“Remamos contracorriente por el agua, la vida y la soberanía”
Parafraseando a Don Ata: “para el que mira sin ver los ríos son ríos y nada más”. Pero el hombre, la inmensidad, lo majestuoso, lo infinitamente bello de la naturaleza y el paisaje son “inseparables”.
Un importante logro en el camino de construcción
Motorizada e impulsada por las organizaciones “Cuidadores de la Casa Común”, “Red Eclesial Justicia y Paz en la Patria Grande (Celam)”, “Baqueanos del Río”, “Eco Urbano”, y el “Foro por la recuperación del Paraná”, la travesía contó con la adhesión y el apoyo de personalidades y de más de ciento ochenta organizaciones ambientalistas, gremiales, políticas, de la sociedad civil, cuyas banderas flamearon en cada punto de llegada, etc.
El espíritu y acompañamiento del Papa Francisco fue decisivo, junto a los monseñores Adolfo Canecín, de Corrientes; Jorge Lugones, de Lomas de Zamora; Juan Alberto Puigari, de Paraná; Matías Vecino y Gustavo Carrara, de La Plata, entre otros.
El maravilloso proceso de construcción estuvo acompañado de un gran protagonismo, con un sinnúmero de asambleas ciudadanas, declaraciones, artículos, entrevistas, denunciando la gravedad de las consecuencias que encerraba el nuevo proceso licitatorio de la vía troncal de nuestro río Paraná. Un proceso licitatorio contaminado y viciado que, carente de todo estudio de impacto ambiental y pretendiendo llevar el calado del río Paraná a 44 pies, hubiera significado un verdadero “ecocidio” y lesionado aún más gravemente nuestra ya declinada soberanía.
La caída de la licitación para la reprivatización del Paraná, uno de los hechos que demostró que “es posible torcerle el brazo” a este gobierno, fue un gran triunfo de la lucha popular y la justicia nos dio la razón.
Desde ya que esta lucha continúa, porque volverán una y mil veces sobre estos objetivos. Nosotros continuaremos permanentemente en “defender y recuperar lo nuestro”.
Poniéndole el cuerpo a las ideas
Esta travesía tuvo el espíritu de una “segunda emancipación” en una búsqueda de los caminos para hacerla posible.
Tomando lo mejor de nuestra historia, fue un proceso de construcción condensado en Luis “Cosita” Romero, que allá por el año 1996 junto a Raúl Rocco encabezaron la lucha contra la represa del Paraná Medio, tripulando “La Enamorada del Río”, la canoa en la cual realizaron casi 1.000 kilómetros, desde Yacyretá río abajo en defensa de nuestro río. ¡Así nació!
Para alumbrar los caminos del futuro, siempre vale tomar lo mejor de nuestra historia y de nuestro presente.
Nos convocamos en Clorinda, provincia de Formosa, el día primero del mes de marzo. En la jornada siguiente nos embarcamos en la “Isla del Cerrito”, provincia de Chaco, abordando los tripulantes nuestras embarcaciones.
Allí estaban Luis “Cosita” Romero y Martha Arriola en “La Yaguarona”; Mariano Martínez junto a Nelson Yapura y Francisco Paredes en “La del Zurdo”; y Javier “Tula” Núñez, Arián Enriquez y Luciano Orellano en la “Salvemos al Paraná”. Y los kayakistas Elías Sigura, Matías Postai y Luciano Salomone, que dieron el presente a la cita a bordo de sus kayaks.
Allí estaban también quienes sostendrían la logística para hacerla posible en forma permanente. Quienes por tierra o por agua, tomarían en sus manos la enorme tarea de garantizar las necesidades esenciales. Nuestras provisiones, nuestros alimentos, nuestros albergues… Marco De María, Luis Precerutti, Silvio Acosta, Arturo Sedano, Horacio “el Indio” Enríquez, Vanesa Zehnder y en sus nombres, vaya el enorme reconocimiento a todos los que nos recibieron en cada lugar al que arribamos.
Vaya también el reconocimiento al trabajo sostenido de los integrantes del Foro por la Recuperación del Paraná, en los nombres de Pablo Payró, Facundo Retamoza, y Germán Mangione, por nombrar solo a algunos.
