Categorías
ACERO INDUSTRIA SOBERANÍA

El acero y la soberanía

Por Severo Van Kruijssen

La industria siderúrgica, desde la minería de hierro y carbón y la recuperación de chatarra, hasta llegar a las chapas navales, rieles ferroviarios, o cualquier otro producto destinado a la industria nacional, ocupa un lugar estratégico tanto para el desarrollo integral de absolutamente toda industria en general, como para la defensa y la seguridad nacional en particular. Por lo tanto, a todas las experiencias que ha protagonizado nuestro país en el desarrollo de esta industria, hay que entenderlas como una historia de lucha por la soberanía.

Sin observar desde este lugar, no hay comprensión ni conocimiento posible que tenga como objetivo un país con un desarrollo integral de la industria argentina, con pleno empleo y felicidad para sus habitantes. Si no nos paramos desde un profundo deseo de libertad, difícilmente podamos despejar las cortinas de humo que nos han impuesto. En relación a esto vamos a partir de algunos datos históricos hasta llegar al presente.

Es indispensable entender que para el puñado de países que dominan y oprimen al mundo con el robo y el saqueo, además del de sus propios pueblos, el de los pueblos y naciones oprimidas por ellos (principalmente EE.UU en nuestra región), es su tarea trabar los intentos de soberanía de los países oprimidos en minería: de hierro, de carbón, de oro, lo correspondiente a energía, etc.; en siderurgia: reducción, aceración, laminación, y su vinculación con la metalurgia de terminación, principalmente lo referido a lo ferroviario, y muy particularmente a la flota naval de guerra y comercial.

Es nuestra tarea avanzar sobre estos ejes, continuando con las mejores experiencias de nuestra historia: caso Fray Luis Beltrán como fabricante y organizador de artillería en la guerra emancipadora al mando de San Martín, entre otros, o luego el del General Manuel Savio (escuela superior técnica, dirección de fabricaciones militares –DGFM-, plan siderúrgico argentino) analizando principalmente las experiencias de Altos Hornos Zapla – Somisa – Hipasam (mineral de hierro) – Río Turbio (carbón).

En lo referido a la línea divisoria entre lo “estatal” y lo “privado”, entendemos que no es en realidad así: es entre quienes defienden fundamentalmente lo nuestro y quienes defienden intereses principalmente extranjeros. Por seguridad nacional, el Estado no puede ni debe dejar las palancas claves del país en la decisión de uno o varios monopolios extranjeros. Las mejores experiencias de este tipo de empresas, son estatales o mixtas “con control del Estado”.

Por lo dicho, queremos introducirnos a sobrevolar, muy por arriba y con solo algunas palabras, las experiencias.

Altos Hornos Zapla

Altos Hornos Zapla fue y es un complejo siderúrgico integrado, ubicado en el departamento de Palpalá, a 13 km de San Salvador de Jujuy. Contaba con dos minas de mineral de hierro “9 de octubre” y “Puesto viejo”, a no más de 27 km del alto horno; una zona forestal de 18.000 ha de bosques con 30 millones de árboles eucaliptos para carbón de leña para reducción del mineral, y otras 60.000 ha de forestación en Formosa. Cerca de allí se halla el dique La Ciénaga, obra hidráulica que embalsa 28 millones de m3 de agua.

Los planes de Savio y el encuentro de mineral de hierro son el punto de partida para que el 11 de octubre de 1945, a las 8.45 hs de la mañana, se realizara la primera colada de arrabio en Argentina, con la mano de obra de dos ingenieros suecos (que fueron parte central de esta experiencia con base en un proyecto sueco), el Gral. Savio, el Mayor Luteral y trabajadores del Noroeste argentino y de Bolivia. Esta experiencia utilizó materiales y máquinas que se encontraban en Argentina.

En 1964 se completó el ciclo siderúrgico con la construcción de cuatro altos hornos, dos hornos eléctricos y una planta de laminación. Hasta aquí 100 % estatal.

En 1992 fue privatizada, estando hoy en manos del empresario ítalo – argentino Sergio Taselli [1], pasando a ser “Aceros Zapla SA”. Es importante saber que esta experiencia, en principio sueco-argentina, termina siendo solo argentina por trabas de las que se sospecha como responsable a EE.UU, interceptando planos, entre otras cosas. Esta experiencia nos enseña, por un lado, que somos capaces de realizarlo nosotros y, por otro lado (el norteamericano) demuestra que no alcanzó con trabar la continuación del proyecto desde el lado de los suecos para detenerlo. Una vez logrado el proyecto “soberano” solo una feroz dictadura y gobiernos entreguistas (principalmente el menemista) lograron derribarlo.

Yacimientos y producción de carbón

Río Turbio

Existen yacimientos de carbón en ocho provincias, pero en Río Turbio (Santa Cruz), se encontrarían más del 90% de las reservas del país.

Desde 1943 hasta 1958 funcionó bajo la órbita de YPF, y a partir de ahí por YCF.

Produce coque para la siderúrgica y combustible (vapor) para la industria energética. Hoy está en funciones en manos del Estado, aunque no es jurídicamente una sociedad del Estado.

Mineral de hierro

El yacimiento de hierro de Sierra Grande, en Río Negro, es el mayor yacimiento de mineral de hierro en Argentina.

Se estima que las reservas de mineral de hierro sobrepasan los 140 millones de toneladas.

En 1969 se funda Hierro Patagónico de Sierra Grande (HIPASAM), que inició su primera producción en 1978. El mineral fue explotado hasta 1991 con ritmos de extracción anual del orden de un millón de toneladas de mineral y de producción de pellet para SOMISA, con un ferroducto que trasladaba el material hacia el puerto.

Se reactiva nuevamente en 2006, por medio de un acuerdo con la empresa china Leng Cheng Mining, clausurada en 2014 luego de una inspección de la Secretaría de Trabajo de la provincia.

No queríamos dejar de mostrar la importancia del mineral de hierro y visibilizar que hay hierro para abastecer el mercado interno o, al menos, una parte importante de éste.

SOMISA

El proyecto convertido en ley en 1947, conocida como “Ley Savio”, planteaba la creación de sociedades mixtas de Estado y empresas o capitales privados, con control estatal representado por la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM)

La “Ley Savio” tenía el objetivo de producir acero en el país, utilizando materias primas y combustibles argentinos y extranjeros en la proporción que resultara más ventajosa económica y técnicamente, conservando activas las fuentes nacionales de minerales y de combustibles; suministrar a las industrias nacionales de transformación y terminado acero en calidad y costos adecuados; fomentar la instalación de plantas de transformación y terminación; y afianzar el desarrollo de la industria siderúrgica argentina. Por esta ley se creó “Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina” (SOMISA).

En la presidencia del directorio quedó el Gral. Manuel Nicolás Savio. Junto al presidente, un tercio del directorio sería nombrado por el Estado, debiendo ser de nacionalidad argentina, no así el resto del directorio, que serían miembros de entidades privadas.

A principios de 1948 se definieron los productos que fabricaría la planta:

“…en un comienzo de las operaciones se proyectará para una producción de sólo 500.000 tons. de productos terminados si bien se toman recaudos para que al final se llegue a producir 1.000.000 de tons. de dichos productos. De un modo indicativo, los productos a fabricar son los siguientes: ⅓ rieles y perfiles pesados; ⅓ chapas, planchas y hojalatas; ⅓ perfiles medianos, chicos y redondos”.

Ese mismo año, SOMISA firmó un acuerdo con la empresa norteamericana “The Armco International Corp.”, controlada financieramente por el grupo Mellon. Mediante este convenio la dirección, el asesoramiento técnico, las obras de construcción y montaje de la planta siderúrgica, pasaron a ser responsabilidad de esta empresa.

Para 1951 las obras aún se limitaban al movimiento de tierras en el lugar.

Luego de esto, a sabiendas de la decisión del gobierno de terminar este proyecto y para asegurarse tener el control de avanzar la obra, los capitales norteamericanos otorgarían en 1955 un préstamo de hasta 60 millones de dólares del Eximbank que favorecía a The Armco International Corp., dándole la dirección técnica, el asesoramiento legal y funcionamiento de la planta de chapas, planchas y hojalata.

Acá hay que detenerse a observar dos cuestiones. Una es que al entregarle el sector de chapas, planchas y hojalata, controlan entre otras cosas la chapa naval. Otra es que el crédito, que se fue pateando, tenía como fecha de firma el 17 de septiembre de 1955, pero el golpe de Estado cívico-militar al gobierno de Perón del 16 de septiembre (que dejó un saldo de más de 150 muertos) no lo permitió. Esta dictadura firma en el 56, otro totalmente entreguista con cláusulas de injerencia interna.

El 20 de junio de 1960 se enciende el primer “alto horno”. Pero luego, el 17 de enero de 1961 mediante la Ley 15.081, se modifica la Ley 12.987 que creaba SOMISA. La modificación permitía principalmente aumentar la participación del capital privado (nacional o extranjero) al punto de que estos pudieran tener el control absoluto de la empresa. También desaparece la obligación de utilizar mineral nacional y mantener activo a este sector.

Recién el 5 de mayo de 1961 comienza la producción de acero a través de los hornos Siemens-Martin.

Es por todo esto que afirmamos a la empresa SOMISA y a todo el proyecto siderúrgico nacional del general Savio, como ejemplo que demostró su superioridad en beneficio del mercado interno en todo aspecto, e incluso el externo, por precios y calidad, exponiéndola como experiencia de lucha por la soberanía. Fueron necesarias tanto las dictaduras cívico-militares, como también los gobiernos que le siguieron (principalmente el menemista) que privatizaron y destruyeron esta gran experiencia de soberanía del pueblo y la nación Argentina.

En 1992 Carlos Menem la privatizó, vendiendo al grupo Techint una empresa de 5.000 millones de dólares en activos y 2.000 millones de dólares de pasivos a un monto de 140 millones de dólares[2].

Acero argentino

Si se analiza la industria del acero en la Argentina hoy, debemos afirmar que tiene una estructura concentrada y extranjerizada.

La producción se concentra en seis grandes empresas productoras: 1) la ítalo-argentina Ternium Siderar (del conglomerado Techint, con sede en Luxemburgo[3], y cotizante en el mercado local, con una participación estatal del 26% aproximadamente, a través de la ANSES) que da cuenta del 43,5% de la capacidad instalada; 2) Acindar controlada por ArcelorMittal, empresa con origen en la India y fuertes vínculos con los ingleses, que representa el 23,12% de la capacidad instalada (con sede en Luxemburgo, cotiza en mercados extranjeros); 3) la también ítalo-argentina Tenaris Siderca con un 17,68% (del conglomerado Techint, con sede en Luxemburgo, cotiza en mercados extranjeros); 4) Sipar Gerdau 8,84% (brasileña, cotiza en mercados extranjeros); 5) Acerbrag un 4,76% (brasileña, cotiza en mercados extranjeros); y 6) Aceros Zapla 2,04% (del empresario ítalo-argentino Sergio Taselli).

La concentración del sector también se observa en las etapas productivas.

Según un informe del Ministerio de Economía del año 2021, Techint controla el 100% de la capacidad instalada en aceros planos (Ternium Siderar) y tubos sin costura (Tenaris Siderca), mientras que Acindar representa el 60% en laminados no planos. En este sentido, los niveles de concentración y extranjerización del mercado del acero en la Argentina es monstruoso. Esto implica que las empresas imponen -a través de su posición dominante en el mercado- los precios y las condiciones de compra-venta (formas de pago, plazos de entrega, etc.) tanto a sus clientes como a sus proveedores, además del problema de “dónde está la plata” que generó y genera esta industria.

