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ACERO SOBERANÍA

🔵 SEVERO VAN KRUIJSSEN en Entrevistas de INFO▶SOBERANA #46

“EL ACERO Y LA SOBERANÍA”

🎙 Ciclo de entrevistas. Con la conducción de Marina Cerquetti.

🗣 Conversamos con Severo Van Kruijssen, miembro del Foro por la recuperación del Paraná y autor de las notas: “Arcelor Mittal: Si es “inglesa”…¡Que no se note!” y de “El acero y la soberanía”.

➡ Sobre la importancia de la industria siderúrgica para el desarrollo de un país, la historia del acero en Argentina y su profunda relación con la Industria Nacional y la soberanía.

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ACERO INDUSTRIA SOBERANÍA

El acero y la soberanía

Por Severo Van Kruijssen

La industria siderúrgica, desde la minería de hierro y carbón y la recuperación de chatarra, hasta llegar a las chapas navales, rieles ferroviarios, o cualquier otro producto destinado a la industria nacional, ocupa un lugar estratégico tanto para el desarrollo integral de absolutamente toda industria en general, como para la defensa y la seguridad nacional en particular. Por lo tanto, a todas las experiencias que ha protagonizado nuestro país en el desarrollo de esta industria, hay que entenderlas como una historia de lucha por la soberanía.

Sin observar desde este lugar, no hay comprensión ni conocimiento posible que tenga como objetivo un país con un desarrollo integral de la industria argentina, con pleno empleo y felicidad para sus habitantes. Si no nos paramos desde un profundo deseo de libertad, difícilmente podamos despejar las cortinas de humo que nos han impuesto. En relación a esto vamos a partir de algunos datos históricos hasta llegar al presente.

Es indispensable entender que para el puñado de países que dominan y oprimen al mundo con el robo y el saqueo, además del de sus propios pueblos, el de los pueblos y naciones oprimidas por ellos (principalmente EE.UU en nuestra región), es su tarea trabar los intentos de soberanía de los países oprimidos en minería: de hierro, de carbón, de oro, lo correspondiente a energía, etc.; en siderurgia: reducción, aceración, laminación, y su vinculación con la metalurgia de terminación, principalmente lo referido a lo ferroviario, y muy particularmente a la flota naval de guerra y comercial.

Es nuestra tarea avanzar sobre estos ejes, continuando con las mejores experiencias de nuestra historia: caso Fray Luis Beltrán como fabricante y organizador de artillería en la guerra emancipadora al mando de San Martín, entre otros, o luego el del General Manuel Savio (escuela superior técnica, dirección de fabricaciones militares –DGFM-, plan siderúrgico argentino) analizando principalmente las experiencias de Altos Hornos Zapla – Somisa – Hipasam (mineral de hierro) – Río Turbio (carbón).

En lo referido a la línea divisoria entre lo “estatal” y lo “privado”, entendemos que no es en realidad así: es entre quienes defienden fundamentalmente lo nuestro y quienes defienden intereses principalmente extranjeros. Por seguridad nacional, el Estado no puede ni debe dejar las palancas claves del país en la decisión de uno o varios monopolios extranjeros. Las mejores experiencias de este tipo de empresas, son estatales o mixtas “con control del Estado”.

Por lo dicho, queremos introducirnos a sobrevolar, muy por arriba y con solo algunas palabras, las experiencias.

Altos Hornos Zapla

Altos Hornos Zapla fue y es un complejo siderúrgico integrado, ubicado en el departamento de Palpalá, a 13 km de San Salvador de Jujuy. Contaba con dos minas de mineral de hierro “9 de octubre” y “Puesto viejo”, a no más de 27 km del alto horno; una zona forestal de 18.000 ha de bosques con 30 millones de árboles eucaliptos para carbón de leña para reducción del mineral, y otras 60.000 ha de forestación en Formosa. Cerca de allí se halla el dique La Ciénaga, obra hidráulica que embalsa 28 millones de m3 de agua.

Los planes de Savio y el encuentro de mineral de hierro son el punto de partida para que el 11 de octubre de 1945, a las 8.45 hs de la mañana, se realizara la primera colada de arrabio en Argentina, con la mano de obra de dos ingenieros suecos (que fueron parte central de esta experiencia con base en un proyecto sueco), el Gral. Savio, el Mayor Luteral y trabajadores del Noroeste argentino y de Bolivia. Esta experiencia utilizó materiales y máquinas que se encontraban en Argentina.

En 1964 se completó el ciclo siderúrgico con la construcción de cuatro altos hornos, dos hornos eléctricos y una planta de laminación. Hasta aquí 100 % estatal.

