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SOBERANÍA

La patria no se vende! En camino al 2º Encuentro Federal por la Soberanía

Compartimos comunicado publicado en encuentroporlasoberania.com.ar

Se realizó en el día de ayer una convocatoria nacional en el marco de la organización del 2º Encuentro Nacional por la Soberanía. Luciano Orellano, del Foro por la recuperación del Rio Paraná abrió la reunión dando la bienvenida a los más de 100 asistentes de 14 provincias, vinculados a gremios, movimientos sociales, universidades, y diferentes sectores políticos.

Dejó planteada la importancia de coordinar acciones en torno a la defensa de la soberanía, y en ese marco propuso una agenda inmediata en camino a la realización del 2º Encuentro Federal por la Soberanía a realizarse el próximo 25 de mayo, con la posibilidad de un pre encuentro en abril. Esa agenda tiene como mojones el 3 de febrero (conmemoración de la Batalla de San Lorenzo), el 16 de febrero (aniversario del nacimiento de Pino Solanas) y el 27 de febrero en Rosario para el aniversario de la creación de la bandera.

Con respecto al intento del gobierno de reescribir nuestra historia hizo hincapié en que “nosotros no podemos regalar nuestra historia, nuestra bandera, ni a Belgrano por mil razones. Quieren reescribir la historia para justificar el saqueo”.

Por su parte el diputado Carlos del Frade, del Frente Amplio por la Soberanía, aseguró que “el lema es el que salió en la calle: la patria no se vende. Con ese lema, nosotros tenemos que acompañar cada una de las luchas” y agregó que  “en forma simultánea de acompañar la pelea de la calle como siempre decimos hay que pelear la calle de la cabeza que es fundamental. Y en ese sentido para nosotros es muy importante esto de hacer una especie de recuerdo, que es volver a pasar por el corazón, aquellas películas de Pino Solanas podemos hacer como decía Luciano cines debates en distintos lugares del país con todos los documentales que hizo”.  Finalmente recordó que en este 2024 “se cumplen 200 años de del primer empréstito de Baring Brothers el primero de julio de 1824, así que sería muy interesante pensar en estas cuestiones como la deuda”

Durante las dos horas que duró el encuentro se realizaron una gran cantidad de intervenciones que enriquecieron el debate a partir de las experiencias que se vienen desarrollando a lo largo y ancho del país en la pelea por recuperar lo nuestro. En ellas se resaltó en la reunión que venimos de un primer Encuentro Federal Soberanía, realizado el año pasado en Rosario, que sentó las bases de un programa soberano, que hoy aparece como más urgente y necesario que nunca. 

Mientras organizamos la lucha en la calle contra este modelo, con el paro del 24 de enero y otras expresiones de lucha que van surgiendo, en defensa de las empresas públicas, los puestos de trabajo y contra el saqueo de nuestros recursos, vamos a la construcción de un amplio y masivo segundo encuentro federal por la soberanía, el próximo 25 de mayo, que pueda ser la expresión no solo de las luchas que se vienen desarrollando sino de un programa para recuperar lo nuestro para la felicidad de nuestro pueblo.

PARTICIPARON:

Luciano Orellano (Foro por la recuperación del Paraná)
Diputado Carlos Del Frade (FAPS)
Diputada Lucila Deponti (Mov. Evita)
Mercedes Meier (Presidenta PTP Santa Fe – Secretaria de bloque FAPS Diputados Santa Fe)
Feliciano Ramos (Capitán Dragador, miembro del Foro por la recuperación del Paraná, Concepción del Uruguay, Entre Ríos)
Sergio Arelovich (Economista. Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía – MATE)
Walter Palombi (Sec Correos Rosario)
Pedro Peretti (Mov. Arraigo)
Diego Lualdi (Comisión Interna Banco Nación)
Jorge Smith (dirigente gremial del Astillero Río Santiago y del CDP de ATE Pcia Bs As. Coordinador de la Corriente Nacional de Estatales de la Rene Salamanca.CCC)
Damián Lerman (Vicedecano, Facultad Cs. Médicas)
Prof. Marcelo Vázquez (vicedecano de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes – San Juan)
Carlos Benito Aramayo (Economista, Jujuy)
Diego Ainsuain (SIPRUS provincia de Santa Fe)
Guillermo Grigioni (Sub secretario académico Facultad Ciencias Médicas Rosario)
Daniel alejandro Jose (Ingenio de la Esperanza San Pedro – Jujuy)
Edgardo Orellano (Asociación Civil Carlos “Bocacha” Orellano)
Eduardo Delmonte (CCC Rosario)
Eduardo Lualdi (Coordinador Nacional del Foro Patriótico y Popular)
Capitán fluvial Oscar Veron (ATE – CTA)
Miguel Angel Bayón (Asamblea por la recuperación de Puerto Quequén, Necochea)
Emilio Furlan (Foro por la soberanía de San Juan)
Pablo Paillole (Bases Federadas)
Silvio Acosta (Comisión Interna Acindar – Villa Constitución)
Germán Mangione (Foro por la recuperación del Paraná Cordón Industrial)
Enzo Balbuena (ALDE Rosario)
Carlos Retamoza (ingeniero agrónomo, ex coordinador de agricultura familiar, Entre Ríos)
Cecilia Miguel (abogada, Foro Patriótico y Popular, Rosario)
Carlos Rios(del Foro Patriótico y Popular, y el FADE. Foro de la deuda externa)
Mario Cambio (Movimiento por la recuperación del Petróleo)
Chale Mazacote (Foro por la recuperación del Paraná y CCC – Oberá Misiones)
Fernando Garcia (Chubut – Comodoro de la CCC la FNC y el PTP)
Guillermo Ravanetti (empresario Pyme de Quilmes)
Gustavo Gallego (Centro Integral de Estudios Estratégicos de San Juan)
Jorge Luis Mamani (Jujuy)
Arnoldo Gomez (PCR. Economista, Capital Federal)
Ing Juan Manuel Ramos (Movimiento por la recuperación del Petróleo Neuquén)
Juan Pablo Padin (pyme de Berazategui Movimiento 25 de mayo)
Lorenzo Olalla (Integrante de la Comisión de la Memoria Diamante (ER)
Leandro Mena (Sec Juventud del gremio de los Aeronáuticos – CTA)
Hector Bollani (Torneria Bollani, Pyme de Rincón de los Sauces.Neuquén)
Gabriel (parte del equipo de trabajo del ex diputado Juan Carlos Alderete)
Marcelo Barab (Movimiento Defensa del Petróleo Comodoro Rivadavia, CHUBUT)
Marcelo Solis (PCR- PTP San Juan)
Diego Rosello (Agrupacion Mariano Moreno – Amsafe Rosario)
Dulio Lacuadra (Fuerza Común, Santa Fe)
Mariana Zeballos (FAPS Capitán Bermúdez)
Mariano Katz (Empresario pyme de Río Negro)
Nire Roldan (Concejalía Popular, Rosario)
Noel Gasmann (Movimiento ni un pibe menos por la droga Rosario)
Luciano Garnero (El Semillero San Lorenzo)
Pablo Garello (Juventud Peronista “La corriente”, Editor del medio digital “Rosca y Tinto”, Santa Fe)
Sonia Alfonso (Agrupacion Mariano Moreno – Amsafe Rosario)
Andres Castilloni (SUPE Ensenada)
Nehuen Corbeletto (Corriente Estudiantil Popular Antiimperialista (CEPA)
Pablo Benetti (Federación Nacional Campesina de Entre Ríos)
Pablo Lando (Fuerza Común, ciudad de Santa Fe)
Manuel Orellano (JCR)
Matias Bohl (Federación Nacional Campesina)
Santiago Zamora (Jujuy)
Sebastian Lezcano (PTP San Pedro)
Silvia Oliviero (docente titular de la Cátedra Ambiente, Ciencia y Tecnología Latinoamericana de UNDAV, y trabajo en ACUMAR)
Walter Diaz (Docente universitario de Tucumán)
Facundo Retamoza (Foro por la recuperación del Paraná, Santa Fe capital)
Mauro Rueda (Inquilinos agrupados, Santa Fe)
Mathías Midón (Abogado, miembro del Foro por la recuperación del Paraná, Corrientes)
Roberto Vignolo (PCR Rosario)
Julieta Peppino (Cátedra de Estudios Político Regionales (Rosario)
Pablo Payró (Foro por la recuperación del Paraná)
Raquel Bessio (Propuesta Sur de Rosario)
Hugo Milito (Propuesta Sur de Rosario, Paren de fumigar)
Evangelina Codoni (Foro por la Recuperación del Paraná)
Roberto Carpano (Campana – Bs As)
Irene Orellano (Instituto Soberanía)
Maite Monzalvo (Posta Sanitaria Ramon Carrillo – VGG)
Gabriela Pagliaso (docentes autoconvocados cordón industrial)
Luis Tiscornia (Sec. Gremial CONADHU Historica)
Gabriel Ariel Carpano (Red por la Recuperación y Desarrollo de los Ferrocarriles)
Ezequiel Nant (Director de la fábrica de futuro ni un pibe menos por la droga.
Yamila David (coordinadora territorial posta sanitaria del barrio Ribera)
Natalia Martinez (concejala mandato cumplido Encuentro por Santa fe, Unión por la Patria. VGG)
Juan Ariel Charras (médico preventor comunitario en adicciones y violencias)

entre otros…..

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ECONOMIA

Las agroexportadoras unas de las grandes ganadoras del Caputazo.

Por Germán Mangione (*)

Un primer análisis del paquete de medidas económicas anunciado por el nuevo ministro de Economía Luis Caputo, centrado en una feroz devaluación del peso, muestra a las claras que habrá una inmensa cantidad de perdedores (trabajadores, jubilados, beneficiarios de planes sociales y todos los que cobran sumas fijas) y un pequeño puñado de ganadores (los exportadores).

