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RÍO PARANÁ SOBERANÍA

¿Hay que adaptar los ríos a los barcos? Los 44 pies y el río Paraná

Por Pablo Payró (*)

Este sencillo interrogante planteado en el título de esta nota, cuya respuesta lógica parecería no ser un gran desafío para el intelecto, en el caso del río Paraná parece hoy constituir un ejemplo más de la “escuela del mundo al revés” del que tan magistralmente hablaba Eduardo Galeano en su libro “Patas Arriba”.

Como es sabido, el gobierno de Javier Milei ha puesto en marcha la re-privatización del tramo principal de la vía fluvial Paraná-Paraguay. Una decisión que constituye no solo una brutal entrega de soberanía, sino que además implica una acción deliberada de alteración del cauce de nuestro río, que no tiene antecedentes a nivel mundial y con consecuencias ambientales de magnitudes incalculables.

Entre algunos de los cambios que se han anunciado en el Pliego Licitatorio, figura la modificación de la profundidad del dragado del tramo comprendido desde el Río de la Plata hasta la zona del gran Rosario para llevarlo, nada más y nada menos, que a 44 pies.

Sin ningún estudio de impacto ambiental que avale y sustente semejante decisión, se ha hecho lugar al pedido de las agroexportadoras (las empresas extranjeras que son las principales beneficiarias en todo este proceso), que buscan reducir costos logísticos y aumentar sus ganancias sin medir las consecuencias. Se ha ido más lejos aún del histórico reclamo de la Bolsa de Comercio de Rosario, principal vocera de estas multinacionales, que desde hace tiempo, ejerce lobby para poder alcanzar los 42 pies.

Es decir, se pretende profundizar unos 10 pies más que el calado actual (en 34 pies) que, como es sabido, debido a la disposición sin control de los sedimentos extraídos en las tareas de dragado ya ha generado múltiples inconvenientes como el taponamiento de riachos y afluentes del Paraná (como es verificable en muchos tramos del río y particularmente en el caso de la ciudad de Victoria), lo que además ha impedido el ingreso del agua a la zona de humedales acrecentando los riesgos de incendios, sumado a los cada vez más recurrentes desmoronamientos producidos por el oleaje generado por el paso de los grandes buques, y el  aumento de la velocidad en el canal de navegación que también ha acrecentado los volúmenes  de sedimentación.

Para ser más gráficos con lo que se está planteando: se pretende extraer del río un volumen equivalente al de una “muralla al revés” de 500 km de longitud (que es la distancia que separa los puertos del gran Rosario con la salida en el Río de la Plata), de 3 metros de altura y 100 metros de ancho.  Es decir, 3 x 100 x 500.000mts = 150 millones de m3, que deberán ser removidos y desplazados (quién sabe a dónde), alterando dramáticamente las condiciones actuales y generando un verdadero crimen ambiental que, de consumarse, las futuras generaciones padecerán sus consecuencias.

El objetivo, aunque no se lo diga explícitamente, es lograr que la zona del gran Rosario se convierta en un “puerto director de aguas profundas”, con características similares a cualquier puerto de ultramar. Un caso único a nivel mundial, que como veremos a continuación, no tiene antecedentes y contradice la lógica que debería adoptarse: que los barcos se adapten a los ríos y no al revés.

Para poder entender de lo que estamos hablando, nada mejor que analizar brevemente las vías fluviales más importantes del mundo en el cual, como veremos, prevalece una lógica distinta a la que se pretende imponernos:

Río Yangtzé:

Es el río más importante de China, de 6.300 km de longitud, el 3er en el ranking a nivel mundial detrás del río Amazonas y el Nilo. Se transporta por él, el mayor volumen de cargas por vía fluvial que se registra a nivel mundial. Se estima que alrededor de 4.000 millones de toneladas de carga en el año 2024 se han transportado, involucrando la logística de 16 grandes puertos, cada uno de ellos con un volumen anual de carga superior a los 100 millones de toneladas.

En su desembocadura se encuentra el puerto de Shanghái, el nodo portuario que tiene el mayor tráfico de contenedores del mundo (se estima que supera los 47 millones de unidades/año)

A pesar de este impresionante volumen de cargas, la profundidad máxima del dragado alcanza los 34 pies, en el tramo de 300km que separa el puerto de Shanghái con la ciudad de Nanjing, en el que pueden ingresar buques de mayor porte. En el tramo Wuhan –Nanjing, la profundidad es de tan solo 20 pies, lo que permite la circulación de embarcaciones de hasta 10.000 toneladas de carga. Aguas arriba, en el tramo Wuhan y Yichang, la profundidad es de tan solo 15 pies, por lo que solo circulan barcazas y embarcaciones de hasta 5.000 toneladas.

