Categorías
RÍO PARANÁ

Cae la entrega del río Paraná

Licitación “nula”. ¡Duro golpe al gobierno de Milei!

¡Una lucha sostenida!

La incansable lucha que los pueblos del litoral venimos librando contra la reprivatización del río Paraná ha tenido un paso importante tras la anulación del llamado a licitación, con el cual el gobierno pretendía legitimar la entrega de nuestro río Paraná a empresas extranjeras y, sin ningún tipo de estudio de impacto ambiental, avanzar en la profundización del calado del “canal de navegación” para llevarlo a 44 pies: ¡un verdadero crimen ambiental!

El llamado a licitación, el 20 de noviembre pasado, nos encontró protagonizando un acto en la ciudad de Rosario, donde reivindicamos el “día de la soberanía nacional”, con la exigencia de que nuestro Paraná ¡vuelva a manos argentinas!

Sin mediar vacaciones, “asambleas ciudadanas” como la realizada en Rosario el 28 de diciembre, “encuentros y muestras soberanas” en enero en Pueblo Esther y en Villa Gobernador Gálvez, la “caravana náutica” en la ciudad de Victoria (Entre Ríos), fueron muy importantes para lograr que la denuncia de esta entrega encontrara eco y permitiera agudizar todas las contradicciones y disputas interimperialistas que tiñeron todo el proceso desde el inicio.

¡Y seguimos la pelea! Con asambleas en Corrientes (Capital), en la Isla del Cerrito (Chaco), en donde vamos construyendo la “gran remada por el agua, la vida y la soberanía”, que será una nueva demostración de fuerza y compromiso por esta causa nacional.

¡Un escandaloso proceso de licitación!

Luego del polémico proceso para extranjerizar y entregar nuevamente el río Paraná, teñido de acusaciones de corrupción hacia el gobierno de Milei, la licitación de “nuestra principal vía navegable” quedó “nula”.

La empresa belga Dredging, Environmental & Marine Engineering (DEME) fue la única que finalmente se presentó, y el gobierno la acusó de actuar de manera ilegal. Curiosamente, DEME fue la principal denunciante de las irregularidades de un proceso que apuntaba a favorecer a Jan de Nul, otra empresa belga, que desde tiempos del menemismo tiene adjudicados los millonarios trabajos de dragado y balizamiento de nuestro río.

Ante estas acusaciones cruzadas, el Ejecutivo ordenó una investigación para determinar si DEME ejerció presiones sobre otros competidores o si hubo una posible asociación ilícita en perjuicio del Estado y los productores argentinos. Más allá de las acusaciones y las presiones políticas (que incluyeron el interés de Mauricio Macri por quedarse con el control del Paraná a través de una empresa holandesa), lo concreto es que las denuncias de corrupción y direccionamiento cobraron fuerza tras un dictamen de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA) que señaló en su documento varias irregularidades en el proceso licitatorio, lo que terminó por dar el tiro de gracia a la maniobra orquestada por el gobierno para mantener a la empresa actual, la belga Jan de Nul.

Entre las principales observaciones de la PIA se encuentran:

Incorporación de restricciones injustificadas: Se añadieron requisitos sin una justificación clara, lo que redujo la competencia y limitó la posibilidad de contratar en mejores términos.

Falta de estudios ambientales: No se realizaron los estudios ambientales correspondientes.

Idoneidad cuestionable: No se acreditó la idoneidad de la comisión evaluadora del proceso licitatorio.

Exclusión de empresas chinas: Por pedido expreso de la Embajada de Estados Unidos, se excluyó a empresas con participación estatal extranjera, como Shanghai Dredging Co., filial de la China Communications Construction Company (CCCC).

Plazo de concesión excesivo: Se estableció un plazo de 30 años sin un análisis ni justificación sobre su conveniencia.

Cláusula anticorrupción deficiente: Se permitía reconocer prestaciones a empresas que hubieran incurrido en actos de corrupción, lo que ponía en duda la transparencia del proceso.

Las denuncias no solo fueron provenientes de las empresas competidoras. Sostenidamente, y con certeros argumentos, referentes y organizaciones sociales, políticas y ambientales, como Luciano Orellano  del “Foro por la Recuperación del Paraná”, advirtieron claramente sobre las irregularidades del proceso.

“Remar contracorriente”: Un movimiento por la soberanía

El proceso licitatorio se anunció, provocativamente, el pasado 20 de noviembre de 2024, “Día de la Soberanía Nacional”, fecha en la que se conmemora el día en que nuestros patriotas, al mando de Lucio Mansilla, defendieron el río contra las flotas imperiales anglo-francesas que buscaban apropiarse de su libre navegación.