Sumado a los aumentos de tarifas de energía, transporte el salto de la cotización del dólar oficial a $800 desde los $375 a los que estaba implica una pérdida del 50% en el valor de los ingresos de las grandes mayorías, y en contrapartida que los monopolios exportadores multipliquen automáticamente sus ya fabulosas ganancias.

Y si en Argentina hablamos de exportadores el sector de la agroindustria es uno de los centrales. El complejo agoreportador oleaginoso-cerealero, incluyendo al biodiésel y sus derivados, aportó el año pasado el 48 % del total de las exportaciones de la Argentina, según datos del INDEC.

De ese complejo los principales productos exportados en 2022 fueron harina de soja (14,2% del total), maíz (11%) y el aceite de soja (6,9%).

Un sector concentrado territorialmente en el sur santafesino y dominado por un puñado de empresas de capitales extranjeros que domina el comercio exterior argentina asociada a los grandes terratenientes dueños de la mayor parte de la tierra y la producción en el país.

A partir de las medidas anunciadas el sector recibirá casi $200 por cada dólar exportado.

Esto se debe a que con la nueva reglamentación un 80% de lo exportado cotiza al dólar oficial ($800) y el 20% restante a través del dólar contado con liquidación (CCL), que cuesta un promedio de $1032 pesos. Lo que implica que por cada dólar recibirán 846 pesos contra los $678 que recibirán hasta el lunes. Un aumento de las ganancias de los agroexportadores del 24,7% .

Siempre ganan

Durante todo el año se pudo leer y escuchar como los voceros del sector nucleados en la Bolsa de Comercio de Rosario, la Bolsa de Cereales de Bs As o el Concejo Agroindustrial Argentino reclamaban una recomposición del dólar para “ser más competitivos” y se lamentaban por los efectos negativos de la sequía en la producción y la agro exportación.

Los datos publicados indican que los 11 meses que pasaron de 2023 comparados con el mismo periodo del 2022, el sector cerealero-oleaginoso perdió valores de ventas al exterior por 18.200 millones de dólares, equivalentes a una caída del 50 por ciento, según destacaron las entidades.

Si bien los números son ciertos habría que agregar que una parte de la caída en las cifras exportadas de los últimos meses tiene que ver con la parálisis de las operaciones que impusieron las empresas ante la expectativa por el posible cambio de gobierno y la mejora de la cotización del dólar. Muchos productores y agroexportadoras eligieron esperar para comercializar parte de la producción.

Por otro lado la caída de la actividad fue una situación excepcional en la década, y no modificó en absoluto el lugar de privilegio que ocupa el sector en la economía argentina.

De hecho un año antes las empresas agroexportadoras tuvieron una liquidación récord de divisas de más u$s40.400 millones, superando incluso los record a los que se había llegado en 2011 y superando en un 22% a lo conseguido en 2021.

Según los datos brindados por la última edición del ranking de las empresas que más facturan en Argentina, elaborado por la Revista Mercado varias de las que ocupan el podio provienen del sector agroexportador.

De los 7 primeros puestos 5 son agroexportadoras.

La empresa de origen suizo/ingles Viterra Argentina (ex Glencore, socia de Vicentin en Renova) ocupa el tercer lugar después de YPF y el Banco Nación y duplicó su facturación hasta llegar a los $ 1.056.031 millones, en 4º lugar está la francesa Louis Dreyfus que facturo en 2022 $1.029.200 millones, en 5º lugar la estadounidense Cargill con $ 997.822 millones, la sigue Asoc. de Coop. Argentinas con $958.165 millones, y Aceitera General Deheza en 7º lugar con una facturación de $948.950 millones.

Pero no son las únicas, en el puesto 21 está la estadounidense ADM Agro que facturo $554.775 millones, en el 33 Syngenta Agro con $341.535 millones y 39 Bunge Argentina con una facturación de $282.500 millones. Vale aclarar que uno de los jugadores clave del sector es la estatal china COFCO pero al no cotizar en Bolsa no tiene obligación de exponer sus balances por eso no participa del ranking de Mercado.

Pero no solo las agroexportadoras están en el rankig de las que más facturan sino también en el de las que más ganan.

En el ranking de las ganancias por ejemplo encontramos que Viterra de perder $594 millones en 2021 pasó a ganar $13.109 (229,8%) en 2022, Profertil pasó de ganar $13.466 millones en 2021 a $59.844 en 2022 (77,2%) y Vicentín que paso de ganar $8.840 millones a $15.920 (80,3%),

Incluso empresas como Molinos Agro o ACA que ganaron menos en 2022 que en 2021 son parte de las 50 empresas que más ganaron en Argentina ese año.

PD: Con la fusión de Bunge y Viterra anunciada este año el nuevo grupo liderará con comodidad los tres segmentos: según los volúmenes del año pasado alcanzarían las 9.802.784 toneladas de cereales; las 960.623 toneladas de soja y girasol en grano; y las 10.111.289 toneladas de derivados oleaginosos.

Pagamos la sequía entre todos.

Pero incluso en 2023 cuando la sequía redujo la producción y por tanto las cantidades exportadas, este sector logró que el estado (cada uno de nosotros y nosotras) compartiese esa perdida.

Gracias a las tres ediciones del Programa de Incremento Exportador (PIE), o dólar soja, que consiguieron amenazando al gobierno con no liquidar dólares, estas empresas recibieron un beneficio adicional de $590.000 millones según un análisis elaborado por Natalia Pérez Barreda del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE).

Una transferencia de recursos desde los bolsillos de los argentinos a la caja de estas empresas que para dimensionar el monto de esa ganancia vale citar lo que la autora calcula: “con los ingresos de las tres versiones en función de los salarios de los meses en que se implementaron, se pagan más de cinco años de sueldos de todo el sector agroindustrial sojero”.

También el robo de la evasión.

Habría que sumar que estas empresas le robaron al estado una gran parte de esos dólares a través de la evasión fiscal denunciada esta vez por la Aduana.

La entidad oficial denunció hace unos meses a las siete mayores firmas cerealeras por sobrefacturar importaciones con el fin de fugar divisas ilegalmente.

Las operaciones investigadas involucran el ingreso al país de poroto de soja proveniente de Paraguay, para reexportarlo procesado. A través de la triangulación de la facturación por intermedio de un intermediario, una trader suiza vinculada a las exportadoras argentinas, el insumo llegaba a la Argentina con un 30 por ciento de sobreprecio en relación al valor en puerto de origen.

El objetivo, se presume, era obtener los dólares del Banco Central a precio oficial para pagar la importación, pero con un excedente del 30 por ciento sobre el precio real que se fugaba al exterior.

Las firmas sobre las que se abrió la investigación son Aceitera General Deheza, Bunge Argentina, Cargill SA, Cofco International, LDC Argentina SA (Louis Dreyfus Company), Molinos Agro SA (Molinos Río de la Plata) y Viterra Argentina SA (vinculada a Vicentin).

Caputazo y más ganancias.

Ahora tras los anuncios del ministro de Economía se preparan nuevamente a embolsar fabulosas ganancias, impulsadas por la feroz devaluación y por las perspectivas de un nuevo año record de cosechas.

Si bien en el sector algunas voces se expresaron sorprendidas porque Milei no solo no cumplió su palabra de eliminar las retenciones sino que aumento algunas alícuotas de retenciones (como a la carne, maíz, trigo, tc], y sumara algunas que había eliminado Sergio Massa como las retenciones a las economías regionales, no se escuchan más que felicitaciones al rumbo del recién llegado gobierno.

Y eso tiene que ver con que se calcula que el sector podría liquidar entre diciembre y febrero, antes de la llegada de la cosecha gruesa, uno USD 5.000 millones

Según algunas proyecciones solo el complejo sojero liquidará u$s 18.000 millones frente a los u$s 8.000 de la última campaña 22/23. La Bolsa de Comercio de Rosario junto con la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estima una producción que rondaría los 50 millones de toneladas y estiman que para el ciclo 2023/2024 la producción de granos alcanzaría los 136,3 millones de toneladas, 70% más que en la campaña pasada. Eso permitiría realizar el doble de las exportaciones de este año llegando a USD 34.000 millones

Mientras las agroexportadoras se relamen por las ganancias record, que no son otra cosa que una transferencia de los bolsillos de los laburantes y los sectores de ingresos fijos, por redes sociales el gobierno avisa que va a reimplantar el impuesto a las ganancia que dejaron de pagar el mes pasado muchos de los trabajadores que van a producir esas ganancias.

Ganan los que venían ganando y plata hay a montones…. pero se la van a quedar unos pocos mientras los sacrificios lo vamos a hacer los de abajo.

Finalmente parece que “la gente de bien” de la que hablaban en campaña eran los bancos, las petroleras, las energéticas y las cerealeras.

 

(*) Germán Mangione. Periodista. Miembro del Foro por la recuperación del Paraná y Soberanía Popular San Lorenzo.

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RIO PARANÁ SOBERANÍA

Entregar el Paraná es como entregar nuestra bandera…

Por Luciano Orellano (*)

Desde el Encuentro Federal por la Soberanía junto al Foro por la Recuperación del Paraná, consecuentes con la posición que hemos sostenido en todo este tiempo, expresamos nuestra absoluta preocupación tras los trascendidos y declaraciones tanto del presidente electo Javier Milei y de quien se presume será su ministro de Infraestructura, el empresario Guillermo Ferraro, que han planteado en diferentes medios de comunicación la necesidad de re-privatizar nuestro Río Paraná y dejarlo nuevamente en manos extranjeras.

Lo hacen, como parte de un plan mayor, que es el de avanzar con la privatización de empresas estatales que hacen a nuestra historia, soberanía e identidad nacional: YPF / Vaca Muerta (la empresa más importante de Argentina, que bate todos los récords de facturación y exportación con un potencial enorme), Aerolíneas Argentinas, Astillero Río Santiago, Tandanor, Fabricaciones Militares, TV Pública, Télam, Radio Nacional, ARSAT, Trenes Argentinos, AySA, Correo Argentino, ENARSA, etc, etc.