La Cámara Argentina del Acero expone en su página que la capacidad de producción anual en su conjunto es de cerca de 7 millones de toneladas de acero crudo (poco más de 5 millones producidos en 2022)[4] y su facturación consolidada es superior a 4.500 millones de dólares. Además, el sector exporta por más de 1.500 millones de dólares anuales, y se estima que genera aproximadamente 15.000 empleos de manera directa y alrededor de 100.000 de forma indirecta.

Los principales sectores que demandan productos de acero son la construcción (50%), el sector agroindustrial (35%) y otros sectores como el petróleo, gas y energía, y electrodomésticos (15%).

En nuestro país, son cinco las empresas productoras de acero común, las cuales se encuentran asociadas a la Cámara Argentina del Acero y forman parte de grupos empresariales muy importantes, tanto a nivel nacional como internacional: Acindar [5] (Grupo Arcelor Mittal); Tenaris-Siderca y Ternium-Siderar (Organización Techint); Acerbrag (Grupo Votorantim); y, por último, Sipar-Gerdau (Grupo Gerdau).

Para entender la situación actual del acero en Argentina, es importante observar que la Cámara “Argentina” del Acero está integrada por estos cuatro grupos. Solo de la parte que corresponde a Siderar (ex Somisa), los argentinos poseemos el 26%, y esta empresa está atada a los designios del grupo Techint (Techint Holding SARL, radicado en Luxemburgo), que a su vez está controlada por San Faustin SA (también radicada en Luxemburgo) y esta a su vez está controlada por R&P STAK .

En relación a lo ecológico, esta industria tiene hoy un alto porcentaje de emisión de dióxido de carbono por el lado negativo, y tiene la característica de ser reciclable y reutilizable indefinidamente por el lado positivo. El lado negativo solo se resuelve si entendemos a esta industria como una necesidad del pueblo argentino y sus industrias y no desde una visión de mercado con súper ganancias.

Planteamos iniciativas de propuestas a debatir:

Minería
  • Nacionalización de la minería con control de un ente regulador con poder de definición que contenga representantes nacionales y de cada provincia que realice minería, tomando como ejemplo la Comisión Administradora del río Paraná-HCDN, declarando a la minería de interés nacional con el objetivo de: explotación y exploración para el mercado interno -exportación a revisar de haber sobrante-; reducción al mínimo de los impactos ambientales negativos generados por la producción.

Chapa naval

  • Ley que difunda y promueva que empresas laminadoras realicen chapa naval para el mercado interno en coordinación con astilleros, comenzando en lo inmediato por una compra por parte del Estado nacional de las distintas chapas, abasteciendo a los astilleros en el momento necesario con este stock.

Rieles ferroviarios

  • Ley que difunda y promueva que empresas laminadoras realicen rieles y otros elementos para la industria ferroviaria en coordinación con estos sectores, que contenga plan de trazos que garanticen un desarrollo integral de la industria argentina.
Control de precios y abastecimiento de acero para industria nacional.
  • Ley que controle precios para el mercado industrial interno, siendo el Estado intermediario entre empresas siderúrgicas privadas existentes y productores nacionales, realizando un estudio previo de cálculos por la universidad pública que garantice a estas empresas siderúrgicas obtener tasas medias de ganancias, pero no más, y haciendo un estudio de los sectores y empresas que necesita desarrollar el país. Por ejemplo, compre en cantidad y variedad de chapa naval, que luego vaya revendiendo a astilleros cuando sea preciso.
  • Y de ser necesario, ser también intermediario entre el sector de semi terminado y el de terminado. (por ejemplo: ser intermediario entre la empresa que realiza un producto parecido a un colchón de acero y la empresa que utiliza este colchón de acero para hacer la chapa naval ya lista para utilizar el astillero).

Capital inicial

  • Compra nacional del 50% de la producción minera y de toda producción a exportar que no contenga un alto valor agregado de la materia prima. Con el control de las divisas obtenidas desarrollar -además de los ítems anteriores-, una industria siderúrgica con control estatal con materias primas nacionales (de no ser suficientes o no ser conveniente, obtenerlas del comercio con países hermanos latinoamericanos, como por ejemplo mineral de hierro de la mina Mutún de Bolivia, sin dejar de desarrollar la minería nacional); compra de maquinaria necesaria para desarrollar esta industria pero teniendo muy en cuenta que nos sirva principalmente para el desarrollo tecnológico de esta industria y no dependencia tecnológica.

Desarrollo científico tecnológico

  • Ley de promoción del acero en la educación pública secundaria, terciaria, universitaria y sindicatos de estas industrias, que incluya cátedras y cursos que aborden la instrucción y prácticas que sirvan al desarrollo de los ítems anteriores.
 
 

[1] Sergio Taselli: se puede decir que de chatarrero para Techint SA pasó a ser, de manos del menemismo, dueño de la concesión minera de Carbón Río Turbio desde 1994 al 2002, donde fue acusado de la muerte de 14 mineros por causas de vaciamiento. Debió rendir cuentas por 163.125.000 dólares en 7 años (según datos que surgen de un minucioso informe de la Auditoría General de la Nación al que tuvo acceso Página/12). En ferrocarriles, a través de Metropolitano SA, con la concesión del Roca, San Martín y Belgrano Sur, fue acusado de desguace, desviación de fondos, entre otras anomalías. Un fiel ejemplo de cómo fue el proceso de privatizaciones del menemismo (el camino a seguir según Milei): comprar una empresa en “quiebra”, disminuir costos echando trabajadores, bajando los salarios, incumpliendo normas de seguridad, y reclamando subsidios al Estado. En el sector privado, tuvo causas por contaminación (con la petroquímica de Capitán Bermúdez) y otras canalladas en Materfer, Parmalat, el Frigorífico Santa Elena. Su paso constante por tribunales, da cuenta tanto de causas de fraude y arbitrariedades contra trabajadores, normas de seguridad y contratos no respetados, como impunidad para ser juzgado.

[2] Fueron necesarios tres nefastos interventores para liquidar este emblema del Acero y la soberanía nacional. Primero Juan Carlos Cattáneo, uno de los más oscuros personajes del escándalo IBM-Banco Nación, entre 1990 y 1991, quien fue parte de reducir el plantel: 11.600 empleados en diciembre del 1990 a 5.285 en diciembre de 1991, además de lograr que una de las empresas que más facturaba y pagaba impuestos tuviera pérdidas de hasta un millón de dólares mensuales. Luego, Jorge Alberto Triaca -padre- (quien en el inicio de la dictadura del 76 comienza del lado opuesto y termina, luego de su libertad, retomando su actividad sindical en 1978 con la anuencia de la dictadura de entonces) fue designado delegado de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y continuó en ese rol hasta el año 1987. Fue uno de los líderes sindicales que defendieron las políticas de la Junta Militar, llegando incluso a dividir al movimiento obrero al dar nacimiento en 1982 a la CGT Azopardo, para enfrentarse a la CGT Brasil encabezada por Saul Ubaldini, que tenía un posicionamiento más duro frente a la dictadura. Terminó de concretar los despidos y de seguir logrando que la empresa sea deficitaria y comenzando con la venta. Luego, a la venta o estafa al pueblo y a la nación Argentina, la concretó María Julia Alsogaray al frente de las privatizaciones tanto de la acería estatal Somisa, como de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel). Posteriormente, fue designada en la Secretaría de Medio Ambiente. María Julia era hija de Álvaro Alsogaray, fundador de la Unión del Centro Democrática (Ucedé), ex ministro de Industria y de Economía y máximo defensor del liberalismo ortodoxo en el país durante buena parte del siglo XX. María Julia Alsogaray enfrentó siete juicios por su desempeño en la función pública, que ejerció durante las presidencias de Carlos Menem (1989-1999), y se encontraba en medio del octavo proceso a su muerte, en 2017. Alsogaray enfrentaba ese proceso en libertad condicional, condición que obtuvo a finales de 2016 al cumplir los dos tercios de la condena unificada por las causas en las que fue hallada culpable (fue condenada dos veces por corrupción).

[3] Luxemburgo es un paraíso fiscal (ver “Argentina sangra por las barrancas del río Paraná”, de Luciano Orellano, Editorial Ágora, Pág. 224, Segunda Edición).

[4] Lo escrito entre paréntesis es agregado nuestro.

[5] Acindar es productora de aceros largos. Pertenece al grupo ArcelorMittal desde 2006 y abastece a los sectores de la construcción civil, petróleo, energía, automoción, agro e industria en general. Con una producción anual de 1,75 millones de toneladas.

Tenaris-Siderca forma parte del grupo Techint. Tuvo un importante protagonismo en el desarrollo del mercado del petróleo y gas a partir del establecimiento de la planta de tubos sin costuras, del que es el principal productor, con una capacidad de producción anual de más de 900.000 toneladas y, además, produce productos para el mercado energético, la automoción y la agroindustria. Ternium-Siderar también pertenece al grupo Techint y es una empresa que elabora y procesa un amplio rango de productos de acero, con altas capacidades tecnológicas. La capacidad de producción total es de 12,4 millones de toneladas de acero terminado por año.

Acerbrag, ubicada en Bragado (Provincia de Buenos Aire) pertenece a Votorantim SA. Produce principalmente aceros largos que se destinan a los mercados de la construcción, el agro y la industria.

Gerdau, asociada a Sipar (en la ciudad de Pérez, provincia de Santa Fe), tiene una capacidad de producción de 650.000 toneladas de acero.

En 1992, Somisa pasó a manos de un consorcio liderado por el grupo ítalo-argentino Techint, acompañado por las empresas brasileñas Usiminas y Campanhia Vale do Río Doce y la chilena CAP. Desde entonces la compañía pasó a llamarse Aceros Paraná. Unos años después fue rebautizada como Siderar y hoy en día se llama Ternium Siderar, dado que forma parte de un grupo formado por otras dos plantas internacionales ubicadas en México y Brasil (antes Sidor, Venezuela).

Con la enajenación de Somisa se consolidó un oligopolio siderúrgico local: el grupo Techint y Acindar pasaron a ejercer una posición dominante en ese mercado. Empresas de Techint monopolizaron la producción local de productos planos y de tubos sin costura, mientras que Acindar desplegó su hegemonía en el mercado de los no planos, excluidos los tubos sin costura.

Categorías
ECONOMIA

Dolarizar la Argentina. ¿El fin de la inflación?

Apuntes económicos en Info>Soberana

La dolarización plena de la Argentina ha sido presentada como tema de debate suponiendo una posible solución a un mal que parece irremediable: la inflación. Hablar de dolarización es hablar de inflación, o al menos de lo que pareciera una posible respuesta a esta.

Recientemente ha cobrado una renovada notoriedad, al paso que la inflación parece no tener techo, aumentando año tras año y cada vez con mayor velocidad. Sumado a esto, en las elecciones primarias del 13 de agosto pasado, el candidato presidencial más votado fue quien propone implementar esta antipatriótica medida. Esta posibilidad ha cobrado fuerza, al punto tal de ya no parecer algo imposible de suceder. Hablar que nuestro país, en un breve lapso, deje de tener nuestra propia moneda para adoptar la de otro Estado aparece hoy como algo probable de suceder.

Hay que decirlo claramente, la dolarización no es una solución al robo y saqueo de los ingresos populares al que nos somete la inflación, en este sentido es meramente ilusoria, es como saltar de la olla directo a las llamas; aunque nuestros ingresos se fijen en dólares existen múltiples formas de vapulearlo.

