Resulta imposible no hablar desde el dolor cuando hay tantas familias en peligro de perder el trabajo. Resulta doloroso que los trabajadores y sus familias paguen las culpas de unos pocos ambiciosos. También resulta doloroso que un operario de mantenimiento en siderurgia gane $2.649,93 la hora, y que el básico de un técnico de primera sea $597.612,31 porque a Paolo Rocca, que felicita y es parte de este gobierno, le parezca mucho que un trabajador de la UOM en siderurgia gane más, mientras él amasa una fortuna con la entrega a su favor de una parte importante del negocio de la energía por parte del gobierno.
¿Qué hay por detrás?
En esta nota vamos a intentar aportar algunos datos que tienen como objetivo tanto contribuir a conocer la realidad, como aportar a una salida a esta lamentable situación. Lo primero es decir que es totalmente cierto y acertado lo que afirman Pablo González, Secretario General de la UOM Villa Constitución, como su Secretario Adjunto, Manuel Casas, y Silvio Acosta, de la Comisión Interna de Acindar: el presidente Milei es responsable al paralizar la obra pública, ya que destruye gran parte del mercado siderúrgico. La construcción representa casi el 50 % del mercado en Argentina, como lo es en todo el mundo. Además, el gobierno nacional no solo cortó la obra pública, sino que también achicó los salarios, despidió o provocó el despido de centenares de miles de personas, y vació el bolsillo de los trabajadores que consumían acero o de productores cuyo proceso de fabricación contenía acero. Si a esto le sumamos las importaciones de acero y de productos de todo tipo que contienen acero, da como resultado una política criminal. Pero ¿por qué el presidente Milei hace esto? ¿Porque cree que es lo mejor para la Argentina? La respuesta es “¡no, no y no!”. Lo hace porque sus jefes, que no son otros que las grandes potencias extranjeras (principalmente Estados Unidos, Israel e Inglaterra) quieren obtener de nosotros materias primas como soja, entre otros productos agropecuarios, junto al litio, petróleo, gas, agua, oro, cobre, y todo tipo de minerales. Como consecuencia, toda industria que no sirva a esta producción y toda persona que no sirva a estos intereses sobran en Argentina. En este caso, la frase “la verdad duele” es totalmente cierta, y duele hasta los huesos.
Mas para dar luz a la realidad, no alcanza solo con decir esto, sino que debemos situarnos en el contexto mundial. Desde 1950 hasta la fecha solo hubo dos momentos en los cuales cayó la producción a escala mundial: entre 1990 y 1995 cayó un 0,5%, y desde 2021 al día de hoy cayó casi constantemente hasta -10.8 %.
Otro dato de importancia es que previamente y durante esta crisis hay un corrimiento sobre dónde se centra la producción, siendo en Asia el lugar en que se utiliza más del 70% del acero. Esto indica un cambio en toda la producción y en la geopolítica con resultados de guerras comerciales y militares en curso, como ya venimos viendo.
En este contexto, se vienen formando distintas asociaciones entre países y entre monopolios que dominan la producción, monopolios que a su vez son dominados por gigantescos grupos financieros. Estas asociaciones internacionales tienen grandes disputas que hoy se tornan irreconocibles, pero también están interconectadas. Aquí vamos a señalar a dos de estos reagrupamientos por su nivel de importancia: la OTAN y el BRICS. Estas asociaciones tienen objetivos comerciales y militares en la disputa por el reparto del mundo (es importante aclarar que dentro de estas asociaciones solo se benefician los más poderosos asociados). En la disputa por el acero entre el BRICS y la OTAN, es el primero quien domina produciendo más del 75 % del acero del mundo, como también domina la producción de productos que utilizan acero, ya que más del 65% es utilizado en los países que lo integran. En lo que se refiere al mineral de hierro, mientras estuvo Bolsonaro en la presidencia de Brasil, su producción estaba controlada por la OTAN. Actualmente, con Lula como presidente, se ha abierto la disputa por el control principalmente de la empresa Vale SA, que puede inclinar la balanza para uno u otro lado. Al respecto, solo diremos que Brasil produce el 21 % del mineral de hierro que consume el mundo, que en su gran mayoría lo exporta a China. Además, Vale SA se encuentra entre las tres empresas productoras de este mineral más grandes del mundo. Volviendo a la siderúrgica, tanto Argentina como Sudamérica son dominadas por los países de la OTAN y sus inmensos monopolios, pero es abrumador y cada vez mayor la intromisión de China, principalmente a través de la importación de productos siderúrgicos. Esta situación se agravará con la apertura de importaciones, dando paso a mayor cantidad de productos chinos como también a productos de Brasil, entre otros.
¿Qué hay por delante?
Hecha esta descripción, las preguntas que caben son: ¿Y nosotros? ¿Cuál es la tarea inmediata que nos toca protagonizar? ¿Cuáles deben ser nuestros ejes de lucha? ¿Es posible una salida feliz para nuestra patria, Argentina, y para nuestros pueblos hermanos?