Son anuncios que van en contramano del mundo. Los procesos de “desglobalización” y “repatriación de empresas” que se viene dando a nivel mundial (particularmente en los EE.UU), las medidas proteccionistas, o casos como los de China en donde el Estado tiene el 51% de todas las empresas estratégicas, muestran que es otro el camino que hay que tomar para defender la industria y el trabajo argentino.

Y si del río hablamos, basta ver como el Cuerpo de Ingenieros de la Armada de los EE.UU. es el encargado de realizar las tareas de administración y dragado del río Missisippi. A nadie se le ocurriría entregarla a empresas extranjeras, pero parece que acá si…

Los argentinos sabemos de la importancia y el carácter estratégico de nuestra Cuenca del Plata cuyo saldo exportable cubre un 40% de la seguridad alimentaria del planeta. Sus enormes riquezas que circulan por el río Paraná, en un mundo en donde los factores de guerra se acrecientan, son objeto de una aguda disputa por parte de las grandes potencias imperialistas.

Siempre hemos dicho que es paradójico que con tantas riquezas nuestro pueblo padezca tantos sufrimientos. Lo cierto es que todo el crecimiento de la producción en las últimas décadas lejos de igualar, nos desiguala, porque el río, el comercio, los puertos, el paquete tecnológico, los buques, las barcazas, etc, etc, está todo en manos extranjeras.

Fue lo que pudimos analizar sector por sector, en el histórico Encuentro Federal por la Soberanía que realizáramos en junio de este año, y que nos permitió dar cuenta de la necesidad de recuperar soberanía en todos los planos, porque como siempre decimos, Argentina ha tocado fondo.

La pelea que hemos venido desarrollando en los últimos años para que el control, la administración y el dragado de nuestro querido río Paraná esté en manos argentinas no ha sido en vano. Fruto de la lucha de un movimiento infinitamente amplio logramos que sea hoy la Administración General de Puertos la que realice las tareas de gestión de la vía troncal fluvial, y lo ha hecho con eficiencia e información al alcance de todos. Lo hizo, luego que durante más de 25 años, nuestro Paraná estuvo bajo el control de una empresa belga que gravita en la esfera de la OTAN (Jan de Nul).

También logramos que se anuncie la realización del canal Magdalena que tanto hace a la posibilidad de conectar nuestro litoral fluvial y litoral marítimo por aguas argentinas, ejerciendo un derecho soberano irrenunciable.

En este nuevo escenario que se avecina, entendemos será necesario redoblar la pelea frente a quienes preanuncian nuevas y dolorosas entregas. Lo volveremos hacer, en un marco de unidad mucho mayor, porque presumiblemente serán muchos más los sectores que se verán afectados y porque tenemos enorme confianza en la capacidad de lucha de nuestro pueblo.

La “casta” que nos roba un tercio de la cosecha y defrauda a los argentinos.

No es casual que los voceros de las cámaras de las agroexportadoras como Luis Zubizarreta (de la francesa Dreyfus), vuelvan a insistir con la necesidad de privatizar nuestro río y profundizar su dragado (eso si con la “justificación” de los “estudios” ambientales), porque sabe que con el Estado afuera del Paraná, es más sencillo las operaciones de triangulación, subfacturación y los múltiples mecanismos de evasión que han desarrollado en todos estos años. De nuevo quieren que esto vuelva a ser un negocio para cuatro o cinco vivos.

Y de eso debe saber bastante el que ya se asegura será el ministro del área, que hasta hace unos meses y durante 13 años trabajó para la empresa holandesa KPMG, famosa mundialmente por las maniobras de elusión fiscal de las grandes multinacinales que fugan divisas y que casualmente estuvo encargada de realizar las “auditorias contables” de la empresa Vicentín en el marco del escandaloso fraude al Estado argentino que denunciáramos oportunamente.

Y ni hablar de los negocios ilegales que corren por nuestras aguas, como el narcotráfico y el contrabando, que han tenido vía libre para crecer ante los nulos controles del sector privado, dejando a su paso la violencia y la sangre que se riega en nuestros territorios.

Por eso, volvemos a reafirmar como ya lo hicimos: entregar el Paraná es como entregar nuestra bandera.

Ni belgas 🇧🇪, ni yanquis 🇺🇸 , ni chinos 🇨🇳 , el Paraná argentino! 🇦🇷

Volvemos a hacer nuestras, las palabras del creador de nuestra bandera, Manuel Belgrano:

“Juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores y la América del Sur será el templo de la independencia y de la libertad “

“Ni amo viejo, ni amo nuevo, ningún amo!”


(*) Luciano Orellano (miembro del Encuentro Federal por la Soberanía y el Foro por la Recuperación del Paraná)

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INDUSTRIA

¿Cuál es el plan de Milei para la industria y la creación de empleo?

Por Germán Mangione (*)

(Nota publicada en el portal web revistazoom.com.ar)

Esa misma pregunta se hicieron al otro día de las elecciones de octubre los popes de la de la manufactura argentina nucleados en la poderosa Unión Industrial Argentina.

La pregunta no es de fácil respuesta, ya que en la plataforma libertaria no hay una sola mención. Literalmente no está escrita la palabra INDUSTRIA en ningún lado de su propuesta de gobierno.

La única referencia a la política para las empresas industriales es la que repitió el domingo Javier Milei en el debate con Sergio Massa: “Apertura comercial unilateral a la Chilena. El comercio libre produce bienes de mejor calidad a mejor precio”

“Lamento que opines de temas de los que no sabés, vos querés regular el comercio y yo lo quiero libre. Cuando decís proteger (a la industria), decís hacer negocio con los amigos en detrimento de los argentinos de bien”, respondió Milei a Massa en el debate después de que el Ministro de Economía afirmó que había que proteger a la industria y lo arrinconó exigiendo definiciones claras.

Pero la incógnita y la preocupación de la UIA no parece que vaya a resolverse antes de las elecciones del 19 de noviembre, por lo menos de boca del líder libertario.

Y es que luego de las generales desde la institución se invitó a ambos candidatos en carrera a presentar su propuesta para el sector.

Massa asistió hace dos semanas a la sede de la casa fabril y fue recibido por la Junta Directiva que encabeza Daniel Funes de Rioja. Allí el candidato de Union por la Patria le hizo un guiño al sector con una promesa de baja de impuestos a las pymes que consigan aumentar exportaciones, en sintonía con lo que planteo luego en el debate del domingo.

Pero desde la Libertad Avanza les colgaron el teléfono a los industriales y nunca contestaron (oficialmente) la invitación. Aunque la institución no tomo posición al respecto muchos de sus miembro hicieron público su malestar con el libertario.

El vicepresidente regional de la Unión Industrial Argentina (UIA), Guillermo Moretti, cuestionó Javier Milei por rechazar la invitación, lo explicó la industria no está tenida en cuenta en su plataforma y cuando algunos de sus referentes, como Dario Epstien, hablaron del tema la cuestión fue aún más preocupante que la ausencia de política al respecto.

Epstein aseguró en el foro entrerriano que: “Para los que están intranquilos porque creemos en una economía abierta les digo: en la situación actual si los mandamos a competir, de 400.000 pymes quedarían la mitad en el camino. No vamos a abrir en una situación de desventaja. Vamos a sacar todas las inconsistencias y en un par de años cuando haya inflación y tasas razonables, seguridad jurídica y una nueva ley laboral, habrá una apertura importante y ahí van a tener que competir.“

En otro tramo de su intervención el referente de Milei planteó que “las empresas van a tener que cambiar su cultura porque muchos son planeros industriales. Si saliera todo bien en el país, las empresas no deberían estar golpeando la puerta del gobierno. Que trabajen y produzcan”.

Finalmente sentenció que “algunas empresas y sectores no tendrán la fortaleza y otros como la agroindustria no tendrán ningún inconveniente”.

Intervención de Darío Esptein en UIA Entre Ríos 👇🏻

A la UIA no viene Milei y si uno mira la plataforma no se nombra nunca al sector industrial. La única referencia que tenemos como candidato es la declaración que dio Darío Epstein el Día de la Industria en Entre Ríos. Él dijo directamente que iba a ser una política de apertura total y que nos daban dos años para ponernos a la misma altura que está Alemania, por decir algo. No tiene conocimiento evidentemente de lo que es una máquina, una tuerca, un bulón”, cuestionó Moretti.

Por su parte Walter Andreozzi, miembro del comité ejecutivo de la UIA expresó en una entrevista que “una apertura basada sólo en dogmatismos ideológicos, será un nuevo golpe mortal a cientos de pymes, un aumento de la desocupación, y un nuevo ciclo de reversión del desarrollo. Sólo con un par de grandes empresas o sectores líderes, es insuficiente para lograr una sociedad más inclusiva, más allá del rol estratégico de los mismos, lo que debe ser altamente valorado”.

De cara a un posible gobierno del economista anarcocapitalista el único dato más o menos conocido sobre quien encabezará algún área relacionada a la industria, o por lo menos quien está construyendo su plan, tiene que ver con la cercanía al espacio de Federico Ovejero, ex vicepresidente regional de General Motors con extensa trayectoria en multinacionales, que renunció en junio pasado a la automotriz tras ocho años en la empresa.

Según fuentes de prensa el CEO multinacional viene realizando reuniones con referentes del sector para elaborar el “plan de adecuación”. Sin embargo este plan no parece tener en cuenta la composición industrial MIPYME (de micro, pequeñas y medianas empresas) que puebla el mapa productivo argentino.

Un sector que crece, se desarrolla y es el principal generador de empleo de Argentina en base a un trabajo en conjunto con el estado, con medidas como las recientemente tomadas de reducción de las retenciones a las PYMES exportadoras que permitió que en septiembre más del 83% de las MiPyMEs exportadoras fueron beneficiadas por la eliminación y/o reducción de los derechos de exportaciones.