El sistema de transporte fluvial más utilizado es el de barcazas con remolcadores de empuje, para grandes volúmenes de carga a granel, como carbón, minerales y materiales de construcción y el sistema de barcazas autopropulsadas que se utilizan para cargas más pequeñas, transporte de contenedores y mercancías que requieren mayor velocidad o flexibilidad. Son, sin dudas, sistemas de transportes que se adaptan de la mejor manera a las condiciones y profundidad del río Yangtsé.

El nivel de tráfico, sobre todo en el último tramo de Yangtzé, es posible gracias a que su ancho alcanza los 2.500 metros, una cifra imponente que permite la simultaneidad en el uso de las embarcaciones, coordinadas a través de complejos sistemas de monitoreo digital que lo posibilitan.

En este sentido, y con el objetivo de optimizar el sistema de transporte fluvial, se vienen diseñando en China nuevos prototipos de embarcaciones con los que se pretenden reducir las emisiones de CO2 y aumentar la carga transportada. Tal es el caso del desarrollo de buques feeder 100% eléctricos con capacidad de 700 TEU (10.000 toneladas de carga), de 120 metros de largo y que requieren un calado de tan sólo 5,5 metros para poder desplazarse.

La empresa estatal china CCCC Shanghái Dredging Company (SDC) es la responsable de los trabajos de dragado del río, y cumple directivas de la Administración de Navegación del Río Yangtsé que es el organismo del Estado chino encargado de planificar las tareas a realizar.

Rio Misisipi

Es el río más importante de EE.UU, atravesando de norte a sur el inmenso territorio norteamericano, conectando a su paso 10 estados ribereños hasta llegar al punto de contacto con el océano en el Golfo de México. Su longitud es de 3.734 km y en conjunto con el río Missouri y toda la red de afluentes conforma la 4ta cuenca hídrica más grande a nivel mundial.

Se estima que por sus aguas se transportan más de 500 millones de toneladas de carga al año, constituyéndose en la principal arteria fluvial de los Estados Unidos. Por él circulan principalmente carbón, petróleo, productos para la construcción, y el 92% de las exportaciones agrícolas del país (granos y oleaginosas a granel).

Históricamente ha sido la gran vía de salida de productos y cargas del corazón de los EE.UU hacia el resto del mundo, y durante décadas el sistema de barcazas con remolcador de empuje se ha consolidado como el principal sistema de transporte utilizado. La flota de barcazas tanque y de granos en los EE.UU es una de las más grandes del mundo, y según datos del 2006[1], cuenta con más de 32.000 barcazas (de 1.500 toneladas de carga c/u y 9 pies de calado) que se trasladan mediante remolcadores de empuje conformando convoys de hasta 40 barcazas, lo que es posible gracias al ancho del río que ronda los 1.000 metros en promedio.

Por este motivo, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU, que draga habitualmente el Misisipi, eliminando sedimentos y escombros del lecho del río y haciendo que el canal de navegación sea lo suficientemente profundo para este tipo de barcazas, garantiza una profundidad media de entre 9 y 12 pies en todo su recorrido, en el tramo comprendido entre el puerto Saint Paul (Minnesota) al norte hasta el puerto de Baton Rouge (Luisiana), al sur.

Solo en el último tramo, los 200 km que unen el puerto de Baton Rouge con el Puerto de New  Orleans, un tramo que representa menos del 10% del total, la profundidad del calado alcanza los 45 pies, en donde pueden ingresar buques tipo Panamax.

Río Rin / Danubio

Desde 1992, los ríos Rin y Danubio están conectados por el Canal Rin-Meno-Danubio (RDM) constituyendo el eje fluvial más importante del continente europeo, con una longitud total de 3.504 km, conectando los grandes puertos marítimos del noroeste de Europa (Ámsterdam, Rotterdam, Amberes) con el Mar Negro. Son 16 países (6 sobre el Rin y 10 sobre el Danubio) los que se vinculan entre sí y con el mundo a través de este sistema.

