Este 20 de Junio se Conmemora el día de la Bandera Argentina por cumplirse un nuevo aniversario de la muerte del gran patriota Manuel Belgrano, y es justo que ese día se festeje el día de la enseña patria y se jure defenderla como tantas veces lo hicimos. Esa bandera que 27 de febrero el insigne patriota el General Manuel Belgrano enarboló por primera vez la bandera argentina, una bandera para una nación libre que luchaba por liberarse a si misma y a toda América del colonialismo el saqueo y la opresión. Lucha por la libertad encabezada por los patriotas como Manuel Belgrano y José de San Martín, además de muchos otros que combatieron en tierra y también en los ríos y mares. Para la lucha en los ríos y también en el mar el gobierno patrio autorizó a corsarios que lucharon en el río de la plata y por toda América, estos navíos llevaban enarbolada la bandera argentina, entre los que comandaban estos buques corsarios estaban los extranjeros que se sumaron a las luchas de los patriotas; ellos eran el irlandés Guillermo Brown y el francés Hipólito Bouchard (El corsario era un marino contratado y financiado por un Estado en guerra, enarbolaba la bandera del país que se identificaba y para el cual luchaba, todo lo contrario a los piratas que no se identificaban con la bandera de ningún país ). Los primeros Corsarios de América enarbolaron la bandera Argentina y hoy nos quedamos sin marina mercante, las banderas de los buques que vemos pasar son extranjeras.
Las ideas y la lucha por la libertad que condujeron nuestros patriotas se fueron encendiendo por toda América latina. Así como el general San Martín emprende la enorme tarea de liberar América por tierra, también colaboraron por mar los corsarios argentinos, en especial Hipólito Bouchard que, con sus buques enarbolando la bandera Argentina fueron luchando contra las baterías colonialistas de América central, es así que los colores de nuestra bandera enarboladas en los navíos corsarios argentinos fueron vistas y adoptadas como bandera en Honduras, Nicaragua, EL Salvador, Guatemala y Costa Rica (esta ultima se le agregó mas tarde una franja roja).
Una esperanza en un futuro de una América republicana a la que era suficiente una sola bandera, la argentina, eso impulso la decisión de adoptar nuestra insignia, o nuestros colores. La bandera madre de América.
El Cese el fuego llegó a la guerra por nuestras Islas Malvinas, los invasores ingleses retomaban la tierra que no les pertenece, la guerra había concluido. Sin embargo el pabellón nacional no se entrego al escarnio de los usurpadores, en un ultimo acto de arrojo el cabo Armando Guillermo González la oculto entre su ropa para que cuando lo requisaran los invasores no la encuentren, para eso fue secundado y ayudado por el soldado Horacio Cipriano Romero en una ultima y sagrada misión. Al pasar la requisa inglesa y subiendo a bordo del barco de regreso, temió que este fuera ingles. El pensaba en la bandera que tenía escondida, si pretendían revisarlo, estaba dispuesto a arrojarse al agua. “Si tengo que morir, que sea acá”, pensó. Felizmente era un buque de la cruz roja.
Gracias a estos patriotas esa bandera regreso con ellos a nuestro país, algún día esta misma bandera flameara sobre las Islas Malvinas.
¡Que bandera la nuestra que abraza toda america, que enamora argentinos y extranjeros!
Lean sino este texto, “A las 8 horas desembarcamos, a las 10 era en mi poder la batería y la bandera de mi patria tremolaba en el asta de la fortaleza”, escribe en su bitácora el corsario argentino Hipólito Bouchard hizo que durante casi una semana, California fuera territorio argentino.
Todas estas gestas y muchas mas que se deberían rescatar de nuestra historia engrandecen cada vez mas el gesto de Manuel Belgrano, de esa desobediencia de amor tan grande, que alzó en lo alto un 27 de febrero frente al mismo río Paraná, (hoy extranjerizado), ese hermoso pabellón, nuestra bandera Argentina y desde ese momento fue la bandera de la “verdadera” libertad y de la independencia de las potencias de entonces. Tanta admiración y tanto ardor causó la lucha por independencia que hasta extranjeros como Guillermo Brown e Hipólito Bouchard se sumaron a la lucha y orgullosos llevaron en alto la bandera que Manuel Belgrano Enarbolo. Tanto entusiasmo produjo en América esta gesta, que varios países imprimieron sus colores en su pabellones. Hoy nuevamente Argentina como toda América latina se encuentra igual o mucho peor, colonizada o mejor dicho saqueada por las potencias extranjeras que todos los días nos roban sin respetar ni nuestros lugares históricos. Es el momento de que en todo el pueblo argentinos se encienda el sentimiento de Manuel Belgrano y de todos los patriotas que no quisieron ser mas colonia y se decidieron a ser una nación. Tal vez también como hoy nosotros, ellos gritaron fuerte: LA PATRIA NO SE VENDE!!! SE DEFIENDE!!!