Es tan importante describir una realidad que es profundamente dolorosa, como también decir que estamos en un momento ideal. Porque como nos enseñó nuestra emancipación americana, es cuando las grandes potencias se pelean en guerras comerciales y militares y se hacen irreconciliables sus contradicciones, el momento en el que se abre la posibilidad de un camino feliz al pueblo argentino: rompiendo cadenas de dependencia para transformarlas en independencia y soberanía. Es por esto que a las luchas contra los despidos, por la producción, por mejorar salarios y condiciones laborales, es urgente hacerlas con un programa, rescatando al General Savio del olvido, trayéndolo al presente, tomando como “bandera” un programa de “unidad nacional soberano” en general y uno para la industria siderúrgica en particular.
Por último, y por comienzo, esta nota intenta llamar con gran humildad y con gran amplitud, junto a una fuerte convicción de que es posible y necesario, a la creación de un foro que tome la “industria siderúrgica soberana” como bandera de lucha, ya que urge el crecimiento de la industria nacional y la creación de puestos de trabajo industriales. Venimos viendo que con el argumento de ser competitivos las empresas van a intentar ir a un feroz achique, no sólo de los puestos de trabajo, también por las conquistas de los trabajadores, intentando cambiar las formas de trabajo para “aggiornarse” a las demandas de los mercados. Usando algunas herramientas que el propio gobierno y su Ministerio de Trabajo les han dado (ministerio integrado por los mismos dueños de Techint ) No es cierto que la salida sea más ajuste salarial con mayor agravamiento de las condiciones de trabajo… La salida es con un proyecto soberano que devuelva a los argentinos el control de la producción.
Es intención de este artículo rescatar y difundir aquellos capítulos de nuestra historia que nos alumbran en la búsqueda desvelada y actual de los caminos por la verdadera independencia y soberanía para nuestra Patria y el pueblo argentino.
Con ese espíritu, este escrito es una aproximación para recuperar a dos figuras de trascendencia central que, por su obra, ponen en valor la relevancia del acero en Argentina, considerada “la madre de todas las industrias”.
Se trata de Fray Luis Beltrán y del General Manuel Savio, quienes desarrollaron sus obras en distintos períodos históricos, siendo aportes invalorables como “base de la Independencia y pilar para un desarrollo soberano”.
Fray Luis Beltrán, el acero y la Independencia
Fray José Luis Marcelo Beltrán fue fraile franciscano. Nació en 1784 en San Juan, un 7 de septiembre. Hijo de padre francés y madre sanjuanina, sus estudios comenzaron a los 16 años en el convento de San Francisco en Mendoza, donde estudió matemática, física, mecánica, entre otras ciencias en forma teórica y práctica.
Este “vulcano con sotana”, entre otros apodos que llegó a tener, ha ganado en honor a su obra que en la fecha de su nacimiento, el 7 de septiembre, se conmemore en Argentina el “día del metalúrgico”.
Pero no se hace referencia en grado suficiente, al menos en general, cuando hablamos de los “revolucionarios de mayo”, al rol protagónico que debe ocupar su labor revolucionaria, de la cual trata este escrito.
La historia del acero comienza siempre ligada a procesos de colonización por parte de las grandes potencias, o a procesos de liberación nacional por parte de los países colonizados.
En este artículo, donde tomamos la figura de Fray Luis Beltrán, solo expondremos sobre los países colonizados para no extendernos tanto, tomando a Argentina dentro de la región sudamericana.
Es fundamental, para despejar los nubarrones que nos impiden ver el camino a la independencia y la felicidad del pueblo argentino, conocer nuestra historia. Y nuestra historia nos enseña que la independencia sudamericana y la lucha por la soberanía siempre caminaron de la mano de un proceso industrializador. Sea cuando estuvo oprimida bajo la forma de colonia (¹), como bajo la forma de dependencia (²); donde fue imperativo, urgente, y punto de partida, desarrollar la siderurgia y la metalurgia ligadas a la industria de defensa nacional.
Para dar sustento a esta afirmación podemos comenzar por las invasiones inglesas de 1806 y 1807, porque fue en 1808 cuando Santiago de Liniers decide crear la primera fundición de carácter militar para contar con suministros locales en previsión de otra invasión. Y luego de la “revolución de mayo”, la Primera Junta de Gobierno crea en 1811 la armería real, la primera fábrica de pólvora en Córdoba. Tras la derrota de Huaqui (³) se crea en 1812 la Fundición Militar de Bs. As.
Pero fue la gran epopeya del “Cruce de los Andes” liderada por el General José de San Martín, una de las mayores proezas que conozca la historia de la humanidad, la que nos permitirá ver con mayor claridad, y nos permitirá conocer al padre Beltrán.
El Cruce transcurre entre 1814 y 1818 pero, claro está, únicamente tomaremos algunos hechos y aspectos que nos sirven al tema que tratamos aquí.
Volviendo a la trayectoria de Beltrán, luego de algunos años de haber sido trasladado a Santiago de Chile, en 1812 ingresa como capellán del ejército independentista chileno al mando de Miguel Carrera, donde llegó a ser “teniente de artillería” tras recomponerse el parque de artillería gracias a sus habilidades metalúrgicas y productivas, además de protagonizar con gallardía en el campo de batalla. Luego de varias derrotas de los patriotas chilenos, tras la de Rancagua el 2 de octubre de 1814 regresó a este lado de la cordillera junto a un millar de soldados chilenos.
A su regreso, sirvió en Mendoza en el ejército patrio al mando del General José de San Martín, por ese entonces gobernador de Cuyo. Beltrán había sido recomendado por Bernardo O’Higgins, general que le había otorgado el grado de “teniente” en el ejército chileno, y quien lideró una de las dos columnas principales del Cruce de los Andes, muy cercano a las ideas y métodos de San Martín.