La mayoría de las fuentes consultadas sitúan el volumen de carga transportada en el Rin en un rango entre 200 y 300 millones de toneladas anuales. Este rango abarca las variaciones anuales debidas a factores como el nivel del agua (con sequías importantes debido al cambio climático que han afectado en los últimos años) y las condiciones económicas complicadas por las dificultades en la provisión de energía provocada tras la guerra de Rusia y Ucrania.

Por sus aguas se movilizan principalmente productos a granel como carbón, minerales, productos químicos, contenedores y productos agrícolas y las barcazas son el tipo de embarcación más utilizado para el transporte de cargas tanto en el río Rin como en el Danubio debido a su gran capacidad y eficiencia.

Esto es así, porque el calado del canal de navegación troncal se mantiene mediante dragados y obras de ingeniería en 9 pies de profundidad en todo su recorrido, y por lo tanto no es apto para grandes buques oceánicos (téngase en cuenta, además, que el ancho promedio del río no supera los 300 metros).

Esta particularidad además impide el desplazamiento de convoys de barcazas de gran porte, existiendo limitaciones en el ancho, por lo que es habitual ver formaciones muy lineales y en algunos casos utilizando sistemas autopropulsados que pueden efectuar con mayor agilidad desplazamientos en tramos más cortos.

En el último tiempo, el río Rin se ha convertido en un actor central para el transporte de contenedores, incluidos los contenedores refrigerados (reefers), para conectar los principales puertos y centros industriales desde Basilea hasta el Mar del Norte.

La Comisión Central para la Navegación del Rin y la del Danubio, con representación de todos los países que comparten el río, son las encargadas de efectuar la planificación, la financiación y la supervisión de las obras de dragado.

Empresas dragadoras como Jan De Nul, Boskalis y DEME, son las encargadas de realizar los trabajos de mantenimiento del canal de navegación. Como puede inferirse, en todos los casos, se trata de empresas de origen europeo. Es decir, a nadie se le ocurrió efectuar estos trabajos con empresas extranjeras que no graviten en la esfera de la OTAN.

¡No a los 44 pies!

Existe –a nivel mundial- una conciencia cada vez mayor sobre la importancia comercial y económica de la navegación fluvial: por la reducción de costos que implica frente a otros sistemas de transportes, por el potencial de desarrollo de la industria naval que involucra y porque reduce los niveles de contaminación en relación a los sistemas de transporte automotor (particularmente con el uso del sistema de barcazas).

Además, en un mundo en el que avanzan y se profundizan las guerras a escala global entre las principales potencias imperialistas, poder ejercer el control sobre las principales vías fluviales del mundo, desde una perspectiva geopolítica, resulta clave frente a cualquier escenario de conflicto que pudiera desencadenarse.

En particular, la Cuenca del Plata es objeto de una aguda disputa porque, como se sabe, del suministro de sus materias primas depende la seguridad alimentaria de cerca del 40% de la población a nivel mundial.

Es por esto que en todos los casos analizados, el control, la administración y las tareas de dragado quedan bajo el control soberano de sus Estados, como en el caso de China y EE.UU, o en la modalidad que vimos en el caso europeo. En esto también, el gobierno de Milei parece ir a contramano de lo que sucede en el resto del mundo. ¿O a alguien se le ocurriría imaginar que el dragado del Misisipi quedara en manos de una empresa china?

Los 3.442 km navegables de nuestro río Paraná-Paraguay, una de las vías navegables naturales de mayor longitud del planeta, desde los 90 a esta parte, ha sido objeto de un dragado que ha generado transformaciones importantes de este medio natural, con el objetivo de consolidar uno de los polos agroexportadores más grandes del mundo en la zona del gran Rosario. Lo ha realizado una empresa extranjera de origen belga, la dragadora Jan de Nul, tirando por la borda casi un siglo de conocimientos sobre nuestros ríos que supo construir la Dirección Nacional de Vías Navegables, que es la que debería realizar este tipo de dragados.

Se estima que el volumen anual de las cargas que se transportan por esta vía, alcanza las 120 millones de toneladas, consolidando al complejo agroexportador del gran Rosario en los primeros lugares del ranking mundial.

A diferencia de los otros casos que analizamos, el grueso de las cargas es transportada a través de grandes buques tipo Panamax, dado que una parte muy importante de la producción agropecuaria arriba al gran Rosario mediante camiones, que todos los años colapsan la infraestructura vial.