A la vera del Paraná, Belgrano desafía el universo, el poder de la soberbia Buenos Aires y en la batería de nombre prohibido, “Independencia”, iza el pabellón. Doscientos doce años han pasado. ¿Qué queda de aquella guerra por la independencia y la felicidad? ¿Qué queda de Belgrano en la vida cotidiana del pueblo argentino? Jirones…
El 27 de febrero de 1812, una de las cabezas más lúcidas de habla hispana, segundo promedio en la historia de la Universidad de Valladolid, cabalga al frente de mil quinientos muchachos que no saben leer y escribir.
Manuel José Joaquín del Corazón Belgrano sabe que tiene que contagiar algo parecido a lo que entiende como significado de la palabra esperanza.
Esos pibes no saben nada de revolución, independencia ni tampoco perciben la idea de un futuro mejor.
Él, sin embargo, está enamorado de tres palabras que le van a consumir la existencia en poco tiempo: revolución, independencia e igualdad.
Pero ellos, esos chicos que jugarán y perderán la vida por esas palabras que no saben qué quieren decir, necesitan algo que los motive.
Y una vez más, como ya lo había hecho en Curuzú Cuatiá, enarbola otra bandera.
A la vera del Paraná, desafía el universo, el poder de la soberbia Buenos Aires y en la batería de nombre prohibido, “Independencia”, iza el pabellón.
Doscientos doce años han pasado de aquel hecho. ¿Qué queda de aquella guerra por la independencia y la felicidad? ¿Qué queda de Belgrano en la vida cotidiana del pueblo argentino?.
Jirones…
Jirones…
“A consecuencia de la proclama que expedí para hacer saber a los naturales de los pueblos de Misiones, que venía a restituirlos a sus derechos de libertad, propiedad y seguridad de que por tantas generaciones han estado privados, sirviendo únicamente para las rapiñas de los que han gobernado, como está de manifiesto hasta la evidencia, no hallándose una sola familia que pueda decir: ‘estos son los bienes que he heredado de mis mayores’, y cumpliendo con las intenciones de la Excelentísima Junta de las Provincias Unidas del Río de la Plata y a virtud de las altas facultades que como a su vocal representante me ha conferido, he venido a determinar los siguientes artículos con que acredito que mis palabras, que no son otras que la de su Excelencia, no son las del engaño, ni alucinamiento, con que hasta ahora se ha tenido a los desgraciados naturales bajo el yugo del fierro, tratándolos peor que a las bestias de carga, hasta llevarlos al sepulcro palpando con ver su desnudez, sus lívidos aspectos y los ningunos recursos que les han dejado para subsistir.
Primero:
Todos los naturales de Misiones son libres, gozarán de sus propiedades y podrán disponer de ellas como mejor les acomode, como no sea atentando contra sus semejantes.
Segundo:
Desde hoy los liberto del tributo, y a todos los treinta pueblos, y sus respectivas jurisdicciones los exceptúo de todo impuesto por el espacio de diez años.
Tercero:
Concedo un comercio franco y libre de todas sus producciones, incluso la del tabaco con el resto de las Provincias del Río de la Plata.
Cuarto:
Respecto de haberse declarado en todo iguales a los españoles que hemos tenido la gloria de nacer en el suelo de América, les habilito para todos los empleos civiles, militares, y eclesiásticos, debiendo recaer en ellos, como en nosotros los empleados del gobierno, milicia y administración de sus pueblos.
(…) Séptimo:
A los naturales se les darán gratuitamente las propiedades de las suertes de tierra, que se les señalen que en el pueblo será de un tercio de cuadra, y en la campaña según las leguas y calidad de tierra que tuviere cada pueblo su suerte, que no haya de pasar de legua y media de frente y dos de fondo.