8 de cada 10 MiPyMEs exportadoras pagaron menos retenciones | Argentina.gob.ar

La Argentina PYME

La Argentina es un país constituido casi exclusivamente por micro, pequeñas y medianas empresas, apenas el 0,2 por ciento de las empresas en el país son grandes empresas, según las estadísticas oficiales. Datos que coinciden con los de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Por otro lado los mismos estudios demuestran que 51 % del empleo formal privado del país está impulsado por las pymes. Actualmente, las micro, pequeñas y medianas empresas son creadoras de más de 6,2 millones de empleos que promueven el trabajo formal y el desarrollo económico del país y sus habitantes.

Según datos de la Subsecretaría de la Pequeña y Mediana Empresa, en el primer trimestre de 2023 las MiPyMEs crearon 140.000 puestos de trabajo con respecto al mismo período de 2022.

Además el sector industrial se destaca como el sector que más aportó al crecimiento del PBI, con una suba interanual del 2,8% y de 12,4% por sobre los niveles de la pre-pandemia (primer trimestre de 2019). Fue el valor más alto de producción industrial para un primer trimestre desde 2015.

A esto habría que sumarle el crecimiento del empleo privado formal industrial, que acumula 34 meses de expansión, que llegó a los niveles más altos desde 2011.

Está claro que el fenómeno de la inflación y la caída de salarios ha provocado que ese crecimiento no se transparente en crecimiento económico sostenido para las mayorías trabajadoras, y que hoy se puede palpar el fenómeno de trabajadores registrados que caen en la pobreza, lo que constituye el principal desafío en caso de que Sergio Massa acceda a la presidencia, pero lo que es incontrastable es el rol de la industria (y sobre todo las MiPymes) en la generación de empleo de calidad y el crecimiento económico general.

¿Qué pasa con la industria y los estados en el mundo?

“Nuestro futuro manufacturero, nuestro futuro económico, nuestras soluciones de la crisis climática, todo se hará en Estados Unidos”, dijo en la Casa Blanca Joe Biden al anunciar sus compromisos “Made in America” en 2022.

Si hay algo que le gusta a Milei es repetir que sus referencias en el mundo están en occidente y sobre todo en EEUU e Israel. Pero se ve que esas preferencias son selectivas, o por lo menos no tienen que ver con la política industrial de imperio del norte.

Allí hay 30,7 millones de empresas, y como en Argentina, el 99% son pequeñas empresas (menos de 500 empleados en EEUU), según la Oficina de Promoción de la Administración de Estados Unidos para la Pequeña Empresa.

Los planteos de apertura comercial total que hace el libertario chocan de frente con la corriente hegemónica mundial que va en sentido contrario. La actual situación geopolítica del mundo, con las guerras en curso y el enfrentamiento de los bloques que tiene a EEUU y la OTAN de un lado y a China, Rusia y sus socios del otro ha transformado completamente el mapa de globalización y libre comercio a ultranza que se había dibujado tras la caída del Muro de Berlín y la unificación mundial de mercados. Pero se ve que a Javier nadie le avisó.

Por su parte China, desde la llegada del presidente Xi Jinping al poder, impulsa el libre comercio pero protegiendo la industria propia. Con las la iniciativa Made in China 2025, la potencia imperial de oriente impulsa subvenciones a industrias específicas, bajo el concepto de “doble circulación”, cuyo objetivo es reducir la dependencia externa mediante un refuerzo del abastecimiento interno con empresas locales, y un impulso a la autosuficiencia en tecnologías esenciales.

Mientras tanto en EEUU Biden despliega una nueva política industrial a través de la Ley de Reducción de la Inflación (US$369.000 millones en los próximos 10 años) y la de Chips y Ciencia (agosto de 2022), y la de Inversión en Infraestructuras y Empleos (noviembre de 2021), que constan de un despliegue de incentivos millonarios para que las empresas produzcan en suelo americano.

El estado al mando de Biden ofrece también ayudas fiscales por US$7500 para los consumidores por la compra de coches eléctricos nuevos, siempre que al menos un 40% de las materias primas usadas para la batería del coche se extraigan en Estados Unidos o en un país con el que tenga firmado un acuerdo de libre comercio.

Seguramente algún libertario podría decir a esta altura del capítulo dedicado al mundo que ni la China de Xi, ni el gobierno de Biden son modelos a imitar por su lejanía ideológica con Milei, pero es interesante ver como uno de los referentes del economista despeinado anticipaba esta orientación de la política proteccionista industrial en el mundo.

Estados Unidos comenzó a proteger las industrias del acero y el aluminio durante el gobierno de Trump. Escudado en cuestiones de “seguridad nacional”, en medio de la guerra (que de comercial tiene solo una parte) con China el líder de la ultraderecha norteamericana tuvo un gobierno marcado por la intención de recuperar el entramado industrial nacional, con intentos incentivos millonarios desde el estado para traer de vuelta a las empresas yanquis localizadas en el otro extremo del mundo y así recuperar el empleo que perdieron los sectores medios con la globalización.

El objetivo de las medidas proteccionistas era elevar la producción nacional de acero del 73 % al 80 % y del aluminio del 48 % al 80 %, procurando una “viabilidad” de la industria nacional estadounidense a largo plazo.

Si bien Biden dio de baja la protección del acero y el aluminio impulso, en el marco de la reconversión ecológica de la industria, la subvención al sector industrial. . El programa, puesto el año pasado, ofrece a su industria una ventaja competitiva en su transición hacia tecnologías más limpias como subvenciones para la fabricación nacional de semiconductores, baterías, vehículos eléctricos y otros elementos de su visión de la economía ecológica de alta tecnología.

Y algunos resultados ya pueden palparse. La producción industrial estadounidense se acerca a su máximo histórico y el gasto en construcción de fábricas se dispara.

Uno de los principales objetivos de esta intervención estatal es lograr lo que no pudieron hacer las empresas privadas: la reindustrialización de la zona central del país, y la recuperación del empleo muy afectada por la deslocalización fabril derivada de la globalización.

Del otro lado del océano pacifico el otro gigante industrial, Alemania, camina en el mismo sentido y tiene previsto proponer una versión europea de la ley estadounidense, que compraría energía renovable con garantías estatales y reproduciría las desgravaciones fiscales que Estados Unidos ofrece a los sectores solar y eólico.

Hace unas semanas 108 economistas de todo el mundo publicaron una carta abierta con fuertes cuestionamientos al candidato de La Libertad Avanza (LLA), sobre quién consideraron que podría provocar “más devastación en el corto plazo” y “caos social” en caso de ser electo presidente el próximo 19 de noviembre.

Quizás tenga que ver con que más allá de las teorías y las elucubraciones económicas abstractas hoy en el mundo el crecimiento y la generación de empleo están planteados con el estado y con la industria. Todo lo contrario de lo que plantea Javier Milei, que como dijo Moretti de la UIA parece que “no tiene conocimiento evidentemente de lo que es una máquina, una tuerca o un bulón”

 

(*) Germán Mangione. Periodista. Miembro del Foro por la recuperación del Paraná y Soberanía Popular San Lorenzo.

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BELGRANO DEBATES HISTORIA

Con Belgrano no, Milei.

Por Luciano Orellano y Germán Mangione (*)

Cualquier argentino o argentina que ame a su patria y su bandera deber haber sentido como propio, como nos sucedió a nosotros, el agravio que ayer se le hizo a nuestro gran patriota (y primer soldado de la patria durante las invasiones inglesas) Manuel Belgrano en el Monumento Nacional a la Bandera en Rosario.

En un nuevo acto miserable de tergiversación de la historia nacional el candidato a presidente Javier Milei intentó una semblanza de Belgrano con la intención de apropiarse la figura de uno de los mejores hombres que dio la Argentina.

“Es muy importante la referencia histórica a quien ha sido el creador de la bandera. El general Manuel Belgrano. Sepan que Belgrano estudio en la Universidad de Salamanca. ¿Y por qué es importante para nosotros los liberales que uno de los grandes héroes de la patria haya estudiado en Salamanca? Porque la escuela de Salamanca es donde tú inicio la escuela escolástica que es la cuna del liberalismo.Por eso también cuando ustedes leen las obras de Belgrano, no solo se respira libertad, sino que también se nota la influencia liberal del padre del liberalismo Adam Smith. Por lo tanto nuestra revolución de mayo tiene en Belgrano a un liberal” dijo ayer ante una multitud el representante de los intereses extranjeros y de la economía concentrada de argentina, Javier Milei.

¿Qué tiene que ver el general Manuel Belgrano que dejo su sangre por liberar a la patria del yugo extranjero y de las minorías monopolistas y terratenientes, con lo que plantea Javier Milei? Absolutamente nada.

Así como utilizan para sus intereses minoritarios el concepto de libertad, que en sus manos es solo libertad de mercado a cualquier costo, ahora intentan utilizar la lucha y la historia de la gesta de mayo que nada tiene que ver con los programas y las ideas libertarias y fascistas que impulsan Milei y sus secuaces.

Qué tiene que ver un tipo como Milei que plantea que la propiedad privada está por encima de todo, a costo incluso de la exclusión de miles de compatriotas, con Belgrano que aseguraba que:

“Se han elevado entre los hombres dos clases muy distintas; la una dispone de los frutos de la tierra, la otra es llamada solamente a ayudar por su trabajo la reproducción anual de estos frutos y riquezas o a desplegar su industria para ofrecer a los propietarios comodidades y objetos de lujo en cambio de lo que les sobra. El imperio de la propiedades el que reduce a la mayor parte de los hombres a lo más estrechamente necesario…”

¿Cómo puede tener la desvergüenza de arrogarse la continuación de la obra del general Belgrano una fuerza política que plantea que solo el mercado debe regular la economía, excluyendo al estado de su rol de orientador y protector de la economía nacional? ¿Un espacio político que asegura que que hay que abrir la economía a las potencias extranjeras, incluso al costo de que desaparezcan miles de industrias, con las ideas económicas de avanzada de Belgrano?