En 1992 fue privatizada, estando hoy en manos del empresario ítalo – argentino Sergio Taselli [1], pasando a ser “Aceros Zapla SA”. Es importante saber que esta experiencia, en principio sueco-argentina, termina siendo solo argentina por trabas de las que se sospecha como responsable a EE.UU, interceptando planos, entre otras cosas. Esta experiencia nos enseña, por un lado, que somos capaces de realizarlo nosotros y, por otro lado (el norteamericano) demuestra que no alcanzó con trabar la continuación del proyecto desde el lado de los suecos para detenerlo. Una vez logrado el proyecto “soberano” solo una feroz dictadura y gobiernos entreguistas (principalmente el menemista) lograron derribarlo.

Yacimientos y producción de carbón

Río Turbio

Existen yacimientos de carbón en ocho provincias, pero en Río Turbio (Santa Cruz), se encontrarían más del 90% de las reservas del país.

Desde 1943 hasta 1958 funcionó bajo la órbita de YPF, y a partir de ahí por YCF.

Produce coque para la siderúrgica y combustible (vapor) para la industria energética. Hoy está en funciones en manos del Estado, aunque no es jurídicamente una sociedad del Estado.

Mineral de hierro

El yacimiento de hierro de Sierra Grande, en Río Negro, es el mayor yacimiento de mineral de hierro en Argentina.

Se estima que las reservas de mineral de hierro sobrepasan los 140 millones de toneladas.

En 1969 se funda Hierro Patagónico de Sierra Grande (HIPASAM), que inició su primera producción en 1978. El mineral fue explotado hasta 1991 con ritmos de extracción anual del orden de un millón de toneladas de mineral y de producción de pellet para SOMISA, con un ferroducto que trasladaba el material hacia el puerto.

Se reactiva nuevamente en 2006, por medio de un acuerdo con la empresa china Leng Cheng Mining, clausurada en 2014 luego de una inspección de la Secretaría de Trabajo de la provincia.

No queríamos dejar de mostrar la importancia del mineral de hierro y visibilizar que hay hierro para abastecer el mercado interno o, al menos, una parte importante de éste.

SOMISA

El proyecto convertido en ley en 1947, conocida como “Ley Savio”, planteaba la creación de sociedades mixtas de Estado y empresas o capitales privados, con control estatal representado por la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM)

La “Ley Savio” tenía el objetivo de producir acero en el país, utilizando materias primas y combustibles argentinos y extranjeros en la proporción que resultara más ventajosa económica y técnicamente, conservando activas las fuentes nacionales de minerales y de combustibles; suministrar a las industrias nacionales de transformación y terminado acero en calidad y costos adecuados; fomentar la instalación de plantas de transformación y terminación; y afianzar el desarrollo de la industria siderúrgica argentina. Por esta ley se creó “Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina” (SOMISA).

En la presidencia del directorio quedó el Gral. Manuel Nicolás Savio. Junto al presidente, un tercio del directorio sería nombrado por el Estado, debiendo ser de nacionalidad argentina, no así el resto del directorio, que serían miembros de entidades privadas.

A principios de 1948 se definieron los productos que fabricaría la planta:

“…en un comienzo de las operaciones se proyectará para una producción de sólo 500.000 tons. de productos terminados si bien se toman recaudos para que al final se llegue a producir 1.000.000 de tons. de dichos productos. De un modo indicativo, los productos a fabricar son los siguientes: ⅓ rieles y perfiles pesados; ⅓ chapas, planchas y hojalatas; ⅓ perfiles medianos, chicos y redondos”.

Ese mismo año, SOMISA firmó un acuerdo con la empresa norteamericana “The Armco International Corp.”, controlada financieramente por el grupo Mellon. Mediante este convenio la dirección, el asesoramiento técnico, las obras de construcción y montaje de la planta siderúrgica, pasaron a ser responsabilidad de esta empresa.

Para 1951 las obras aún se limitaban al movimiento de tierras en el lugar.

Luego de esto, a sabiendas de la decisión del gobierno de terminar este proyecto y para asegurarse tener el control de avanzar la obra, los capitales norteamericanos otorgarían en 1955 un préstamo de hasta 60 millones de dólares del Eximbank que favorecía a The Armco International Corp., dándole la dirección técnica, el asesoramiento legal y funcionamiento de la planta de chapas, planchas y hojalata.