El transporte fluvial por barcaza es acotado y tendría un potencial enorme de desarrollo y una muy interesante capacidad en generar puestos de trabajo en la industria naval, permitiendo que la Argentina pudiese volver a contar con una marina mercante nacional como supo tener en otros tiempos, en donde el comercio exterior y el flete no estaban en poder de un puñado de empresas extranjeras como hoy padecemos. Sería el sistema más lógico para articular con el sistema ferroviario, y aprovechar las condiciones naturales que el propio río tiene: un ancho de aproximadamente 1.000 metros (que permite convoys de gran envergadura) y una profundidad que permitiría conectar todos los puertos, incluyendo la ciudad de Santa Fe y los de las provincias del norte argentino.

Esta pérdida de soberanía en las palancas estratégicas de nuestro país, permite que hoy los que diseñen a su medida nuestro río Paraná lo hagan en función de sus intereses, haciendo lo que no se hace en ningún lugar del mundo: meter un buque de 65.000 toneladas (la capacidad promedio de un Panamax) 500 km dentro del continente, y pretender al hacerlo, que pueda cargar el 100% de capacidad, como si se encontrara a la vera de un puerto marítimo de aguas profundas. ¡Hay que adaptar los barcos a los ríos y no al revés!

El silencio de la política aturde. Las consecuencias de la obra pública más importante de Argentina, parece no formar parte de la agenda. No sorprende de aquellos que siempre han jugado en favor de estos intereses (como el caso del ministro de Producción del gobierno de Pullaro, Gustavo Puccini, que habla directamente de “ruta marítima” al referirse a la hidrovía), pero es necesario que los sectores del campo nacional y popular, que deberían estar al menos alertando de toda esta situación, reflexionen… todavía están a tiempo.

Por eso, volvemos a reafirmar que dragar a 44 pies es un crimen ambiental y es una entrega de soberanía, y por esto es necesario multiplicar las instancias de organización y denuncia de este ecocidio planificado con el que se pretende hipotecar el futuro de todos.

[1]Algunos datos sobre el transporte barcacero en los Estados Unidos. Bolsa de Comercio de Rosario. 2013

<La imagen utilizada en la portada de esta nota ha sido realizada con inteligencia artificial, con el objetivo de tomar conciencia del impacto sobre el ambiente del dragado a 44 pies.>

(*) Pablo Payró. Arquitecto. Miembro del Foro por la Recuperación del Paraná y Encuentro Federal por la Soberanía. Docente de Diseño del Paisaje.

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HISTORIA SOBERANÍA

Juan Manuel de Rosas y la soberanía

Deuda externa, las Malvinas, la salida al mar, y el río Paraná en tiempos de la “restauración”

Por Ezequiel Nant (*)

Hilos infinitos entre nuestro pasado y nuestro presente…

Hay ciertas constantes que perviven en toda la historia de nuestra patria, hay hilos infinitos que comunican el pasado con el presente. Desde cierta perspectiva, si seguimos alguno de esos hilos fundamentales, las centurias se nos presentan como días. Todavía resuenan los cañonazos de Punta Quebracho en el lecho del río Paraná.

Nuestro territorio, nuestra pampa, nuestros ríos, nuestro mar, son constituyentes de nuestra argentinidad, y nos definen.

Somos un país con el 63% de territorio marítimo: sin puerto con salida al mar, nuestras islas Malvinas ocupadas por los ingleses, el río Paraná privatizado, y enormes riquezas enajenadas por los imperialismos.

Nuestro territorio está “taponado”, no es libre. Indio sin idioma, gaucho sin cimarrón, nuestra patria tiene puesto un bozal. Su garganta, nuestro Paraná, tiene atragantado un grito de rebeldía: ¡soberanía!

A lo largo de su devenir, ese grito contenido intenta apoderarse de las almas de los paisanos para poder salir pa’ fuera. Va atando nuditos en los hilos de nuestra historia para recuperarlos y que sirvan a los paisanos que vienen detrás.

La patria es “baguala”, y no reconoce prejuicios para desatar sus “corcoveos”.

El que hoy traemos al cuento es uno de esos nudos. Un gran nudo en el que se encuentran condensadas las tramas en nuestra tierra.

Esta bandera azul y blanca fue desplegada en 1845 en una de las baterías defensivas durante la batalla de la Vuelta de Obligado

Juan Manuel de Rosas…“el sublevado”

 “Me voy sin llevar nada de lo que no es mío” es la frase que dejó escrita el pequeño Juan al partir de su casa.