Decía Belgrano que la única manera de que la patria florezca era “… fomentar agricultura, animar la industria, proteger el comercio”, y aseguraba que la industria debía ser alentada y guiada por el gobierno “… tomar otras medidas para llevarlas por la senda recta y no dejarlas caminar al antojo y capricho, sin principio ni regla fija”.

También nos dejó conceptos económicos claros, que están en las antípodas de lo que hoy plantea este representante de la oligarquía y los intereses foráneos que es Javier Milei:

“la importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación”.

 “… con el infernal monopolio, se reducirán las riquezas a unas cuantas manos que arrancan el jugo de la Patria y la reducen a la miseria…”

“… Toda nación que deja hacer por otra una navegación que podría hacer por ella misma, compromete su soberanía y lesiona gravemente la economía de sus habitantes…” 

“… los países que se dedican a producir materia prima, generan desempleo en su país, y empleo en el país que la compra…”

¿Cómo pueden intentar la apropiación histórica del gran defensor e impulsor de la educación pública y gratuita para todos como Belgrano quienes anuncian a los cuatro vientos que de llegar al poder van a privatizar la educación y la salud y arancelar la Universidad?

Belgrano era el primer impulsor de “fomentar la educación y los oficios…” y consideraba a la educación como un elemento central para el desarrollo tanto económico como social. Creó escuelas de dibujo técnico, matemática y de náutica, y propuso la creación de otras, entre ellas la de agricultura.

Tenía muy claro la importancia de fomentar la educación y capacitar al pueblo para que aprenda ciencias, técnicas, arte y oficios y puedan aplicarlos al desarrollo nacional.

No hay nadie más lejano de las ideas de Milei que un patriota como Manuel que proponía repartir la tierra “… las tierras de los pueblos, se repartirán en prorrata, entre todos para que unos y otros puedan darse la mano…” para desarrollar la economía, poniendo el cuidado de la naturaleza como eje … “cerciorado de los excesos horrorosos que se cometen con la flora, talando árboles y que se aprovechan de los naturales sin pagarles el trabajo y los hacen padecer castigos escandalosos, constituyéndose en jueces y causas propias, prohíbo que se pueda cortar árbol alguno…”; mientras los libertarios ponderan que es un derecho de las empresas contaminar los ríos porque no son de nadie.

Las ideas económicas de Belgrano eran ante todo ideas de soberanía y en desafío abierto intereses imperiales de Inglaterra (a sus socios locales) y a las ideas de la época como las que pregonaban los filósofos liberales que tanto reivindica Milei.

Belgrano rechazaba la idea de que el Estado tomara deuda externa y lo hizo con estas palabras textuales: “El grueso interés del dinero convida a los extranjeros a hacer pasar el suyo para venir a ser acreedores del Estado. No nos detengamos sobre la preocupación pueril, que mira la arribada de este dinero como una ventaja: ya se ha referido algo tratando de la circulación del dinero. Los rivales de un pueblo no tienen medio más cierto de arruinar su comercio, que el tomar interés en sus deudas públicas”.

¿Cómo pueden querer robarse la figura de Belgrano los ciervos del FMI que prometen más ajuste, incluso al costo de sudor y lágrimas del pueblo para cumplir con la deuda ilegitima, ilegal y fraudulenta?

La defensa de la industria nacional, la protección de la producción local, y un estado que provea tierras y educación a sus habitantes, iba (y sigue yendo) en contra de los intereses de las metrópolis imperiales y sus teóricos que ven en nuestros países solo proveedores de materias primas y compradores de sus manufacturas, para lo cual se sirven de la idea del libre mercado a ultranza, que solo beneficia sus intereses.

Las ideas de Belgrano deben ser desagraviadas, y rescatadas del robo y la apropiación espuria de los oportunistas libertarios.

Un espacio político cuyo líder reivindica a la genocida pirata Margaret Thatcher, ofendiendo el sentimiento nacional más profundo que tiene nuestro pueblo,  que nos llegan de orgullo y gratitud hacia esa reserva moral de la nación que son nuestros héroes de Malvinas.

Belgrano y sus ideas de defensa de la industria nacional, la educación pública y gratuita, la generación de empleo, la crítica al librecambio y al endeudamiento, y sobre todo de defensa de la patria son las ideas de los verdaderos patriotas que nada tienen que ver con Milei, Macri y el resto de los cipayos que se dicen argentinos pero sirven a los intereses extranjeros.

Seguimos reivindicando el sueño de Belgrano de un país próspero, justo y soberano, que es nuestro sueño y no vamos a permitir que sea apropiado por aquellos que como decía el padre de la bandera actúan “en contra de la causa de la Patria, que tal vez son habidos del sudor y sangre de los mismos naturales…”

Porque se ha derramado mucha sangre para la verdadera libertad de la patria es que seguimos levantando tus banderas Manuel y gritando: “Ni amo viejo, ni amo nuevo, ¡ningún amo!”

(*) Miembros del Foro por la Recuperación del Paraná (Rosario)

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ENTREVISTAS

🔵 LUCIANO ORELLANO en Entrevistas de INFO▶SOBERANA #45

“Especial: 15 preguntas sobre Argentina, en el mundo, hoy ”

🎙 Ciclo de entrevistas. Con la conducción de Marina Cerquetti.

🗣 Conversamos con Luciano Orellano, autor del libro “Argentina sangra por las barrancas del Río Paraná” y del libro “Crónicas soberanas de la patria herida”, y referente del Foro por la Recuperación del Paraná y del Instituto Soberanía.

➡ Sobre la tensión dialéctica que existe entre la situación compleja que atraviesa el país y los cambios que se están dando en el mundo, desde una perspectiva soberana.

📲Mira la entrevista completa aqui

https://youtu.be/rk2kOfKEugw?si=QmU7F4_BuVPgJCiL
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ECONOMIA

Dolarizar la Argentina. ¿El fin de la inflación?

Apuntes económicos en Info>Soberana

La dolarización plena de la Argentina ha sido presentada como tema de debate suponiendo una posible solución a un mal que parece irremediable: la inflación. Hablar de dolarización es hablar de inflación, o al menos de lo que pareciera una posible respuesta a esta.

Recientemente ha cobrado una renovada notoriedad, al paso que la inflación parece no tener techo, aumentando año tras año y cada vez con mayor velocidad. Sumado a esto, en las elecciones primarias del 13 de agosto pasado, el candidato presidencial más votado fue quien propone implementar esta antipatriótica medida. Esta posibilidad ha cobrado fuerza, al punto tal de ya no parecer algo imposible de suceder. Hablar que nuestro país, en un breve lapso, deje de tener nuestra propia moneda para adoptar la de otro Estado aparece hoy como algo probable de suceder.

Hay que decirlo claramente, la dolarización no es una solución al robo y saqueo de los ingresos populares al que nos somete la inflación, en este sentido es meramente ilusoria, es como saltar de la olla directo a las llamas; aunque nuestros ingresos se fijen en dólares existen múltiples formas de vapulearlo.

El 1 a 1 y la “convertibilidad”

Aquí conviene recordar los hechos de la historia reciente, de los cuales muchos hemos sido parte, nos referimos a los diez años que transcurrieron bajo el plan de convertibilidad que impulsaron primero Menem y Cavallo y luego sostuvo la política de la Alianza hasta que voló por los aires en el gobierno de Fernando de la Rúa. Es útil por tres motivos: es la experiencia más similar a una dolarización plena, a la vez es referenciada por J. Milei como el mejor gobierno de los últimos 100 años, y además en el equipo económico y de asesores de este candidato aparecen muchos personajes vinculados a esta experiencia, como Roque Fernández (último ministro de economía del menemismo). Esperemos que este pasado, sumamente doloroso, nos sirva para iluminar el presente y las “novedosas” propuestas.

El Plan de Convertibilidad llevado a cabo a principios de los años 90’ tuvo como uno de sus ejes el establecimiento por ley de la paridad entre el peso y el dólar norteamericano, funcionando este como reserva en el BCRA, pretendiendo asegurar así el valor del peso.

En primer lugar la hiperinflación alfonsinista y la menemista pulverizaron los ingresos, tanto en su capacidad de compra de bienes y servicios como, sobre todo, en su valor medidos en dólares. De esta manera se consiguieron al menos dos grandes e importantes objetivos: uno económico, que consistió en lo que los economistas doctrinarios llaman una “adecuada relación de precios relativos” que no es otra cosa que los salarios e ingresos populares estén en un mínimo histórico, y por otro un importantísimo objetivo político, permitió generar consenso social entre los sectores populares para tomar las medidas más antipopulares y antinacionales con tal de detener la inflación[1].

Pero como esto no era suficiente, junto con lo anterior, se echó mano a los ahorros y se realizó una masiva confiscación de los mismos mediante la conversión de los plazos fijos en bonos (Plan Bonex)[2]. Esta medida, junto a las privatizaciones y toma de deuda se hizo para garantizar un colchón de dólares en el Banco Central (BCRA); junto con ello se ingresó en un canje de deuda externa (Plan Brady) para quitar las obligaciones del Gobierno Nacional en el corto plazo.

 
Domingo Cavallo y el Plan de Convertivilidad

Con esas medidas previas -y otras que abajo se mencionan- en abril de 1991 se impuso la Ley de Convertibilidad que estableció una relación cambiaria fija entre la moneda nacional y la estadounidense, conocido popularmente como el «uno a uno» . Se trató de una moneda, el peso, que se encontraba respaldada por el dólar (esta cumplía en última instancia las funciones de reserva de valor): de esta forma se completaba una regresiva y antipatriótica reforma financiera y se estableció un nuevo esquema de funcionamiento económico.

Con esta última medida se convalidó -en lo fundamental- el esquema de precios relativos impuesto con los procesos hiperinflacionarios, es decir, se validaba lo perdido por los salarios y jubilaciones, y se mantendrían relativamente congelados los precios de los bienes. Dado que ahora los ingresos estarían en una moneda tan fuerte como el dólar, en apariencia no habría nuevas pérdidas de ingreso, pero lamentablemente esto no fue así.