Acá hay que detenerse a observar dos cuestiones. Una es que al entregarle el sector de chapas, planchas y hojalata, controlan entre otras cosas la chapa naval. Otra es que el crédito, que se fue pateando, tenía como fecha de firma el 17 de septiembre de 1955, pero el golpe de Estado cívico-militar al gobierno de Perón del 16 de septiembre (que dejó un saldo de más de 150 muertos) no lo permitió. Esta dictadura firma en el 56, otro totalmente entreguista con cláusulas de injerencia interna.

El 20 de junio de 1960 se enciende el primer “alto horno”. Pero luego, el 17 de enero de 1961 mediante la Ley 15.081, se modifica la Ley 12.987 que creaba SOMISA. La modificación permitía principalmente aumentar la participación del capital privado (nacional o extranjero) al punto de que estos pudieran tener el control absoluto de la empresa. También desaparece la obligación de utilizar mineral nacional y mantener activo a este sector.

Recién el 5 de mayo de 1961 comienza la producción de acero a través de los hornos Siemens-Martin.

Es por todo esto que afirmamos a la empresa SOMISA y a todo el proyecto siderúrgico nacional del general Savio, como ejemplo que demostró su superioridad en beneficio del mercado interno en todo aspecto, e incluso el externo, por precios y calidad, exponiéndola como experiencia de lucha por la soberanía. Fueron necesarias tanto las dictaduras cívico-militares, como también los gobiernos que le siguieron (principalmente el menemista) que privatizaron y destruyeron esta gran experiencia de soberanía del pueblo y la nación Argentina.

En 1992 Carlos Menem la privatizó, vendiendo al grupo Techint una empresa de 5.000 millones de dólares en activos y 2.000 millones de dólares de pasivos a un monto de 140 millones de dólares[2].

Acero argentino

Si se analiza la industria del acero en la Argentina hoy, debemos afirmar que tiene una estructura concentrada y extranjerizada.

La producción se concentra en seis grandes empresas productoras: 1) la ítalo-argentina Ternium Siderar (del conglomerado Techint, con sede en Luxemburgo[3], y cotizante en el mercado local, con una participación estatal del 26% aproximadamente, a través de la ANSES) que da cuenta del 43,5% de la capacidad instalada; 2) Acindar controlada por ArcelorMittal, empresa con origen en la India y fuertes vínculos con los ingleses, que representa el 23,12% de la capacidad instalada (con sede en Luxemburgo, cotiza en mercados extranjeros); 3) la también ítalo-argentina Tenaris Siderca con un 17,68% (del conglomerado Techint, con sede en Luxemburgo, cotiza en mercados extranjeros); 4) Sipar Gerdau 8,84% (brasileña, cotiza en mercados extranjeros); 5) Acerbrag un 4,76% (brasileña, cotiza en mercados extranjeros); y 6) Aceros Zapla 2,04% (del empresario ítalo-argentino Sergio Taselli).

La concentración del sector también se observa en las etapas productivas.

Según un informe del Ministerio de Economía del año 2021, Techint controla el 100% de la capacidad instalada en aceros planos (Ternium Siderar) y tubos sin costura (Tenaris Siderca), mientras que Acindar representa el 60% en laminados no planos. En este sentido, los niveles de concentración y extranjerización del mercado del acero en la Argentina es monstruoso. Esto implica que las empresas imponen -a través de su posición dominante en el mercado- los precios y las condiciones de compra-venta (formas de pago, plazos de entrega, etc.) tanto a sus clientes como a sus proveedores, además del problema de “dónde está la plata” que generó y genera esta industria.

La Cámara Argentina del Acero expone en su página que la capacidad de producción anual en su conjunto es de cerca de 7 millones de toneladas de acero crudo (poco más de 5 millones producidos en 2022)[4] y su facturación consolidada es superior a 4.500 millones de dólares. Además, el sector exporta por más de 1.500 millones de dólares anuales, y se estima que genera aproximadamente 15.000 empleos de manera directa y alrededor de 100.000 de forma indirecta.

Los principales sectores que demandan productos de acero son la construcción (50%), el sector agroindustrial (35%) y otros sectores como el petróleo, gas y energía, y electrodomésticos (15%).

En nuestro país, son cinco las empresas productoras de acero común, las cuales se encuentran asociadas a la Cámara Argentina del Acero y forman parte de grupos empresariales muy importantes, tanto a nivel nacional como internacional: Acindar [5] (Grupo Arcelor Mittal); Tenaris-Siderca y Ternium-Siderar (Organización Techint); Acerbrag (Grupo Votorantim); y, por último, Sipar-Gerdau (Grupo Gerdau).