El 1 a 1 y la “convertibilidad”

Aquí conviene recordar los hechos de la historia reciente, de los cuales muchos hemos sido parte, nos referimos a los diez años que transcurrieron bajo el plan de convertibilidad que impulsaron primero Menem y Cavallo y luego sostuvo la política de la Alianza hasta que voló por los aires en el gobierno de Fernando de la Rúa. Es útil por tres motivos: es la experiencia más similar a una dolarización plena, a la vez es referenciada por J. Milei como el mejor gobierno de los últimos 100 años, y además en el equipo económico y de asesores de este candidato aparecen muchos personajes vinculados a esta experiencia, como Roque Fernández (último ministro de economía del menemismo). Esperemos que este pasado, sumamente doloroso, nos sirva para iluminar el presente y las “novedosas” propuestas.

El Plan de Convertibilidad llevado a cabo a principios de los años 90’ tuvo como uno de sus ejes el establecimiento por ley de la paridad entre el peso y el dólar norteamericano, funcionando este como reserva en el BCRA, pretendiendo asegurar así el valor del peso.

En primer lugar la hiperinflación alfonsinista y la menemista pulverizaron los ingresos, tanto en su capacidad de compra de bienes y servicios como, sobre todo, en su valor medidos en dólares. De esta manera se consiguieron al menos dos grandes e importantes objetivos: uno económico, que consistió en lo que los economistas doctrinarios llaman una “adecuada relación de precios relativos” que no es otra cosa que los salarios e ingresos populares estén en un mínimo histórico, y por otro un importantísimo objetivo político, permitió generar consenso social entre los sectores populares para tomar las medidas más antipopulares y antinacionales con tal de detener la inflación[1].

Pero como esto no era suficiente, junto con lo anterior, se echó mano a los ahorros y se realizó una masiva confiscación de los mismos mediante la conversión de los plazos fijos en bonos (Plan Bonex)[2]. Esta medida, junto a las privatizaciones y toma de deuda se hizo para garantizar un colchón de dólares en el Banco Central (BCRA); junto con ello se ingresó en un canje de deuda externa (Plan Brady) para quitar las obligaciones del Gobierno Nacional en el corto plazo.

 
Domingo Cavallo y el Plan de Convertivilidad

Con esas medidas previas -y otras que abajo se mencionan- en abril de 1991 se impuso la Ley de Convertibilidad que estableció una relación cambiaria fija entre la moneda nacional y la estadounidense, conocido popularmente como el «uno a uno» . Se trató de una moneda, el peso, que se encontraba respaldada por el dólar (esta cumplía en última instancia las funciones de reserva de valor): de esta forma se completaba una regresiva y antipatriótica reforma financiera y se estableció un nuevo esquema de funcionamiento económico.

Con esta última medida se convalidó -en lo fundamental- el esquema de precios relativos impuesto con los procesos hiperinflacionarios, es decir, se validaba lo perdido por los salarios y jubilaciones, y se mantendrían relativamente congelados los precios de los bienes. Dado que ahora los ingresos estarían en una moneda tan fuerte como el dólar, en apariencia no habría nuevas pérdidas de ingreso, pero lamentablemente esto no fue así.

Con las medidas antes detalladas, comenzó a reducirse aceleradamente la tasa inflación, pero esta no desapareció hasta por lo menos luego de 2 años de implementada la convertibilidad. El año 1991 terminó con una alta inflación (superior a los tres dígitos) en gran parte debido a los meses previos al plan, en 1992 los precios al consumidor aumentaron en un valor levemente superior al 10% y algo más del 3% en 1993, año en el que, podría decirse, se encontró finalmente la estabilidad de precios. Lo que no suele decirse es que los salarios permanecieron congelados durante todo el período (más de 10 años). Es decir, que además de lo perdido inicialmente continuaron degradándose por la inflación de los siguientes dos años a pesar de la seudodolarización.

Los otros ejes de este plan fueron las privatizaciones y desguace del Estado, la desregulación de los mercados y la apertura (comercial y financiera). La desregulación de los mercados, (abolición de las juntas de granos, precios máximos a los alquileres, etc) significó el retiro del Estado de mercados sensibles y claves, dejando con mayor “libertad” de acción a los agentes que operan en los mismos; traducido: se le dio rienda suelta a los sectores económicamente más poderosos para que impongan sus condiciones. Las privatizaciones de empresas, -con innumerables hechos de corrupción mediante-  se realizaron con los pretextos de disminuir el déficit fiscal e ingresar fondos en dólares para sostener el programa. La apertura indiscriminada a la importación al igual que al ingreso y egreso de los capitales extranjeros, implicó otorgar la libertad sin frenos ni límites al capital extranjero; estos operaron con total desenfreno en busca de su exclusivo beneficio, aún cuando pusieran en riesgo importantes intereses nacionales; no obstante fueron muy pocas las nuevas empresas que se radicaron en el país (ampliación de la capacidad productiva) y muchas las firmas nacionales que se extranjerizaron en estos años.

Este ingreso masivo e indiscriminado de importaciones y de grandes firmas internacionales significó el fin para una gran parte de la industria nacional, principalmente de las pymes que operaban en el mercado interno. Esto generó un enorme proceso de concentración en la producción[3], junto con la desnacionalización y, como si esto fuese poco, generó un ascenso constante de la desocupación. Este era el verdadero infierno en la era menemista, el que se traducía en el hambre más atroz de millones de argentinos.

Pero esto, lamentablemente, no fue el último azote a los sectores populares. Los cambios en la estructura productiva y la desaparición de miles de pymes fueron aumentando la tasa de desocupación que, junto a la traición de la mayoría de los grandes sindicatos, presionaron aún más a la baja a los salarios, esta vez en forma directa (nominal) e indirectamente (menores contribuciones y aportes jubilatorios, mayor carga horaria por el mismo sueldo, etc.).

Hiperdesocupación. Cientos de fábricas cerradas con la política del menemismo.

Cuando esta baja no fue suficiente se volvió a la carga con leyes de flexibilización laboral (primero Menem, luego de la Rua) que significaron nuevas pérdidas en los derechos laborales y en los ingresos de los trabajadores. Fue tan brutal ese proceso que se llegó a traspasar los límites a la dignidad humana. Vale como ejemplo lo sucedido en la ciudad de Mendoza, donde a las cajeras de un supermercado, con el pretexto de ahorrar tiempo y para que no lo pierdan en el sanitario, se les llego a exigir que usen pañales. El calvario no fue solo para los desocupados, quienes lográbamos mantener la fuente de trabajo, en más de una ocasión vimos atropellados no solo nuestros derechos económicos, sino también los más elementales[4].

Como todo eso tampoco alcanzó, y la incapacidad en contener el déficit fiscal –a pesar de las privatizaciones y los ajustes constantes en los gastos del Estado- se volvió masiva la toma de deuda externa para sostener este modelo; y ante un nuevo fracaso, el gobierno nacional, por decreto redujo los salarios estatales y las jubilaciones más altas (en un 13%), la impopular medida anunciada por la por entonces ministra de trabajo Patricia Bullrich, para de esta forma intentar generar una nueva baja salarial en el sector privado. Pero esto tampoco fue suficiente.

Fue así como el gobierno nacional primero y los de varias provincias luego, echaron mano de un recurso que expresamente estaba prohibido, aparecieron así las “cuasimonedas”. Estas eran bonos de muy baja denominación que se utilizaron para abonar total o parcialmente sueldos de los empleados estatales y deuda de los proveedores, quienes debían aceptarlas por su valor nominal (el que figura impreso en el mismo) pero que luego, cuando se utilizaban para comprar o abonar servicios, eran aceptadas con una quita que rondaba entre el 10% al 50% del valor de los mismos. Estas circularon, reemplazando parcialmente al peso basado en el dólar, con las cuales el gobierno licuo parte de sus deudas con pequeños proveedores y empleados, induciendo una vez más otra nueva baja salarial general.

Para intentar sostener el modelo sacaron leyes que al poco tiempo violaron, y volvieron a confiscar masivamente a la población, no solo los ahorros, también el dinero en cuenta corriente que es usado para el día a día (corralito), cortando así la cadena de pagos y profundizando la crisis económica.

Vemos así como, a pesar de la dolarización encubierta, el saqueo a los bolsillos de los trabajadores y jubilados continuó. Ahora no fue solo con la inflación o devaluaciones abiertas, sino mediante inducir nuestros ingresos a la baja a través de múltiples mecanismos: descuentos nominales, mayor jornada horaria con la misma remuneración, cuasimonedas, condiciones laborales deplorables, pérdida de conquistas sociales, etc.

La salida a la mayor catástrofe económica política y social de nuestro país fue cuando una pueblada nacional hizo volar por los aires al gobierno antinacional y antipopular de la Alianza – de de la Rua y Cavallo, generando condiciones para un cambio radical; que entre otras cosas implicó el no pago parcial de la deuda ilegítima y usuraria, planes de asistencia a los hambreados del modelo y el congelamiento de las tarifas.

Dolarización 100%

Visto que el plan de convertibilidad fue un enorme y violento saqueo a los bolsillos de los trabajadores, que a su vez transformó la estructura productiva económica local de forma regresiva y antinacional, surge hoy una gran inquietud ¿Por qué un nuevo intento de este tipo, ahora más extremo como sería una dolarización completa, podría ser apoyado por amplios sectores populares?

Más aún. En distintos medios de comunicación se ha dicho y escrito en contra a esta propuesta: que implicaría una licuación de salarios, que pondría en riesgo a la industria nacional, que socava la soberanía nacional, etc…Y si bien todos estos argumentos, y otros tantos más, son ciertos -y no suelen encontrar resistencias argumentativas- parecen no hacer mella en la propuesta dolarizadora. Para intentar una posible respuesta hay que indagar en la realidad concreta.

Vemos que, según las estadísticas oficiales realizadas sobre los grandes centros urbanos en los que viven algo más de 29 millones de personas (casi 2 de cada 3 habitantes de nuestro país), hay casi 10 millones de asalariados de los cuales más de 3,5 millones trabajan en negro, sin ningún tipo de beneficio social y además 1 millón de personas que se encuentran desocupadas[5]. Según estas mismas estadísticas el 40% de la población (11,5 millones) es pobre, es decir que intenta sobrevivir con ingresos que están lejos de cubrir las necesidades mínimas. Más alarmante aún es la pobreza entre los niños donde llega al 60% del total. Hubo un tiempo en el que el acceso al empleo significaba comenzar a salir de la pobreza, era sinónimo de proyectos familiares, de esperanza en un futuro mejor; claramente eso no es lo que sucede hoy, al menos para una gran parte de los asalariados.

La licuación de sueldos y jubilaciones no es solo una amenaza, es parte de la realidad actual, es parte de nuestra cotidianeidad. Sobre la base de este trasfondo social, crece el hartazgo popular al saqueo inflacionario al que nos vemos sometidos, al igual que a las brutales redistribuciones de ingresos y riquezas que se nos impone con las, cada vez mayores, devaluaciones del peso. Estos hechos y el fracaso de los gobiernos en resolver los problemas populares en, al menos, los últimos 12 años, han contribuido en derrumbar los proyectos y aspiraciones de las grandes mayorías, como el acceso a la casa propia y digna; y crece el miedo -cada vez más real- a una nueva oleada hiperinflacionaria, que termine de hundir en el hambre y una mayor pobreza a la mayoría de los trabajadores y sectores populares.