(…) Décimo séptimo:
Respecto a que las tierras de los pueblos están intercaladas, se hará una masa común de ellas, y se repartirán a prorrata entre todos los pueblos, para que unos a los otros puedan darse la mano y formar una provincia respetable de las del Río de la Plata.
Décimo octavo:
En atención a que nada se haría con repartir tierra a los naturales, si no se les hacían anticipaciones así de instrumentos para la agricultura como de ganados para el fomento de las crías ocurriré a la excelentísima junta, para que se abra una suscripción para el primer objeto, y conceda los diezmos de la quatropea de los partidos de Entre Ríos para el segundo; quedando en aplicar algunos fondos de los insurgentes, que permanecieron renitentes en contra de la causa de la Patria a objetos de tanta importancia, y que tal vez son habidos del sudor y sangre de los mismos naturales..
(…) Vigésimo Séptimo:
Hallándome cerciorado de los excesos horrorosos que se cometen por los beneficiarios de la hierba no solo talando los árboles que la traen sino también con los naturales de cuyo trabajo se aprovechan sin pagárselos y además hacen padecer con castigos escandalosos, constituyéndose jueces en causa propia, prohíbo que se pueda cortar árbol alguno de la hierba so la pena de diez pesos por cada uno que se cortare, a beneficio la mitad del denunciante y para el fondo de la escuela la otra…”, hecho en el campamento de Tacuarí, el 30 de diciembre de 1811.
Uno de los textos más hermosos, profundos y actuales de la historia argentina. Una especie de mapa que debe contrastarse con la realidad social y política de cada provincia del país. Uno de los documentos menos difundidos de Belgrano.
No es por casualidad. Todo lo contrario.
Dos clases
“Se han elevado entre los hombres dos clases muy distintas; la una dispone de los frutos de la tierra, la otra es llamada solamente a ayudar por su trabajo la reproducción anual de estos frutos y riquezas o a desplegar su industria para ofrecer a los propietarios comodidades y objetos de lujo en cambio de lo que les sobra. El imperio de la propiedad es el que reduce a la mayor parte de los hombres a lo más estrechamente necesario”, escribió Manuel Belgrano, en “La Gaceta”, del primero de setiembre de 1813.
“…el vestido de los héroes de la Patria, siempre tirados y siempre en trabajos y poco menos que desnudos”, escribió Don Manuel en una de sus 370 cartas reunidas en el llamado “Epistolario Belgraniano”, recientemente editado.
El párrafo hace mención a sus compañeros de armas. Los describe como héroes de la Patria. Son anónimos. Pero ellos son los héroes. Los protagonistas de la historia.
Para Belgrano, entonces, el sujeto social son las masas anónimas, las que combaten en el interior en pos de una nación americana.
“Llora la guerra civil y destruidora en que infelizmente está envuelta la América”, se lamentaba el dirigente que había sido educado en España en medio de las privaciones económicas propias y las de toda su familia. Se recibió de abogado, volvió y a los 24 años ya era secretario del consulado en Buenos Aires.
Ya estaba “hecho”, según el malversado sentido común de estos tiempos.
Sin embargo repetirá una y otra vez un concepto político existencial desmesurado. Una infranqueable intransigencia contra toda forma de corrupción.
“Ofrezco a VE la mitad del sueldo que me corresponde, siéndome sensible no poder hacer demostración mayor, pues mis facultades son ningunas y mi subsistencia pende de aquel, pero en todo evento sabré también reducirme a la ración del soldado, si es necesario, para salvar la justa causa que con tanto honor sostiene VE”, dijo e hizo el abogado economista transformado en militar.
“No quiero pícaros a mi lado…Lo mismo es morir a los cuarenta que a los sesenta, no me importa y voy adelante, quiero volar, pero mis alas son chicas para tanto peso”.
¿Cuál era el vuelo que quería remontar Belgrano?.
¿Qué cielo imaginaba para esas masas miserables que lo seguían?.
¿Por qué le achicaron las alas al general?.
Dice y repite que en las revoluciones “los que las intentan y ejecutan, trabajan las más de las veces para que se aprovechen los intrigantes… es la época de aprovecharse”. Pero él no se aprovechó. Estuvo siempre a la orden de los distintos gobiernos que se hicieron cargo de un país todavía enemigo de sí mismo. De una colonia que quería cambiar de dueño y formar parte, relaciones carnales mediante, con la potencia hegemónica de entonces, Gran Bretaña.
“Entré a esta empresa con los ojos cerrados y pereceré en ella antes que volver la espalda…”, confesó y fue fiel a esas palabras.