Para entender la situación actual del acero en Argentina, es importante observar que la Cámara “Argentina” del Acero está integrada por estos cuatro grupos. Solo de la parte que corresponde a Siderar (ex Somisa), los argentinos poseemos el 26%, y esta empresa está atada a los designios del grupo Techint (Techint Holding SARL, radicado en Luxemburgo), que a su vez está controlada por San Faustin SA (también radicada en Luxemburgo) y esta a su vez está controlada por R&P STAK .

En relación a lo ecológico, esta industria tiene hoy un alto porcentaje de emisión de dióxido de carbono por el lado negativo, y tiene la característica de ser reciclable y reutilizable indefinidamente por el lado positivo. El lado negativo solo se resuelve si entendemos a esta industria como una necesidad del pueblo argentino y sus industrias y no desde una visión de mercado con súper ganancias.

Planteamos iniciativas de propuestas a debatir:

Minería
  • Nacionalización de la minería con control de un ente regulador con poder de definición que contenga representantes nacionales y de cada provincia que realice minería, tomando como ejemplo la Comisión Administradora del río Paraná-HCDN, declarando a la minería de interés nacional con el objetivo de: explotación y exploración para el mercado interno -exportación a revisar de haber sobrante-; reducción al mínimo de los impactos ambientales negativos generados por la producción.

Chapa naval

  • Ley que difunda y promueva que empresas laminadoras realicen chapa naval para el mercado interno en coordinación con astilleros, comenzando en lo inmediato por una compra por parte del Estado nacional de las distintas chapas, abasteciendo a los astilleros en el momento necesario con este stock.

Rieles ferroviarios

  • Ley que difunda y promueva que empresas laminadoras realicen rieles y otros elementos para la industria ferroviaria en coordinación con estos sectores, que contenga plan de trazos que garanticen un desarrollo integral de la industria argentina.
Control de precios y abastecimiento de acero para industria nacional.
  • Ley que controle precios para el mercado industrial interno, siendo el Estado intermediario entre empresas siderúrgicas privadas existentes y productores nacionales, realizando un estudio previo de cálculos por la universidad pública que garantice a estas empresas siderúrgicas obtener tasas medias de ganancias, pero no más, y haciendo un estudio de los sectores y empresas que necesita desarrollar el país. Por ejemplo, compre en cantidad y variedad de chapa naval, que luego vaya revendiendo a astilleros cuando sea preciso.
  • Y de ser necesario, ser también intermediario entre el sector de semi terminado y el de terminado. (por ejemplo: ser intermediario entre la empresa que realiza un producto parecido a un colchón de acero y la empresa que utiliza este colchón de acero para hacer la chapa naval ya lista para utilizar el astillero).

Capital inicial

  • Compra nacional del 50% de la producción minera y de toda producción a exportar que no contenga un alto valor agregado de la materia prima. Con el control de las divisas obtenidas desarrollar -además de los ítems anteriores-, una industria siderúrgica con control estatal con materias primas nacionales (de no ser suficientes o no ser conveniente, obtenerlas del comercio con países hermanos latinoamericanos, como por ejemplo mineral de hierro de la mina Mutún de Bolivia, sin dejar de desarrollar la minería nacional); compra de maquinaria necesaria para desarrollar esta industria pero teniendo muy en cuenta que nos sirva principalmente para el desarrollo tecnológico de esta industria y no dependencia tecnológica.

Desarrollo científico tecnológico

  • Ley de promoción del acero en la educación pública secundaria, terciaria, universitaria y sindicatos de estas industrias, que incluya cátedras y cursos que aborden la instrucción y prácticas que sirvan al desarrollo de los ítems anteriores.
 
 

[1] Sergio Taselli: se puede decir que de chatarrero para Techint SA pasó a ser, de manos del menemismo, dueño de la concesión minera de Carbón Río Turbio desde 1994 al 2002, donde fue acusado de la muerte de 14 mineros por causas de vaciamiento. Debió rendir cuentas por 163.125.000 dólares en 7 años (según datos que surgen de un minucioso informe de la Auditoría General de la Nación al que tuvo acceso Página/12). En ferrocarriles, a través de Metropolitano SA, con la concesión del Roca, San Martín y Belgrano Sur, fue acusado de desguace, desviación de fondos, entre otras anomalías. Un fiel ejemplo de cómo fue el proceso de privatizaciones del menemismo (el camino a seguir según Milei): comprar una empresa en “quiebra”, disminuir costos echando trabajadores, bajando los salarios, incumpliendo normas de seguridad, y reclamando subsidios al Estado. En el sector privado, tuvo causas por contaminación (con la petroquímica de Capitán Bermúdez) y otras canalladas en Materfer, Parmalat, el Frigorífico Santa Elena. Su paso constante por tribunales, da cuenta tanto de causas de fraude y arbitrariedades contra trabajadores, normas de seguridad y contratos no respetados, como impunidad para ser juzgado.