La tarea del “fraile” en el Cruce lo ocupó unos tres años, incluyendo la preparación del cruce, el cruce y las tres batallas que le siguieron.
El 1° de mayo de 1815, San Martín lo designó al frente del parque y la maestranza del Ejército de los Andes, y el 26 de febrero de 1816 ya es premiado con grado de “teniente primero” con grado de capitán. En el campamento de El Plumerillo fue donde instaló el taller, o más bien, la “fábrica”.
Allí se fabricaron o repararon : cartuchos, mochilas, cureñas, caramañolas, estribos, herraduras, municiones, balas de cañón, fusiles, sables, granadas, botas, zapatos, tiendas de campaña, uniformes, monturas, bayonetas, obuses, cañones morteros… Inventó y fabricó unas zorras (carro estrecho y liviano de cuatro ruedas con la extensión de los cañones, a los cuales portaba). En la fábrica llegaron a trabajar hasta 700 personas en turnos rotativos.
Hay que tener en cuenta que si bien una parte de algunos elementos como armas, tiendas de campaña, etc., se consiguieron en Bs. As. y en otros lugares, esto era poco para resolver semejante odisea teniendo en cuenta que el cruce contó con 5.400 personas (4.000 soldados), que soportaron variaciones de temperatura de 40° C (entre 30° C y -10° C). El cruce duró al menos dos semanas, recorriendo unos 500 km, sin poblados intermedios para reaprovisionarse o descansar, por lo que había muchos elementos por fabricar y en gran cantidad.
Los uniformes no solo se cosieron, sino que además se construyó un batán, que era una máquina para lograr la tela deseada y esta se tiñó de azul.
En la fábrica de pólvora, donde Fray Luis Beltrán comenzó ayudando y terminó dirigiendo, se elaboró en gran cantidad y calidad.
La Cordillera de los Andes es la segunda más alta del mundo (con alturas promedio de 3.000 o 4.000 metros sobre el nivel del mar), con partes empinadas, otras muy angostas, con ríos y arroyos. Para cruzarla, se construyeron puentes colgantes desplegables, arneses, portones, anclas, aparejos, y otras herramientas que el fraile utilizó junto a más de un centenar de hombres para el cruce y traslado de personas, animales, enseres, alimentos; ya sea acondicionado el camino, desplegando el puente sobre ríos y acantilados, utilizando aparejos para levantar y bajar cañones o carga de mulas, entre otros. Un verdadero sinfín de trabajos.
Para salvar la duda de si era posible cruzar la cordillera con semejante equipaje, Fray Luis Beltrán le dijo a San Martín: “Si los cañones deben tener alas, las tendrán”.
Una vez realizado el cruce y del triunfo en la batalla de Chacabuco, donde recibió la “medalla de plata”, deviene la batalla de Cancha Rayada, donde no solo el ejército patrio es derrotado, sino que además queda diezmado en armas y municiones. Y es aquí donde vuelve a aparecer el gran genio industrial y metalúrgico Fray Luis Beltrán, “proveyendo en 16 días: 22 cañones, cientos de fusiles y miles de municiones”.(⁴)
Luego, “el padre” continuó cumpliendo este rol en la lucha por la Independencia en Perú y terminó en lo que hoy es Uruguay.
Hasta aquí bajo la forma de colonia.
Vale aclarar que la derrota del sector que pretendía la independencia argentina “de toda dominación extranjera “ y que pretendía democratizar la tierra e industrializar el país, traba y detiene este proceso en sus albores, no permitiendo desarrollarnos según las necesidades de un país libre y soberano. Muy por el contrario, su desarrollo continuó según las necesidades de intereses extranjeros junto a sus servidores y socios internos (principalmente terratenientes) que nos impulsaban como un país productor de materias primas sin mayor industria que la vinculada a esta producción, y esto solo cuando no podía traerse desde fuera.
Es necesario hacer una observación de suma importancia, y es que este proceso industrializador no se detuvo por detenerse la guerra. En la conquista de la independencia y la soberanía, la guerra fue solo el comienzo. Luego vino la disputa en la lucha por un desarrollo continuo de las fuerzas productivas, que permitan sostener y avanzar en la independencia. Su desarrollo se detuvo porque en esa disputa perdió el sector revolucionario de los “patriotas de mayo”.
Es posible, y más aún necesario, el desarrollo de una industria siderúrgica en conjunto con la industria de defensa, la industria naviera y la ferroviaria. Esto de la mano de un programa de unidad nacional con eje en la soberanía que permita el desarrollo independiente de las fuerzas productivas para un país de pleno empleo y que vislumbre el sueño colectivo de nuestros “patriotas de mayo”.
Manuel Savio, el acero y la soberanía
Ya en la etapa de nuestro país dependiente de distintos imperialismos, traeremos el gran ejemplo del General Manuel Savio.
Si bien es difícil poner fecha exacta al comienzo de un proceso debido a los múltiples aspectos que actúan en él, podríamos decir que el año 1936, al asumir el General Savio como director de Fabricaciones Militares, señala el comienzo de un nuevo momento.