La Isla del Cerrito fue el punto de inicio por agua de esta travesía épica que recorrería veinticinco postas a lo largo de nuestro litoral profundo, que compartiremos muy sintéticamente en este escrito, porque en el transcurso de aquellos veintidós días y sus respectivas postas, cada lugar y su gente atesoraron una riqueza difícil de resumir en palabras. Este es solo un intento de aproximación…
El encuentro con nuestro litoral profundo, su gente, la historia…
Nos fundimos “remando contracorriente” con los sentimientos más profundos de los pueblos olvidados del litoral.
Comprobamos con nuestros propios ojos las consecuencias de tanta claudicación a la bandera nacional, a las causas de nuestra Patria, y de un federalismo que se reivindica solo “de palabra”.
Vimos un litoral ignorado, olvidado, abandonado.
En esta travesía, que tuvo su singularidad en “el agua, la vida y la soberanía” y en “mirar desde el río y los territorios”, encontramos reflejadas en las retinas de los ojos de su gente a las comunidades con sus asentamientos ancestrales, con su reseña histórica. Un reflejo donde afloraban las páginas más gloriosas de luchas en cada uno de ellos, como de sus grandes sufrimientos y de un “oficial” abandono de años.
Aparece en “el Cerrito” la fratricida, sanguinaria e injusta Guerra del Paraguay…
Aparece el “sapucay” de los correntinos en las trincheras en Malvinas, replicando el litoral.
Aparecen en las costas santafesinas las luchas agrarias, las tremendas historias bajo “La Forestal de los ingleses” con sus puertos de saqueo y de esclavitud. Como me dijo Claudio: “aquí, Luciano, verdaderamente existió la esclavitud”.
Aparecen las experiencias de las ligas agrarias y del correntinazo; los curas tercermundistas; los mocovíes y la defensa de la tierra, los territorios y su cultura, y el último malón de 1905 de San Javier.
Brotó la tierra que vio nacer a nuestro Libertador, el General San Martín, tan presente en la travesía, con su frase vigente y oportuna “cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla”.
Brotó el federalismo consecuente de José Gervasio Artigas y nuestra primera declaración de la independencia en el arroyo de La China en 1815, con su General Andresito como uno de los estandartes, los padres del litoral. Y La Vuelta de Obligado y Punta Quebracho, en la Guerra del Paraná…
Vimos un cementerio de puertos en ciudades y localidades que “nacieron con el puerto”. Astilleros cerrados, abandonados, oxidados. No encontramos uno activo funcionando.
Vimos con nuestros ojos en Corrientes cómo nuestras dragas, balizadores, muelles, talleres, están siendo custodiados por “patrullas náuticas del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos” que, cabe aclarar, no son cuerpos técnicos o científicos. ¡Son cuerpos armados que patrullan nuestro río! Vimos con orgullo lo que supimos tener, lo que podemos recuperar. Y una mole de hormigón: la terminal portuaria de Barranqueras (Chaco), con sus silos de una capacidad increíble de 80.000 toneladas de almacenaje que tranquilamente puede ser un puerto director. Allí la vimos: abandonada, para abrirles paso a las empresas extranjeras. A la Cargill, ADM, Bunge, a la francesa Dreyfus.
Pudimos darnos cuenta de que quieren cambiar el trazo del Paraná, profundizarlo, acelerar su curso para secar los humedales que ya están en manos de algunos oligarcas nacionales y extranjeros. En manos de unos pocos, privados, y en su mayoría extranjeros, que amplían sus latifundios en los humedales. Cuentan con cuerpos de ingenieros, abogados, contadores, políticos, jueces, que se apropian de los bienes públicos. Uno tiene 30.000 hectáreas, otro 5.000, el otro 10.000… ¡Pero vienen por todo! Para eso se asocian con la empresa belga Jan de Nul y van tapando las bocas que alimentan los humedales. No hay dudas de que hay un tema tierra, territorios, y bienes comunes que nos deja una cruzada a los pueblos. Si tomamos solo uno de los humedales del “delta del Paraná”, estamos hablando de 22.558 km cuadrados, 2.200.000 hectáreas. A esto lo hacen en nombre del “progreso”. Y como siempre, nos deja una cruzada por librar.
La gente en el recorrido nos decía “no sabemos”, “no sabíamos que iban a profundizar el dragado del río ni las consecuencias que eso puede tener”.