Para los pequeños y medianos productores agropecuarios, entre que su producción es pagada en pesos al tipo de cambio oficial, muy inferior a las cotizaciones paralelas (con las cuales se suelen fijar muchos de los precios de los insumos que utilizan) y la alta presión impositiva, el escenario no es muy alentador. Y para peor, el gobierno frente a la necesidad de divisas otorga mejoras temporales en el tipo de cambio que poco y nada benefician a los productores y la producción y en cambio alienta –y mucho- a la especulación. Una economía con un único tipo de cambio (como plantean los dolarizadores) y menor presión tributaria suena prometedor. Las Pymes industriales han tenido un auge y éxito relativo con la actual política económica, pero las serias dificultades para conseguir insumos importados, y el achicamiento del mercado nacional ponen en dudas su sostenibilidad.

El argumento que una dolarización atentaría gravemente contra la soberanía nacional, aunque real, en boca de los actuales funcionarios del gobierno nacional suena ridículo. Veamos algunos pocos ejemplos: un gobierno integrado por quienes gestionaron la permanencia de una base de “observación” dirigido por el ejercito de una potencia extranjera en nuestro país; la entrega de lo fundamental de Vaca Muerta y el litio a firmas extranjeras, el escaso control sobre las vías navegables como el río Paraná; y por último no puede dejar de señalarse que luego de salir tercero en las elecciones presidenciales (siendo la peor elección en la historia del justicialismo) el actual ministro de economía – y candidato presidencial- realiza una salvaje devaluación -y aumento en las tasas de interés- acelerando muy peligrosamente aún más la tasa de inflación y la incertidumbre, dando un enorme mazazo al bolsillo popular, para luego justificarse diciendo que es una medida solicitada por el FMI.

Tampoco puede dejar de mencionarse que una parte importante de nuestra economía de hecho ya se encuentra dolarizada. Toda moneda, para ser verdaderamente tal debe cumplir con tres requisitos: servir como medio de cambio, como unidad de cuenta y ser reserva de valor. En cuanto a reserva de valor ya hace bastante tiempo que el peso ha dejado de cumplirlo, las devaluaciones, cada vez más constantes y elevadas junto con los saltos inflacionarios posteriores, han empujado cada vez más a la dolarización de los ahorros. Como unidad de cuenta hay mercados en los cuales, desde hace un buen tiempo que no es considerada, como sucede en el mercado inmobiliario, y todo lo vinculado a las importaciones. Solo conserva plenamente la función de medio de cambio, pero esta función también se encuentra alterada, quien posee pesos busca activamente la forma de transformarlos, de adelantar gastos o depositarlo en cuentas (como el plazo fijo) que mantengan en algo su valor. Es decir que nuestro país no cuenta verdaderamente con una moneda propia en el real sentido y funciones que esta debe cumplir.

De lo dicho hasta aquí se desprende que hoy, los principales impulsores de la dolarización en la Argentina no han sido J. Milei y su reducido círculo de intelectuales. La actual conducción de la política económica ha permitido, cuando no generado, las condiciones objetivas y subjetivas para tolerar, por parte de los sectores populares, este tipo de medidas profundamente antinacionales como una eventual dolarización.

¿Es posible?

Visto los antecedentes más cercanos y las condiciones para tolerar este tipo de proyecto antinacional, nos queda por ver la viabilidad, en términos de política económica, del proyecto de dolarización plena.

Vale señalar que en este apartado, a diferencia de los dos iniciales, estaremos principalmente en el terreno de las hipótesis, y todo lo que se diga será dentro de un marco relativamente aceptable de probabilidades.

Una de las primeras cuestiones es a qué tipo de cambio se realizaría la conversión. Las opiniones más opuestas estiman que el tipo de cambio podría llegar a ser cercano a los $8.000 (si ocho mil pesos por dólar) son quienes parten de convertir la base monetaria (el total de pesos billetes puestos en circulación contra las reservas del BCRA. En la vereda de enfrente, los intelectuales que proponen la dolarización plena, realizan estimaciones menos pesimistas en la que manifiestan que la conversión se podría hacer a un valor algo superior al “dólar blue”, que hoy ronda los $ 750.-, también existen múltiples estimaciones intermedias, pero en principio concedamos a los intelectuales impulsores de esta antinacional propuesta económica para partir de sus propias y “benignas” estimaciones. En este hipotético caso un salario actual de $ 300.000.- (que hoy se ubicaría por encima del promedio) quedaría luego de la conversión en U$S 400 valor similar al promedio inicial durante la convertibilidad, mientras que la jubilación mínima ($87.500) quedaría en U$S 115.- Esto, en el caso de efectivamente ser así, nos daría dos importantes datos, uno es que consolidaría lo perdido por los salarios en estos últimos años, y el otro es, que al menos parte del “trabajo sucio” parecería estar hecho por la actual gestión.

Otra cuestión clave es la masa de dólares en billetes necesaria para garantizar un proceso mínimo de circulación, cuestión íntimamente relacionada con la anterior; que en principio no luce imposible de conseguir[6]. Por supuesto que esto implicaría que los asalariados aceptemos este brutal hachazo, y los empresarios (sobre todo quienes venden en el mercado doméstico) que sus capitales se desvaloricen -medidos en dólares- en una mayor magnitud. Hoy no habría grandes ingresos de divisas por privatizaciones, como fue en los noventa; se especula que con nuevo endeudamiento externo, más lo producido en Vaca Muerta (petróleo y gas), más el litio y cosechas normales alcancen a generar altos ingresos en dólares, y se espera sobretodo, que, al sellar al dólar como única moneda ingresen al circuito doméstico algo de U$S 400 mil millones, que hoy tendrían en el exterior y el “colchón” los empresarios locales.

Dando por supuesto lo anterior, se insiste que sería en el menos perjudicial de los posibles escenarios de una dolarización plena; aún quedan varias cuestiones por resolver. Una de ellas es sobre las Leliq (mecanismo mediante el cual el BCRA remunera a los bancos comerciales) que hoy ronda la friolera de 19 billones de pesos (millones de millones) que al tipo de cambio “blue” superarían holgadamente los 25 mil millones de dólares. Si los dólares bajo el colchón y el exterior volviesen masivamente, en principio no aparecería como una cuestión problemática, pero en el caso en que esto no suceda (que no ingresen masivamente) la devaluación deberá ser mucho mayor a la indicada inicialmente, por supuesto que existen otras alternativas, como algunas de las que ya se han practicado y señalado anteriormente. ¿Estarán pensando en una nueva confiscación de depósitos? Vale un dato, muchos de los personajes que hoy rodean al candidato “libertario” fueron parte del equipo económico que realizó el Plan Bonex.

Como si lo anterior fuese poco, aún nos quedan pendientes dos temas centrales: la deuda pública (del gobierno nacional, como también de algunas provincias), mayormente denominada en dólares -se considera como deuda externa- que actualmente es una de las grandes piedras atadas al cuello de la economía nacional y por otro lado el balance de pagos. Los vencimiento de deuda, hoy lucen impagables, salvo prórrogas de prórrogas (refinanciación). Si se consiguiese una nueva refinanciación (canje) no se eliminaría el problema, tan solo quedaría para más adelante, pero concedamos esto también. Todo esto lleva implícito que, para hacer frente a la misma, se deberían generar saldos comerciales (superávit externo) tan amplios y sostenido que, las importaciones de bienes y servicios, deberían llegar a un mínimo histórico, deberían reducirse mucho más de lo que ya han comenzado en achicarse, incluso debería ser superior a la caída del 2002. Sería necesaria una muy profunda crisis económica; históricamente la forma clásica de inducir estas ha sido a través de las devaluaciones; con lo cual el zarpazo devaluatorio inicial debería ser bastante mayor al previsto por los promotores de la dolarización total. Esto implicaría no solo problemas para importar insumos básicos, también para productos esenciales que no se fabrican localmente, junto con una buena dosis de cierre de empresas -principalmente destinadas a vender en el mercado interno y pymes- y nuevo ascenso de la tasa de desocupación, que tal como se señaló anteriormente presionaría a la baja (incluso nominal) los salarios. En un contexto, como este los niveles de pobreza se dispararían aún más, pudiendo llegar a valores inéditos en nuestro país. La dolarización, esa aparente “salvación” de una hipeinflación nos condenaría, en un corto a mediano plazo, a una hiperdesocupación[7] e hiperpobreza.

Para quienes piensan que la dolarización total podría ser mejor –en términos económicos- que la situación actual, o con la fantasía que así se podría evitar una proceso hiperinflacionario deberían repensarlo a la luz de nuestra experiencia histórica reciente y de las características actuales.

Pero aquí no terminan “las pálidas” de esta propuesta. Es que junto con la dolarización total se proponen otra serie de medidas, similares a las adoptadas en los años noventa, tales como la completa desregulación de los mercados (ningún tipo de intervención estatal) y de apertura irrestricta al movimiento de mercancías y capitales. Esto se suele señalar que es para reforzar los aspectos antiinflacionarios del plan; pero lo que no se dice es que conllevan al cierre de empresas que no serían “competitivas” en el mercado mundial (principalmente las pymes industriales). Junto a ello, el verdadero objetivo de la política económica propuesta por J. Milei: una nueva y más profunda concentración de la producción y extranjerización del entramado productivo local[8] De la mano de ello una barrida a todas, o al menos a una buena parte, de las conquistas sociales, no por nada se plantea volver más de 100 años atrás en esta materia (sin vacaciones, ni aguinaldo ni el derecho a enfermarse). El viejo sueño de Martínez de Hoz de disciplinar a los empresarios nacionales (sobre todo industriales) y los obreros para quebrar definitivamente la alianza político social que es el fundamento del peronismo estaría a un paso de completarse.

Quedan aún por ver varios aspectos de los que implicaría una dolarización plena en Argentina; pero por cuestiones de espacio se señalarán dos más. Uno es que esta medida nos ataría al ciclo económico de los EE.UU. de una forma mucho más fuerte que la existente hoy. Tendría además la enorme desventaja que la producción local no es complementaria con la de EE.UU, sino que en gran medida compite con la misma. Vale recordar que dicha potencia extranjera destina millones de U$S anuales en promover su producción, en particular la agrícola. Pondría a competir, de igual a igual, a la producción nacional con la norteamericana, sin el desarrollo previo que tiene esta, ni las múltiples protecciones con las que cuenta, ni la infraestructura que ese país posee, etc. Todo esto en un momento en el cual el dólar empieza a ser cuestionado como la moneda que rige las relaciones comerciales internacionales.

El otro es principalmente de índole política. Implica una cesión de formal de parte de nuestra soberanía. La moneda nacional también es parte fundamental de garantizar la unidad territorial de nuestro país, en los hechos, y desde un punto de vista económico, tendríamos un estatus similar al de una cuasicolonia[9].

Y por si todo lo dicho fuese poco, también valen las advertencias que ya ha realizado J. Milei en varias entrevistas televisivas y radiales: “El dólar es solo una moneda, cada uno podrá elegir con que moneda transar”. Coherente con el también propuesto sistema de “Free Banking” (banca libre) en reemplazo del BCRA, donde cada entidad podría emitir moneda. ¿Están adelantando las nuevas cuasimonedas?

Habíamos iniciado el artículo diciendo que hablar de dolarización es hablar de inflación, pero esto es la apariencia. Ahora estamos en condiciones de ver la esencia, de afirmar que la dolarización plena significa un reforzamiento de la subordinación nacional, de profundización de la dependencia política y económica, de destrucción del entramado productivo nacional, de transformaciones antipopulares y antinacionales de la estructura económica.

La dolarización plena no solo requeriría un brutal ajuste y transferencia de ingresos y patrimonio inicial. Nos empujaría aún más a la pobreza y, aún así, tampoco garantizaría la estabilidad de ingresos, ya hemos visto las múltiple trampas preparadas para, luego de realizada la dolarización plena, comprimir aún más los salarios.