Fabricaciones Militares contenía la fábrica militar de aviones, la fábrica de armas portátiles, la fábrica de material de comunicaciones, la fábrica de pólvoras y explosivos, la fábrica de municiones y artillería, y la fábrica de aceros (que sirvió de escuela para el desarrollo de esta industria). Previamente, Savio ya había creado la “escuela superior técnica”.
En 1941 se funda la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM), de la cual él fue el principal impulsor y director, y desde allí se abordó un proyecto que fue un motor de la industrialización nacional
Vale aclarar que todo el proyecto dirigido principalmente desde DGFM, tenía en su objetivo industrializar y romper las cadenas de la dependencia y descentralizar la industria de Bs. As. para poder integrar y desarrollar todo el territorio nacional. Planteo opuesto a las posturas sionistas y entreguistas de entonces y de ahora con Javier Milei, como cara visible de quienes pretenden rematar por partes a la Nación Argentina.
Es imposible recuperar y lograr nuestra independencia y nuestra soberanía sin este desarrollo en toda la amplitud del territorio, incluido el acuático que representa el 63 % de nuestro territorio.
El General Manuel Savio, considerado también “padre de la siderurgia”, creó en Jujuy Altos Hornos Zapla, que fue la primera siderúrgica argentina en transformar mineral de hierro en arrabio, abasteciendo a siderúrgicas que no contaban con Altos Hornos, a empresas privadas y estatales, además de fabricar su propio acero, su laminado, proveerse de materia prima 100 % nacional y crear un polo industrial en el norte argentino.
Creó el plan siderúrgico nacional que contemplaba a SOMISA, empresa siderúrgica mixta que durante su existencia como tal fue la más importante de Argentina por cantidad y calidad de producción, por tener todas las etapas de producción y por hacer casi el 100 % de los laminados planos, abastecida con materia prima en gran medida nacional. Este proyecto trazó el camino para Hierro Patagónico Sociedad Anónima Minera, en Sierra Grande, HIPASAM, que abasteció de mineral de hierro a SOMISA durante 12 años.
Todo este proceso de “ganar soberanía”, tanto industrial como ideológica, asienta sus bases más sólidas en un periodo internacional de liberación nacional de una gran cantidad de países y, en Argentina, durante los dos gobiernos peronistas, cuando el Estado toma en sus manos palancas claves de la economía, entre estas la industria siderúrgica, continuando su desarrollo hasta que la dictadura del 76 revierte la línea de ascenso a descenso. Luego, el menemismo logró profundizar la dependencia a tal punto que hubo un programa televisivo de más del 40% de rating, conducido entonces por Tato Bores, que hablaba en un sketch de la “desaparición” de la Argentina, situación a la que en los tiempos actuales Milei pretende llevarnos con agresiva y violenta rapidez y toda profundidad.
Es imprescindible oponerle a este gobierno “regalapatria” el conocimiento de nuestra historia pasada como reciente y sus mejores experiencias, la denuncia permanente de la gravedad de la situación, y las propuestas necesarias para un “proyecto de unidad nacional que enarbole la bandera argentina soberana”. Una bandera que además del celeste y blanco de nuestra patria, contenga los colores de los estandartes de nuestros países y pueblos hermanos de Latinoamérica.
1) El rasgo distintivos de las colonias es la imposición de una minoría extranjera sobre una población nativa a partir de una relación de fuerza y violencia directa con ocupación militar, de funcionarios, comerciantes e industriales, asentada en el poder militar, con el objetivo del robo y saqueo de materias primas y ganancias obtenidas por el pueblo nativo trabajador
2) Los países dependientes gozan formalmente de independencia política pero, en realidad, están envueltos en las redes de la dependencia financiera y diplomática.
3) Batalla perdida contra los realistas que logra en ese momento la escisión del Perú de la Argentina, debilitando la “patria grande” soñada y deseada por los “patriotas de mayo”.
4) Felipe Pigna “El enloquecido por la revolución”
(*) Severo Van Kruijssen es miembro del Encuentro Federal por la Soberanía y del Foro por la Recuperación del Paraná.
🎙 Ciclo de entrevistas. Con la conducción de Marina Cerquetti.
🗣 Conversamos con Severo Van Kruijssen, miembro del Foro por la recuperación del Paraná y autor de las notas: “Arcelor Mittal: Si es “inglesa”…¡Que no se note!” y de “El acero y la soberanía”.
➡ Sobre la importancia de la industria siderúrgica para el desarrollo de un país, la historia del acero en Argentina y su profunda relación con la Industria Nacional y la soberanía.
La industria siderúrgica, desde la minería de hierro y carbón y la recuperación de chatarra, hasta llegar a las chapas navales, rieles ferroviarios, o cualquier otro producto destinado a la industria nacional, ocupa un lugar estratégico tanto para el desarrollo integral de absolutamente toda industria en general, como para la defensa y la seguridad nacional en particular. Por lo tanto, a todas las experiencias que ha protagonizado nuestro país en el desarrollo de esta industria, hay que entenderlas como una historia de lucha por la soberanía.
Sin observar desde este lugar, no hay comprensión ni conocimiento posible que tenga como objetivo un país con un desarrollo integral de la industria argentina, con pleno empleo y felicidad para sus habitantes. Si no nos paramos desde un profundo deseo de libertad, difícilmente podamos despejar las cortinas de humo que nos han impuesto. En relación a esto vamos a partir de algunos datos históricos hasta llegar al presente.