En los tiempos actuales, un gran movimiento popular de repudio a la entrega del Paraná crece y se afirma, y con sólida convicción da fuerte impulso a su recuperación para los argentinos y argentinas, así como de las riquezas que por allí circulan.

Movimientos por nuestra soberanía, ambientalistas, políticos, sociales, científicos y académicos de toda la cuenca del Plata y el Caribe, confluyen en una gran campaña denominada “Remar contracorriente por el agua, la vida y la soberanía”. Esta iniciativa tiene como actividad central una remada que se lanzará el 1° de marzo en Formosa, haciendo postas con actos y asambleas a lo largo de todo el recorrido del Paraná por nuestras provincias litoraleñas y llegará a Rosario el 22 de marzo, fecha en que se conmemora el “Día Mundial del Agua”.

Esta nueva iniciativa, encontró inspiración en aquella travesía que iniciaron dos pescadores en el año 1996, travesía que se convirtió en un símbolo de la resistencia ciudadana y logró frenar una mega represa en Entre Ríos.

Hoy, 28 años después, ¡vuelve la remada!, y recorriendo Paraguay, Formosa, Corrientes, Chaco, Entre Ríos y Santa Fe, se convocan en la defensa de nuestras aguas de los modelos extractivistas que destruyen la biodiversidad, precarizan comunidades y amenazan nuestra soberanía.

La construcción de la campaña se viene desplegando con gran protagonismo a través de asambleas multisectoriales a lo largo y ancho del litoral: pescadores, ambientalistas, militantes por la soberanía, personalidades de la ciencia y la cultura, como la comunidad en general, han tomado en sus manos la defensa del río, el agua y la soberanía.

Exigencias de la campaña

Desde la campaña, se exige:

Anulación inmediata del pliego de licitación.

Gestión pública, soberana y participativa del río Paraná, priorizando los intereses de las comunidades locales y la conservación ambiental.

Evaluaciones Ambientales Estratégicas y Acumulativas independientes antes de cualquier intervención.

Protección efectiva de las comunidades, culturas, humedales y ecosistemas asociados al río Paraná.

Adhieren también, a todas las iniciativas que de manera organizada y valiente defienden nuestros ríos y territorios. Expresan desde la campaña: “Sabemos que la situación que hoy enfrentamos requiere de la unidad de todos y todas”.

“El Paraná es nuestro”

Luciano Orellano, referente del “Foro por la Recuperación del Paraná” y de la actual convocatoria a “La Remada”, invita a protagonizar la travesía para “salvar al Paraná”, y concluye:

“Será una travesía cultural y de concientización sobre la importancia de defender nuestra soberanía. El Paraná es nuestro, como lo son las Malvinas. Entregar el Paraná es como entregar nuestra bandera. Debemos recuperar lo nuestro para construir un futuro de igualdad y justicia.

Como decía Don Ata: ‘Antes que nada, argentino, y a mi bandera seguí’…”

Categorías
HISTORIA SOBERANÍA

Juan Manuel de Rosas y la soberanía

Deuda externa, las Malvinas, la salida al mar, y el río Paraná en tiempos de la “restauración”

Por Ezequiel Nant (*)

Hilos infinitos entre nuestro pasado y nuestro presente…

Hay ciertas constantes que perviven en toda la historia de nuestra patria, hay hilos infinitos que comunican el pasado con el presente. Desde cierta perspectiva, si seguimos alguno de esos hilos fundamentales, las centurias se nos presentan como días. Todavía resuenan los cañonazos de Punta Quebracho en el lecho del río Paraná.

Nuestro territorio, nuestra pampa, nuestros ríos, nuestro mar, son constituyentes de nuestra argentinidad, y nos definen.

Somos un país con el 63% de territorio marítimo: sin puerto con salida al mar, nuestras islas Malvinas ocupadas por los ingleses, el río Paraná privatizado, y enormes riquezas enajenadas por los imperialismos.

Nuestro territorio está “taponado”, no es libre. Indio sin idioma, gaucho sin cimarrón, nuestra patria tiene puesto un bozal. Su garganta, nuestro Paraná, tiene atragantado un grito de rebeldía: ¡soberanía!

A lo largo de su devenir, ese grito contenido intenta apoderarse de las almas de los paisanos para poder salir pa’ fuera. Va atando nuditos en los hilos de nuestra historia para recuperarlos y que sirvan a los paisanos que vienen detrás.

La patria es “baguala”, y no reconoce prejuicios para desatar sus “corcoveos”.