[2] Fueron necesarios tres nefastos interventores para liquidar este emblema del Acero y la soberanía nacional. Primero Juan Carlos Cattáneo, uno de los más oscuros personajes del escándalo IBM-Banco Nación, entre 1990 y 1991, quien fue parte de reducir el plantel: 11.600 empleados en diciembre del 1990 a 5.285 en diciembre de 1991, además de lograr que una de las empresas que más facturaba y pagaba impuestos tuviera pérdidas de hasta un millón de dólares mensuales. Luego, Jorge Alberto Triaca -padre- (quien en el inicio de la dictadura del 76 comienza del lado opuesto y termina, luego de su libertad, retomando su actividad sindical en 1978 con la anuencia de la dictadura de entonces) fue designado delegado de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y continuó en ese rol hasta el año 1987. Fue uno de los líderes sindicales que defendieron las políticas de la Junta Militar, llegando incluso a dividir al movimiento obrero al dar nacimiento en 1982 a la CGT Azopardo, para enfrentarse a la CGT Brasil encabezada por Saul Ubaldini, que tenía un posicionamiento más duro frente a la dictadura. Terminó de concretar los despidos y de seguir logrando que la empresa sea deficitaria y comenzando con la venta. Luego, a la venta o estafa al pueblo y a la nación Argentina, la concretó María Julia Alsogaray al frente de las privatizaciones tanto de la acería estatal Somisa, como de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel). Posteriormente, fue designada en la Secretaría de Medio Ambiente. María Julia era hija de Álvaro Alsogaray, fundador de la Unión del Centro Democrática (Ucedé), ex ministro de Industria y de Economía y máximo defensor del liberalismo ortodoxo en el país durante buena parte del siglo XX. María Julia Alsogaray enfrentó siete juicios por su desempeño en la función pública, que ejerció durante las presidencias de Carlos Menem (1989-1999), y se encontraba en medio del octavo proceso a su muerte, en 2017. Alsogaray enfrentaba ese proceso en libertad condicional, condición que obtuvo a finales de 2016 al cumplir los dos tercios de la condena unificada por las causas en las que fue hallada culpable (fue condenada dos veces por corrupción).

[3] Luxemburgo es un paraíso fiscal (ver “Argentina sangra por las barrancas del río Paraná”, de Luciano Orellano, Editorial Ágora, Pág. 224, Segunda Edición).

[4] Lo escrito entre paréntesis es agregado nuestro.

[5] Acindar es productora de aceros largos. Pertenece al grupo ArcelorMittal desde 2006 y abastece a los sectores de la construcción civil, petróleo, energía, automoción, agro e industria en general. Con una producción anual de 1,75 millones de toneladas.

Tenaris-Siderca forma parte del grupo Techint. Tuvo un importante protagonismo en el desarrollo del mercado del petróleo y gas a partir del establecimiento de la planta de tubos sin costuras, del que es el principal productor, con una capacidad de producción anual de más de 900.000 toneladas y, además, produce productos para el mercado energético, la automoción y la agroindustria. Ternium-Siderar también pertenece al grupo Techint y es una empresa que elabora y procesa un amplio rango de productos de acero, con altas capacidades tecnológicas. La capacidad de producción total es de 12,4 millones de toneladas de acero terminado por año.

Acerbrag, ubicada en Bragado (Provincia de Buenos Aire) pertenece a Votorantim SA. Produce principalmente aceros largos que se destinan a los mercados de la construcción, el agro y la industria.

Gerdau, asociada a Sipar (en la ciudad de Pérez, provincia de Santa Fe), tiene una capacidad de producción de 650.000 toneladas de acero.

En 1992, Somisa pasó a manos de un consorcio liderado por el grupo ítalo-argentino Techint, acompañado por las empresas brasileñas Usiminas y Campanhia Vale do Río Doce y la chilena CAP. Desde entonces la compañía pasó a llamarse Aceros Paraná. Unos años después fue rebautizada como Siderar y hoy en día se llama Ternium Siderar, dado que forma parte de un grupo formado por otras dos plantas internacionales ubicadas en México y Brasil (antes Sidor, Venezuela).

Con la enajenación de Somisa se consolidó un oligopolio siderúrgico local: el grupo Techint y Acindar pasaron a ejercer una posición dominante en ese mercado. Empresas de Techint monopolizaron la producción local de productos planos y de tubos sin costura, mientras que Acindar desplegó su hegemonía en el mercado de los no planos, excluidos los tubos sin costura.

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