Es indispensable entender que para el puñado de países que dominan y oprimen al mundo con el robo y el saqueo, además del de sus propios pueblos, el de los pueblos y naciones oprimidas por ellos (principalmente EE.UU en nuestra región), es su tarea trabar los intentos de soberanía de los países oprimidos en minería: de hierro, de carbón, de oro, lo correspondiente a energía, etc.; en siderurgia: reducción, aceración, laminación, y su vinculación con la metalurgia de terminación, principalmente lo referido a lo ferroviario, y muy particularmente a la flota naval de guerra y comercial.
Es nuestra tarea avanzar sobre estos ejes, continuando con las mejores experiencias de nuestra historia: caso Fray Luis Beltrán como fabricante y organizador de artillería en la guerra emancipadora al mando de San Martín, entre otros, o luego el del General Manuel Savio (escuela superior técnica, dirección de fabricaciones militares –DGFM-, plan siderúrgico argentino) analizando principalmente las experiencias de Altos Hornos Zapla – Somisa – Hipasam (mineral de hierro) – Río Turbio (carbón).
En lo referido a la línea divisoria entre lo “estatal” y lo “privado”, entendemos que no es en realidad así: es entre quienes defienden fundamentalmente lo nuestro y quienes defienden intereses principalmente extranjeros. Por seguridad nacional, el Estado no puede ni debe dejar las palancas claves del país en la decisión de uno o varios monopolios extranjeros. Las mejores experiencias de este tipo de empresas, son estatales o mixtas “con control del Estado”.
Por lo dicho, queremos introducirnos a sobrevolar, muy por arriba y con solo algunas palabras, las experiencias.
Altos Hornos Zapla
Altos Hornos Zapla fue y es un complejo siderúrgico integrado, ubicado en el departamento de Palpalá, a 13 km de San Salvador de Jujuy. Contaba con dos minas de mineral de hierro “9 de octubre” y “Puesto viejo”, a no más de 27 km del alto horno; una zona forestal de 18.000 ha de bosques con 30 millones de árboles eucaliptos para carbón de leña para reducción del mineral, y otras 60.000 ha de forestación en Formosa. Cerca de allí se halla el dique La Ciénaga, obra hidráulica que embalsa 28 millones de m3 de agua.
Los planes de Savio y el encuentro de mineral de hierro son el punto de partida para que el 11 de octubre de 1945, a las 8.45 hs de la mañana, se realizara la primera colada de arrabio en Argentina, con la mano de obra de dos ingenieros suecos (que fueron parte central de esta experiencia con base en un proyecto sueco), el Gral. Savio, el Mayor Luteral y trabajadores del Noroeste argentino y de Bolivia. Esta experiencia utilizó materiales y máquinas que se encontraban en Argentina.
En 1964 se completó el ciclo siderúrgico con la construcción de cuatro altos hornos, dos hornos eléctricos y una planta de laminación. Hasta aquí 100 % estatal.
En 1992 fue privatizada, estando hoy en manos del empresario ítalo – argentino Sergio Taselli [1], pasando a ser “Aceros Zapla SA”. Es importante saber que esta experiencia, en principio sueco-argentina, termina siendo solo argentina por trabas de las que se sospecha como responsable a EE.UU, interceptando planos, entre otras cosas. Esta experiencia nos enseña, por un lado, que somos capaces de realizarlo nosotros y, por otro lado (el norteamericano) demuestra que no alcanzó con trabar la continuación del proyecto desde el lado de los suecos para detenerlo. Una vez logrado el proyecto “soberano” solo una feroz dictadura y gobiernos entreguistas (principalmente el menemista) lograron derribarlo.
Yacimientos y producción de carbón
Río Turbio
Existen yacimientos de carbón en ocho provincias, pero en Río Turbio (Santa Cruz), se encontrarían más del 90% de las reservas del país.
Desde 1943 hasta 1958 funcionó bajo la órbita de YPF, y a partir de ahí por YCF.
Produce coque para la siderúrgica y combustible (vapor) para la industria energética. Hoy está en funciones en manos del Estado, aunque no es jurídicamente una sociedad del Estado.
Mineral de hierro
El yacimiento de hierro de Sierra Grande, en Río Negro, es el mayor yacimiento de mineral de hierro en Argentina.
Se estima que las reservas de mineral de hierro sobrepasan los 140 millones de toneladas.
En 1969 se funda Hierro Patagónico de Sierra Grande (HIPASAM), que inició su primera producción en 1978. El mineral fue explotado hasta 1991 con ritmos de extracción anual del orden de un millón de toneladas de mineral y de producción de pellet para SOMISA, con un ferroducto que trasladaba el material hacia el puerto.
Se reactiva nuevamente en 2006, por medio de un acuerdo con la empresa china Leng Cheng Mining, clausurada en 2014 luego de una inspección de la Secretaría de Trabajo de la provincia.
No queríamos dejar de mostrar la importancia del mineral de hierro y visibilizar que hay hierro para abastecer el mercado interno o, al menos, una parte importante de éste.