Un breve comentario para cerrar este segmento: en EEUU la inflación acumulada desde 2011 fue de aproximadamente un 34% -nada, diríamos aquí- con una tendencia muy fuerte al alza en los últimos años, pero el verdadero dato es que en el mismo período el salario mínimo interprofesional tuvo un aumento de 0%.

Una verdadera política antiinflacionaria

No es cierto que el problema inflacionario no tenga solución, veamos algunos lineamientos que podrían resolverlo de haber un gobierno patriótico y popular.

En primer lugar, es necesaria una reforma monetaria y financiera. Hoy, luego de más de dos décadas de convivir con un proceso inflacionario y de múltiples medidas adoptadas para intentar frenar el mismo –todas fallidas- es crucial una reforma del sistema monetario y financiero. Se necesita una moneda que esté en función de la producción de bienes y servicios y no de la especulación. Contar con una moneda fuerte y estable es un requisito indispensable para combatir la inflación, pero no es suficiente.

Junto con lo anterior es vital importancia avanzar en una transformación de la estructura productiva. Es requisito reemprender el camino de la industrialización nacional, por supuesto que no de todos y cada uno de los bienes, pero sí de aquellos esenciales, y con al menos dos grandes ejes: la desmonopolización de los mercados, y si esto fuera inviable la participación del Estado junto con el control y participación de los empleados y consumidores. El otro aspecto clave es una nacionalización de las palancas fundamentales de nuestra economía. Que lo producido con el esfuerzo y sacrificio nacional sirva para el bienestar y desarrollo de nuestro país.

En cuanto a la deuda externa, proponer una prórroga en los pagos hasta poder establecer que parte de la misma es legítima y a quienes les corresponde abonarla; las grandes empresas que se beneficiaron con la misma, deberán hacerse cargo de la parte que les corresponde. Así como los delitos de lesa humanidad, son imprescriptibles, los delitos económicos que han sumido al país en el caos, atando una pesada piedra al desarrollo de la economía también deben ser imprescriptibles.

Debe reordenarse por completo las cuentas fiscales. Con una reforma tributaria que elimine impuestos (como el IVA en los alimentos, ganancias en los trabajadores y las retenciones a los pequeños productores agropecuarios), se castigue con dureza la evasión y elusión de las grandes compañías y se revean por completo los gastos y subsidios a grandes empresas a las cuales se les garantiza un piso de ganancia. Las cajas del Estado deben dejar de ser un botín de los “amigos” del poder. Las cuentas públicas deben tender a permanecer equilibradas[10].

Controles sobre el comercio exterior siempre son necesarios, en una primera etapa sería clave la centralización del mismo bajo la órbita estatal y participación de los productores locales.

Estas son algunos de los posibles ejes de una política económica antiinflacionaria de un gobierno verdaderamente patriótico y popular.

 

[1] A esto debe sumarse la traición de Menem a sus promesas de campaña y la caída de la URSS socialimperialista, vendida como el fracaso del comunismo.

[2] El plan Bonex fue llevada adelante por el ministro Erman González – antecesor de D. Cavallo- el 28 de diciembre de 1989 (día de los inocentes en nuestro país), con el objetivo explícito de quitar dinero de circulación, cerca del 60% de la base monetaria, los resultados inmediatos indicaron un nuevo salto inflacionario que derivo en la segunda hiperinflación. Además se realizó con una reforma financiera que, entre otras cosas, prohibió la remuneración de los encajes bancarios.

[3]Mercados clave, como en la alimentación donde un puñado de firmas, en general extranjeras mantienen el control absoluto de la producción. Hoy esas mismas firmas son las que imponen precios en alza para garantizar su cuota de ganancia.

[4]Esa denuncia fue hecha en el año 2003, y fue puesta en duda en los medios “serios” como el oligárquico diario La Nación. En el año 2007, la misma denuncia se hizo en Chile al supermercado Cencosud (que opera en Mendoza como VEA), luego (en otras firmas) en Honduras y hasta en EE.UU. donde los gerentes de la compañía se excusaban diciendo que “sus empleados deberían de estar agradecidos, ya que si no tendrían que prostituirse”.

[5]siendo este último uno de los valores más bajos que se hayan registrado en los últimos 30 años

[6]) Transformando el PIB actual en dólares a un tipo de cambio de $750 por unidad de moneda extranjera, el PIB 2023 rondaría los U$S 160.000.- y la actual base monetaria por el mismo tipo de cambio estaría en los U$S 8.200 millones.

[7] Claro que, en el mediano plazo, la desocupación tiene solución, simplemente quienes quieran conseguir trabajo deberán hacerlo, agradecida y mansamente, por los salarios y condiciones laborales similares al sudeste asiático (U$S 100 a 150 mensuales, por 12 hs. diarias y un franco al mes).

[8]) No solo por el avance de las importaciones, recordar que las devaluaciones también achican, violentamente, el capital instalado, principalmente el que tiene como objetivo de su producción el mercado interno.

[9] Cuando el gobierno de de la Rúa y Cavallo lanzó las cuasimonedas, en círculos extranjeros -ya algunas repetidoras locales- se preguntaba por la viabilidad de la Argentina como país, y si no sería conveniente que se divida en varios países, cada uno de los cuales conforme un área monetaria óptima.

[10] En las doctrinas económicas más vulgares y difundidas se acusa, casi por completo, al déficit fiscal de ser el generador de la inflación; si esto fuese así EE.UU. debería ser por lejos el país más inflacionario del mundo; para tener una noción en 2021 tuvo un déficit aproximado de U$S 2.780 billones (equivale a más de 6 veces el PIB de Argentina) y en 2022 logró una importante reducción, se ubicó en cerca de U$S 1.380 billones (más de 3 PIB de Argentina); aquí no se defiende la idea de equilibrio presupuestario como una medida antiinflacionaria, sino la idea de que tanto los ingresos como los gastos del Estado deben estar al servicio del desarrollo nacional.

Categorías
DEBATES SOBERANÍA

GERMÁN MANGIONE en INFO▶SOBERANA #38

3 y 4 de junio – 1er Encuentro Federal por la Soberanía

🎙 Ciclo de entrevistas. Con la conducción de Marina Cerquetti.

🗣 Conversamos con Germán Mangione, periodista, miembro del Foro por la recuperación del Paraná y coordinador de la web Educativa Punta Quebracho Historia. com. ar

➡ Conversamos sobre el 1er encuentro federal por la soberanía, un evento histórico que tendrá lugar en la ciudad de Rosario, durante el 3 y 4 de junio.

¿Por qué ahora? ¿Cómo va a funcionar? ¿Qué temas se van a tratar? ¿Por qué es importante ser parte de este encuentro? Todo esto y mucho más en Info>Soberana.

Categorías
CANAL MAGDALENA SOBERANÍA

Canal Magdalena, la lucha por la soberanía sigue avanzando.

Compartimos comunicado del Foro por la Recuperación del Paraná.

En un paso de enorme significación en la pelea por recuperar y desarrollar nuestra soberanía este jueves el Presidente Alberto Fernández y el Gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof anunciarán la licitación pública para la construcción de la vía navegable Canal Magdalena.

Esta obra es una causa eminentemente soberana que, entre otras cosas, permitirá a la Argentina algo tan indispensable como tener comunicación entre su litoral fluvial y el litoral marítimo. Hoy los argentinos y argentinas estamos presos en nuestras propias aguas, y para llegar al mar abierto los barcos de gran porte están obligados a pasar por Montevideo.

Este tema no se reduce a un debate “comercial” como suele plantear el lobby agroexportador concentrado en La Bolsa de Comercio de Rosario, los intereses extranjeros, y sus representantes políticos. Es un tema de defensa, de integridad territorial y marítima y una causa de todo el pueblo argentino.

Ante los falsos federalismos que intentan esconder los intereses de unos pocos, enfrentando y dividiendo a nuestro pueblos y nuestras regiones, reafirmamos la necesidad de avanzar en obras como esta que apuntalan una visión integral de la soberanía que necesitamos recuperar y desarrollar.

Tanto este anuncio como la creación del Consejo Federal de (la mal llamada) Hidrovía, (donde avanzamos en la democratización y el federalismo del debate sobre nuestro Paraná), como en lograr que la Administración General de Puertos sea quien posea tanto la administración como el cobro del peaje (lo que hoy nos permite contar millones de dólares de ganancias para recuperar lo nuestro) son logros posibles por el papel relevante de algunos referentes políticos como el gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof, pero sobre todo gracias a un amplio movimiento que se desarrolla a lo largo y ancho de la Argentina peleando por estas causas.

Son pequeños, pero importantes, pasos en el largo camino de recuperar y desarrollar nuestra soberanía, condición indispensable para cualquier proyecto de futuro que incluya los intereses de las mayorías en Argentina.

19 de abril 2023

Categorías
MALVINAS SOBERANÍA

Malvinas en la piel

Así se denominó la campaña que durante este domingo 2 de abril desde las 15 hs se llevó a cabo en el marco del acto en conmemoración del 41° Aniversario de la recuperación de nuestras Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur, el día del Veterano y los caídos en la guerra de Malvinas en San Lorenzo.

El acto, realizado en el Centro de Veteranos de Guerra Combate de San  Lorenzo contó con la presencia de autoridades, de la banda municipal Orlando Scalona y delegaciones de escuelas de la región.

En paralelo la agrupación política de Carlos del Frade, Soberanía Popular, junto al Centro de Veteranos instalaron una carpa para tatuar gratis las islas Malvinas a quienes se animaran.

“Ayer acompañamos a nuestros héroes de Malvinas con la campaña “Malvinas en la piel”, una hermosa y emocionante jornada para seguir haciendo lo más importante que tenemos que hacer que es seguir malvinizando”, afirmó Germán Mangione referente local de Soberanía Popular, “desde hace años siempre que podemos colaboramos con nuestros veteranos y con la causa”

Consultado sobre la idea Germán cuenta que la tomaron de la vigilia que se realiza cada año en Rosario donde ya se venía haciendo.

“Nos pareció un homenaje hermoso para nuestros héroes y sobre todo para acercar la causa Malvinas a las nuevas generaciones. Agradecemos a todos y todas las que se acercaron a la carpa a buscar su tatuaje y pedimos disculpas a los que no se pudieron tatuar porque la concurrencia sobrepaso todas las expectativas”, aseguró Mangione.

En un predio frente al centro de veteranos se instaló la cocina del ejército, junto a varios móviles militares, una carpa con exposiciones de artículos de guerra y una carpa donde la gente se acercaba a tatuarse de la mano del tatuador local Emanuel “Chuky” Colucci.

“Apenas anunciamos la actividad nos empezaron a llegar mensajes de cantidad de gente que quería tatuarse y ahí nos dimos cuenta que iba a ser masivo. Por cuestiones de tiempo, de higiene y de buena realización del trabajo,  tuvimos que entregar turnos y quedo muchísima gente con ganas de tatuarse”, cuenta el referente de Del Frade en San Lorenzo.

También comenta que las edades de quienes venían a tatuarse eran de las más variadas, desde adolecentes acompañados por sus madres, hasta una abuela que quiso tener para siempre a Malvinas en su piel.

“A pesar de la desmalvinización, a pesar de los que quieren que las nuevas generaciones no se conecten con la causa patriótica, Malvinas está más viva que nunca en nuestro pueblo.Y esa es la garantía no solo de la memoria, sino de un futuro donde sigamos defendiendo y peleando por recuperar lo nuestro para felicidad de las mayorías”, concluyó Mangione.