Su infancia fue un presagio de su destino, una inquebrantable voluntad lo determinó y lo desarraigó muy tempranamente.

Cuentan que, siendo muy pequeño, tras un castigo propiciado por su madre por no querer hacer un mandado, rompió el encierro al que lo habían sometido y se escapó casi desnudo a buscar ropas, asilo, y trabajo, a la casa de sus primos, “los Anchorena”, dejando una breve nota, como un presagio de su destino, donde comunicaba su partida.

El enfrentamiento con su madre, su decisión de emanciparse, no era suya, sino que era uno de esos infinitos hilos que conectan nuestra historia. En él se hacía carne el espíritu de bravura e independencia de los gauchos argentinos que no reconocen patrón ni amo, que se valen de sus propias manos y herramientas para hacerse dueños de su vida.

En Juan Manuel de Rosas, esos hilos se transformarían en fuertes cadenas que jalonarían toda su persona volviéndolo hacia su predestinación, repitiendo su propia sentencia originaria me voy sin llevar nada de lo que no es mío”.

Él, que sabía de vacas y granos, que hubiera podido hacer trascender su propia sangre siguiendo su linaje de acumulación de ganado y territorio. Él, que creció negociando, robando y matando a las comunidades originarias, organizando y mandando a los peones en la producción. Él, que no solo conocía el arte de la violencia sino también el de la persuasión. Él, que podía proyectar su apellido y su poder a lo largo de toda nuestra historia, precursor de la oligarquía terrateniente, se fue sin llevar nada, desnudo, por la patria.

Ese desarraigo que lo persiguió toda su vida tampoco era suyo, era el desarraigo del paisano argentino. El de los mismos indios despojados, el de los gauchos devenidos en siervos de la tierra, el desarraigo de la misma patria “sanmartiniana” que sufría la fragmentación y ocupación de su territorio por parte de los imperios europeos. El de una revolución “inconclusa” en la cual, dependientes de Inglaterra, nunca se repartió la tierra ni se desarrolló la industria.

Las mismas cadenas que lo determinaban en su rumbo, son las que bloquearon el paso por nuestro río en la “guerra del Paraná”.

La Guerra del Paraná 1845 – 1849

Francia e Inglaterra, las dos superpotencias, con las naves más avanzadas y poderosas del mundo, acorazados a vapor y armados con los mejores cañones, pretendían consolidar la libre navegabilidad de los ríos interiores. Lograron una victoria militar en la Vuelta de Obligado, rompiendo las cadenas que bloqueaban el paso. Pero una infinita cadena unió a todo el sur.

Uruguay, Paraguay, Bolivia, todas las provincias se unieron bajo la bandera de la “soberanía” y lo que el enemigo había logrado en la batalla de la Vuelta de Obligado, lo perdió política y económicamente y en decenas de emboscadas tendidas por los gauchos argentinos, hasta por fin caer rendido en la batalla de Punta Quebracho frente a los cañones del general Lucio Norberto Mansilla. Un bloqueo comercial implícito y cientos de escaramuzas de los paisanos a lo largo de nuestro río hicieron retroceder a los invasores y reconocer nuestra soberanía sobre el Paraná.

Retrato de Lucio Norberto Mansilla. Pintura al oleo ejecutada por Juan Goulú, a mediados del siglo XIX

Juan Manuel de Rosas ya había enfrentado las provocaciones del imperio francés, que pergeñó la ocupación de Jujuy y Salta por parte de Bolivia y simultáneamente bloqueó el puerto de Buenos Aires. Había enfrentado las provocaciones de portugueses, ingleses y franceses, bloqueando el puerto de Uruguay. El plan de las potencias era seguir partiendo el antiguo virreinato apoyados en las corrientes afines tanto de unitarios como de federales, dividir Corrientes y Entre Ríos (creando la república de la Mesopotamia), el NOA, y el sur a través de las islas Malvinas. Empujado por la determinación de su carácter, chocó una y otra vez al no querer arrodillarse ante nadie. Quedó revelado ante sus ojos que los imperios tenían un plan muy definido de antemano para todo el continente y que lo que no conseguían por la sumisión de los gobiernos locales lo harían por la fuerza de las armas “a cañonazos limpios” desde sus barcos acorazados.

En su tenacidad, se negó a pagar la “deuda externa” ya fraudulenta con la Baring Brothers mientras tenga que enfrentar una deuda interna y puso como condición el resarcimiento por la ocupación de las Malvinas.