El que hoy traemos al cuento es uno de esos nudos. Un gran nudo en el que se encuentran condensadas las tramas en nuestra tierra.

Esta bandera azul y blanca fue desplegada en 1845 en una de las baterías defensivas durante la batalla de la Vuelta de Obligado

Juan Manuel de Rosas…“el sublevado”

 “Me voy sin llevar nada de lo que no es mío” es la frase que dejó escrita el pequeño Juan al partir de su casa.

Su infancia fue un presagio de su destino, una inquebrantable voluntad lo determinó y lo desarraigó muy tempranamente.

Cuentan que, siendo muy pequeño, tras un castigo propiciado por su madre por no querer hacer un mandado, rompió el encierro al que lo habían sometido y se escapó casi desnudo a buscar ropas, asilo, y trabajo, a la casa de sus primos, “los Anchorena”, dejando una breve nota, como un presagio de su destino, donde comunicaba su partida.

El enfrentamiento con su madre, su decisión de emanciparse, no era suya, sino que era uno de esos infinitos hilos que conectan nuestra historia. En él se hacía carne el espíritu de bravura e independencia de los gauchos argentinos que no reconocen patrón ni amo, que se valen de sus propias manos y herramientas para hacerse dueños de su vida.

En Juan Manuel de Rosas, esos hilos se transformarían en fuertes cadenas que jalonarían toda su persona volviéndolo hacia su predestinación, repitiendo su propia sentencia originaria me voy sin llevar nada de lo que no es mío”.

Él, que sabía de vacas y granos, que hubiera podido hacer trascender su propia sangre siguiendo su linaje de acumulación de ganado y territorio. Él, que creció negociando, robando y matando a las comunidades originarias, organizando y mandando a los peones en la producción. Él, que no solo conocía el arte de la violencia sino también el de la persuasión. Él, que podía proyectar su apellido y su poder a lo largo de toda nuestra historia, precursor de la oligarquía terrateniente, se fue sin llevar nada, desnudo, por la patria.

Ese desarraigo que lo persiguió toda su vida tampoco era suyo, era el desarraigo del paisano argentino. El de los mismos indios despojados, el de los gauchos devenidos en siervos de la tierra, el desarraigo de la misma patria “sanmartiniana” que sufría la fragmentación y ocupación de su territorio por parte de los imperios europeos. El de una revolución “inconclusa” en la cual, dependientes de Inglaterra, nunca se repartió la tierra ni se desarrolló la industria.

Las mismas cadenas que lo determinaban en su rumbo, son las que bloquearon el paso por nuestro río en la “guerra del Paraná”.

La Guerra del Paraná 1845 – 1849

Francia e Inglaterra, las dos superpotencias, con las naves más avanzadas y poderosas del mundo, acorazados a vapor y armados con los mejores cañones, pretendían consolidar la libre navegabilidad de los ríos interiores. Lograron una victoria militar en la Vuelta de Obligado, rompiendo las cadenas que bloqueaban el paso. Pero una infinita cadena unió a todo el sur.

Uruguay, Paraguay, Bolivia, todas las provincias se unieron bajo la bandera de la “soberanía” y lo que el enemigo había logrado en la batalla de la Vuelta de Obligado, lo perdió política y económicamente y en decenas de emboscadas tendidas por los gauchos argentinos, hasta por fin caer rendido en la batalla de Punta Quebracho frente a los cañones del general Lucio Norberto Mansilla. Un bloqueo comercial implícito y cientos de escaramuzas de los paisanos a lo largo de nuestro río hicieron retroceder a los invasores y reconocer nuestra soberanía sobre el Paraná.

Retrato de Lucio Norberto Mansilla. Pintura al oleo ejecutada por Juan Goulú, a mediados del siglo XIX

Juan Manuel de Rosas ya había enfrentado las provocaciones del imperio francés, que pergeñó la ocupación de Jujuy y Salta por parte de Bolivia y simultáneamente bloqueó el puerto de Buenos Aires. Había enfrentado las provocaciones de portugueses, ingleses y franceses, bloqueando el puerto de Uruguay. El plan de las potencias era seguir partiendo el antiguo virreinato apoyados en las corrientes afines tanto de unitarios como de federales, dividir Corrientes y Entre Ríos (creando la república de la Mesopotamia), el NOA, y el sur a través de las islas Malvinas. Empujado por la determinación de su carácter, chocó una y otra vez al no querer arrodillarse ante nadie. Quedó revelado ante sus ojos que los imperios tenían un plan muy definido de antemano para todo el continente y que lo que no conseguían por la sumisión de los gobiernos locales lo harían por la fuerza de las armas “a cañonazos limpios” desde sus barcos acorazados.