Palabras refrendadas con hechos. Palabras de un político refrendadas con hechos.
Un compromiso hasta la locura
Compromiso. Como así se le llamaba a la coherencia en los años setenta del siglo XX también en estas tierras de América latina.
Un compromiso que lo llevaba a la locura.
En Vilcapugio, Belgrano estaba “parado como un poste en la cima del morro, con la bandera en la mano, parecía una estatua”, narran los historiadores. Allí estaba, en medio del desbande, sosteniendo la bandera por la que había sido juzgado.
¿Por qué ese hombre que había logrado un difícil, pesado y fatigoso ascenso social se exponía a la muerte en un sucio campo de batalla?.
También sostienen los cronistas oficiales que Belgrano, en la retirada de Vilcapugio, se ubicó en la retaguardia y cargó un fusil y cartuchera de un herido.
Estaba cargado de ideas y proyectos. Enamorado de un país inventado en las mesas de cafés clandestinos antes de que estallara el 25 de mayo.
“Crea V que es una desgracia llegar a un país en clase de descubridor”, dijo en una clara demostración de inteligencia y modestia.
Allí se juega el destino de sus sueños. Las ideas de un grupo de una incipiente clase media que tomó el cielo por asalto y que no entendía que allá lejos, a través de ríos y pampas, allá en el interior, se pensaba y se creía en otras cosas. Será un choque para Belgrano, Castelli y los otros revolucionarios. Eso es lo que connota esta primera impresión de Don Manuel cuando se entrevista con la gente de carne y hueso del país que tendrá que descubrir. “Esta gente son la misma apatía; estoy convencido de que han nacido para esclavos”, dijo.
Repitió en abril de 1818: “todo es país enemigo para nosotros, mientras no se logre infundir el espíritu de provincia, y sacar a los hombres del estado de ignorancia en que están, de las miras de los que se dicen sus libertadores, y de los que los mueven para satisfacer sus pasiones”.
Fuente: “Los caminos de Belgrano”, del autor de esta nota.
(*) Carlos del Frade.Periodista. Diputado Provincial Frente Amplio por la Soberanía.
Cualquier argentino o argentina que ame a su patria y su bandera deber haber sentido como propio, como nos sucedió a nosotros, el agravio que ayer se le hizo a nuestro gran patriota (y primer soldado de la patria durante las invasiones inglesas) Manuel Belgrano en el Monumento Nacional a la Bandera en Rosario.
En un nuevo acto miserable de tergiversación de la historia nacional el candidato a presidente Javier Milei intentó una semblanza de Belgrano con la intención de apropiarse la figura de uno de los mejores hombres que dio la Argentina.
“Es muy importante la referencia histórica a quien ha sido el creador de la bandera. El general Manuel Belgrano. Sepan que Belgrano estudio en la Universidad de Salamanca. ¿Y por qué es importante para nosotros los liberales que uno de los grandes héroes de la patria haya estudiado en Salamanca? Porque la escuela de Salamanca es donde tú inicio la escuela escolástica que es la cuna del liberalismo.Por eso también cuando ustedes leen las obras de Belgrano, no solo se respira libertad, sino que también se nota la influencia liberal del padre del liberalismo Adam Smith. Por lo tanto nuestra revolución de mayo tiene en Belgrano a un liberal” dijo ayer ante una multitud el representante de los intereses extranjeros y de la economía concentrada de argentina, Javier Milei.
¿Qué tiene que ver el general Manuel Belgrano que dejo su sangre por liberar a la patria del yugo extranjero y de las minorías monopolistas y terratenientes, con lo que plantea Javier Milei? Absolutamente nada.
Así como utilizan para sus intereses minoritarios el concepto de libertad, que en sus manos es solo libertad de mercado a cualquier costo, ahora intentan utilizar la lucha y la historia de la gesta de mayo que nada tiene que ver con los programas y las ideas libertarias y fascistas que impulsan Milei y sus secuaces.