En los actos, en las muestras soberanas con las infografías, en las asambleas ciudadanas, en las ceremonias ancestrales de los pueblos originarios, en el espíritu y la palabra del Papa Francisco que nos acompañó durante toda la travesía, en los pasos por las escuelas, en las rondas con los niños, en las reuniones, hubo un estado deliberativo permanente. Fue “todos entre todos”.
Contradictoriamente, esto del “no sabíamos… no sabía… no sabemos…” convive con el “sí saber”. Hay una conciencia muy grande de la contaminación, y, tal como lo decía Francisco, de un “progreso” que mata, que desiguala, que “descarta” a los hombres, a las mujeres y los niños, que destruye nuestra “casa común”.
Si algo tuvo esta travesía es que nos educó, nos enseñó. Pudimos dar, pero sobre todo e infinitamente: recibir.
Fuimos para que nos eduquen, fuimos para estar cerca, fuimos para volver, fuimos para abrir otro camino y transformarlo en organización.
Fuimos porque “hay que ponerle el cuerpo a las ideas”, porque sentimos un profundo amor por la Patria, por nuestra bandera. Para ser fieles a ese profundo amor, a esa alegría que rebalsaba cuando los niños agitaban la bandera argentina gigante y nos regalaban sus dibujos, sus trabajos en el aula, y cantaban con toda pasión nuestro Himno Nacional y “¡el Paraná no se vende, se defiende!”. Todos… ¡hijos del río!
Fuimos con el desafío de que aquello que conociéramos, viviéramos y compartiéramos “nos inundara por dentro”, porque “nadie larga pa’ fuera si no tiene nada adentro”. Fue un objetivo cumplido.
Si hay algo que aprender de Manuel Belgrano es que tenía “el país en la cabeza” y su desvelo por proyectarlo para “ser un buen hijo de la Patria”.
Pinceladas sobre “las postas y su gente”
En cada posta se desplegaron las actividades deportivas, recreativas, culturales. Dieron el presente escuelas de remo, clubes náuticos, religiosos, nadadores, pescadores, laburantes, científicos, intelectuales, investigadores, docentes, comunicadores, pueblos originarios, eco feministas, parroquias que nos abrieron sus puertas. Todo esto fue en un permanente estado deliberativo, con la mayor diversidad de miradas que nos podamos imaginar; de ahí su riqueza, que confluye en la necesidad de “recuperar lo nuestro”.
¡Jamás vamos a olvidarnos del cariño y el afecto de los pueblos que nos abrazaron!
Del Cerrito (Chaco), de la querida Corrientes, de Barranqueras, Empedrado.
De las costas santafesinas, de Florencia, Puerto Piracuasito, pueblos que padecieron a La Forestal. Villa Ocampo; Bella Vista; Goya, y nuestra muestra soberana en la catedral.
Esquina y su parroquia, que abrió sus puertas y nos recibió. El abrazo fraternal de dos días inolvidables en La Paz. La Santa Elena, en la que nos sentimos hermanados por los frigoríficos y que nos hizo llorar a todos sobre la inmensidad de la barranca con cientos de niños gritando “¡el Paraná es nuestro, se defiende, no se vende!, ¡Argentina, Argentina!” y de Juan, un pescador, padre de ocho hijitos alumnos de un colegio, un constructor de toda esta movida.
Y la siguió la Villa Hernandarias, donde niños, docentes, un conjunto de colegios, acompañados con la sirena de los bomberos, cruzaban el pueblo para ir a recibirnos con su gigante bandera, que no dejaban de agitar. Todos hablaron: niños, docentes, directores, todos se hicieron grandes protagonistas. Continuó en Pueblo Brugo, ¡muchas gracias al cuerpo docente que contribuyó de manera decisiva para que esto sea posible! Y se repitió en Villa Urquiza, y nuestra visita a la familia Maldonado que merece una mención especial. La familia Maldonado resiste a un desalojo de la política más oscura e inhumana que en beneficio de los negocios inmobiliarios patoteriles, que no respetan ni las leyes del imperio romano (como es la Ley de los caminos de Sirga) quieren sacar a esta gente que guarda allí ¡un asentamiento ancestral! Y la comunidad mocoví, que nos recibió en sus territorios ancestrales en las islas, donde Carlos y su familia habían trabajado toda la semana para acondicionar el lugar y nos recibieron con una vaquillona con cuero, dorado y bogas a la parrilla, dando de comer a cientos de personas que acudieron a la cita.