En su tenacidad, se negó a pagar la “deuda externa” ya fraudulenta con la Baring Brothers mientras tenga que enfrentar una deuda interna y puso como condición el resarcimiento por la ocupación de las Malvinas.

Retrato de Juan Manuel de Rosas con la bandera de la Confederación Argentina

La batalla de Caseros

“¡Al arma, argentinos, cartucho al cañón! /que Brasil regenta la negra traición. / Por la callejuela, / por el callejón, que a Urquiza compraron / por un patacón, / el sable a la mano, al brazo el fusil, sangre quiere Urquiza, balas el Brasil.” Así “La división de Aquino” se preparaba para la batalla de Caseros, una tragedia histórica que dio riendas sueltas a los imperios y selló la alianza y subordinación de la clase terrateniente.

Su tragedia no fue suya, fue de la misma patria que sufrió la ocupación del imperio portugués desde su colonia (Brasil), las tropas portuguesas llegaron hasta la ciudad de Buenos Aires. Quedó sellado el plan de los ingleses de separar Uruguay de las Provincias Unidas. Se perdió nuevamente la soberanía sobre nuestro río Paraná y comenzó la época en la que se definió la fisonomía de un Estado Nacional subordinado a las potencias extranjeras.

La oligarquía ganadera de Buenos Aires, que Juan Manuel de Rosas representaba, los comerciantes criollos, sus aliados, recibieron una lección que les dejaría una marca indeleble. Y una advertencia… sea quien sea quien defienda a la patria lo puede perder todo, no hay clemencia. Si tenés vacas perdés las vacas, si tenés tierras perdés tierras, si tenés historia te borran de la historia. Sus mejores aliados huían de su lado y se cobijaban bajo el ala de sus enemigos.

Más allá de Rosas: La herencia de la soberanía

Se cerraba así una etapa que se había inaugurado con el rechazo de las invasiones inglesas y con el debilitamiento europeo producto de las guerras napoleónicas que tuvo su máxima expresión con la liberación de nuestros pueblos del dominio colonial. Así se apagaba uno de los fuegos de una generación de indomables como San Martín, Belgrano, y tantos otros.

El sable corvo, una de las armas emblemáticas de San Martín, fue entregado a Rosas en 1848 “Te entrego mi sable, confiando en que sabrás usarlo para la defensa de la patria”, José de San Martín.

Sin embargo, la tenacidad, las ansias de independencia no se desterraron con Rosas, porque en definitiva no eran patrimonio suyo, sino que es el patrimonio del pueblo argentino.  A veces olvidado, a veces oculto, pero ahí está…

Con el nuevo debilitamiento de las potencias imperiales, producto de las guerras, entrando el siglo XX, hombres como el general Mosconi encontraron una brecha para abrir un nuevo camino independentista e inauguraron una nueva etapa que coronaría en el gobierno peronista del 1945, donde la palabra soberanía volvió a resplandecer. Pero esa… es otra historia.

Nosotros tenemos el deber de encender nuevamente ese fuego, que está en nuestra esencia. La soberanía sobre el río Paraná, nuestra salida al mar y la recuperación de las Islas Malvinas, la reforma agraria, la industrialización del país y el control de los recursos naturales estratégicos. La lucha por la soberanía “crece desde el pie” como la musiquita que se pega a nuestros oídos.

Referencias:

  • Horacio E. Gilverti, Historia económica de la ganadería, Buenos Aires, Rigal, 1954.
  • Montoya, A., Historia de los saladeros argentinos. Buenos Aires, El Coloquio, 1970.
  • Los Oligarcas Juan J. Sebreli – La Historia Popular, Tomo 15 – Vidas y Milagros de Nuestro Pueblo.
  • http://www.trascarton. com.ar/aniversarios/los-saladeros-del-rio-de-la-plata
  • Mansilla, Lucio V. Mis Memorias: Infancia, Adolescencia . París: H. Garnier, 1913.
  • Gálvez, Manuel. “Vida de Juan Manuel de Rosas”. Buenos Aires: Editorial Tor, 1940.
  • Otto Vargas, “Sobre el modo de producción dominante en el Virreinato del Río de la Plata”, EA, 1983.
  • https://www.lanacion.com.ar/politica/murio-el-ex-embajador-manuel-de-anchorena-nid706828/

La imagen de portada pertenece a Damián Monti Falicoff. Dibujo parte del archivo “Ejercicios de soberanía (2018)”

(*) Ezequiel Nant, miembro del Foro por la Recuperación del Paraná

Verified by MonsterInsights