Con las medidas antes detalladas, comenzó a reducirse aceleradamente la tasa inflación, pero esta no desapareció hasta por lo menos luego de 2 años de implementada la convertibilidad. El año 1991 terminó con una alta inflación (superior a los tres dígitos) en gran parte debido a los meses previos al plan, en 1992 los precios al consumidor aumentaron en un valor levemente superior al 10% y algo más del 3% en 1993, año en el que, podría decirse, se encontró finalmente la estabilidad de precios. Lo que no suele decirse es que los salarios permanecieron congelados durante todo el período (más de 10 años). Es decir, que además de lo perdido inicialmente continuaron degradándose por la inflación de los siguientes dos años a pesar de la seudodolarización.

Los otros ejes de este plan fueron las privatizaciones y desguace del Estado, la desregulación de los mercados y la apertura (comercial y financiera). La desregulación de los mercados, (abolición de las juntas de granos, precios máximos a los alquileres, etc) significó el retiro del Estado de mercados sensibles y claves, dejando con mayor “libertad” de acción a los agentes que operan en los mismos; traducido: se le dio rienda suelta a los sectores económicamente más poderosos para que impongan sus condiciones. Las privatizaciones de empresas, -con innumerables hechos de corrupción mediante-  se realizaron con los pretextos de disminuir el déficit fiscal e ingresar fondos en dólares para sostener el programa. La apertura indiscriminada a la importación al igual que al ingreso y egreso de los capitales extranjeros, implicó otorgar la libertad sin frenos ni límites al capital extranjero; estos operaron con total desenfreno en busca de su exclusivo beneficio, aún cuando pusieran en riesgo importantes intereses nacionales; no obstante fueron muy pocas las nuevas empresas que se radicaron en el país (ampliación de la capacidad productiva) y muchas las firmas nacionales que se extranjerizaron en estos años.

Este ingreso masivo e indiscriminado de importaciones y de grandes firmas internacionales significó el fin para una gran parte de la industria nacional, principalmente de las pymes que operaban en el mercado interno. Esto generó un enorme proceso de concentración en la producción[3], junto con la desnacionalización y, como si esto fuese poco, generó un ascenso constante de la desocupación. Este era el verdadero infierno en la era menemista, el que se traducía en el hambre más atroz de millones de argentinos.

Pero esto, lamentablemente, no fue el último azote a los sectores populares. Los cambios en la estructura productiva y la desaparición de miles de pymes fueron aumentando la tasa de desocupación que, junto a la traición de la mayoría de los grandes sindicatos, presionaron aún más a la baja a los salarios, esta vez en forma directa (nominal) e indirectamente (menores contribuciones y aportes jubilatorios, mayor carga horaria por el mismo sueldo, etc.).

Hiperdesocupación. Cientos de fábricas cerradas con la política del menemismo.

Cuando esta baja no fue suficiente se volvió a la carga con leyes de flexibilización laboral (primero Menem, luego de la Rua) que significaron nuevas pérdidas en los derechos laborales y en los ingresos de los trabajadores. Fue tan brutal ese proceso que se llegó a traspasar los límites a la dignidad humana. Vale como ejemplo lo sucedido en la ciudad de Mendoza, donde a las cajeras de un supermercado, con el pretexto de ahorrar tiempo y para que no lo pierdan en el sanitario, se les llego a exigir que usen pañales. El calvario no fue solo para los desocupados, quienes lográbamos mantener la fuente de trabajo, en más de una ocasión vimos atropellados no solo nuestros derechos económicos, sino también los más elementales[4].

Como todo eso tampoco alcanzó, y la incapacidad en contener el déficit fiscal –a pesar de las privatizaciones y los ajustes constantes en los gastos del Estado- se volvió masiva la toma de deuda externa para sostener este modelo; y ante un nuevo fracaso, el gobierno nacional, por decreto redujo los salarios estatales y las jubilaciones más altas (en un 13%), la impopular medida anunciada por la por entonces ministra de trabajo Patricia Bullrich, para de esta forma intentar generar una nueva baja salarial en el sector privado. Pero esto tampoco fue suficiente.

Fue así como el gobierno nacional primero y los de varias provincias luego, echaron mano de un recurso que expresamente estaba prohibido, aparecieron así las “cuasimonedas”. Estas eran bonos de muy baja denominación que se utilizaron para abonar total o parcialmente sueldos de los empleados estatales y deuda de los proveedores, quienes debían aceptarlas por su valor nominal (el que figura impreso en el mismo) pero que luego, cuando se utilizaban para comprar o abonar servicios, eran aceptadas con una quita que rondaba entre el 10% al 50% del valor de los mismos. Estas circularon, reemplazando parcialmente al peso basado en el dólar, con las cuales el gobierno licuo parte de sus deudas con pequeños proveedores y empleados, induciendo una vez más otra nueva baja salarial general.

Para intentar sostener el modelo sacaron leyes que al poco tiempo violaron, y volvieron a confiscar masivamente a la población, no solo los ahorros, también el dinero en cuenta corriente que es usado para el día a día (corralito), cortando así la cadena de pagos y profundizando la crisis económica.

Vemos así como, a pesar de la dolarización encubierta, el saqueo a los bolsillos de los trabajadores y jubilados continuó. Ahora no fue solo con la inflación o devaluaciones abiertas, sino mediante inducir nuestros ingresos a la baja a través de múltiples mecanismos: descuentos nominales, mayor jornada horaria con la misma remuneración, cuasimonedas, condiciones laborales deplorables, pérdida de conquistas sociales, etc.

La salida a la mayor catástrofe económica política y social de nuestro país fue cuando una pueblada nacional hizo volar por los aires al gobierno antinacional y antipopular de la Alianza – de de la Rua y Cavallo, generando condiciones para un cambio radical; que entre otras cosas implicó el no pago parcial de la deuda ilegítima y usuraria, planes de asistencia a los hambreados del modelo y el congelamiento de las tarifas.

Dolarización 100%

Visto que el plan de convertibilidad fue un enorme y violento saqueo a los bolsillos de los trabajadores, que a su vez transformó la estructura productiva económica local de forma regresiva y antinacional, surge hoy una gran inquietud ¿Por qué un nuevo intento de este tipo, ahora más extremo como sería una dolarización completa, podría ser apoyado por amplios sectores populares?

Más aún. En distintos medios de comunicación se ha dicho y escrito en contra a esta propuesta: que implicaría una licuación de salarios, que pondría en riesgo a la industria nacional, que socava la soberanía nacional, etc…Y si bien todos estos argumentos, y otros tantos más, son ciertos -y no suelen encontrar resistencias argumentativas- parecen no hacer mella en la propuesta dolarizadora. Para intentar una posible respuesta hay que indagar en la realidad concreta.

Vemos que, según las estadísticas oficiales realizadas sobre los grandes centros urbanos en los que viven algo más de 29 millones de personas (casi 2 de cada 3 habitantes de nuestro país), hay casi 10 millones de asalariados de los cuales más de 3,5 millones trabajan en negro, sin ningún tipo de beneficio social y además 1 millón de personas que se encuentran desocupadas[5]. Según estas mismas estadísticas el 40% de la población (11,5 millones) es pobre, es decir que intenta sobrevivir con ingresos que están lejos de cubrir las necesidades mínimas. Más alarmante aún es la pobreza entre los niños donde llega al 60% del total. Hubo un tiempo en el que el acceso al empleo significaba comenzar a salir de la pobreza, era sinónimo de proyectos familiares, de esperanza en un futuro mejor; claramente eso no es lo que sucede hoy, al menos para una gran parte de los asalariados.

La licuación de sueldos y jubilaciones no es solo una amenaza, es parte de la realidad actual, es parte de nuestra cotidianeidad. Sobre la base de este trasfondo social, crece el hartazgo popular al saqueo inflacionario al que nos vemos sometidos, al igual que a las brutales redistribuciones de ingresos y riquezas que se nos impone con las, cada vez mayores, devaluaciones del peso. Estos hechos y el fracaso de los gobiernos en resolver los problemas populares en, al menos, los últimos 12 años, han contribuido en derrumbar los proyectos y aspiraciones de las grandes mayorías, como el acceso a la casa propia y digna; y crece el miedo -cada vez más real- a una nueva oleada hiperinflacionaria, que termine de hundir en el hambre y una mayor pobreza a la mayoría de los trabajadores y sectores populares.

Para los pequeños y medianos productores agropecuarios, entre que su producción es pagada en pesos al tipo de cambio oficial, muy inferior a las cotizaciones paralelas (con las cuales se suelen fijar muchos de los precios de los insumos que utilizan) y la alta presión impositiva, el escenario no es muy alentador. Y para peor, el gobierno frente a la necesidad de divisas otorga mejoras temporales en el tipo de cambio que poco y nada benefician a los productores y la producción y en cambio alienta –y mucho- a la especulación. Una economía con un único tipo de cambio (como plantean los dolarizadores) y menor presión tributaria suena prometedor. Las Pymes industriales han tenido un auge y éxito relativo con la actual política económica, pero las serias dificultades para conseguir insumos importados, y el achicamiento del mercado nacional ponen en dudas su sostenibilidad.

El argumento que una dolarización atentaría gravemente contra la soberanía nacional, aunque real, en boca de los actuales funcionarios del gobierno nacional suena ridículo. Veamos algunos pocos ejemplos: un gobierno integrado por quienes gestionaron la permanencia de una base de “observación” dirigido por el ejercito de una potencia extranjera en nuestro país; la entrega de lo fundamental de Vaca Muerta y el litio a firmas extranjeras, el escaso control sobre las vías navegables como el río Paraná; y por último no puede dejar de señalarse que luego de salir tercero en las elecciones presidenciales (siendo la peor elección en la historia del justicialismo) el actual ministro de economía – y candidato presidencial- realiza una salvaje devaluación -y aumento en las tasas de interés- acelerando muy peligrosamente aún más la tasa de inflación y la incertidumbre, dando un enorme mazazo al bolsillo popular, para luego justificarse diciendo que es una medida solicitada por el FMI.