Categorías
MUJERES SOBERANÍA

La ola soberana

Por Marina Cerquetti (*)

La felicidad, para esta mujer argentina, doblemente oprimida en un país dependiente, se parece mucho a un acampe celeste y blanco a la orilla del río Paraná… La felicidad, en épocas de virtualidad, ajuste y violencia feroz, seguramente se encuentra en esos momentos en que un paso nos acerca a  recuperar lo nuestro, y me atraviesa el cuerpo…

Esta nota está basada en la intervención hecha en una charla sobre “Mujeres y Soberanía”, en  un campamento que realizaron las compañeras de la Campaña por la Emergencia de Villa Gobernador Gálvez. Hoy, elijo escribir con la misma simplicidad y cercanía de esa ronda de jóvenes mujeres. Así construimos nosotras, en ronda, con mate y alegría, para llegar desde la primera hasta la última, porque a esta lucha no le sobra ninguna. 

Estas líneas no pretenden dar respuestas, ni certezas. La intención es abrir debates,  plantear preguntas que puedan ayudarnos a pensar colectivamente posibles caminos para seguir avanzando.

El movimiento de mujeres y feminismos en Argentina

ph © Nahuel Militano

Largo y empinado es el camino que estamos recorriendo. Un camino transgeneracional, en el que nos vamos pasando las banderas, los pañuelos, los debates y la posta. Pequeños y grandes avances nos trajeron  hasta aquí, un momento en que nos sentimos orgullosas de lo conquistado y en el cual  nos preguntamos hacia qué   dirección  seguir caminando para avanzar, porque sabemos que aún nos queda mucho por conquistar.

En Argentina tenemos un movimiento de mujeres y un feminismo que es faro para el mundo, principalmente para Latinoamérica, que en los últimos siete años dio pasos agigantados. Es posible que una parte de quienes leen no recuerden ese primer #NiUnaMenos, que se dio en Argentina. Tal vez eran muy jóvenes para recordar cómo era nuestro país y el feminismo antes de este gran estallido. Me parece importante comenzar  por recordar cuál era la situación antes de ese  3 de Junio del 2015. 

Por aquellas  épocas, en los medios de comunicación se hablaba con total naturalidad de por qué “a veces era necesario pegarle a una mujer”, a los femicidios se les llamaba crímenes pasionales, se justificaban las violaciones y  los femicidios con las actitudes y los gustos de las víctimas. Sabemos que todo esto sigue ocurriendo , pero en ese momento era lo común y no llamaba la atención, aparentaba ser lo  “normal”, pasaba tal vez desapercibido para  la mayoría . Las movilizaciones en las fechas importantes del calendario feminista, como el 8M y el 25N, en ciudades como Rosario, eran grandes cuando movilizaban 1.000 o 2.000 personas. Se hacía  muy difícil decir públicamente que adheriamos a la legalizacion del aborto, y mas impensado aun llevar el pañuelo verde a todas partes, poder hablar de lo que nos pasa a las mujeres y en muchas ocasiones  nos trataban de “locas”.

Pero esas locas, que durante décadas se juntaron en los entonces llamados Encuentros Nacionales de Mujeres, insistieron, y en un proceso fueron creciendo cualitativa y cuantitativamente. Se fueron enriqueciendo y teniendo grandes avances para la época que hoy damos por sentado, y   fueron siendo miles  que lograron ganarse a millones. Millones, principalmente jóvenes, que protagonizan con muchísima garra, con muchísimo entusiasmo y con las fuerzas necesarias ¡para cambiarlo todo!

¿Por qué empezar aquí?

Porque considero  importante poder pensar  que, a veces, esos cambios que necesitamos dar llevan tiempo, son “procesos”. Digo esto en una época en que todo parece que “tiene que ser ya”, en que todo parece  que debe darse de  inmediato. Es importante que podamos pensar que cuando algo es justo, es justo insistir, es justo perseverar. Lo cuento, por haber sido testigo  de ese cambio, por haber visto cómo ese grupo de locas, que insistió e insistió,  logró crecer y ser miles, que convencieron a millones, transformando ideas muy arraigadas  en nuestra sociedad.

ph © Nahuel Militano

Por supuesto que no todo está  resuelto, por supuesto que nos falta mucho, por supuesto que no somos todas feministas y por supuesto que no es igual en cada barrio, en cada ciudad y en cada provincia. Por supuesto que lo  ganado tiene más que ver  con una condena social que con el hecho de que el machismo, la desigualdad,  los femicidios y la violencia contra las mujeres hayan terminado, ¡pero el cambio fue grande! Alcanza con ver un archivo televisivo para sentir que están hablando de otro siglo, no de otra década, antes del 2015. 

Repasar nuestra historia, nos permite no solo revalorar nuestras conquistas, sino también debilitar el escepticismo que todos los días nos pretenden instalar,  porque demostramos   que es necesario y se puede transformar la realidad y porque quienes fuimos parte de ese proceso sabemos  que las mujeres con unidad, con una línea justa y un objetivo claro, podemos transformar lo que deba ser transformado.

Sobre la palabra negada: “Soberanía”

Hace un tiempo, poco más de dos años, se abrió en la sociedad argentina un debate y se recuperó una palabra. 

El debate comenzó con cuál sería el destino de nuestro río Paraná,  qué se iba a hacer con  nuestro río cuando, en 2021, se venció la concesión menemista, que las mayorías desconocían. 

ph © David Silva

Ese mismo río al que íbamos todos los días, en el que veíamos pasar los barcos, hacía décadas que estaba en manos extranjeras y privadas. Ese contrato entreguista se terminó, y se puso en debate si volver a concesionar o si debía  volver a manos argentinas y del Estado, como lo era antes de que Menem entregara nuestros recursos por casi treinta  años. Se abrió entonces la posibilidad de visualizar  lo mucho que desconocemos las mayorías sobre  cuestiones fundamentales para nuestra independencia, y se volvió a poner en la agenda la palabra ”soberanía”.  La misma  palabra por la que nuestras patriotas y nuestros patriotas dieron su  vida en la lucha por la primera independencia, y que desde aquellos años  hasta aquí existen sectores que trabajan para borrarla de la memoria colectiva, encontrando la resistencia histórica popular, que tuvo momentos de mayor efervescencia y desarrollo en proyectos de recuperación soberana de nuestra Patria, particularmente durante el primer peronismo, con la recuperación del comercio exterior,  con la creación del IAPI y la Junta Nacional de Granos, con los principios y el espíritu de la Constitución de 1949, entre otros.

Trabajan para que olvidemos  las heroicas  gestas patrióticas que hemos hecho para lograr esa independencia, como  la batalla de Punta Quebracho o la de la Vuelta Obligado. Trabajan para que se olviden los nombres de esas mujeres que protagonizaron esas batallas por la liberación, como fueron Petrona Simonino, Encarnación Escurra, Juana Azurduy, Macacha Güemes y María Remedios del Valle… Trabajan para el olvido y el desconocimiento, desde el día de la primera independencia, para evitar que las mayorías tomemos en nuestras manos  la pelea por una segunda y definitiva Independencia. 

Desde que comencé  a ser parte de este debate, me encontré con  que muchas de las, les y los jóvenes no conocen el significado de la palabra soberanía, y muchos lo admiten con vergüenza, pero de ningún modo se trata  de un desinterés o desamor por la patria, sino  de lo profundos que fueron ese olvido y ese desconocimiento “planificados” desde las usinas ideológicas de los intereses de los imperialismos y sus socios nativos, dueños de todo. 

ph © Nahuel Militano

¡Les preocupa la memoria, y el conocimiento! Si no conocemos aquello que nos quitaron, no podemos pensar en recuperarlo. Si no conocemos el inmenso valor de  lo que tenemos, no podemos ocuparnos de  que nos lo estén saqueando, aunque esa falta condicione día a día la vida de las argentinas y los argentinos, y sean la causa de enormes sufrimientos.  

Invierten muchísimo dinero, muchísimo tiempo y muchísima gente en trabajar como sus personeros para generar “ideas” que nos hagan creer que  las y los argentinos  “no sabemos”, que “el problema de Argentina son los argentinos y necesitamos que venga gente de afuera a invertir, porque acá no podemos”.  

Les preocupa la “memoria” porque conocer la “historia” nos permite saber que esto no siempre fue así, que no tiene por qué ser así, que sí podemos, que hicimos hazañas impresionantes ¡y que podemos volver a hacerlas!

Aproximación a algunos conceptos y definiciones necesarias

Soberanía es que un país pueda poseer lo suyo, para decidir por lo propio. Por ejemplo: su recursos naturales, su territorio (Malvinas, Lago escondido, etc), su producción (qué, cómo y para quiénes se produce), su política, su moneda y su economía, etc. 

Imperialismos son aquellos  países que mediante todo tipo de formas de dominación, sea la guerra, la economía, oprimen a otros países, subordinándolos para saquear sus recursos y sus trabajos.

Un país dependiente es un país como el nuestro, que está bajo la dominación de esos imperialismos, perdiendo su soberanía, sin poder de decisión para planificar y  decidir qué hacer, cómo y para quiénes. 

ph © David Silva

A  los  países dependientes, desde el orden dominante mundial,  se les asigna un “rol” a cumplir, en función de los intereses y las necesidades de los imperialismos. En nuestro caso, el rol asignado es el de “proveedor” de materias primas. En Argentina se producen alimentos para 400 millones de personas, es decir que cada argentina y argentino podría comer casi diez años con lo que se produce en un año. Sin embargo, comemos mal, salteado, tenemos grandes índices de desnutrición y malnutrición, e inclusive hay pibes ¡que se nos mueren de hambre!. 

A este gran  saqueo planificado de los imperialismos, lo posibilitan sus socios internos, que son aquellos argentinos y argentinas (terratenientes, socios de los monopolios imperialistas y sus expresiones en los sectores políticos) que trabajan constantemente para garantizar y esconder la entrega. Esos socios internos, entre otras cosas, garantizan que existan lo que llamamos usinas formadoras de pensamiento. Usinas que trabajan día y noche, principalmente a través de los medios de comunicación y de los planes educativos, para distorsionar a su favor todo hecho de la historia o de la actualidad, y formar e instalar ideas de que “no se puede” , “no sabemos”, “no podemos”, para  instalar la idea de que quienes  nos vienen a saquear, son “nuestros salvadores “ y  nosotras y nosotros  somos  en tal caso “responsables del robo” por falta de méritos. De este tipo de ideas las mujeres sabemos muchísimo,  porque este mismo tipo de ideas son las que desde siempre  justificaron la violencia y la desigualdad contra las mujeres.

¿Cómo y para qué nos someten los imperialismos?

Los imperialismos someten a otras naciones por una necesidad de la lógica del mismo capitalismo, la de acumular riquezas. Cuando se llega a un grado de concentración tal, para seguir creciendo y acumulando, desde esta lógica, se ven obligados, para seguir obteniendo beneficios, a una nueva disputa del mundo. Hay dos grandes formas en que lo hacen: mediante la guerra y el poderío económico.

La guerra, como la que hoy se está dando en Ucrania, con la invasión rusa. Donde Rusia, por un lado, y Estados Unidos y la OTAN, por el otro, se disputan un nuevo reparto del mundo. O como aquella donde impusieron  que hoy Argentina tenga parte de su territorio invadido por los ingleses en nuestras Islas Malvinas.