SOMISA
El proyecto convertido en ley en 1947, conocida como “Ley Savio”, planteaba la creación de sociedades mixtas de Estado y empresas o capitales privados, con control estatal representado por la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM)
La “Ley Savio” tenía el objetivo de producir acero en el país, utilizando materias primas y combustibles argentinos y extranjeros en la proporción que resultara más ventajosa económica y técnicamente, conservando activas las fuentes nacionales de minerales y de combustibles; suministrar a las industrias nacionales de transformación y terminado acero en calidad y costos adecuados; fomentar la instalación de plantas de transformación y terminación; y afianzar el desarrollo de la industria siderúrgica argentina. Por esta ley se creó “Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina” (SOMISA).
En la presidencia del directorio quedó el Gral. Manuel Nicolás Savio. Junto al presidente, un tercio del directorio sería nombrado por el Estado, debiendo ser de nacionalidad argentina, no así el resto del directorio, que serían miembros de entidades privadas.
A principios de 1948 se definieron los productos que fabricaría la planta:
“…en un comienzo de las operaciones se proyectará para una producción de sólo 500.000 tons. de productos terminados si bien se toman recaudos para que al final se llegue a producir 1.000.000 de tons. de dichos productos. De un modo indicativo, los productos a fabricar son los siguientes: ⅓ rieles y perfiles pesados; ⅓ chapas, planchas y hojalatas; ⅓ perfiles medianos, chicos y redondos”.
Ese mismo año, SOMISA firmó un acuerdo con la empresa norteamericana “The Armco International Corp.”, controlada financieramente por el grupo Mellon. Mediante este convenio la dirección, el asesoramiento técnico, las obras de construcción y montaje de la planta siderúrgica, pasaron a ser responsabilidad de esta empresa.
Para 1951 las obras aún se limitaban al movimiento de tierras en el lugar.
Luego de esto, a sabiendas de la decisión del gobierno de terminar este proyecto y para asegurarse tener el control de avanzar la obra, los capitales norteamericanos otorgarían en 1955 un préstamo de hasta 60 millones de dólares del Eximbank que favorecía a The Armco International Corp., dándole la dirección técnica, el asesoramiento legal y funcionamiento de la planta de chapas, planchas y hojalata.
Acá hay que detenerse a observar dos cuestiones. Una es que al entregarle el sector de chapas, planchas y hojalata, controlan entre otras cosas la chapa naval. Otra es que el crédito, que se fue pateando, tenía como fecha de firma el 17 de septiembre de 1955, pero el golpe de Estado cívico-militar al gobierno de Perón del 16 de septiembre (que dejó un saldo de más de 150 muertos) no lo permitió. Esta dictadura firma en el 56, otro totalmente entreguista con cláusulas de injerencia interna.
El 20 de junio de 1960 se enciende el primer “alto horno”. Pero luego, el 17 de enero de 1961 mediante la Ley 15.081, se modifica la Ley 12.987 que creaba SOMISA. La modificación permitía principalmente aumentar la participación del capital privado (nacional o extranjero) al punto de que estos pudieran tener el control absoluto de la empresa. También desaparece la obligación de utilizar mineral nacional y mantener activo a este sector.
Recién el 5 de mayo de 1961 comienza la producción de acero a través de los hornos Siemens-Martin.
Es por todo esto que afirmamos a la empresa SOMISA y a todo el proyecto siderúrgico nacional del general Savio, como ejemplo que demostró su superioridad en beneficio del mercado interno en todo aspecto, e incluso el externo, por precios y calidad, exponiéndola como experiencia de lucha por la soberanía. Fueron necesarias tanto las dictaduras cívico-militares, como también los gobiernos que le siguieron (principalmente el menemista) que privatizaron y destruyeron esta gran experiencia de soberanía del pueblo y la nación Argentina.
En 1992 Carlos Menem la privatizó, vendiendo al grupo Techint una empresa de 5.000 millones de dólares en activos y 2.000 millones de dólares de pasivos a un monto de 140 millones de dólares[2].
Acero argentino
Si se analiza la industria del acero en la Argentina hoy, debemos afirmar que tiene una estructura concentrada y extranjerizada.
La producción se concentra en seis grandes empresas productoras: 1) la ítalo-argentina Ternium Siderar (del conglomerado Techint, con sede en Luxemburgo[3], y cotizante en el mercado local, con una participación estatal del 26% aproximadamente, a través de la ANSES) que da cuenta del 43,5% de la capacidad instalada; 2) Acindar controlada por ArcelorMittal, empresa con origen en la India y fuertes vínculos con los ingleses, que representa el 23,12% de la capacidad instalada (con sede en Luxemburgo, cotiza en mercados extranjeros); 3) la también ítalo-argentina Tenaris Siderca con un 17,68% (del conglomerado Techint, con sede en Luxemburgo, cotiza en mercados extranjeros); 4) Sipar Gerdau 8,84% (brasileña, cotiza en mercados extranjeros); 5) Acerbrag un 4,76% (brasileña, cotiza en mercados extranjeros); y 6) Aceros Zapla 2,04% (del empresario ítalo-argentino Sergio Taselli).
La concentración del sector también se observa en las etapas productivas.
Según un informe del Ministerio de Economía del año 2021, Techint controla el 100% de la capacidad instalada en aceros planos (Ternium Siderar) y tubos sin costura (Tenaris Siderca), mientras que Acindar representa el 60% en laminados no planos. En este sentido, los niveles de concentración y extranjerización del mercado del acero en la Argentina es monstruoso. Esto implica que las empresas imponen -a través de su posición dominante en el mercado- los precios y las condiciones de compra-venta (formas de pago, plazos de entrega, etc.) tanto a sus clientes como a sus proveedores, además del problema de “dónde está la plata” que generó y genera esta industria.