Qué tiene que ver un tipo como Milei que plantea que la propiedad privada está por encima de todo, a costo incluso de la exclusión de miles de compatriotas, con Belgrano que aseguraba que:
“Se han elevado entre los hombres dos clases muy distintas; la una dispone de los frutos de la tierra, la otra es llamada solamente a ayudar por su trabajo la reproducción anual de estos frutos y riquezas o a desplegar su industria para ofrecer a los propietarios comodidades y objetos de lujo en cambio de lo que les sobra. El imperio de la propiedades el que reduce a la mayor parte de los hombres a lo más estrechamente necesario…”
¿Cómo puede tener la desvergüenza de arrogarse la continuación de la obra del general Belgrano una fuerza política que plantea que solo el mercado debe regular la economía, excluyendo al estado de su rol de orientador y protector de la economía nacional? ¿Un espacio político que asegura que que hay que abrir la economía a las potencias extranjeras, incluso al costo de que desaparezcan miles de industrias, con las ideas económicas de avanzada de Belgrano?
Decía Belgrano que la única manera de que la patria florezca era “… fomentar agricultura, animar la industria, proteger el comercio”, y aseguraba que la industria debía ser alentada y guiada por el gobierno “… tomar otras medidas para llevarlas por la senda recta y no dejarlas caminar al antojo y capricho, sin principio ni regla fija”.
También nos dejó conceptos económicos claros, que están en las antípodas de lo que hoy plantea este representante de la oligarquía y los intereses foráneos que es Javier Milei:
“la importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación”.
“… con el infernal monopolio, se reducirán las riquezas a unas cuantas manos que arrancan el jugo de la Patria y la reducen a la miseria…”
“… Toda nación que deja hacer por otra una navegación que podría hacer por ella misma, compromete su soberanía y lesiona gravemente la economía de sus habitantes…”
“… los países que se dedican a producir materia prima, generan desempleo en su país, y empleo en el país que la compra…”
¿Cómo pueden intentar la apropiación histórica del gran defensor e impulsor de la educación pública y gratuita para todos como Belgrano quienes anuncian a los cuatro vientos que de llegar al poder van a privatizar la educación y la salud y arancelar la Universidad?
Belgrano era el primer impulsor de “fomentar la educación y los oficios…” y consideraba a la educación como un elemento central para el desarrollo tanto económico como social. Creó escuelas de dibujo técnico, matemática y de náutica, y propuso la creación de otras, entre ellas la de agricultura.
Tenía muy claro la importancia de fomentar la educación y capacitar al pueblo para que aprenda ciencias, técnicas, arte y oficios y puedan aplicarlos al desarrollo nacional.
No hay nadie más lejano de las ideas de Milei que un patriota como Manuel que proponía repartir la tierra “… las tierras de los pueblos, se repartirán en prorrata, entre todos para que unos y otros puedan darse la mano…” para desarrollar la economía, poniendo el cuidado de la naturaleza como eje … “cerciorado de los excesos horrorosos que se cometen con la flora, talando árboles y que se aprovechan de los naturales sin pagarles el trabajo y los hacen padecer castigos escandalosos, constituyéndose en jueces y causas propias, prohíbo que se pueda cortar árbol alguno…”; mientras los libertarios ponderan que es un derecho de las empresas contaminar los ríos porque no son de nadie.
Las ideas económicas de Belgrano eran ante todo ideas de soberanía y en desafío abierto intereses imperiales de Inglaterra (a sus socios locales) y a las ideas de la época como las que pregonaban los filósofos liberales que tanto reivindica Milei.
Belgrano rechazaba la idea de que el Estado tomara deuda externa y lo hizo con estas palabras textuales: “El grueso interés del dinero convida a los extranjeros a hacer pasar el suyo para venir a ser acreedores del Estado. No nos detengamos sobre la preocupación pueril, que mira la arribada de este dinero como una ventaja: ya se ha referido algo tratando de la circulación del dinero. Los rivales de un pueblo no tienen medio más cierto de arruinar su comercio, que el tomar interés en sus deudas públicas”.
¿Cómo pueden querer robarse la figura de Belgrano los ciervos del FMI que prometen más ajuste, incluso al costo de sudor y lágrimas del pueblo para cumplir con la deuda ilegitima, ilegal y fraudulenta?
La defensa de la industria nacional, la protección de la producción local, y un estado que provea tierras y educación a sus habitantes, iba (y sigue yendo) en contra de los intereses de las metrópolis imperiales y sus teóricos que ven en nuestros países solo proveedores de materias primas y compradores de sus manufacturas, para lo cual se sirven de la idea del libre mercado a ultranza, que solo beneficia sus intereses.
Las ideas de Belgrano deben ser desagraviadas, y rescatadas del robo y la apropiación espuria de los oportunistas libertarios.