Y el poderío económico,  que toma diferentes formas. Una de ellas es el “préstamo”. Grandes préstamos económicos, imposibles de pagar, con intereses usurarios, provocando un estrangulamiento por el cual, y a cambio, imponen las condiciones de lo que puede o no hacer el país endeudado, durante el tiempo en que mantiene la deuda.

ph © Nahuel Militano

En Argentina,  el nuevo acuerdo que se hizo con el FMI en el 2022, entre sus cláusulas exige todo tipo de recortes que involucran  los presupuestos que deberían beneficiar a las argentinas y los argentinos, como la educación, la salud, las ayudas sociales, jubilaciones y pensiones, etc.  Y tiene cláusulas  generadoras de inflación. La deuda es  una efectiva manera de saquear nuestros recursos y los bolsillos del pueblo. Los presupuestos vigentes, los sueldos siempre a la baja, las ayudas sociales, los presupuestos para la prevención de la violencia contra las mujeres, etc., cada vez valen menos. Se recortan los  presupuestos para las argentinas y los argentinos. Toda  la economía argentina se condiciona al pago de la deuda.

Otro  modo,  son las famosas “inversiones extranjeras”, que no vienen a Argentina por mera buena voluntad, a salvarnos de la desocupación como pretenden hacernos creer, y muchas no vienen solo por intereses comerciales. También ponen condiciones para venir y se asientan en puntos estratégicos para nuestra soberanía. Puntos estratégicos con respecto a nuestros recursos naturales, al control del comercio exterior, a la seguridad nacional o en posibles conflictos bélicos. En nuestra región, algunos  lugares cumplen con todos esos factores, como el río Paraná y los puertos de la zona de gran Rosario. 

Las mujeres y la soberanía

Cuando se abre este debate sobre la soberanía, algunas feministas nos empezamos a preguntar qué tiene que ver esto de la soberanía, o su ausencia, con los problemas que sufrimos  las mujeres. Frente a todo el  trabajo que realizan desde estas usinas ideológicas para que “desconozcamos”, por supuesto que es muy difícil que se vea la relación con los problemas que tenemos todos los días como pueblo en general y como mujeres en particular. Por el contrario, parece algo muy lejano vincular lo uno con lo otro. Nunca falta quien dice: “Todo bien con la soberanía, ¡pero yo necesito llegar a fin de mes!”. Este recorrido, tuvo la intención de  permitirnos visualizar  cómo todos los grandes problemas que tenemos en Argentina  son causados por la falta de la soberanía o son profundizados por su falta. Y, por supuesto,  lo que nos sucede a las mujeres no es la excepción. 

ph © David Silva

En un contexto en el cual  después de un avance ininterrumpido del feminismo, parece haberse alcanzado una meseta, y en el que a pesar de haber ganado grandes batallas ideológicas y legislativas, hoy no aparece claro el objetivo común que nos unifique y encauce esa rebelión revolucionaria de millones de jóvenes. Situación que utilizan los sectores de derecha, para intentar arremeter contra los derechos y avances conquistados. 

Mercedes Meier dice: “Argentina es mujer, no solamente por su nombre sino por su condición de oprimida…” Porque le dicen que no puede, porque le dicen que no sabe, porque le dicen que no sirve, porque le bajan la autoestima para que soporte lo que no se debe soportar y si no se deja someter  “viene el sopapo”. Pero Argentina también es mujer por su capacidad de rebeldía, por esa fuerza inagotable que tiene y que le sale de las tripas, para volver a levantarse de ese golpe y decir NO y decir BASTA y cambiar lo que deba ser cambiado.

Podemos pensar en dos ejemplos de cómo se relacionan y profundizan las problemáticas que tenemos las mujeres en Argentina con la pérdida  de soberanía. 

El primero, es que en muchas ocasiones, quienes acompañamos a mujeres a salir de situaciones de violencia, nos encontramos con que esa mujer nos dice que no se puede ir porque si no, no tiene para comer. En este país, proveedor mundial de alimentos, el acceso a la comida y al trabajo es casi un privilegio, y  las mujeres, por la desigualdad de género y nuestro rol en la crianza de los hijos e hijas, lo sufrimos profundamente. En muchos casos,  dependemos económicamente y cuando tenemos trabajo cobramos un 27% menos que los varones. Pero en este país oprimido el 40% de los varones trabaja en negro y de los que trabajan en blanco, el 80% lo hace por un sueldo que está por debajo de la línea de pobreza. ¡Qué jodido ser mujer y sufrir esa desigualdad de ganar un 27% menos que un varón, cuando esos varones ganan un sueldo que tampoco les permite llegar a fin de mes!  Además, esa mujer no puede pedir ayuda a políticas públicas del Estado, cuando el Estado está recortando presupuestos para poder garantizar los pagos al FMI.

ph © David Silva

El segundo ejemplo, aparece sencillamente googleando el mapa del aborto legal, y se visualiza  un mapa mundial donde se muestra claramente cómo en los paises dependientes el aborto no es legal, a excepción de Argentina donde lo logramos recientemente, a fuerza  de decadas de lucha, y aún cuesta garantizarlo. En este contexto, es importante remarcar que Argentina, aunque podría, no tiene una producción de anticonceptivos inyectables nacional, el anticonceptivo más utilizado por los sectores populares. Dependemos de que nos venda la alemana Bayer (única proveedora), que durante el 2022 decidió, arbitrariamente, vendernos un tercio de lo licitado. Por lo tanto, aproximadamente dos millones de personas gestantes quedaron sin acceso a estos. Porque… ¿les sirve a los imperialismos que las mujeres podamos decidir si queremos ser madres, tengamos acceso a la anticoncepción, al aborto legal y a la educación sexual?, ¿o les sirve mucho más tener control sobre nuestros cuerpos y nuestra población, en función a los intereses del momento? 

Otra relación, tiene que ver con las ideas que se instalan para someter a nuestro país, en cómo se parecen muchísimo esas ideas con las que se usan  para justificar la violencia y la desigualdad que sufrimos las mujeres. Y así también aparece uno de los grandes aportes que podemos hacer para la liberación de Argentina, que es todo ese conocimiento acumulado y que generamos día a día para “desnaturalizar” la violencia patriarcal en la “desnaturalización” de esas ideas que sirven para oprimir a la Patria,  y  toda la experiencia de lucha, organización y unidad que supimos construir durante estas décadas. Con la claridad de que  ganando soberanía nosotras ganaríamos el doble, por nuestra carácter de doblemente oprimidas.

La “ola” que nos falta

A pesar de lo avanzado del feminismo argentino y los grandes logros y la masividad que ha conquistado en las últimas décadas, y tal vez incluso por nuestro carácter de doblemente oprimidas en un país dependiente, muchas veces miramos lo que hace el feminismo Internacional con admiración. Así, seguimos esos caminos que en general tienden a reducir los objetivos a reivindicaciones pura y exclusivamente legislativas, a generar leyes que igualen derechos de varones a mujeres. El problema es que en un país dependiente la igualdad es con un varón que la mayoria de las veces trabaja en negro, doce horas, para cobrar un sueldo que no le permite llevar un plato de comida a la mesa. ¡Esa igualdad no nos alcanza! Necesitamos una igualdad plena y digna para todas, todes y todos, para que, como decía Atahualpa: “nadie escupa sangre para que otro viva mejor”. 

Para que nosotras realmente podamos liberarnos y el techo que podamos alcanzar no esté tan bajo, necesitamos destrabar la cuestión soberana. Porque como dice Luciano Orellano, referente de la causa soberana, “la patria no te puede dar lo que no tiene”. En un país soberano se pueden liberar las mujeres, las diversidades, las disidencias, las marrones, los pueblos originarios, pueden dejar de ser pobres las y los pobres, en un país soberano se puede pensar en resolver el hambre, la inflación, el problema ecológico, el problema del trabajo, el problema de la industria… 

Falta mucho por decir, por discutir y por investigar. Esta es una invitación a que recorramos ese camino juntas, que es la mejor manera y la única manera que las mujeres conocemos para avanzar. Y que pongamos toda nuestra capacidad y todo lo aprendido durante las últimas décadas, al servicio de la segunda y definitiva independencia. Para que nuestro país sea libre, porque no nos podemos liberar, realmente, en un país que no lo es. 

Como decía antes,  muchas veces miramos al feminismo internacional, y seguimos sus pasos, el de los feminismos europeos y de Estados Unidos, pero esos feminismos nunca van a poder plantear esta contradicción, porque su países no tienen el mismo carácter. Necesitamos poder ver las particularidades de nuestro país, de un país dependiente.  Y si a los avances del feminismo se los mide en “olas”,  al feminismo argentino le está faltando una ola : La ola soberana. 

 

(*) Marina Cerquetti,  comunicadora, conductora del ciclo de entrevistas Info>Soberana, referente feminista de la ciudad de Rosario e integrante del Foro por la recuperación del a Paraná – Rosario

La foto de portada de la nota fue realizada por Malvina Nichea.

Categorías
LUCIANO ORELLANO

Palabras de Luciano Orellano en el Banderazo del 3 y 4 de marzo

“En el momento particular que está viviendo la ciudad de Rosario, nuestra querida Argentina, un momento muy muy difícil. Pero yo quiero decirles simplemente que no hay nada más oportuno que este tipo de reivindicaciones, porque no hay posibilidad de felicidad del pueblo argentino si nosotros no recuperamos lo nuestro.

Se hablaba del río y los puertos, de los que matan a nuestros pibes, de no darles laburo porque los barcos no se fabrican… todo lo que podríamos hablar de eso.

Poner en valor. Está claro que estamos a miles de kilómetros, no hay duda, pero decirles que este tema hace tres años… cuatro años, no se hablaba. Y este tema se empezó a hablar.

Todos nosotros hemos sido protagonistas de instalar los grandes temas en la Argentina. Y hoy existe un “Consejo Federal de la Hidrovía”, está claro que no es la “emancipación americana” lo que logramos, pero las exportadoras antes hacían lo que se les cantaba. Y ahora tienen que discutir con siete gobernadores, tienen que discutir con ministros, y además por el protagonismo nuestro.

Lo otro, hace 26 años que a esto lo controlaba la Jan De Nul. Hay que poner en valor algunos pasitos que hemos dado, y los hemos dado entre todos. Entonces, el Estado argentino, a través de la Administración General de Puertos pudimos sacarles… ¡y están que chillan!

¿Saben qué dicen las agroexportadoras? ¿Saben qué dice la Bolsa de Comercio? “Tres años perdidos”, ese es el balance que hacen. Antes se movían con toda impunidad. Y ahora, cada pasito que quieren dar, se creó y va naciendo una conciencia.

Y creo que lo más importante de todo es no perder la iniciativa, que la juventud va a abrazar nuestra bandera, y que hay trescientos foros que se van creando en la Argentina, y que vino para quedarse.

Hoy es un día de enorme significación.

¿Saben qué día es hoy?

Hoy es el 4 de marzo. Hoy cumple años Lucio Norberto Mansilla. Sí, los que derramaron su sangre junto a nuestros gauchos, nuestros paisanos, los indios, en la Guerra del Paraná para que nosotros recuperemos “soberanía”.

Hoy es el día que asesinaron a la “pluma de la revolución” que fue Mariano Moreno. A ese gran revolucionario Mariano Moreno. Como dijo Castelli: “hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego”.

Con el espíritu de Lucio Norberto Mansilla estamos acá. Con el espíritu de Mariano Moreno estamos acá. Con ese fuego de la revolución, de la emancipación, y dar cada pasito que queremos todo lo que nos falta, recuperar el futuro de los pibes. Para recuperar el futuro de los pibes tenemos que recuperar la Argentina. Tenemos que recuperar el comercio, tenemos que recuperar la banca, tenemos que recuperar la industria naval, tenemos que poner en marcha nuestra flota, tenemos que dragar el canal Magdalena, todas estas cuestiones.