Nos esperaban los pescadores: los olvidados, los ignorados, los discriminados, los que más sufren. Los perseguidos, a quienes vuelven “ajenos” en su propia Patria, debiendo pedir “permiso” para pescar. Ahí al lado nomás, su contracara: el turismo internacional, la droga, la prostitución, la trata, así lo dicen todos. Lo ofrecido como “exótico” al “turismo internacional”, con las hijas de nuestros pescadores. Eso sí que duele hasta los huesos… Ellos debiendo pedir permiso para pescar, para no molestar a ese “turismo” y las barcazas que pasan frente a sus narices ¡les van comiendo las barrancas! Eso sí: “¡hay que pedir permiso para pescar!”. Esa gente nos dio todo. ¡Cuánta generosidad la de los más humildes! Nos dieron sus sábanas, su cama, su cobija, su comida, ¡nos dieron todo! Y sobre todo “nos acobijaron el alma”, porque sentían esta causa como propia y como justa.
El fuego que explotó en Paraná, en esa provincia de Entre Ríos que atesora un enorme patrimonio cultural de luchas históricas en defensa del medio ambiente, que nos dio un masivo recibimiento, acompañado de emoción y lágrimas, viendo a Luis “Cosita” Romero después de 28 años de aquella travesía histórica de 1996. Allí compartimos expresiones culturales de todo tipo, los actos, y Martha Arriola y sus intervenciones. Luego Diamante, donde se sumaron las mujeres del “taller flotante” con sus embarcaciones, que realizan un maravilloso trabajo sembrando la “cultura del río”. Allí, en Diamante, pudimos observar su puerto histórico, patrimonio público, ex Junta Nacional de Granos, hoy concesionado a Cargill, y pudimos darnos cuenta de que el proyecto del ecocidio que persiguen de profundizar el calado de nuestro Paraná, empieza en Diamante.
Como si todo esto fuera poco, se iban sumando en nuestro recorrido una cantidad de kayakistas rosarinos, santafesinos, que nos comenzaron a acompañar desde Paraná.
Y llegar a San Lorenzo, que guarda en nuestra memoria colectiva el coraje de su batalla histórica haciendo honor a la frase del General San Martín “seamos libres, lo demás no importa nada”. Estuvimos allí, en el Campo de la Gloria y visitamos el Museo. Estuvimos también en “Punta Quebracho”, donde el 4 de junio de 1846 nuestro “ejército patriota” junto a nuestros paisanos al mando del General Lucio N. Mansilla libró aquella batalla gloriosa en la Guerra del Paraná, venciendo a la flota anglo francesa en defensa de nuestra soberanía y donde hoy, en nuestro original sitio histórico, se erige vergonzosamente el gigante de la empresa yanqui Cargill.
Cuando estábamos llegando al final de nuestra travesía, era grande la ansiedad porque nos preguntábamos qué iría a pasar al día siguiente en Rosario, nuestra última posta. Nos preguntábamos cuántos nos acompañarían, quién nos recibiría, cuántas embarcaciones… Creo que esa noche nadie durmió. Las horas se hacían interminables, fue el día más largo del mundo.
Y la llegada a Rosario entonces, punto final de nuestra travesía, ¡fue profundamente emocionante! Una verdadera síntesis de lo que veníamos haciendo, donde arribamos acompañados por más de doscientas embarcaciones y una gran diversidad de gente acudió a la cita.
Con todas las generaciones presentes, muestra soberana, radio abierta, expresiones culturales, una ceremonia ancestral, banderazo, un acto, y un cierre con música, canto y baile, coronó en Rosario la jornada de cierre de lo que fue una verdadera travesía épica.
Kayakistas protagonizando la travesía
Sebastián Martínez Ledesma, integrante de la “Multisectorial por los Humedales”, nos brinda un testimonio:
“El domingo 16 de marzo, un grupo de kayakistas nos sumamos en Paraná para esperar la travesía. Llegamos a media mañana para también ‘ponerle el cuerpo’ a la defensa de nuestro Paraná, de nuestros humedales. En fin, a nuestros bienes comunes y la ‘soberanía’ sobre ellos.