La Cámara Argentina del Acero expone en su página que la capacidad de producción anual en su conjunto es de cerca de 7 millones de toneladas de acero crudo (poco más de 5 millones producidos en 2022)[4] y su facturación consolidada es superior a 4.500 millones de dólares. Además, el sector exporta por más de 1.500 millones de dólares anuales, y se estima que genera aproximadamente 15.000 empleos de manera directa y alrededor de 100.000 de forma indirecta.
Los principales sectores que demandan productos de acero son la construcción (50%), el sector agroindustrial (35%) y otros sectores como el petróleo, gas y energía, y electrodomésticos (15%).
En nuestro país, son cinco las empresas productoras de acero común, las cuales se encuentran asociadas a la Cámara Argentina del Acero y forman parte de grupos empresariales muy importantes, tanto a nivel nacional como internacional: Acindar [5] (Grupo Arcelor Mittal); Tenaris-Siderca y Ternium-Siderar (Organización Techint); Acerbrag (Grupo Votorantim); y, por último, Sipar-Gerdau (Grupo Gerdau).
Para entender la situación actual del acero en Argentina, es importante observar que la Cámara “Argentina” del Acero está integrada por estos cuatro grupos. Solo de la parte que corresponde a Siderar (ex Somisa), los argentinos poseemos el 26%, y esta empresa está atada a los designios del grupo Techint (Techint Holding SARL, radicado en Luxemburgo), que a su vez está controlada por San Faustin SA (también radicada en Luxemburgo) y esta a su vez está controlada por R&P STAK .
En relación a lo ecológico, esta industria tiene hoy un alto porcentaje de emisión de dióxido de carbono por el lado negativo, y tiene la característica de ser reciclable y reutilizable indefinidamente por el lado positivo. El lado negativo solo se resuelve si entendemos a esta industria como una necesidad del pueblo argentino y sus industrias y no desde una visión de mercado con súper ganancias.
Planteamos iniciativas de propuestas a debatir:
Minería
Nacionalización de la minería con control de un ente regulador con poder de definición que contenga representantes nacionales y de cada provincia que realice minería, tomando como ejemplo la Comisión Administradora del río Paraná-HCDN, declarando a la minería de interés nacional con el objetivo de: explotación y exploración para el mercado interno -exportación a revisar de haber sobrante-; reducción al mínimo de los impactos ambientales negativos generados por la producción.
Chapa naval
Ley que difunda y promueva que empresas laminadoras realicen chapa naval para el mercado interno en coordinación con astilleros, comenzando en lo inmediato por una compra por parte del Estado nacional de las distintas chapas, abasteciendo a los astilleros en el momento necesario con este stock.
Rieles ferroviarios
Ley que difunda y promueva que empresas laminadoras realicen rieles y otros elementos para la industria ferroviaria en coordinación con estos sectores, que contenga plan de trazos que garanticen un desarrollo integral de la industria argentina.
Control de precios y abastecimiento de acero para industria nacional.
Ley que controle precios para el mercado industrial interno, siendo el Estado intermediario entre empresas siderúrgicas privadas existentes y productores nacionales, realizando un estudio previo de cálculos por la universidad pública que garantice a estas empresas siderúrgicas obtener tasas medias de ganancias, pero no más, y haciendo un estudio de los sectores y empresas que necesita desarrollar el país. Por ejemplo, compre en cantidad y variedad de chapa naval, que luego vaya revendiendo a astilleros cuando sea preciso.
Y de ser necesario, ser también intermediario entre el sector de semi terminado y el de terminado. (por ejemplo: ser intermediario entre la empresa que realiza un producto parecido a un colchón de acero y la empresa que utiliza este colchón de acero para hacer la chapa naval ya lista para utilizar el astillero).
Capital inicial
Compra nacional del 50% de la producción minera y de toda producción a exportar que no contenga un alto valor agregado de la materia prima. Con el control de las divisas obtenidas desarrollar -además de los ítems anteriores-, una industria siderúrgica con control estatal con materias primas nacionales (de no ser suficientes o no ser conveniente, obtenerlas del comercio con países hermanos latinoamericanos, como por ejemplo mineral de hierro de la mina Mutún de Bolivia, sin dejar de desarrollar la minería nacional); compra de maquinaria necesaria para desarrollar esta industria pero teniendo muy en cuenta que nos sirva principalmente para el desarrollo tecnológico de esta industria y no dependencia tecnológica.
Desarrollo científico tecnológico
Ley de promoción del acero en la educación pública secundaria, terciaria, universitaria y sindicatos de estas industrias, que incluya cátedras y cursos que aborden la instrucción y prácticas que sirvan al desarrollo de los ítems anteriores.