Voy a hacer dos menciones y la termino acá, muy particulares. Todo el arco político tendría que estar acá, porque en esta situación no hay nada más oportuno que esta causa que nos une. Y yo quiero felicitar a los que vienen a poner la cara acá. A Carlos del Frade y a Matilde Bruera, que están acá dando la cara, así que para ellos, para todos… Eduardo… los que estamos hermanados todos los días en el combate, a todos, gracias por estar acá, esta es la pelea.

Y bueno, vamos sorteando y dando un saludo…

Les dejo una frase: ¿qué es el Foro?, el Foro somos nosotros, eso es el Foro, no tiene dueño. Nuestro sueño, que cada organización crezca y abrace la bandera de la patria, ese es nuestro sueño.”  

Categorías
BANDERA CULTURA HISTORIA

13 de febrero de 1813: “Un juramento ante una bandera soberana”

Por Sergio Juan Coppoli (*)

La Asamblea del año XIII se formó con los objetivos de declarar la independencia y dar a estas Provincias Unidas una constitución. No hizo ni una cosa ni la otra. Esto, junto al rechazo de los diputados artiguistas, son las principales críticas que se le pueden hacer.

En favor de la labor de la Asamblea, podemos destacar  medidas de gran importancia como la acuñación de una moneda propia sin la imagen de Fernando VII; el establecimiento del Escudo, diseñado sobre el sello de la propia Asamblea y el Himno compuesto por Vicente López y Planes y Blas Parera; la abolición de la Inquisición y de los instrumentos de tortura. También derogó toda forma de servicio personal de quienes pertenecían a los pueblos originarios, tales como la mita y la encomienda y además, estableció la libertad de vientres.

Y lo más importante: la Asamblea asumió la soberanía en nombre del pueblo y no de Fernando VII.

En consecuencia, las autoridades políticas, militares y religiosas debían jurar y manifestar fidelidad a la “asamblea soberana” y no al rey, aún cautivo de Napoleón. La máscara de Fernando VII caía para no volver a levantarse.

 

El Ejército del Norte al mando de Belgrano, jura obediencia a la Asamblea del Año XIII

El Ejército Auxiliar al Alto Perú, al mando de Belgrano, tras la victoria en Tucumán avanzaba hacia Salta, donde libraría otra batalla decisiva. Ya no estaba el primer Triunvirato y su secretario Rivadavia, que habían ordenado la destrucción de la bandera, recelosos de la independencia y temerosos de la reacción española e inglesa. Belgrano había prometido esconderla y enarbolarla cuando un triunfo importante lo permitiera y Tucumán había sido esa victoria esperada. Antes de cruzar el Río Pasaje, el 13 de febrero de 1813, el General Belgrano hizo formar las tropas y prestar juramento de fidelidad. Para ello volvió a izar la bandera azul celeste y blanca, creada por él a orillas del Paraná, en el humilde y patriótico caserío del Rosario, casi un año antes. Desde entonces, desde ese 13 de febrero, nuestra bandera proclama a las naciones del mundo que ya no tenemos el amo viejo y que nuestra decisión es no tener amo alguno. Proclama nuestra soberanía, una soberanía a sostener, defender y recuperar con la firmeza y valentía de entonces.

El 20 de febrero de 1813, la bandera creada en las barrancas del Paraná  flameó en Salta, triunfal por vez primera en el campo de batalla.

(*) Sergio Coppoli. Psicólogo. Miembro de Foro por la recuperación del Paraná.

 

Bibliografía:

  • “Martín Güemes El héroe mártir” de Luís Oscar Colmenares – Ediciones Ciudad Argentina – Buenos Aires – 1998 – Págs. 49/51

Categorías
SOBERANÍA

Lago Escondido: Experiencias Soberanas.

CHARLA CON PROTAGONISTAS DE LA 7ma. Marcha al Lago Escondido.
Con la presencia de: Iván Bonicci y Luciano Orellano.

Imágenes y relatos de una nueva reafirmación de la soberanía argentina 🇦🇷 sobre un territorio que hoy está en manos del magnate inglés Joe Lewis. 🇬🇧

👉🏻 Presentación a cargo de Mercedes Meier

Y la participación especial de Franco Morini y sus poesías.

Categorías
PUERTO TRABAJADORES

Recuperar el Puerto de Rosario.

Por Germán Mangione (*)

Estas últimas semanas los trabajadores portuarios de Rosario, organizados en su gremio SUPA, vienen protagonizando una gigantesca y combativa lucha, que tuvo su punto de partida en la defensa de los puestos de trabajo y el cumplimiento de los acuerdos salariales, pero que también puso sobre la mesa la necesidad de rediscutir la concesión del puerto de la ciudad, uno de los más importantes de la cuenca del plata, hoy en manos de empresas mafiosas como Vicentín y Ultramar.

El bloqueo del puerto, las movilizaciones y los cortes de ruta que difundieron esta semana los medios de comunicación son la profundización de un reclamo y un plan de lucha que lleva varios meses desarrollándose por parte de los portuarios rosarinos, sin obtener respuestas (más que amenazas de despidos y quita de derechos) de Terminal Puerto Rosario, la empresa compuesta por los estafadores de Vicentin y el grupo chileno de origen alemán Ultramar (vinculados al nazismo), que tiene a su cargo lo esencial del puerto local.

Un conflicto de larga data.

Muchos rosarinos y rosarinas conocieron estas últimas semanas el conflicto a partir de que los trabajadores se vieron obligados a llevarlo a la calle ante la falta de respuestas, pero la cosa viene complicada desde hace rato.

Desde que se concesionó el Puerto de Rosario, que es patrimonio público de todos los santafecinos, TPR opera las terminales I y II donde trabajan unos 400 empleados fijos bajo convenio y otros 600 de rotación eventual. La empresa presiona desde unos años para reducir la cantidad de trabajadores, e imponer un sistema de tercerización de los eventuales que queden sin protección gremial.

A fines del año pasado escaló el conflicto con paros y amenazas de despido, pero se llegó a un acuerdo.En agosto de este año la empresa suspendió el pago de los aumentos salariales comprometidos a los estibadores y el gremio, con gran protagonismo del conjunto de los trabajadores, comenzó con los bloqueos de los accesos a la terminal portuaria. La respuesta de la empresa fue la suspensión de 600 trabajadores.

La empresa alega problemas de costos y presiona a los estibadores para que acepten una baja de las asignaciones y cargas sociales como condición para pagar los acuerdos salariales. No es extraño viniendo de una empresa como Vicentin que estafó a miles de productores y al estado argentino, que quiera utilizar nuevamente las arcas del estado (que se perdería de recibir las cargas sociales) para financiar el aumento comprometido.

Pero la extorsión de TPR al estado va más allá. Como denunció Cesar Aybar, titular del gremio “En realidad, lo que ocurre es que desde hace meses, entre presiones para despedir y suspender compañeros y ahora directamente no abonando los aumentos acordados, lo que TPR busca es que nosotros saltemos y generemos un conflicto laboral y social para así culparnos de la crisis, pero su objetivo de fondo es presionar al gobierno provincial para que invierta el dinero que ellos no quieren invertir en los muelles o que, a cambio de hacer las inversiones que ellos están obligados por contrato a hacer, les extiendan varias décadas la concesión. Al Enapro (el organismo público/privado que administra el puerto) la empresa ya le debe 140 millones de pesos porque dejó de pagar el canon”

Esta semana el Supa decreto huelga por tiempo indeterminado en el puerto de Rosario y en todos los muelles del sur de la ciudad (puerto de Servicios Portuarios, concesionario de los muelles VI y VII de puerto de Rosario, de Cargill en Villa Gobernador Gálvez y Alvear, de Dreyfus en General Lagos y de ADM en Arroyo Seco) y de no resolverse el conflicto se anunciarían medidas de carácter nacional.

Empresas piratas, en busca de la plata del estado.

Vicentín controla el puerto de Rosario desde 2010 y 2 años después se asoció con la chilena Ultramar. En los últimos años la empresa dejó de invertir en el puerto (la mitad de los muelles que tiene TPR no pueden ser usados por riesgo de derrumbe ante la falta de obras de fondo y de mantenimiento) y comenzó a presionar al estado provincial mejores condiciones, extensión del contrato y aportes del estado como condición para hacerlas. Con el default de Vicentín las inversiones se alejaron aún más. Y en 2020 con el cambio de autoridades en el Enapro se cayeron los planes que la empresa había acordado con funcionarios anteriores como Angel Elías de que el estado se hiciese cargo de las mismas, en lo que hubiese sido una estafa mayor al estado.

La socia de Vicentín es Ultramar que viene realizando planes de ajuste en todas sus terminales en el mundo, inclusoen el puerto de Montevideo. Controla 12 puertos concesionados en Chile, Brasil, Argentina y Uruguay y tiene operaciones en una decena más de países de la región.  Como explica Javier Corizzo, del Foro por la recuperación del Paraná de Rosario en su nota “Ultramar, el socio fascista de Vicentín”:“Ultramar no solo es una empresa de capitales chilenos con peso internacional. Tiene una identidad histórica vinculada con el fascismo, de la cual, hasta hace algún tiempo atrás, hacían gala en sus sitios oficiales”

Recuperar el puerto, recuperar soberanía.

El actual estado de la política portuaria fue delineado primigeniamente por la dictadura militar asociada al capital transnacional, consagrada y profundizada durante el menemismo. Por lo tanto sigue siendo una deuda pendiente desde el punto de vista de los intereses nacionales recuperar lo nuestro y empezar a poner en discusión el rol estratégico del sistema portuario, así como también el rol activo que el Estado provincial debe tener en el mismo. 

Desde hace meses el Foro por la recuperación del Paraná comenzó una convocatoria para recuperar el puerto de Rosario, que cuenta con la participación de un amplio abanico de referentes políticos y sindicales de Santa Fe.

“Es hora de que el pueblo pueda conocer el contrato de concesión y las condiciones en que se entregó el patrimonio público. Tenemos que recuperar los puertos de Santa Fe para el Estado, en el marco de la pelea por la recuperación de la soberanía portuaria y comercial”, afirmó en aquella oportunidad Luciano Orellano, referente del Foro.  En el mismo sentido el diputadoCarlos Del Frade planteó que “vamos por el final de la concesión de Vicentin en el puerto rosarino, por la nacionalización de los puertos y la recuperación del comercio exterior en defensa de las fuentes laborales y en contra del narcotráfico. El puerto de Rosario es nuestro”.

En Santa Fe mediante la Ley provincial N° 11.011 son los “Entes administradores Puerto Santa Fe y Puerto Rosario” los quese encargan de la administración, funcionamiento y explotación de los mismos, con participación público privada, pero que en el práctica ceden esa administración a los privados. En medio del conflicto por ejemplo ingreso a la mesa directiva del ENAPRO un representante de La Bolsa de Comercio de Rosario.

Es fundamental modificar dicha ley para aumentar el poder de decisión y participación a favor de la representación estatal.

Y sobre todo en este momento es fundamental que el gobierno provincial deje de estar ajeno a lo que sucede en uno de los puertos más importantes de la Cuenca del Plata, que en 2021 facturó $3745 millones  y está en el puesto 778 entre las mil empresas que más facturan en Argentina, siendo la quinta terminal portuaria que más facturó en el país.

Es urgente que el gobierno de Santa Fe intervenga directamente para garantizar la continuidad de los puestos de trabajo y la recuperación de la soberanía rescindiendo el contrato a estas empresas y recuperando el puerto para los santafesinos y santafesinas en el marco de un proyecto productivo e industrial para la región.

(*) Germán Mangione. Periodista. Miembro del Foro por la recuperación del Paraná y Soberanía Popular San Lorenzo.

Verified by MonsterInsights