Un espacio político cuyo líder reivindica a la genocida pirata Margaret Thatcher, ofendiendo el sentimiento nacional más profundo que tiene nuestro pueblo, que nos llegan de orgullo y gratitud hacia esa reserva moral de la nación que son nuestros héroes de Malvinas.
Belgrano y sus ideas de defensa de la industria nacional, la educación pública y gratuita, la generación de empleo, la crítica al librecambio y al endeudamiento, y sobre todo de defensa de la patria son las ideas de los verdaderos patriotas que nada tienen que ver con Milei, Macri y el resto de los cipayos que se dicen argentinos pero sirven a los intereses extranjeros.
Seguimos reivindicando el sueño de Belgrano de un país próspero, justo y soberano, que es nuestro sueño y no vamos a permitir que sea apropiado por aquellos que como decía el padre de la bandera actúan “en contra de la causa de la Patria, que tal vez son habidos del sudor y sangre de los mismos naturales…”
Porque se ha derramado mucha sangre para la verdadera libertad de la patria es que seguimos levantando tus banderas Manuel y gritando: “Ni amo viejo, ni amo nuevo, ¡ningún amo!”
(*) Miembros del Foro por la Recuperación del Paraná (Rosario)
Este 20 de Junio, Día de la Bandera Nacional, se cumplen 203 años del fallecimiento de Manuel Belgrano, quien fuera mucho más que el “creador de la bandera”: fue economista, abogado, periodista, militar, patriota y revolucionario. Junto a este mismo río Paraná “por el que sangra la Argentina” enarboló por primera vez, frente a la ciudad de Rosario, la bandera de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que desde ese día flameó en los campos de batalla ante la victoria y en la derrota, guiando a nuestros patriotas al llamado de la libertad. “Ni amo viejo, ni amo nuevo, ¡Ningún amo!”.
El 3 de Junio pasado, en el marco del 253° Aniversario del nacimiento de Manuel Belgrano, se realizó en la ciudad de Rosario el Primer Encuentro Federal por la Soberanía con el propósito de poner en valor todos los temas que hacen a nuestra soberanía nacional que hoy no podemos terminar de ejercer y que nos llevan a un estrangulamiento de la economía que repercute todos los días en los bolsillos de las mayorías de nuestro pueblo. Belgrano vislumbró y denunció la miseria en que vivía nuestro pueblo y el saqueo al que éramos sometidos.
Fue partícipe en la defensa de Buenos Aires, que era la capital del Virreinato del Río de la Plata, de las dos Invasiones Inglesas en 1806 y 1807 y promovió la emancipación de Hispanoamérica respecto de España.
Con el sueño de construir una patria grande, Belgrano planificó y actuó sobre los temas más importantes en la defensa de la soberanía en todos sus planos: echando al invasor de nuestro suelo; estableciendo que “la agricultura, industria, comercio, caminos, navegación, etc., son los únicos que pueden llevar a estos países a la libertad” y que era necesario darnos los “medios generales de fomentar agricultura, animar la industria, proteger el comercio “…”fomentar la educación y los oficios”; sentenciando a aquellos que actúan “en contra de la causa de la Patria, que tal vez son habidos del sudor y sangre de los mismos naturales”.
Entre los temas que más vínculo tienen con nuestra actualidad en relación con la soberanía sobre nuestro río Paraná, podemos encontrar en Belgrano una de sus frases más cargadas de contenido en este sentido, afirmando que: “Toda nación que deja ser por otra una navegación que podría hacer por ella misma, compromete su soberanía y lesiona gravemente la economía de sus habitantes”.
Repartió tierras dando instrumentos para la agricultura y el ganado, estableciendo que “las tierras de los pueblos, se repartirán en prorrata, entre todos para que unos y otros puedan darse la mano”. Fue incansable creador de escuelas, de artes y de oficios, incluyendo a las mujeres, que hasta el momento no tenían acceso.
Sentenciaba que con el “infernal monopolio, se reducirán las riquezas a unas cuantas manos que arrancan el jugo de la Patria y la reducen a la miseria” y que “los países que se dedican a producir materia prima, generan desempleo en su país, y empleo en el país que la compra”.
El rumbo de sus ideas y de su lucha comparte el mismo desvelo que nos impulsa y es nuestro legado: “…Juremos vencer a los enemigos interiores y la América del Sud será el templo de la Independencia y de la libertad…”.