Tampoco puede dejar de mencionarse que una parte importante de nuestra economía de hecho ya se encuentra dolarizada. Toda moneda, para ser verdaderamente tal debe cumplir con tres requisitos: servir como medio de cambio, como unidad de cuenta y ser reserva de valor. En cuanto a reserva de valor ya hace bastante tiempo que el peso ha dejado de cumplirlo, las devaluaciones, cada vez más constantes y elevadas junto con los saltos inflacionarios posteriores, han empujado cada vez más a la dolarización de los ahorros. Como unidad de cuenta hay mercados en los cuales, desde hace un buen tiempo que no es considerada, como sucede en el mercado inmobiliario, y todo lo vinculado a las importaciones. Solo conserva plenamente la función de medio de cambio, pero esta función también se encuentra alterada, quien posee pesos busca activamente la forma de transformarlos, de adelantar gastos o depositarlo en cuentas (como el plazo fijo) que mantengan en algo su valor. Es decir que nuestro país no cuenta verdaderamente con una moneda propia en el real sentido y funciones que esta debe cumplir.

De lo dicho hasta aquí se desprende que hoy, los principales impulsores de la dolarización en la Argentina no han sido J. Milei y su reducido círculo de intelectuales. La actual conducción de la política económica ha permitido, cuando no generado, las condiciones objetivas y subjetivas para tolerar, por parte de los sectores populares, este tipo de medidas profundamente antinacionales como una eventual dolarización.

¿Es posible?

Visto los antecedentes más cercanos y las condiciones para tolerar este tipo de proyecto antinacional, nos queda por ver la viabilidad, en términos de política económica, del proyecto de dolarización plena.

Vale señalar que en este apartado, a diferencia de los dos iniciales, estaremos principalmente en el terreno de las hipótesis, y todo lo que se diga será dentro de un marco relativamente aceptable de probabilidades.

Una de las primeras cuestiones es a qué tipo de cambio se realizaría la conversión. Las opiniones más opuestas estiman que el tipo de cambio podría llegar a ser cercano a los $8.000 (si ocho mil pesos por dólar) son quienes parten de convertir la base monetaria (el total de pesos billetes puestos en circulación contra las reservas del BCRA. En la vereda de enfrente, los intelectuales que proponen la dolarización plena, realizan estimaciones menos pesimistas en la que manifiestan que la conversión se podría hacer a un valor algo superior al “dólar blue”, que hoy ronda los $ 750.-, también existen múltiples estimaciones intermedias, pero en principio concedamos a los intelectuales impulsores de esta antinacional propuesta económica para partir de sus propias y “benignas” estimaciones. En este hipotético caso un salario actual de $ 300.000.- (que hoy se ubicaría por encima del promedio) quedaría luego de la conversión en U$S 400 valor similar al promedio inicial durante la convertibilidad, mientras que la jubilación mínima ($87.500) quedaría en U$S 115.- Esto, en el caso de efectivamente ser así, nos daría dos importantes datos, uno es que consolidaría lo perdido por los salarios en estos últimos años, y el otro es, que al menos parte del “trabajo sucio” parecería estar hecho por la actual gestión.

Otra cuestión clave es la masa de dólares en billetes necesaria para garantizar un proceso mínimo de circulación, cuestión íntimamente relacionada con la anterior; que en principio no luce imposible de conseguir[6]. Por supuesto que esto implicaría que los asalariados aceptemos este brutal hachazo, y los empresarios (sobre todo quienes venden en el mercado doméstico) que sus capitales se desvaloricen -medidos en dólares- en una mayor magnitud. Hoy no habría grandes ingresos de divisas por privatizaciones, como fue en los noventa; se especula que con nuevo endeudamiento externo, más lo producido en Vaca Muerta (petróleo y gas), más el litio y cosechas normales alcancen a generar altos ingresos en dólares, y se espera sobretodo, que, al sellar al dólar como única moneda ingresen al circuito doméstico algo de U$S 400 mil millones, que hoy tendrían en el exterior y el “colchón” los empresarios locales.

Dando por supuesto lo anterior, se insiste que sería en el menos perjudicial de los posibles escenarios de una dolarización plena; aún quedan varias cuestiones por resolver. Una de ellas es sobre las Leliq (mecanismo mediante el cual el BCRA remunera a los bancos comerciales) que hoy ronda la friolera de 19 billones de pesos (millones de millones) que al tipo de cambio “blue” superarían holgadamente los 25 mil millones de dólares. Si los dólares bajo el colchón y el exterior volviesen masivamente, en principio no aparecería como una cuestión problemática, pero en el caso en que esto no suceda (que no ingresen masivamente) la devaluación deberá ser mucho mayor a la indicada inicialmente, por supuesto que existen otras alternativas, como algunas de las que ya se han practicado y señalado anteriormente. ¿Estarán pensando en una nueva confiscación de depósitos? Vale un dato, muchos de los personajes que hoy rodean al candidato “libertario” fueron parte del equipo económico que realizó el Plan Bonex.

Como si lo anterior fuese poco, aún nos quedan pendientes dos temas centrales: la deuda pública (del gobierno nacional, como también de algunas provincias), mayormente denominada en dólares -se considera como deuda externa- que actualmente es una de las grandes piedras atadas al cuello de la economía nacional y por otro lado el balance de pagos. Los vencimiento de deuda, hoy lucen impagables, salvo prórrogas de prórrogas (refinanciación). Si se consiguiese una nueva refinanciación (canje) no se eliminaría el problema, tan solo quedaría para más adelante, pero concedamos esto también. Todo esto lleva implícito que, para hacer frente a la misma, se deberían generar saldos comerciales (superávit externo) tan amplios y sostenido que, las importaciones de bienes y servicios, deberían llegar a un mínimo histórico, deberían reducirse mucho más de lo que ya han comenzado en achicarse, incluso debería ser superior a la caída del 2002. Sería necesaria una muy profunda crisis económica; históricamente la forma clásica de inducir estas ha sido a través de las devaluaciones; con lo cual el zarpazo devaluatorio inicial debería ser bastante mayor al previsto por los promotores de la dolarización total. Esto implicaría no solo problemas para importar insumos básicos, también para productos esenciales que no se fabrican localmente, junto con una buena dosis de cierre de empresas -principalmente destinadas a vender en el mercado interno y pymes- y nuevo ascenso de la tasa de desocupación, que tal como se señaló anteriormente presionaría a la baja (incluso nominal) los salarios. En un contexto, como este los niveles de pobreza se dispararían aún más, pudiendo llegar a valores inéditos en nuestro país. La dolarización, esa aparente “salvación” de una hipeinflación nos condenaría, en un corto a mediano plazo, a una hiperdesocupación[7] e hiperpobreza.

Para quienes piensan que la dolarización total podría ser mejor –en términos económicos- que la situación actual, o con la fantasía que así se podría evitar una proceso hiperinflacionario deberían repensarlo a la luz de nuestra experiencia histórica reciente y de las características actuales.

Pero aquí no terminan “las pálidas” de esta propuesta. Es que junto con la dolarización total se proponen otra serie de medidas, similares a las adoptadas en los años noventa, tales como la completa desregulación de los mercados (ningún tipo de intervención estatal) y de apertura irrestricta al movimiento de mercancías y capitales. Esto se suele señalar que es para reforzar los aspectos antiinflacionarios del plan; pero lo que no se dice es que conllevan al cierre de empresas que no serían “competitivas” en el mercado mundial (principalmente las pymes industriales). Junto a ello, el verdadero objetivo de la política económica propuesta por J. Milei: una nueva y más profunda concentración de la producción y extranjerización del entramado productivo local[8] De la mano de ello una barrida a todas, o al menos a una buena parte, de las conquistas sociales, no por nada se plantea volver más de 100 años atrás en esta materia (sin vacaciones, ni aguinaldo ni el derecho a enfermarse). El viejo sueño de Martínez de Hoz de disciplinar a los empresarios nacionales (sobre todo industriales) y los obreros para quebrar definitivamente la alianza político social que es el fundamento del peronismo estaría a un paso de completarse.

Quedan aún por ver varios aspectos de los que implicaría una dolarización plena en Argentina; pero por cuestiones de espacio se señalarán dos más. Uno es que esta medida nos ataría al ciclo económico de los EE.UU. de una forma mucho más fuerte que la existente hoy. Tendría además la enorme desventaja que la producción local no es complementaria con la de EE.UU, sino que en gran medida compite con la misma. Vale recordar que dicha potencia extranjera destina millones de U$S anuales en promover su producción, en particular la agrícola. Pondría a competir, de igual a igual, a la producción nacional con la norteamericana, sin el desarrollo previo que tiene esta, ni las múltiples protecciones con las que cuenta, ni la infraestructura que ese país posee, etc. Todo esto en un momento en el cual el dólar empieza a ser cuestionado como la moneda que rige las relaciones comerciales internacionales.

El otro es principalmente de índole política. Implica una cesión de formal de parte de nuestra soberanía. La moneda nacional también es parte fundamental de garantizar la unidad territorial de nuestro país, en los hechos, y desde un punto de vista económico, tendríamos un estatus similar al de una cuasicolonia[9].

Y por si todo lo dicho fuese poco, también valen las advertencias que ya ha realizado J. Milei en varias entrevistas televisivas y radiales: “El dólar es solo una moneda, cada uno podrá elegir con que moneda transar”. Coherente con el también propuesto sistema de “Free Banking” (banca libre) en reemplazo del BCRA, donde cada entidad podría emitir moneda. ¿Están adelantando las nuevas cuasimonedas?

Habíamos iniciado el artículo diciendo que hablar de dolarización es hablar de inflación, pero esto es la apariencia. Ahora estamos en condiciones de ver la esencia, de afirmar que la dolarización plena significa un reforzamiento de la subordinación nacional, de profundización de la dependencia política y económica, de destrucción del entramado productivo nacional, de transformaciones antipopulares y antinacionales de la estructura económica.