A algunos ya nos había tocado la experiencia de organizar y remar la travesía por la ‘ley de humedales’ y sentimos desde el primer momento la importancia de seguir defendiendo nuestros humedales y nuestro río contra la profundización no solo del calado y la privatización del control del río, sino también contra la profundización de un modelo extractivista que solo aumenta las consecuencias ambientales negativas, de las cuales ‘los costos’ los pagamos los habitantes de la cuenca y ‘las ganancias’ se van río abajo a llenar bolsillos extranjeros”.
El protagonismo y el silencio
¿Por qué hacemos lo que hacemos, qué objetivo tenemos, a quién le hablamos, qué queremos representar? Valen estas preguntas. Mucho más valor tiene la búsqueda de sus respuestas.
La travesía fue protagonizada por miles, con una diversidad infinita, a quienes guardamos nuestro más profundo agradecimiento.
Estas líneas pretenden ser solo “pinceladas” de algo tan profundo, que se vuelve difícil de poder transmitir en toda su dimensión lo visto y lo vivido en el transcurso de esos largos veintidós días.
Un sector de la política nos acompañó, lo cual tiene una enorme significación, porque lo fundamental… nos dio la espalda.
La travesía fue declarada de interés en la Legislatura Nacional y en algunas legislaturas provinciales y municipales.
Una travesía que fue “vista” por millones, y sin embargo deliberadamente “ocultada” por ciertos comunicadores. Buenos Aires y sus medios hegemónicos no se enteraron. Algunos que dicen llamarse nacionales, populares, progresistas, guardaron ese “silencio que aturde”. ¿Qué esconden?, ¿por qué la ocultaron? Vale la pregunta, porque fuimos también testigos del olvido y la indiferencia.
Vaya nuestro agradecimiento a un sinnúmero de comunicadores regionales, locales, que con su difusión y su cobertura hicieron posible que las comunidades tomen conocimiento de la travesía, de su contenido, y pudieran protagonizarla.
Descolonizar nuestras cabezas
“Remar contracorriente” lleva la idea de remar contra quienes plantean que “la soberanía es algo lejano, viejo, pasado de moda, de los políticos”, que “este es un tema de los ambientalistas, nada tiene que ver con nuestra vida cotidiana la intención de profundizar el canal troncal del Paraná” y que “acelerar el curso del río no va a afectar”, que “no hay ni va a haber ecocidio”. Es un poco la idea del presidente Milei: “la naturaleza se auto regula, regular es corrupción”, “hay que traer inversiones como sea, así funciona el mundo”.
El presidente Milei vocifera en forma constante la idea de “libertad” y pregona un liberalismo estrecho, descarnado, centrado en la libertad individual: la libertad de mercado, de vender y comprar, hasta “los propios órganos del cuerpo”, como lo dijo en su campaña. Es el individualismo al palo, el individualismo más extremo, cruel e inhumano, con total burla y desprecio por toda “causa colectiva”, y una exaltación del “dios mercado” que, dicen, “va a resolver todo”.
Como no podía ser de otro modo, aparecieron también Ideas “descalificadoras” hacia esta travesía. Hubo voces que decían: “es un grupo de hippies ambientalistas”, “¿quién los financia?”.
Para quienes repiten estas opiniones pero alejados de cualquier “mala intención”, cabe invitarlos a preguntarse como un llamado al conocimiento y a la reflexión: ¿nunca escucharon que los ríos son la llave, la puerta de entrada, la tranquera de un país?; ¿o que el río y el comercio son la “billetera” de un país?
Caben también como respuesta, algunas mínimas aproximaciones. Porque los hombres son víctimas del engaño de los demás y del propio, y lo seguirán siendo mientras no puedan descubrir los intereses que hay detrás de todas las frases, declaraciones, promesas, que se usan como “caballitos de batalla” para dividirnos y dominarnos. Y frente a los imperialismos que mediante tratados, saqueos, militarizaciones, acuerdos comerciales, financieros y privatizaciones, nos arrebatan el control soberano sobre nuestros territorios, aguas, riquezas, recursos, bienes y sobre nuestros trabajos, manipulando medios de comunicación y haciéndonos creer que “la pobreza de uno es culpa del otro” y no del sistema que nos desangra, el arma más poderosa es la “unidad de los pueblos de la Patria Grande”.
