esta delegación se integran a la lógica de desguace y vaciamiento de una repartición con 100 años de historia que supo hacer flamear la bandera Argentina sobre nuestro majestuoso río. Principal vía de comercio de América del Sur por donde ingresan el 70% de los dólares a nuestro país, que fuera privatizado y extranjerizado en los años 90 pero que aun sigue en pie.

Advertencia: a continuación verán escenas de menemismo explicito

Artículo 1o.- Transfiérase a título gratuito a favor de la Municipalidad de Paraná, Provincia de Entre Ríos el dominio del terreno ubicado en la calle Santiago de Liniers N°395, de la ciudad de Paraná, provincia de Entre Ríos, denominado “Delegación Paraná Medio”

Artículo 2: La transferencia dispuesta en el Art. 1 se efectúa con cargo a que la beneficiaria realice tareas de regeneración e integración urbana del predio en el marco del Plan Maestro Integral del Área Costera de Paraná

Artículo 3: El Municipio destinará para el uso de la Dirección Nacional de Vías Navegables (Delegación Paraná Medio) un área para el desarrollo de sus actividades específicas

El intendente de Paraná señala como ejemplo lo que sucedió en la ciudad de Santa fe donde el puerto, luego de ser transferido a la provincia y ser desguazado en beneficio de los puertos de bandera extranjera, fue destinado a un paseo de compras, un hotel y un casino. ¿Eso es lo que quieren hacer? ¿Qué futuro hay para los jóvenes que se reciben en la escuela Nº 100 Puerto Nuevo cuyo objetivo histórico fue el de formar a los futuros trabajadores de la delegación? ¿Esa es la voluntad del gobierno nacional sobre el destino de su flota?

Como no se puede tapar el sol con la mano y ante los sucesivos cuestionamientos y evidencias concretas de que la DVN Paraná Medio aun puede cumplir funciones, quienes llevan adelante el proyecto tuvieron que “ceder” algunos espacios a vías navegables empujando la idea de que de esta manera se mantienen vivos los objetivos de la delegación. Una Mentira que cae por su propio peso al no existir ningún programa que financie la puesta en funciones, hecho que ocurre hace 30 años y viene garantizando una muerte lenta pero segura.

Pese a la lucha de los trabajadores y el sindicato de Dragado y Balizamiento de Paraná, que desde hace años enfrentan la desinversión y el abandono del Ministerio de Transporte, queda claro que el lobby que operó durante el menemismo para que “nada de lo que deba ser estatal permanezca en manos del estado” sigue vivito y coleando.

Festejan Jan De Null y la Bolsa de Comercio de Rosario

Qué mejor noticia para el monopolio belga y las cerealeras multinacionales que se han apropiado de nuestro comercio exterior que la media sanción de una ley para terminar de liquidar una delegación que podría hacer el trabajo de dragado y balizamiento con la estructura del Estado poniendo un ojo en lo que sucede en nuestro Paraná. ¿NO?

Festejan los ladrones de guante blanco del narcotráfico. Festejan las  que evaden impuestos y subfacturan exportaciones. Festejan las navieras internacionales que se quedaron con el flete de los 5000 buques que destruyen nuestro río con profundos calados  para llevarse nuestras riquezas.   

Quieren hacerle creer a la sociedad que  los trabajadores solo piden un pedazo de terreno y unos galpones para ocultar que el objetivo de fondo es terminar de hundir la draga 402 C Entre Ríos, los remolcadores 283, 286, 278, 290  junto a mas de 80.000 m2 y cientos de planos y material científico que bajo la tutela del Estado nacional supieron ser un enclave de la soberanía sobre nuestro río Paraná. Hundir cualquier posibilidad concreta de que la ciudad entrerriana vuelva a cumplir su rol de centinela de la patria custodiando bajo las tareas de dragado y balizamiento nuestras aguas. Enterrar para siempre el proyecto de una dirección que vuelva a ser epicentro de miles de jóvenes con trabajo genuino y de calidad como cuando funcionaba a pleno su astillero reparando y construyendo embarcaciones. 

Como un deja vú los años 90 vuelven a nosotros en cada párrafo del proyecto de ley rememorando lo que sucediera con la entrega y posterior vaciamiento de los puertos públicos nacionales. ¿Quien en su más sano juicio cedería a la órbita de un municipio semejante delegación con capacidades únicas, con embarcaciones a flote y con la posibilidad cierta y demostrada de realizar los trabajaos que hoy realiza un empresa extranjera pero hasta 5 veces más baratos?

“Toda nación que deja hacer por otras una navegación que podría emprender por ella misma, disminuye sus fuerzas reales y relativas a favor de sus rivales

Manuel Belgrano

No caben muchos más argumentos, solo apelar a los sentimientos patrióticos y a los sueños de una Argentina  justa libre y soberana que esperamos aniden en los corazones de los senadores y senadoras que ahora tienen en sus manos la posibilidad de revertir esta realidad.

Con la esperanza puesta en los trabajadores y en nuestra flota nacional repetimos NO A LA ENTREGA DE LA DIRECCION DE VIAS NAVEGABLES PARANA MEDIO. Maltratada y ultrajada nuestra bandera aun flamea sobre nuestro Paraná.

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