Retrato de Juan Manuel de Rosas con la bandera de la Confederación Argentina

La batalla de Caseros

“¡Al arma, argentinos, cartucho al cañón! /que Brasil regenta la negra traición. / Por la callejuela, / por el callejón, que a Urquiza compraron / por un patacón, / el sable a la mano, al brazo el fusil, sangre quiere Urquiza, balas el Brasil.” Así “La división de Aquino” se preparaba para la batalla de Caseros, una tragedia histórica que dio riendas sueltas a los imperios y selló la alianza y subordinación de la clase terrateniente.

Su tragedia no fue suya, fue de la misma patria que sufrió la ocupación del imperio portugués desde su colonia (Brasil), las tropas portuguesas llegaron hasta la ciudad de Buenos Aires. Quedó sellado el plan de los ingleses de separar Uruguay de las Provincias Unidas. Se perdió nuevamente la soberanía sobre nuestro río Paraná y comenzó la época en la que se definió la fisonomía de un Estado Nacional subordinado a las potencias extranjeras.

La oligarquía ganadera de Buenos Aires, que Juan Manuel de Rosas representaba, los comerciantes criollos, sus aliados, recibieron una lección que les dejaría una marca indeleble. Y una advertencia… sea quien sea quien defienda a la patria lo puede perder todo, no hay clemencia. Si tenés vacas perdés las vacas, si tenés tierras perdés tierras, si tenés historia te borran de la historia. Sus mejores aliados huían de su lado y se cobijaban bajo el ala de sus enemigos.

Más allá de Rosas: La herencia de la soberanía

Se cerraba así una etapa que se había inaugurado con el rechazo de las invasiones inglesas y con el debilitamiento europeo producto de las guerras napoleónicas que tuvo su máxima expresión con la liberación de nuestros pueblos del dominio colonial. Así se apagaba uno de los fuegos de una generación de indomables como San Martín, Belgrano, y tantos otros.

El sable corvo, una de las armas emblemáticas de San Martín, fue entregado a Rosas en 1848 “Te entrego mi sable, confiando en que sabrás usarlo para la defensa de la patria”, José de San Martín.

Sin embargo, la tenacidad, las ansias de independencia no se desterraron con Rosas, porque en definitiva no eran patrimonio suyo, sino que es el patrimonio del pueblo argentino.  A veces olvidado, a veces oculto, pero ahí está…

Con el nuevo debilitamiento de las potencias imperiales, producto de las guerras, entrando el siglo XX, hombres como el general Mosconi encontraron una brecha para abrir un nuevo camino independentista e inauguraron una nueva etapa que coronaría en el gobierno peronista del 1945, donde la palabra soberanía volvió a resplandecer. Pero esa… es otra historia.

Nosotros tenemos el deber de encender nuevamente ese fuego, que está en nuestra esencia. La soberanía sobre el río Paraná, nuestra salida al mar y la recuperación de las Islas Malvinas, la reforma agraria, la industrialización del país y el control de los recursos naturales estratégicos. La lucha por la soberanía “crece desde el pie” como la musiquita que se pega a nuestros oídos.

Referencias:

  • Horacio E. Gilverti, Historia económica de la ganadería, Buenos Aires, Rigal, 1954.
  • Montoya, A., Historia de los saladeros argentinos. Buenos Aires, El Coloquio, 1970.
  • Los Oligarcas Juan J. Sebreli – La Historia Popular, Tomo 15 – Vidas y Milagros de Nuestro Pueblo.
  • http://www.trascarton. com.ar/aniversarios/los-saladeros-del-rio-de-la-plata
  • Mansilla, Lucio V. Mis Memorias: Infancia, Adolescencia . París: H. Garnier, 1913.
  • Gálvez, Manuel. “Vida de Juan Manuel de Rosas”. Buenos Aires: Editorial Tor, 1940.
  • Otto Vargas, “Sobre el modo de producción dominante en el Virreinato del Río de la Plata”, EA, 1983.
  • https://www.lanacion.com.ar/politica/murio-el-ex-embajador-manuel-de-anchorena-nid706828/

La imagen de portada pertenece a Damián Monti Falicoff. Dibujo parte del archivo “Ejercicios de soberanía (2018)”

(*) Ezequiel Nant, miembro del Foro por la Recuperación del Paraná

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FERROCARRILES

Sobre la privatización del Belgrano Cargas

Reproducimos comunicado de la Red por la Recuperación y Desarrollo de los Ferrocarriles.