La dolarización plena no solo requeriría un brutal ajuste y transferencia de ingresos y patrimonio inicial. Nos empujaría aún más a la pobreza y, aún así, tampoco garantizaría la estabilidad de ingresos, ya hemos visto las múltiple trampas preparadas para, luego de realizada la dolarización plena, comprimir aún más los salarios.

Un breve comentario para cerrar este segmento: en EEUU la inflación acumulada desde 2011 fue de aproximadamente un 34% -nada, diríamos aquí- con una tendencia muy fuerte al alza en los últimos años, pero el verdadero dato es que en el mismo período el salario mínimo interprofesional tuvo un aumento de 0%.

Una verdadera política antiinflacionaria

No es cierto que el problema inflacionario no tenga solución, veamos algunos lineamientos que podrían resolverlo de haber un gobierno patriótico y popular.

En primer lugar, es necesaria una reforma monetaria y financiera. Hoy, luego de más de dos décadas de convivir con un proceso inflacionario y de múltiples medidas adoptadas para intentar frenar el mismo –todas fallidas- es crucial una reforma del sistema monetario y financiero. Se necesita una moneda que esté en función de la producción de bienes y servicios y no de la especulación. Contar con una moneda fuerte y estable es un requisito indispensable para combatir la inflación, pero no es suficiente.

Junto con lo anterior es vital importancia avanzar en una transformación de la estructura productiva. Es requisito reemprender el camino de la industrialización nacional, por supuesto que no de todos y cada uno de los bienes, pero sí de aquellos esenciales, y con al menos dos grandes ejes: la desmonopolización de los mercados, y si esto fuera inviable la participación del Estado junto con el control y participación de los empleados y consumidores. El otro aspecto clave es una nacionalización de las palancas fundamentales de nuestra economía. Que lo producido con el esfuerzo y sacrificio nacional sirva para el bienestar y desarrollo de nuestro país.

En cuanto a la deuda externa, proponer una prórroga en los pagos hasta poder establecer que parte de la misma es legítima y a quienes les corresponde abonarla; las grandes empresas que se beneficiaron con la misma, deberán hacerse cargo de la parte que les corresponde. Así como los delitos de lesa humanidad, son imprescriptibles, los delitos económicos que han sumido al país en el caos, atando una pesada piedra al desarrollo de la economía también deben ser imprescriptibles.

Debe reordenarse por completo las cuentas fiscales. Con una reforma tributaria que elimine impuestos (como el IVA en los alimentos, ganancias en los trabajadores y las retenciones a los pequeños productores agropecuarios), se castigue con dureza la evasión y elusión de las grandes compañías y se revean por completo los gastos y subsidios a grandes empresas a las cuales se les garantiza un piso de ganancia. Las cajas del Estado deben dejar de ser un botín de los “amigos” del poder. Las cuentas públicas deben tender a permanecer equilibradas[10].

Controles sobre el comercio exterior siempre son necesarios, en una primera etapa sería clave la centralización del mismo bajo la órbita estatal y participación de los productores locales.

Estas son algunos de los posibles ejes de una política económica antiinflacionaria de un gobierno verdaderamente patriótico y popular.

 

[1] A esto debe sumarse la traición de Menem a sus promesas de campaña y la caída de la URSS socialimperialista, vendida como el fracaso del comunismo.

[2] El plan Bonex fue llevada adelante por el ministro Erman González – antecesor de D. Cavallo- el 28 de diciembre de 1989 (día de los inocentes en nuestro país), con el objetivo explícito de quitar dinero de circulación, cerca del 60% de la base monetaria, los resultados inmediatos indicaron un nuevo salto inflacionario que derivo en la segunda hiperinflación. Además se realizó con una reforma financiera que, entre otras cosas, prohibió la remuneración de los encajes bancarios.

[3]Mercados clave, como en la alimentación donde un puñado de firmas, en general extranjeras mantienen el control absoluto de la producción. Hoy esas mismas firmas son las que imponen precios en alza para garantizar su cuota de ganancia.

[4]Esa denuncia fue hecha en el año 2003, y fue puesta en duda en los medios “serios” como el oligárquico diario La Nación. En el año 2007, la misma denuncia se hizo en Chile al supermercado Cencosud (que opera en Mendoza como VEA), luego (en otras firmas) en Honduras y hasta en EE.UU. donde los gerentes de la compañía se excusaban diciendo que “sus empleados deberían de estar agradecidos, ya que si no tendrían que prostituirse”.

[5]siendo este último uno de los valores más bajos que se hayan registrado en los últimos 30 años

[6]) Transformando el PIB actual en dólares a un tipo de cambio de $750 por unidad de moneda extranjera, el PIB 2023 rondaría los U$S 160.000.- y la actual base monetaria por el mismo tipo de cambio estaría en los U$S 8.200 millones.

[7] Claro que, en el mediano plazo, la desocupación tiene solución, simplemente quienes quieran conseguir trabajo deberán hacerlo, agradecida y mansamente, por los salarios y condiciones laborales similares al sudeste asiático (U$S 100 a 150 mensuales, por 12 hs. diarias y un franco al mes).

[8]) No solo por el avance de las importaciones, recordar que las devaluaciones también achican, violentamente, el capital instalado, principalmente el que tiene como objetivo de su producción el mercado interno.

[9] Cuando el gobierno de de la Rúa y Cavallo lanzó las cuasimonedas, en círculos extranjeros -ya algunas repetidoras locales- se preguntaba por la viabilidad de la Argentina como país, y si no sería conveniente que se divida en varios países, cada uno de los cuales conforme un área monetaria óptima.

[10] En las doctrinas económicas más vulgares y difundidas se acusa, casi por completo, al déficit fiscal de ser el generador de la inflación; si esto fuese así EE.UU. debería ser por lejos el país más inflacionario del mundo; para tener una noción en 2021 tuvo un déficit aproximado de U$S 2.780 billones (equivale a más de 6 veces el PIB de Argentina) y en 2022 logró una importante reducción, se ubicó en cerca de U$S 1.380 billones (más de 3 PIB de Argentina); aquí no se defiende la idea de equilibrio presupuestario como una medida antiinflacionaria, sino la idea de que tanto los ingresos como los gastos del Estado deben estar al servicio del desarrollo nacional.

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AGUA SOBERANÍA

De la venta de órganos a la compra de agua: el león viene por todo.

Por Mercedes Meier (*)

Javier Milei dice en el cierre del Congreso Económico Argentino la semana pasada:

“En el caso de una empresa que contamina el río, lo que no está bien definido es el derecho de propiedad. Esa empresa puede contaminar el río todo lo que quiera“. “El problema en realidad radica en que no hay derechos de propiedad sobre el agua, cuando falte el agua, alguien va a ver un negocio ahí y va a reclamar los derechos de propiedad. Van a ver cómo ahí sí se termina la contaminación”.

Esta declaración no es una simple transgresión más: es poner en la agenda nacional un tema que a nivel global va tomando una relevancia tal que la disputa de las grandes potencias por el agua dulce parece ser el eje de nuevos conflictos políticos, económicos y bélicos.

Como la Argentina es el mejor país del mundo tiene – además de Messi y Maradona – gran parte de las reservas y fuentes de agua dulce más codiciadas del planeta, por lo que no es menor la posición que tengan al respecto quienes se proponen para presidir la nación.

El candidato Javier Milei -que ya nos dejó bien en claro a quien responde cuando declaró en radio Mitre “… mi alineación internacional es con occidente y los valores de occidente. Ya dije que mis dos grandes aliados son Estados Unidos e Israel”-,sabe muy bien que desde el año 2020 el agua comenzó a cotizar en la bolsa de valores a futuros de wallstreet. En aquel momento la cotización fue de u$s 500 el acre-pie (es decir, unos u$s 410 por metro cúbico), y que en tan sólo dos años, con la crisis hídrica de California, se duplicó el preciosuperando los mil dólares por acre pie (1 litro = 1 dólar).

El “negocio del agua” ya se viene gestionando en el país. De hecho, la empresa que brinda servicios “asesorando” e intercambiando tecnología y conocimiento, entre otras cosas, con las empresas de agua de 5 provincias de nuestro país, incluida la provincia de Santa Fe, es MEKOROT, la empresa de Agua Israelí. El objetivo de la empresa y diferentes gobiernos es la implementación de un Plan Maestro del Sector Hídrico que supone el control de este recurso escaso por parte de esta empresa denunciada a nivel mundial por restringir el suministro de agua a las comunidades palestinas, en lo que se ha dado en llamar “apartheid del agua”.

Esta nueva amenaza que hace el candidato libertario de privatizar un derecho como el del acceso al agua se da en el marco de una crisis hídrica a nivel mundial que él dice desconocer, como desconoce el cambio climático y como niega en general toda evidencia científica en función de reducir la vida humana a una mercancía.

En el mundo 700 millones de personas migran por agua potable y 5 mil niños y niñas mueren a diario por falta de agua potable y saneamiento en el mundo.

Conocemos la realidad de nuestro país, donde los pueblos cordilleranos, tienen escases de agua, y en muchos casos, la poca que tienen está contaminada por la mega minería. En el norte argentino, miles de compatriotas caminan kilómetros para acceder al agua potable.

En las ciudades como Rosario o Santa Fe, que están a la vera de uno de los ríos más importantes del mundo, en los barrios populares sólo se accede al elemento vital por camiones cisternas que van dos o tres veces por semana a dejar agua. Con suerte una canilla comunitaria a unas cuadras, abastece diariamente agua a esos barrios.

El agua que abastece la mayoría de los pueblos y ciudades es agua que proviene de las napas subterráneas, que cada día están más secas y más contaminadas con arsénico, glifosatos, y otros venenos que impone el modelo.

El derecho a la vida no puede tener precio. Defendamos lo nuestro, porque sin agua ni el león sobrevive. 

(*) Mercedes Meier, ingeniera química, candidata a diputada provincial por el Frente Amplio por la Soberanía

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