Las funciones ideológicas principales de las clases dominantes consisten en presentar sus intereses “particulares” como intereses “generales” y en invertir la apariencia real de los fenómenos, generando en ambos casos falsas concepciones. En esta batalla para confrontar las condiciones objetivas con las subjetivas es fundamental desplegar una lucha ideológica activa, no solo para develar las intenciones e intereses ocultos de las ideas reaccionarias sino también para mostrar un camino y una salida.
Reafirmamos entonces la urgente necesidad de “conocer para defender” como de sembrar “docencia patriótica” tan presentes en el recorrido de esta travesía. Esa “docencia patriótica” desplegó en este recorrido tanto “denuncias” como “propuestas”, y también decir explícitamente quiénes son los apropiadores que nos saquean, quiénes son los que contaminan. Ponerles sus nombres, sus apellidos, y conocer sus rostros.
Porque los ríos son puerta para ser libres o ser esclavos. ¡No se los puede cortar en pedazos!
Porque los ríos, la cuenca, los humedales, los acuíferos, su biodiversidad, la flora y la fauna, son un sistema único. Son un sistema de inmensa complejidad, un sistema que requiere una planificación y la soberanía política del pueblo, de la nación y de la patria sobre ellos, lo que reside en una planificación integral a corto, mediano y largo plazo, que contemple a todo ese universo: demográfico, cultural, productivo, biológico, comercial, fluvio marítimo, etc., etc., etc.
Porque la naturaleza no se “auto regula” y el hombre y las relaciones de poder y propiedad hacen y pueden hacer ¡tanto daño! Pero cuando hay soberanía de los pueblos, estos daños se pueden curar, sanar, o al menos amortiguarse.
Parafraseando nuevamente a Don Ata, podría decirse algo así como “yo no digo que para vivir el hombre no tenga que hacer algún daño”. Pero este orden mundial, que es el del imperialismo, que tiene como diseño el “colonialismo del siglo XXI” de saqueo, no reconoce naturaleza ni temas ambientales. Cuando los reconoce, los convierte en una mercancía más, en una ganancia, en la hipocresía al extremo. Los foros disparados desde estos sectores encierran esta hipocresía, y los hacen en nombre del “ambientalismo” pero para convertirlo en una “mercancía”.
Soberanía o dependencia en la Patria Grande
Respecto de “soberanía o dependencia”, para Javier Milei y su gobierno las potencias imperialistas y sus monopolios son el horizonte y el modelo a seguir, promoviendo la subordinación más directa al capital internacional. Según ellos, cuanto más subordinado esté el país, mayores beneficios obtendrá. Sus leyes y reformas implican una profunda, violenta, agresiva y acelerada declinación de nuestra soberanía.
Las gravísimas consecuencias de la entrega, la extranjerización y el saqueo que sufre nuestra Patria, como del feroz ajuste y pérdida de derechos para el pueblo, que avanzan al galope de la mano de este gobierno y sus patrones de afuera y de adentro, exigen una contundente denuncia, un adecuado diagnóstico y las propuestas necesarias y urgentes para defender y recuperar lo nuestro, enamorando en el camino a las grandes mayorías para lograr la felicidad del pueblo.
En la contradicción entre el pueblo y sus dirigentes, la necesidad es denunciar, desocultar, poner sobre la mesa a los responsables, pero sobre todo es una propuesta para “recuperar lo nuestro” como único rumbo posible, porque no hay otro ni para este pueblo ni para cualquier pueblo del mundo.
La hora exige también una férrea, fraternal y profunda “unidad con los pueblos de nuestra Patria Grande”, defendiendo las mismas causas soberanas que nos hermanan, tal como lo hicieron nuestros héroes fundadores en las gestas de nuestra emancipación americana.
En estas pinceladas, quiero hacer llegar un sincero agradecimiento y un pedido de disculpas a tanta gente y organizaciones que no he mencionado con su nombre, pero que ha contribuido de manera decisiva para que esta travesía épica sea posible, y hacerles una amplia invitación al 3er Encuentro Federal por la Soberanía, que se realizará el próximo 21 de junio en la ciudad de Paraná. Un nuevo desafío en este camino. Porque reafirmamos ¡La Patria no se vende! ¡Se defiende!
Rendiremos un merecido homenaje a Manuel Belgrano y su legado:
“Juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores y la América del Sur será el templo de la independencia, de la unión y de la libertad”.