Mienten para vendernos, tergiversan para entregarnos.

Hoy el gobierno de Milei y sus laderos anunciaron la privatización de Belgrano Cargas y Logística S.A tal como figura en la ley Bases.

De boca de Adorni y con un comunicado oficial plagado de falacias, dicen que es deficitario, que representó un gasto de 112 millones de dólares en 2023, que opera 7.600 km de vías, que las distancias medias que recorre son de 500 km y que el tonelaje movilizado es el mismo hace 15 años. Mienten de manera descarada.

Hoy Trenes Argentinos Carga (con los ramales Belgrano, Urquiza y San Martín) transporta 8.418.271 Toneladas anuales representando el 38% de la carga total movilizada en trenes en 17 provincias y 5 fronteras nacionales. Hace 15 años, en 2008, previo a la estatización de 2013, los 3 ramales solo transportaban 2.144.165 ton. Administra 9100 km de vías con distancia media promedio de 700 km, y reportó ingresos el pasado año por $34.651.140.000 equivalente en dólares a u$115,503,800. Estos datos están expresados claramente en la página oficial del ministerio de economía.

https://www.argentina.gob.ar/transporte/cnrt/estadisticas-ferroviarias

No hay ninguna duda que no solo el Belgrano cargas no es deficitario sino que reviste un negocio fenomenal a los monopolios que se lo queden en detrimento de las economías regionales, los pequeños productores y la soberanía nacional.

Urge impedir esta entrega, este robo al pueblo y a la patria.

Se adjunta documento completo en formato PDF

Link para descargar Documento Red de Recuperación y Desarrollo de los Ferrocarriles

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HISTORIA SOBERANÍA

La “Batalla de San Lorenzo”: Un legado de la historia

Por Luciano Orellano (*)

Dijo el Gral. San Martín:

Cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla”.

Este 3 de febrero, al cumplirse 211 años de la gloriosa “Batalla de San Lorenzo”, y frente a las nuevas amenazas y desafíos que debemos enfrentar en la Argentina que viene, nuestra historia se actualiza con vigorosa vigencia.

Apropiarnos de nuestra historia, volver sobre ella, resignificarla, tomando las valiosas enseñanzas de valentía y heroísmo de aquellos patriotas que nos precedieron, de los mandatos fundacionales de libertad, independencia y soberanía por los que nacimos e hicimos posible “acuñar moneda”, “ser libres de España y de toda otra dominación extranjera”, con la consigna “ni amo viejo ni amo nuevo, ¡ningún amo!”, nos renueva la esperanza de conquistar una Patria justa, libre y soberana para la felicidad del pueblo.

Aquella “Batalla de San Lorenzo”, librada el 3 de febrero de 1813, marcó el heroico inicio de la marcha de José de San Martín enarbolando la bandera de la independencia para “hacer posible lo necesario” y los sueños de “recuperar lo nuestro” para “una nueva y gloriosa nación”.

A poco tiempo de pisar suelo rioplatense, la primera tarea encomendada a quien era en aquel entonces “Teniente Coronel de Caballería”, José de San Martín, fue la de organizar un regimiento. Promediando el mes de diciembre de 1812, esta tarea era cumplida: nacía el Regimiento de Granaderos a Caballo.

En la ciudad de Montevideo, al otro lado del Río de La Plata, luego del estallido de la Revolución de Mayo de 1810, se apostaban las tropas realistas conservando desde allí su cuota de poder.

A comienzos de 1813, el Segundo Triunvirato convocaba a los diputados de las Provincias Unidas del Río de La Plata para sesionar en el marco de la Asamblea General Constituyente y Soberana del Año 1813 con el objetivo de reconocer la soberanía de los pueblos, proclamar la independencia y elaborar una constitución.

Desde el Cabildo de Montevideo ordenaban a las tropas realistas navegar en busca de “abastecimiento”. Subiendo por el Río de La Plata, adentrándose en el Paraná, aquella orden comenzaba a delinear uno de los grandes hitos de nuestra historia independentista.

Se encomendó entonces a los patriotas del Regimiento de Granaderos a Caballo, al mando de San Martín, custodiar y defender de los “saqueadores” las costas del río Paraná (el mismo río por el que hoy “sangra la Argentina” al que algunos en la actualidad “mal llaman hidrovía”), pretendiendo perpetuar su dominio por la fuerza de las armas.