[1] Sergio Taselli: se puede decir que de chatarrero para Techint SA pasó a ser, de manos del menemismo, dueño de la concesión minera de Carbón Río Turbio desde 1994 al 2002, donde fue acusado de la muerte de 14 mineros por causas de vaciamiento. Debió rendir cuentas por 163.125.000 dólares en 7 años (según datos que surgen de un minucioso informe de la Auditoría General de la Nación al que tuvo acceso Página/12). En ferrocarriles, a través de Metropolitano SA, con la concesión del Roca, San Martín y Belgrano Sur, fue acusado de desguace, desviación de fondos, entre otras anomalías. Un fiel ejemplo de cómo fue el proceso de privatizaciones del menemismo (el camino a seguir según Milei): comprar una empresa en “quiebra”, disminuir costos echando trabajadores, bajando los salarios, incumpliendo normas de seguridad, y reclamando subsidios al Estado. En el sector privado, tuvo causas por contaminación (con la petroquímica de Capitán Bermúdez) y otras canalladas en Materfer, Parmalat, el Frigorífico Santa Elena. Su paso constante por tribunales, da cuenta tanto de causas de fraude y arbitrariedades contra trabajadores, normas de seguridad y contratos no respetados, como impunidad para ser juzgado.
[2] Fueron necesarios tres nefastos interventores para liquidar este emblema del Acero y la soberanía nacional. Primero Juan Carlos Cattáneo, uno de los más oscuros personajes del escándalo IBM-Banco Nación, entre 1990 y 1991, quien fue parte de reducir el plantel: 11.600 empleados en diciembre del 1990 a 5.285 en diciembre de 1991, además de lograr que una de las empresas que más facturaba y pagaba impuestos tuviera pérdidas de hasta un millón de dólares mensuales. Luego, Jorge Alberto Triaca -padre- (quien en el inicio de la dictadura del 76 comienza del lado opuesto y termina, luego de su libertad, retomando su actividad sindical en 1978 con la anuencia de la dictadura de entonces) fue designado delegado de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y continuó en ese rol hasta el año 1987. Fue uno de los líderes sindicales que defendieron las políticas de la Junta Militar, llegando incluso a dividir al movimiento obrero al dar nacimiento en 1982 a la CGT Azopardo, para enfrentarse a la CGT Brasil encabezada por Saul Ubaldini, que tenía un posicionamiento más duro frente a la dictadura. Terminó de concretar los despidos y de seguir logrando que la empresa sea deficitaria y comenzando con la venta. Luego, a la venta o estafa al pueblo y a la nación Argentina, la concretó María Julia Alsogaray al frente de las privatizaciones tanto de la acería estatal Somisa, como de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel). Posteriormente, fue designada en la Secretaría de Medio Ambiente. María Julia era hija de Álvaro Alsogaray, fundador de la Unión del Centro Democrática (Ucedé), ex ministro de Industria y de Economía y máximo defensor del liberalismo ortodoxo en el país durante buena parte del siglo XX. María Julia Alsogaray enfrentó siete juicios por su desempeño en la función pública, que ejerció durante las presidencias de Carlos Menem (1989-1999), y se encontraba en medio del octavo proceso a su muerte, en 2017. Alsogaray enfrentaba ese proceso en libertad condicional, condición que obtuvo a finales de 2016 al cumplir los dos tercios de la condena unificada por las causas en las que fue hallada culpable (fue condenada dos veces por corrupción).
[3] Luxemburgo es un paraíso fiscal (ver “Argentina sangra por las barrancas del río Paraná”, de Luciano Orellano, Editorial Ágora, Pág. 224, Segunda Edición).
[4] Lo escrito entre paréntesis es agregado nuestro.
[5] Acindar es productora de aceros largos. Pertenece al grupo ArcelorMittal desde 2006 y abastece a los sectores de la construcción civil, petróleo, energía, automoción, agro e industria en general. Con una producción anual de 1,75 millones de toneladas.
Tenaris-Siderca forma parte del grupo Techint. Tuvo un importante protagonismo en el desarrollo del mercado del petróleo y gas a partir del establecimiento de la planta de tubos sin costuras, del que es el principal productor, con una capacidad de producción anual de más de 900.000 toneladas y, además, produce productos para el mercado energético, la automoción y la agroindustria. Ternium-Siderar también pertenece al grupo Techint y es una empresa que elabora y procesa un amplio rango de productos de acero, con altas capacidades tecnológicas. La capacidad de producción total es de 12,4 millones de toneladas de acero terminado por año.
Acerbrag, ubicada en Bragado (Provincia de Buenos Aire) pertenece a Votorantim SA. Produce principalmente aceros largos que se destinan a los mercados de la construcción, el agro y la industria.
Gerdau, asociada a Sipar (en la ciudad de Pérez, provincia de Santa Fe), tiene una capacidad de producción de 650.000 toneladas de acero.
En 1992, Somisa pasó a manos de un consorcio liderado por el grupo ítalo-argentino Techint, acompañado por las empresas brasileñas Usiminas y Campanhia Vale do Río Doce y la chilena CAP. Desde entonces la compañía pasó a llamarse Aceros Paraná. Unos años después fue rebautizada como Siderar y hoy en día se llama Ternium Siderar, dado que forma parte de un grupo formado por otras dos plantas internacionales ubicadas en México y Brasil (antes Sidor, Venezuela).
Con la enajenación de Somisa se consolidó un oligopolio siderúrgico local: el grupo Techint y Acindar pasaron a ejercer una posición dominante en ese mercado. Empresas de Techint monopolizaron la producción local de productos planos y de tubos sin costura, mientras que Acindar desplegó su hegemonía en el mercado de los no planos, excluidos los tubos sin costura.