Aquel 3 de Febrero de 1813, nuestro Regimiento de Granaderos a Caballo se apostó a la altura de la localidad de San Lorenzo en el convento de San Carlos, a la espera de los realistas. En esa madrugada se libraría la batalla fundacional, en estas tierras, de José de San Martín.

Las tropas españolas arribaron al puerto de San Lorenzo a bordo de 11 navíos, con 300 hombres entre marinos y soldados que duplicaban largamente en número a los 125 Granaderos y, luego de desembarcar, emprendieron su marcha hacia San Carlos. Allí, imperceptibles, aguardaban nuestros valientes y corajudos patriotas al mando de su “gran jefe”, dispuestos a derrotar a los invasores.

Tal como lo inmortalizó la Marcha de San Lorenzo, cuando “febo” asomaba, en una maniobra estratégica planificada por San Martín, los patriotas abatieron a los invasores en una confrontación que transcurrió en unos pocos minutos.

En palabras de José de San Martín, según “Parte de Combate” posterior a la batalla:

Seguramente el valor e intrepidez de mis granaderos hubieran terminado en este día de un solo golpe las invasiones de los enemigos en las costas del Paraná, si la proximidad de las bajadas no hubiera protegido su fuga, pero me arrojo a pronosticar sin temor que este escarmiento será un principio para que los enemigos no vuelvan a inquietar a estos pacíficos moradores”

En la Argentina de hoy, a 211 de aquellas gestas, está en riesgo nuestra integridad territorial, “saquean” tierras y mares, nuestros recursos, nuestras riquezas, y nuestro trabajo, desplegando una intrincada trama con múltiples mecanismos, leyes y decretos implementados por los imperialismos y los poderosos de “tierra adentro” asociados a ellos, hundiéndonos en la dependencia con la consecuente pérdida de nuestra soberanía: intermediaciones; concentración y extranjerización de la tierra; privatización, entrega y destrucción de nuestra soberanía industrial, comercial, monetaria y bancaria; planificación tributaria nociva; reinado del “capital financiero”; el curro “legalizado” de los paraísos fiscales; los descontroles aduaneros; las triangulaciones; la evasión fiscal y tributaria y la especulación cambiaria; entre otros.

Con inmenso orgullo, hemos protagonizado en unidad y en las calles la masiva e histórica jornada de “Paro y Movilización” del 24 de enero a lo largo y a lo ancho de nuestra Patria, en oposición y repudio al ajuste y entrega del DNU y la Ley Ómnibus del gobierno de Javier Milei, a tan solo 44 días de su asunción. ¡Nunca un gobierno “institucional” se atrevió a tanto en tan poco tiempo! Es, en los hechos, un golpe institucional.

Un gobierno nacional que, habiendo llegado “por el voto en las urnas”, pretende barrer y arrasar vertiginosamente con todos nuestros derechos conquistados en luchas heroicas y con todos los resortes estratégicos de nuestra Soberanía Nacional. Políticas “dictatoriales” amparadas en “el voto”.

Pero el pueblo argentino, a viva voz, estalló en el grito: ¡La Patria no se vende! ¡Se defiende!

¡La Patria está en peligro!

– Con el convencimiento de la necesidad y urgencia de recuperar nuestra plena Soberanía Nacional en todos los terrenos, de “hacer posible lo necesario”.

– Con los legados de nuestros revolucionarios de Mayo y nuestros patriotas de las gestas de la independencia.

– Con el espíritu de la Constitución Nacional de 1949, que expresa y sintetiza en el plano jurídico ideológico las transformaciones de aquel período histórico argentino, reflejado en su artículo 40: a) la economía al servicio del bienestar del pueblo y conforme el principio de la justicia social; b) autorización y legitimidad del Estado como ente monopolizador de la actividad de importación y exportación; c) propiedad imprescriptible e inalienable de la Nación de todos sus recursos naturales (petróleo, gas, carbón, recursos hídricos) y e) servicios públicos estatales y expropiación de aquellos que aún no pertenecen al patrimonio nacional.

Reafirmamos: ¡La Patria no se vende!

– Defendiendo el patrimonio nacional

– Estableciendo la “soberanía popular”

– Garantizando la “independencia argentina”

 

(*) Referente del Foro por la recuperación del Paraná y  Encuentro Federal por la Soberanía.

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